
[…] El lenguaje corporal humano http://knol.google.com/k/qu%C3%A9-es-en-realidad-la-comunicaci%C3%B3n-no-verbal# , http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/comunicaci%C3%B3n-no-verbal-cnv-y-lenguaje/19j6x763f3uf8/47 , http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/la-comunicaci%C3%B3n-verbal-y-la/19j6x763f3uf8/48# , http://knol.google.com/k/qu%C3%A9-dicen-los-gestos-gestos-y-ademanes-los-brazos-y-las-manos-en-acci%C3%B3n# , http://knol.google.com/k/protocolo-y-etiqueta-o-protocolos-y-etiquetas# , http://knol.google.com/k/imagolog%C3%ADa-del-lenguaje-corporal-humano-qu%C3%A9-nos-dicen-la-cabeza-la-cara-y-el# , http://knol.google.com/k/la-importancia-de-la-ropa-los-adornos-y-la-joyer%C3%ADa-temas-de-imagolog%C3%ADa-corporal# , http://knol.google.com/k/percepci%C3%B3n-instintos-y-estereotipos , http://knol.google.com/k/temas-de-imagolog%C3%ADa-y-socioling%C3%BC%C3%ADstica-la-actuaci%C3%B3n-y-la-sobreactuaci%C3%B3n# […] se relaciona con los actos corporales cotidianos, comunes, con las costumbres habituales, que realizan, que tienen, las personas en la vida pública, la vida laboral y la vida íntima: “El estudio del lenguaje corporal es un estudio de la mezcla de todos los movimientos del cuerpo, desde los más deliberados hasta los totalmente inconscientes, desde los que corresponden a una cultura particular hasta los que cruzan todas las barreras culturales” (Fast, 1999: 13), y también se relaciona con una serie de señales o comunicaciones que envía el cuerpo en situaciones de alteraciones biológicas, médicas, sicológicas, etc., en los procesos de reajustes del cuerpo a los diferentes medios y situaciones que le circundan (Rush, 2003). A través de la observación de los movimientos del cuerpo se pueden conocer muchos rasgos del carácter (Bergès, 1968), cuestión de gran relevancia en todas las esferas de la actividad del hombre. El lenguaje corporal presenta una gran variedad de “vocabularios gráficos” según los contextos o esferas comunicativas, en donde cada gesto se puede traducir o interpretar con una cierta particularidad sociológica y sicológica. El estudio del lenguaje corporal es más interesante, complejo y difícil en las áreas o grupos que presentan una gran variedad cultural, lingüística, étnica, política, económica y religiosa […]
La postura corporal es todo un complejo mecanismo relacionado con la sensación o sentido a través del cual se perciben el movimiento muscular, el peso, la posición, etc., de nuestros miembros y sus movimientos. Sólo la cara, con sus movimientos, refleja unas 7000 emociones. En el caso concreto de la postura cuando se socializa, cuando se habla, cuando se pronuncia un discurso, hay que señalar que no hay regla universal que nos diga cómo se debe permanecer mientras se habla, pero sí pueden señalarse ciertas prácticas viciosas que deben desterrarse. Las palabras pueden engañar, pero es muy difícil que el lenguaje corporal nos engañe. La postura es el resultado de la reunión de varios puntos, que al juntarse dan las posiciones corporales. Los puntos son los movimientos de cabeza, párpados y manos, que ya reunidos crean una posición corporal, es decir “un gran movimiento de postura que implica por lo menos la mitad del cuerpo” (Fast, 1999: 115). Los lenguajes corporales varían según las regiones, según algunas nacionalidades, los grupos humanos, etc. Mientras más extremas sean las culturas en cuanto a origen o en cuanto a su posición geográfica, entonces puede suceder que el lenguaje corporal cambie drásticamente. “Es importante para un profesional [o cualquier ciudadano que se considere en situaciones de globalización, de internacionalización] que trata con personas de diferentes nacionalidades y raíces culturales [o para ciudadanos de países evidentemente pluriculturales, como es el caso de Brasil, México, Rusia, Estados Unidos, etc.] que sea consciente de este tipo de diferencias del lenguaje del cuerpo. Existe el peligro de, inadvertidamente, ofrecer […] una impresión de brusquedad, hostilidad e incluso de ofensa, a menos que sea consciente de estas tradiciones” (Møller y Hegedahl, 1983: 68).
De la misma manera que sucede con los idiomas, con las lenguas, con los dialectos, que emiten “mensajes”, las posturas corporales emiten también mensajes, emiten señalas claras y señales dobles. Podemos decodificar las señales claras en la medida en que nuestro emisor esté mejor conocido por nosotros. Si el emisor de una señal es un extranjero, un desconocido, un advenedizo, cuya cultura o subcultura no conocemos bien, entonces tenemos que tener mucho cuidado, porque es posible que no sepamos decodificar bien su señal corporal. Cuando estamos en una cultura conocida, por ejemplo en nuestra cultura occidental, de manera general “Por fortuna, la lectura del lenguaje corporal no exige más que una ojeada rápida, un vistazo de segundos. Durante el aprendizaje se necesitará más tiempo para ver y asimilar, pero una vez aprendidas las técnicas, el ojo funciona con celeridad” (James, 2002: 129) […]
Las posturas corporales pueden ser múltiples y cada una de ellas tiene una “significación en contexto” […]
El ademán es el gesto. Es un movimiento o actitud con que se manifiesta un afecto de ánimo. Los ademanes son también las maneras de comportarse, los modales.
Cuando hablamos de ademanes nos referimos en especial a los movimientos de los brazos y las manos al hablar:
Las manos y los brazos en todos sus gestos deben poner de manifiesto lo más posible la intención del espíritu que los mueve […] Los buenos oradores, cuando quieren persuadir de verdad a sus oyentes, procuran acompañar sus palabras con movimientos de manos y brazos, aunque algunos insensatos descuidan esta faceta y parecen estatuas […] dando la impresión de que su voz sale de un tubo parlante. Esto […] es un gran defecto en el campo de la oratoria [y hasta en el arte, en la pintura, por ejemplo, porque queda claro que el pintor tiene que representar a los seres humanos y sus espíritus] por medio de los movimientos corporales […] Es de capital importancia en la pintura que los movimientos de cada figura expresen su estado anímico, así como el desdén, el deseo, la angustia, la piedad y cosas así. En pintura, los gestos de las figuras son siempre expresión del deseo de sus mentes. Toda acción tiene que expresarse necesariamente en movimientos […] Un cuadro, o más bien las figuras en él representadas, tienen que aparecer de tal manera que los espectadores puedan reconocer fácilmente por sus actitudes los deseos más íntimos del espíritu… Esto puede compararse al caso de un sordomudo, que, aunque está privado del oído, puede, no obstante, entender el tema de una discusión por las actitudes y gestos de los interlocutores […] Representemos las figuras con tal actitud que expresen sus intenciones. De lo contrario, nuestro arte no será bueno. Una figura no es digna de alabanza alguna, a no ser que exprese la pasión de sus sentimientos. Una figura será tanto más digna de alabanza cuanto mejor exprese la pasión que la anima (Vinci, 1999: 83-85).
Cualquier análisis de los textos gestuales, de la gestualidad, nos permite distinguir entre una gestualidad significante, es decir la gestualidad que claramente está informando algo, que está comunicando algo, tanto a los demás como al propio emisor de la gestualidad, y la gestualidad insignificante o gestualidad desprovista de sentido, es decir la gestualidad que se produce generalmente de manera inconsciente y que no dice nada lógico o comunicativamente relevante, tanto para los demás como para el mismo emisor de la gestualidad, a menos que se sea un especialista en la decodificación de determinados textos gestuales insignificantes para la masa, para la mayoría, pero significante para un especialista o decodificador especializado en ciertos lenguajes verbo-corporales. Tenemos que partir del hecho de que en situaciones de globalización, internacionalización, mundialización, cualquiera que sea ésta, forzada o no, laboral o especializada o no, la gestualidad se presenta en su modalidad de gestualidad polimórfica, es decir que se puede hacer el mismo gesto para designar o significar cosas diferentes y que se puede hacer gestos idénticos o semejantes para designar una misma cosa. Queda claro aquí, entonces, que en la producción de la gestualidad tendríamos que partir del contexto específico, ya sea en el tiempo o en el espacio –en el medieval, en el romanticismo, entre los hippies, en las carpas, en los circos, en el teatro, entre hombres, entre mujeres, entre mujeres y hombres, entre adultos y niños, entre jefes y subordinados, en China o India o Libia o Estados Unidos o Gran Bretaña o Francia o España o México o Cuba o Argentina o Guinea Ecuatorial o Filipinas, etc., en el cine silente o en un cómic, en la empresa o en la casa, en la relación afectivo-amorosa en la calle o en una habitación a solas, en la intimidad, en una práctica militar o ya en un combate real cuerpo a cuerpo, en una guerra, en un entrenamiento deportivo o en una competencia deportiva internacional, etc.–, en que se produce el gesto, y que tendríamos que considerar también el “volumen del movimiento corporal”, es decir la cantidad de gestos que produce una persona en un espacio determinado y en un tiempo determinado –gestualidad británica y gestualidad española, gestualidad japonesa y gestualidad cubana, gestualidad árabe y gestualidad alemana, gestualidad musulmana asiática y gestualidad musulmana africana, gestualidad católica francesa y gestualidad católica haitiana, gestualidad judía ortodoxa y gestualidad judía no ortodoxa, gestualidad mestiza mexicana y gestualidad indígena mexicana…–, de personas que se mueven mucho y de personas que se mueven poco –introvertidos y extrovertidos…–. La gestualidad espontánea, no premeditada, que es resultado de los impulsos involuntarios o inconscientes, es la que está cargada de mayores significaciones (Halsman, 1986). La facilidad o dificultad que se tiene para usar los gestos, para expresarlos libremente o refrenarlos en el momento que sea, ya sea un momento adecuado o no, está relacionado directamente, entre otras cosas, con la cultura, con la educación, con la instrucción, con la personalidad, con la nacionalidad, con la verdadera y real globalización, con los protocolos, con las etiquetas, con las tradiciones, con la pertenencia deliberada y consciente o encubierta a un grupo social u otro, a un sexo u otro o a un tercer sexo, y con ciertos tipos de inteligencia http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/qu%C3%A9-te-consideras-inteligente-pero-de/19j6x763f3uf8/166# , como: 1. Inteligencia verbal-lingüística, 2. Inteligencia corporal-quinestésica, 3. Inteligencia interpersonal o social, 4. Inteligencia intrapersonal o introspectiva, 5. Inteligencia espiritual o existencial […] Inclusive, existen reflexiones muy interesantes en torno al “gesto de amar”, que tocan desde el sensacionalismo hasta la mojigatería. Aquí apuntaremos, no sin cierta tristeza, que por desgracia un gesto tan humano, tan maravilloso, como es el gesto de amar, ya es bastante difícil verlo en muchas comunidades sociales dado que este gesto ha sido desplazado, por lo menos en la “cultura occidental”, por presión social, al mundo de lo privado, de lo reservado, de lo tabuizado, tal vez por una cierta influencia de la sexualización de los códigos que se produce a partir de la gazmoñería victoriana. Lo más penoso en este caso es que, es verdad, en nuestra cultura occidental y, en este caso concreto, latina, hispana, iberoamericana, incluyendo aquí por supuesto a los más de 50 millones de iberoamericanos y sus descendientes que vivimos aquí en Estados Unidos, hay que refrenar muchos sentimientos sinceros y camaraderiles para evitar que “la sociedad” confunda el gesto de amar con el gesto sexual […] Cada grupo humano, cada sociedad, cada región, cada cultura, etc., tiene su modelo ideal de relaciones amorosas y afectivo-sexuales […] Así, por ejemplo, entre los latinos es famoso el modelo de amor de Romeo y Julieta: http://es.wikipedia.org/wiki/Romeo_y_Julieta ; entre los eslavos el ideal del amor entre un hombre y una mujer sería el de Ruslán y Liudmila: http://es.wikipedia.org/wiki/Ruslán_y_Liudmila ; entre los germanos siempre se recuerda en las relaciones amoroso-sexuales a Tristán e Isolda: http://es.wikipedia.org/wiki/Tristán_e_Isolda_(ópera) ; entre los grupos indígenas de América un modelo de amor ideal sería el de Popocatépetl e Iztaccíhuatl: http://es.wikipedia.org/wiki/Iztaccíhuatl , etc.
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RUANO FAXAS
CONFERENCIA
ANALICEMOS UN POCO LOS LENGUAJES DE LA SEXUALIDAD HUMANA
ROMEO Y JULIETA
RUSLÁN Y LIUDMILA
TRISTÁN E ISOLDA
POPOCATÉPETL E IZTACCÍHUATL
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1. Inteligencia verbal-lingüística.
2. Inteligencia corporal-quinestésica.
3. Inteligencia interpersonal o social.
4. Inteligencia intrapersonal o introspectiva.
5. Inteligencia espiritual o existencial (Ruano, 2006b).
El hombre instruido, culto, globalizado, mundializado, tiene que tener mucha precaución y tacto a la hora de interpretar los significados de los gestos, de los ademanes, de las muecas…: el cuerpo tiene sus lenguajes y también tiene sus jergas (James, 2002: 51). Cuando estamos conversando –con todo y que se plantee que “conversar es un arte”,[24] y que existan cientos y miles de manuales que pretenden “normar” este acto–, dialogando, cuando vemos a las personas, cuando hablamos, no es difícil interpretar los ademanes, los gestos y las muecas, especialmente si conocemos la cultura de los individuos con los que interactuamos. El problema radica, o puede radicar, en cuando tratamos y observamos el arte, las obras artísticas: pintura, escultura, etc., (Wolfe, 2004), la literatura escrita, los textos escritos,[25] los textos representados con leguajes verbo-icónicos o icónico-verbales, como sucede con los anuncios publicitarios, con los espectaculares, porque ahí tenemos que hacer consideraciones que con frecuencia están fuera del alcance de nuestros horizontes cognoscitivos, fuera de nuestras posibilidades culturales, fuera de nuestro marco de referencia inmediato (Díaz-Corralejo, 2004). Imaginemos estar frente a una novela de un escritor árabe, chino, tailandés, zapoteco, kirguizio, etc. ¿Fácil con nuestra mentalidad occidental? Así, por ejemplo, las particularidades socioconfesionales o religiosas, las particularidades políticas de un grupo social, el folclor, condicionan el lenguaje corporal […]
Claro que una cosa es la “sexualidad animal” y otra cosa es la “sexualidad animal humana”, es decir, estamos hablando de cosas relacionadas, por supuesto, pero también diferentes […]
En las sociedades “modernas y avanzadas” se critica y ve como terrible la relación sexual entre humanos y animales, es decir la zoofilia o bestialismo; pero se alaba, se admira, la mitología, las historias, el arte, sobre todo el clásico, que refleja esas relaciones entre humanos y dioses con animales. Recordemos casos de relaciones sexuales explícitas entre humanos y animales como el de “Leda y el Cisne”, “Europa y Júpiter transformado en toro”, “El Perro Trehuaco” (en la mitología de Chile), etc., y otros casos de “relaciones encubiertas o raras” de humanos con animales, muy común en los cuentos, mitos y filmes, como son los casos de “La bella y la bestia”, “La princesa y el sapo”, “La princesa rana” […]
[…] Inclusive en la Biblia, en Levítico 18:23, aparece la relación de los humanos con los animales: “No te unirás con bestia haciéndote impuro por ella. La mujer no se pondrá ante una bestia para unirse con ella; es una infamia”, cuestión que ya ha comentado ese genio mexicano llamado Alfonso Reyes: “Singular, en un escritor religioso, el olvidar que, según el Génesis –II, 19-20–, Adán se vio en el trance de inventar nombres para los animales antes de incurrir en el pecado. Para los modernos comentaristas del texto bíblico, aquella tradición no tenía precisamente por fin explicar el origen del lenguaje, sino apartar al catecúmeno del vicio de la bestialidad referido en el Levítico –XVIII, 23–. Los animales que Adán declaró animales, animales serán; ‘mas para Adán no halló [el Señor] ayuda que estuviera delante de él’ [o compañera digna]. De aquí la creación de Eva. Pudo existir la tradición de hombres ayuntados con animales y que venían a producir animales. Los judíos supusieron después que, antes de la expulsión, los animales hablaban, como la misma serpiente […]” (Reyes, 1989:10-14) […] Pero por supuesto que acerca de este pasaje bíblico no se trata nada en las conversaciones de “los católicos o cristianos”. Este tema como que no existe en la Biblia […] Claro que no podemos decir que la inmensa mayoría de los que se definen como católicos o cristianos ha leído la Biblia, y, por otro lado, sabemos muy bien que de los que la han leído, inclusive muchas veces, una y otra vez, son contados los que pueden interpreter “adecuadamente (?)” un poco de ella […] tema que he abordado ampliamente en: http://knol.google.com/k/reflexiones-imagológicas-en-torno-a-los-protocolos-de-la-muerte# . Aquí digo al respecto:
[…] Había y hay, antes y ahora, en todo el mundo, una gran diferencia entre los “religiosos alfabetizados” o “creyentes preparados” y los “religiosos analfabetos” o “creyentes impreparados”, entre los “feligreses conscientes” y los “feligreses inconscientes”. Una cosa es profesar una religión sabiendo lo que se piensa y lo que se hace y otra cosa es profesar una religión sin conocer de qué se trata en realidad y actuar como acarreado espiritual, en situaciones de desesperación, como última alternativa. Las personas que profesan una religión sin conocer su verdadero sentido, la profesan como pueden profesar cualquier otra religión, o no profesar nada, cuestión de moda, de conveniencia, de beneficio, de necesidad… En estos casos, cualquier vientecillo rompe la rama. En América y en Europa es generalizada la idea –entre otras ideas– de que los cristianos, de que los católicos, de Latinoamérica pocas veces o nunca hemos leído la Biblia, cuestión que también hacen todos los demás, los europeos inclusive, que no leen la Biblia ni ningún texto sagrado, como han afirmado en varias oportunidades muchas celebridades, como por ejemplo el Premio Nobel de Literatura José Saramago: “no esperaba reacciones de los católicos [acerca de este libro mío con título CAÍN] porque ellos [los católicos] no leen la Biblia y se preguntó: ‘¿Quién va a leer un libro de ese tamaño?'” (según http://www.proceso.com.mx/noticias_articulo.php?articulo=73320 ), y de que si la leemos, no la entendemos o no la entendemos de manera adecuada –creo que tal vez piensen lo mismo en otros lugares de Asia y África, debido a que ahí están las estadísticas acerca de la educación y la alfabetización en América, al alcance de todos. Si no podemos entender lo que se plantea en un periódico local, entonces cómo imaginar que podemos entender un texto tan complejo y grande, tan amplio, como la Biblia–. Y lo que sucede es que el analfabetismo y el analfabetismo funcional (http://knol.google.com/k/an%C3%B3nimo/analfabetismo-funcional-analfabetismo/19j6x763f3uf8/6# ) en América es pan de cada día. ¡No hablemos ya del analfabetismo teológico, inclusive entre individuos religiosos cristianos con preparación universitaria! ¡Tremendo el problema! ¡Qué impacto! ¡Qué realidad tan compleja y contradictoria! Tal vez sería necesario pensar un poco más detenidamente acerca de la necesidad de abrir cursos especializados, materias, seminarios, postgrados, de Teología y Filosofía de las Religiones, de Sociología de la Religión, en las universidades estatales de los países con alto índice de religiosos, de creyentes, de cristianos, de católicos. Obviamente, se supone que en caso de que estos cursos se abrieran para “la gran masa de la población”, entonces deberían estar muy bien dirigidos y enfocados, cuidadosamente dirigidos, deberían de estar a cargo de personas morales, “realmente y comprobadamente” morales y no “supuestamente” morales o “comprobadamente inmorales”, comprometidas con el pensamiento científico y con el respeto a la historia y a la sociedad. Todos sabemos los grandes problemas del pensamiento en las ciencias sociales, en las humanidades (Ruano y Makoviétsky; 1984, en http://catalog.loc.gov/cgi-bin/Pwebrecon.cgi?DB=local&BBID=2497140&v3=1 ; Ruano, 2002;http://knol.google.com/k/como-trabajar-con-los-estudiantes-universitarios-de-ciencias-sociales-o-la ,http://knol.google.com/k/anónimo/como-trabajar-con-los-estudiantes/19j6x763f3uf8/20# ), todos conocemos perfectamente los grandes problemas que aparecen a la hora de leer y tratar de interpretar los textos sagrados, la Biblia, más bien “las biblias”: http://openlibrary.org/b/OL23576608M/La_traducción_y_la_interpretación_de_la_Biblia._Una_disquisición_filológico-lingüística , y justamente por esto creemos que las personas que deciden los destinos de los países, es decir concreta y principalmente el aparato gubernamental, los comunicadores, los periodistas, los intelectuales, los académicos, los docentes, deben tener un fundamento cultural teológico bien estructurado, multidisciplinario, multicultural, egalitario, que les permita tener una “visión acertada” del pensamiento y la conducta religiosos mundial y sobre todo nacional, especialmente de aquellas religiones, sectas y corrientes socioconfesionales que influyen más en la vida moderna. ¡Es admirable lo que sucede en estos casos! ¡Es admirable el desconocimiento que al respecto tiene la masa poblacional y los grupos directivos! […] Piense todo esto un poco. Piénselo nada más y reflexione en este sentido […] Debido a que nosotros los latinoamericanos practicamos un Catolicismo sincrético, un Cristianismo sincrético, es decir con características especiales salidas de la relación de esta religión con las religiones y creencias indígenas y negras, y que además practicamos toda una serie de cultos alternativos junto al Catolicismo, cuestión que no solamente se observa al nivel del subcontinente llamado América Latina sino que es más que evidente aquí en Estados Unidos de América, debido a todo esto […] siempre recomiendo revisar algunas de las otras biblias o génesis de la América prehispánica […] porque también están los génesis prehispánicos del tipo del maya Popol Buj, del náhuatl Códice Chimalpopoca y del sincrético maya Chilam Balam […] Estos textos que tratan la creación del mundo y del hombre, según la visión de los prehispánicos del área, son sencillamente fascinantes […] Para los antiguos mesoamericanos el mundo era rectangular, y fue creado después de varios intentos de creación, por ensayo-error. Los límites del mundo estaban establecidos por la salida y el ocaso del sol. Si observamos con deteniendo, podremos apreciar que a imagen de “su” mundo, es decir rectangular, se construyeron los pueblos, las milpas, los templos, los altares domésticos y muchos vestidos o ropas, todos rectangulares. También había colores importantes en esta cosmogonía mesoamericana. Así, por ejemplo, los mayas distinguían el norte con el blanco, el este con el rojo, el sur con el amarillo y el oeste con el negro. Para los antiguos mayas, los monos descienden de unos hombres de madera –criaturas amarillas, secas, sin sangre, sin expresión, ingratos, irrespetuosos con los dioses y de inteligencia limitada– que habitaban los árboles […]
En la sexualidad animal humana la “imaginación”, las “pasiones” y la “fantasía” cuentan, y mucho […] Y todo esto se produce en los cientos y miles y millones de “contextos culturales situacionales” […] Acerca de las pasiones he comentado:
Acerca de las pasiones y el comportamiento humano, véase, por ejemplo: Georgia Witkin (1996). Pasiones. Cómo dominar las negativas y potenciar las positivas. España, Grijalbo. Acerca de las pasiones dice Samuel Ramos: “La pasión es la nota que da el tono a la vida de México, sobre todo cuando alguna actividad particular trasciende a la escena pública. No sólo la política, asunto esencialmente público que aquí como en todas partes es materia inflamable, sino un hecho cualquiera que pueda despertar un interés colectivo, es llevado luego al terreno de la pasión. Lo mismo una discusión científica que una controversia artística, casi nunca transcurren serenamente; apenas acaban de surgir, cuando toman un cariz exaltado y crean en torno suyo una atmósfera pasional. La pasión ha llegado a convertirse en una necesidad nuestra, de manera que ahí donde aparece, es exigida como un estimulante para provocar el interés. Esto obliga a todo el que quiere llamar la atención sobre lo que hace o lo que dice, a alzar la voz, a extremar los gestos, a violentar las expresiones para impresionar al auditorio. El prestigio adquirido por la pasión me hace dudar de su sinceridad en ciertos casos que parecen consistir en el gesto y en el ademán, sin su correspondiente contenido. La omnipresencia convierte a la pasión en un factor histórico de primer orden. La pasión es una fuerza motriz obstinada y ciega. Cuando la razón trata de explicar los procesos que aquélla motiva, los encuentra absurdos, desconcertantes, desprovistos de toda lógica […] Quien lea atentamente nuestra historia con la mira de encontrar, en los avatares del pasado, ese hilo que les da coherencia y conduce a su explicación, sólo descubre una serie de contradicciones que dan la impresión de un caos en el que se debaten la codicia y el desinterés, la quijotería y el sanchopancismo […] Se afirma que el móvil de ciertos hechos históricos es la pasión; pero tras de ésta, se esconden intereses y necesidades que buscan su satisfacción real. Yo sostengo, en cambio, que tras de los intereses y las necesidades, se esconden pasiones que buscan su satisfacción como tales, si es preciso sacrificando los intereses y las necesidades que la acompañan. He aquí algo incomprensible para la razón, pero cierto: que la pasión todo lo arrasa y lo destruye en su propio interés […] Solo una disciplina bien pensada podrá cambiar el signo de la pasión del lado positivo. Tal vez sólo una reeducación en amplia escala y sostenida por mucho tiempo, pueda orientar y canalizar correctamente la energía de la pasión para hacerla servir a un objeto en verdad provechoso para la vida colectiva” (Ramos, 2001: 117-121).
Acerca de la fantasía he comentado:
Entendamos aquí fantasía como la “facultad considerada como el grado superior de la imaginación en cuanto inventa, con el ánimo de reproducir por medio de imágenes, cosas inexistentes y cosas pasadas o lejanas” (Mota, 1998: 212). Desde la antigüedad y hasta nuestros días la fantasía sigue siendo el mejor afrodisíaco humano. Existen grupos sociales y pueblos que presentan discursos verbales y corporales altamente condicionados por la fantasía. Aquí estamos entonces en presencia de individuos que se dejan llevar por la imaginación en los planos discursivos.
En los principios del nacimiento del lenguaje verbal humano también está la fantasía, la “gran metáfora”, la poesía, el lenguaje tropológico, el pensamiento por imágenes, el lenguaje traslaticio o lenguaje figurado:
En el principio –un principio que se ciñe al desarrollo del lenguaje articulado y del pensamiento humano indagador de la realidad circundante– era la Gran Metáfora.
Hay que aceptar, con Giambattista Vico, que en el principio, el camino de la mente humana hacia el conocimiento tuvo un punto de partida poético: “que el Mundo y toda la naturaleza es un vasto cuerpo inteligente, que habla con palabras reales, y con tales voces extraordinarias avisa a los hombres cosas en que, con aumentos de religión, quiere ser entendido” […]
Cuando los hombres comenzaron a hablar […] no comenzaron por la gramática y la lógica. En la historia de la sociedad humana los productos de la fantasía preceden a los de la razón lógica; y por eso la poesía fue el resultado natural de la conciencia social que se iniciaba.
Esta poesía, incuestionablemente, no era imitación; y carecía de toda intencionalidad re-creadora de la realidad. Era solamente el reflejo de lo real en la mente humana, en un instante en la que ésta no podía atribuir a la realidad más que fantásticas razones de ser. Y no era rasgo adivinatorio depositado en el hombre por la divinidad, ni era innato conocimiento a recordar, sino eco muy terreno de lo concreto real: producto histórico-psicológico.
La fantasía primitiva procedía de lo sensorial, del contacto del hombre ignorante con el mundo que lo rodeaba. Las cosas carecían de nombre y era preciso dárselo por semejanza […] El primer lenguaje fue, pues, figurado. Y la figura es […] lo que inicia la poesía, lo que constituye su vehículo privado expresión […]
Si los tropos [es decir “figuras”, palabras, que alteran el significado de las cosas que se dicen; uso de la palabra en un sentido no habitual pero con alguna conexión, correspondencia o semejanza; dar vuelta a algo, emparentar una cosa con otra por analogía u otro tipo de conexión] sirven de ornato al discurso, no brotaron por lujo, sino por necesidad, debido a que en la naturaleza “hay más cosas que palabras”. Hecho que era patente, más que nunca, en los inicios del lenguaje.
Los tropos derivaron de escasez de vocabulario y de proximidad o semejanza de las cosas. El tropo es fantasía, pero fantasía necesaria y venida de lo real. Los primeros poetas fueron, pues, los hombres primitivos, los niños del género humano. “Poetas teólogos”, dice Vico; y poetas políticos, “todos sentido y fantasía” o, si se prefiere, todos fantasía de los sentidos. Y es de inferir que los primeros pueblos “tuvieron en la lengua poética, la lengua de las religiones y la de las leyes”. De ahí que la mitología ha de ser considerada como historia de los “tiempos oscuros”. Si no verdadera, al menos verdadera para los hombres de su tiempo (Aguirre, 1979: 7, 39-40).
Y, ¿qué es la fantasía?
Es fuerza conformadora de imágenes. Por la fantasía el hombre imagina dioses. La fantasía “unas veces cambia las formas de las cosas, otras las compone y otras las determina”. La fantasía enlaza cosas dispersas, no aproxima lo que está alejado de nuestros sentidos, aclara las cosas abstrusas y supera las inaccesibles, construyendo caminos a través de selvas impenetrables. Y tiene que ver con la memoria, porque es la memoria la que conserva las ideas de lo percibido por los sentidos, y no se puede recordar sino lo que éstos han percibido.
Pero la fantasía no es memoria. La poesía no es memoria. No es la historia de la Iliada, sino lo que de ella se desprende: una idea nebulosa expresada a través de recursos concretos. Por eso la poesía fue, antes que ninguna otra cosa, en los albores de los “poetas teólogos”, Ciencia de Auspicios, de interpretación imaginativa de señales naturales; que es como decir sabiduría inicial de hombres primarios: una especie de metafísica sentida e imaginada, no razonadora y abstracta como fue después, a la altura de criaturas de poco raciocinio y dotadas, en cambio, de “robustos sentidos”. Y fue teología, porque esos hombres “imaginaban las cosas que sentían y las admiraban como dioses”, de modo similar a como los niños otorgan consideración viviente a las cosas inanimadas:
Las fábulas, por lo tanto, son géneros fantásticos o unidades imaginarias a las cuales los hombres primitivos reducían las cosas particulares que sentían o imaginaban, al no poder abstraer de los sujetos las propiedades y las formas.
Esto era poesía. Y por serlo no se puede vacilar en admitir que la poesía nació unida al lenguaje y, como éste, por necesidad social; y que cumplió, como él, funciones de utilidad social.
Los tropos, las figuras, los trasbordos fantásticos, encerraban “el lenguaje de las cosas históricamente más importantes de la primeras naciones”. Cuando los hombres comenzaban a serlo plenamente, la expresión poética sirvió para “presentar las cosas grandes a las mentes de los pueblos niños” […] lo tropológico había sido, como aún es, una manera necesaria de expresarse, venida de una manera ineludible de pensar, ya que en determinadas circunstancias de hombres y pueblos, el poético es el único medio posible a entender, así como de expresarse a sí mismo […] símbolos y metáforas constituyen la médula primigenia de toda lengua (Aguirre, 1979: 42-47).
[Y así fue que un día, en ciertas circunstancias] un mono dotado de condiciones que otras especies no poseían, bajó del árbol, logró colocarse erguido sobre sus extremidades posteriores y mantener libres las anteriores; lo que le enderezó la cabeza, le permitió un determinado desarrollo de la laringe y un uso de lo que después hemos llamado manos, que contribuyó al desarrollo de su cerebro. En ese instante, aquello que ya no era mono pero que tampoco era aún del todo hombre, aquel homínida, empezó a desarrollar el lenguaje articulado. En un proceso que duró siglos, formó sonidos cada vez más claros y precisos, ligó esos sonidos a ideas cada vez más precisas y claras y, en suma, consiguió dotarse de habla, a la vez que iba desarrollando y perfeccionando su coexistencia social.
Naturalmente, durante mucho tiempo fue grande lo que un famoso pensador italiano [Vico] llamó la “la pobreza de los hablares”. Si todavía hoy existen más cosas y situaciones que palabras y cada día tenemos que estar inventando vocablos para nuevas circunstancias y nuevos descubrimientos, no puede dudarse de que, en tiempos en los que el vocabulario era muy escaso, y torpes los resortes para manejarlo, no quedaba más remedio que nombrar a todo lo nuevo que iba tropezándose, por medio del vocablo o giro de vocablos que servía para designar a cualquier otra cosa o situación conocida y que ya poseía una designación.
De ahí brota lo que denominamos lenguaje traslaticio; o sea, un lenguaje que traslada las palabras a otras zonas diferentes a aquellas que les dieron nacimiento, pero que tienen con ella alguna relación de parecido o cualquier otro tipo de conexión. Y este lenguaje traslaticio, se llama también figurado porque se basa en figuras, en cuerpos, en cosas concretas: en lo que se puede ver, oír, oler, tocar. O sea, en lo que hiere directamente a los sentidos: en especial, a la vista y al oído.
[…] [La conciencia] no pudo adquirirla el hombre primitivo con facilidad. Para que el pensamiento y el lenguaje arribasen a ese punto, fue necesario que las fuerzas productivas y las relaciones de producción, el trabajo, en fin, y la organización social, evolucionasen hasta etapas relativamente superiores. Entre tanto, el hombre pensó, habló y actuó sobre lo concreto que le era más inmediato; y, naturalmente, pensó, habló y actuó en relación a lo que constituía sus necesidades más urgentes. De ahí que lo abstracto proceda siempre de lo concreto y que si bien los conceptos –las ideas generales– son subjetivos, producto del pensamiento humano, sean siempre objetivos en su origen y punto de partida. Porque como bien se sabe hace muchos siglos, “nada hay en el pensamiento que no haya pasado antes por los sentidos”.
El hombre primitivo que así hablaba, pensaba y actuaba, era un hombre de ignorancia extrema, que vivía sumido en una naturaleza y en una convivencia social que constituían hechos que él era incapaz de descifrar científicamente; pero como lo que define el pensamiento humano es, justamente, la inquietud del porqué, la necesidad de explicarse aquello con lo que entra en contacto, ese hombre primitivo, que para lograrlo no podía aún recurrir a la ciencia, recurrió a la fantasía; y como lo primero que logró conocer mejor, así fuese superficialmente, fue su propio cuerpo, sus propias acciones y sus propios sentimientos, basó en eso conocido sus explicaciones de ese desconocido mundo en el que se movía. Dio nombre a las cosas, partiendo de los que había dado a su propio cuerpo; y se explicó los fenómenos de la naturaleza y aun los de la sociedad, partiendo de sí mismo, y de sus particularidades experiencias. Así, insensiblemente, brota el primer hecho poético, la primera gran metáfora: la de creer que la naturaleza es un inmenso ser invisible, capaz de pensamiento, de voluntad y de realización de acciones deliberadas: un ser animado, es decir, dotado de espíritu. La naturaleza es personificada, concebida como un ser capaz de actos inmensos: desatar tormentas, favorecer o perjudicar las cosechas, etcétera. Y si la naturaleza es persona, lógicamente ha de ser capaz de oír, de ver, de hacer daño o favores, por lo que nada tiene de raro dirigirle ruegos o quejas, hacer bailes en su honor y, a fin de cuentas, crearle todo un mundo de seres –los dioses, semidioses, etcétera– imaginados a semejanza de los hombres, sólo que a talla mucho mayor y dotados de poderes muy superiores a los de éstos. Lo que es ya estar en el mundo de la poesía: un traslado de lo real a lo fantástico, producto de la ignorancia de la humanidad primitiva […]
Volviendo al punto de la experiencia y la denominación de lo desconocido a través de lo conocido y de la tendencia del hombre a explicárselo todo, en sus días de total ignorancia científica, a través de sí mismo; y recordando lo que habíamos dicho sobre la pobreza e los hablares, uno comprende por qué tantas cosas se nombran en relación al cuerpo humano: por ejemplo, todos proseguimos hablando de una “mano” de plátanos, de una “lengua” de tierra, de un “brazo” de mar, de los “dientes” del rastrillo, de la “falda” de la montaña, de un “ojo de agua, de la “boca” de la bahía, de una “ceja” del monte, del “cuello” de la botella, del “pie” del árbol, etcétera, etcétera, etcétera. Cosa que aunque nos parezca muy natural, viene de etapas prehistóricas y forma parte de los mecanismos de la expresión poética: porque eso es tropo, eso es traslación de significados, eso es nombrar una cosa por medio de otra: que es lo que ha hecho que alguien –sin confesar que tomaba la idea de Aristóteles– haya dicho que la poesía “consiste en nombrar lo que no tiene nombre”.
[…] Todo lo cual es un hablar figurado, traslaticio y, aunque por común y corriente nos parezca imposible, un hablar poético. Porque esta manera de hablar fue la primera, la espontánea, la nacida de la necesidad de expresar muchas cosas cuando las palabras y también las ideas, escaseaban; y es, en suma, el hablar común: al punto de que si se nos prohibiera el lenguaje traslaticio, de hecho todos nos quedaríamos mudos e incapacitados para comunicarnos (Aguirre, 1979: 68-76) […]
Los ademanes o gestos también están relacionados directamente con el lenguaje del amor, de la sensualidad, de la coquetería, de la galantería, de la seducción [26] , con todo eso que llamamos habitualmente “sex appeal” o atracción sexual, lo que es toda una ciencia, muy compleja, como ya sabemos: http://www.youtube.com/watch?v=3VnTECeQfAo&feature=related , http://www.youtube.com/watch?v=FB1oMfs8nWY , http://www.youtube.com/watch?v=lteRuDOrnq4 , http://www.youtube.com/watch?v=T0U85AvWwUA&NR=1 , http://www.youtube.com/watch?v=BEHHKV-xkFw&feature=related
[…] De los lenguajes no verbales especializados más interesantes, hermosos, distinguidos, artísticos, realizados por las mujeres pero compartidos y decodificados por los hombres, y que tiene mayor arraigo e historia en nuestra cultura inclusive hoy, en especial en Andalucía y en las áreas iberoamericanas cálidas, está el del abanico […]
Hay otros lenguajes del amor –heterosexual y homosexual–, de la sensualidad, de la coquetería, de la galantería y de la seducción, que se registran al nivel socioconfesional, en grupos religiosos. Estos lenguajes verbales y corporales, generalmente tabuizados y ocultos, especialmente entre los grupos en donde se exige el celibato sacerdotal y religioso, tienen una larga y compleja historia. Los lenguajes verbales y corporales sexuales del ámbito socioconfesional o religiosos están muy marcados en las llamadas “solicitaciones” (Ruano, 1993; Ruano, 1996a; Ruano, 2003e):
En esta vida todas las cosas, fenómenos y procesos del mundo circundante se clasifican, en todos los sentidos habidos y por haber; todos los grupos humanos y todas las personas son clasificados y etiquetados. Las clasificaciones valoran, separan, agrupan y reagrupan, y distinguen. Así, también se ha clasificado a los pueblos y grupos humanos a partir de una “supuesta sexualidad”, de una “supuesta potencia sexual”, de una “supuesta creatividad sexual”, etc. A veces esas “suposiciones” (?) son muy reales y concretas: ¡la práctica y la fama lo dicen todo!; a veces no. Los latinos, hombres y mujeres, siempre hemos pensado que sexualmente somos los más atractivos, los más imaginativos, los más creativos, los más divertidos, los más arriesgados…; que nuestra diversidad de ideas, métodos y formas en torno a la sexualidad, al galanteo, a la seducción y al mismo acto sexual, es, en su conjunto, un atributo exclusivo en el mundo de la sexualidad. Yo soy cubano, santiaguero, caribeño, y todo eso me lo creí hasta que comencé a investigar, hace ya unos veinte años, la sexualidad, las conductas sexuales, en los grupos religiosos, en los “curas solicitantes”, en los “religiosos peregrinos” y en los “goliardos” (Ruano, 1996a; Yallop, 2008). Los resultados me confirman que hay algunos grupos religiosos que nos dejaron atrás a los latinos, a los caribeños, que nos ganaron; que son verdaderas potencias expertas y creativas de la sexualidad (Erdely y otros, 2005; Alejandre, 1997; Galván, 1859; Medina, 1887; Medina, 1903; Levaggi, 1997; García-Molina, 1999; Yallop, 2008; Helminiak, 2003). ¡Nada que ver! ¿¡Quién lo iba a decir!? ¿¡Quién lo iba a imaginar!? ¡Cuánta creatividad, imaginación e imaginería! ¡Qué capacidad! (Ruano, 2003e).
[…] el papa Benedicto XIV, mediante su bula Sacramentum Poenitentiae, que fue promulgada en 1741, fue quien logró individualizar los distintos modos de provocación. A través de esta nueva bula, se establecieron de manera definitiva las principales características de la falta [las solicitaciones sexuales de los curas en la confesión], esto es, palabras, señas, movimientos, tactos y otras que hasta entonces habían pasado inadvertidas (Erdely y otros, 2005: 138).
Los lenguajes que se emplean en las relaciones sexuales de violadores sexuales, de abusadores sexuales y pederastas también han sido ampliamente documentos al nivel multidisciplinario. En mi texto citado (2003e) abundo al respecto, y digo, entre otras cosas:
Las violaciones a menores, hembras y varones, que se han producido –y se siguen produciendo– en los conocidos núcleos socioconfesionales o religiosos constituyen la escala más elevada de la aberración sexual,[27] debido a que justamente “la más conocida de las normas universales es el tabú contra el incesto: los ‘padres’ [y en este caso los “clérigos”] no deben tener relación con sus hijos […] y aunque esta norma es violada con frecuencia, existe una desaprobación universal hacia el incesto”.[28] Existen varias categorías de violadores sexuales religiosos (Fortune, 1992). En todos estos violadores se observa un patrón de conducta marcado por rasgos y actitudes muy definidas y ciertas particularidades en torno al “todo se vale”, fácilmente reconocibles (Erdely y otros, 2005: 42-45). La protección a los violadores religiosos y las frecuentes complicidades de autoridades, grupos administrativos, trabajadores y maestros de organizaciones, instituciones y escuelas religiosas también se han documentado (Erdely y otros, 2005; Cacho, 2006; González, 2006). Estas complicidades están dadas a partir de complicidades pasivas y complicidades activas, generadas por varios factores, todos ellos negativos, desajustados y patológicos en las situaciones del mundo moderno y la cultura de la globalización. Las complicidades y los protecciones a estos tipos de transgresores sexuales se producen en situaciones de adaptación y en situaciones de sumisión (Ruano, 2003e).
Las conductas desajustadas y lascivas de ciertos religiosos y las complicidades y protecciones de autoridades, sociedades y grupos sociales en estos actos inmorales y corruptos han sido registradas en filmes, documentales, series televisivas o telenovelas, y textos religiosos, legislativos y literarios. Las primeras denuncias trascendentales y reconocidas fueron las de Martín Lutero; de ahí que en el luteranismo no exista el celibato obligatorio. Por ejemplo, el cubano José Martí, una de las mentes más célebres de la historia de la Humanidad, periodista, escritor y político, ya en siglo XIX denunciaba en este sentido los actos aberrantes y la doble moral. Su texto “Hombre de campo” ya pronosticaba la realidad que hoy nos sorprende (?) (Martí, 2000). El médico, antropólogo y etnohistoriador mexicano Gonzalo Aguirre Beltrán, destacadísima personalidad cultural y científica, también habla acerca de esto ya en 1946, en su libro La población negra de México (Aguirre, 1984: 257-258, 262-263). ¿Qué habría vivido y visto Tomás Garrido Canabal, gobernador de Tabasco entre 1921 y 1925, cuando estableció sus decretos acerca del celibato de los sacerdotes? Garrido Canabal, quién hizo florecer al estado de Tabasco bajo su mandato, en todos los sentidos (Álvarez, 1987: 3242), puso en vigor una ley, del 6 de marzo de 1925, que obligaba a los sacerdotes de ese Estado a casarse para poder oficiar (Álvarez, 1987b: 4145), y así evitar una serie de “malos entendidos” y “actos torpes y deshonestos”, es decir impropios e inmorales.[29]
Aparte de todo lo antes expuesto:
Si, además, el contexto en donde se desarrollan los abusos es una sociedad poco instruida en los derechos humanos, en la cual la cultura de la impunidad y la corrupción están fuertemente arraigadas por razones históricas, los resultados en términos de impacto social son trágicos, pues los grupos religiosos se convierten en espacios idóneos para explotar las creencias, cometer delitos y perpetuar las condiciones para se ve violen los derechos humanos generación tras generación (Erdely y otros, 2005: 46).
Los lenguajes afectivos amorosos pueden ir de lo más elegante, sublime y fino a lo más popular y vulgar. ¿No recuerda usted la tradicional canción El orangután?:
El orangután y la orangutana.
El orangután y la orangutana.
Estaba el orangután meciéndose en una rama.
Estaba el orangután meciéndose en una rama.
Y pasó la orangutana comiéndose una banana.
El orangután y la orangutana.
El orangután y la orangutana.
De pronto el orangután, le dijo a la orangutana.
De pronto el orangután, le dijo a la orangutana.
Termina ya tu banana; te invito a pasear en liana.
El orangután y la orangutana.
El orangután y la orangutana.
Se fueron a vacilar al bar de la mona Juana.
Se fueron a vacilar al bar de la mona Juana.
Y entre cocos y jaranas volvieron por la mañana.
El orangután y la orangutana.
El orangután y la orangutana.
Cayóse el orangután rendido sobre la rama.
Cayóse el orangután rendido sobre la rama.
Y la pobre orangutana, los pies en la palangana.
Y la pobre orangutana, los pies en la palangana.
El orangután y la orangutana.
El orangután y la orangutana.
Los ademanes o gestos están relacionados directamente, también, con los estresores positivos y los estresores negativos. Los efectos positivos o negativos del estrés se manifiestan, entre otras cosas, en determinadas conductas positivas y conductas indeseables.[30]
Debido al deterioro que presenta una inmensa cantidad de sistemas educativos iberoamericanos, principalmente en América, y a la ficción discursiva de muchas de nuestras culturas, principalmente de sus líderes, no puede faltar aquí una recomendación muy apropiada para los disfuncionales discursivos. En este sentido puede consultarse el video “El gañán enseña cómo hablar”, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=h9RIxIe52FM .
A través de las manos y del trabajo manual podemos crear y recrear las ideas e imágenes que concebimos, y así aparece el arte de la creación y la recreación de los objetos, de la invención y la reinvención de los objetos, la modelación de las formas, la “arquitectura y la ingeniería de los objetos”, la creatividad manual, etc. Los grupos humanos, dadas sus experiencias y necesidades espacio-temporales, crean objetos que tienen sus sellos singulares de diseño. Así, por ejemplo, podemos hablar de la creación rusa, la creación griega, la creación china, la creación egipcia, la creación española, la creación cubana, la creación árabe, la creación judía, la creación francesa, la creación estadounidense, la creación italiana, la creación brasileña, etc., en todos y cada uno de los ámbitos de la vida y la actividad de los hombres, de los seres humanos. Cada región, cada país y cada grupo social tiene sus creaciones y sus inventos particulares (Capella, 2008; Pomilio, 2003; Messadie, 1995; Fagan, 2005) […]
En la actualidad sabemos que en “nuestra educación”, específicamente en las áreas civilizadas, desarrolladas, en el mundo de lengua española, en cualquier ciudad de América, en América Latina, en México, en el D. F., etc., específicamente entre los grupos “con educación de verdad”, se dicta que los hombres deben referirse a las mujeres de una “manera educada”, empleando las palabras correctas, sin groserías, con ciertos gestos, y viceversa. Pero esto depende del grupo social, de la etnia, de la cultura y de las relaciones sociales o filiales de que se trate. Por ejemplo, en México y según el abogado yucateco Carlos Alberto Echánove Trujillo (1907-1976) […]
El comportamiento sexual de los humanos atraviesa por tres fases:
1. Formación de la pareja. Normalmente llamada galanteo. A veces muy prolongada. Aquí aparece un comportamiento experimental y ambivalente en donde hay conflictos, miedo, agresión, atracción sexual, nerviosismo. Aparecen expresiones faciales complejas. Generalmente se desarrolla en público. Hay manifestaciones infantiles.
2. Actividad precopulativa. Se busca la soledad. El contacto de los cuerpos aumenta en intensidad y duración. Las señales visuales y vocales pierden gradualmente importancia y se hacen más frecuentes las señales táctiles. La pareja se despoja parcial o totalmente de la ropa y el estímulo táctil de piel a piel es aumentado en una zona lo mayor posible. Los contactos boca a boca alcanzan su mayor frecuencia y duración, y la presión ejercida por los labios varía desde una suavidad extrema a una extrema violencia. La lengua se introduce en la boca del compañero. Los labios y la lengua se aplican también a muchas zonas del cuerpo del compañero, especialmente a los lóbulos de las orejas, el cuello y los órganos genitales. El macho presta atención particular a los senos y los pezones de la hembra, y el contacto de los labios y la lengua se convierten en más complicadas lamidas y chupetones. Se muerde. Los estímulos sexuales practicados en el compañero durante los arranques de la actividad precopulativa producen una agitación fisiológica sexual suficiente para que se produzca la cópula.
3. Cópula. Se inserta el pene en la vagina o en el ano. Ordinariamente la cópula se realiza cara a cara, ambos en posición horizontal y teniendo la hembra las piernas separadas. Es una fase mucho más breve que la precopulativa (Morris, 1996).
También podemos decir que el comportamiento sexual o acto sexual tiene cuatro etapas, que son las mismas en hombres y mujeres:
1. Deseo.
2. Excitación.
3. Orgasmo.
4. Resolución.
Cada una de estas etapas o fases está matizada por determinados rasgos comportamentales biológicos, sociológicos y sicológicos, que evidentemente aparecen en la comunicación verbo-corporal de los individuos. Un gran error es pensar que los deseos y los gustos sexuales son “sentimientos secretos”. ¡Claro que no! Cuando los individuos viven en sociedad, esos sentimientos y sensaciones siempre son descubiertos, de una u otra manera, aquí las “máscaras” no funcionan. Lo que la gente no descubre por las palabras, por el lenguaje verbal, lo descubre por los gestos, por los ademanes, por los ojos, por la piel, por los protocolos, etc., es decir por el lenguaje corporal, por el lenguaje no verbal. ¡Justamente por eso, aguas, cuidado, especialmente en los centros de trabajo y en las fiestas, en las reuniones sociales, con el consumo de alcohol y otras drogas! ¡”Eso” siempre se descubre! Así funciona la comunicación humana, porque la comunicación humana dispone de muchos y complejos mecanismos para enviar mensajes, no solamente la palabra, el gesto y el ademán. Y lo peor de todo es cuando se producen las conocidas “confusiones de sentimientos”, en especial cuando el grupo está compuesto sólo por hombres o sólo por mujeres. Ciertos gestos y ademanes masculinos o ciertos gestos y ademanes femeninos, reforzados con “ciertas palabras claves”, pueden confundir los sentimientos y, por consiguiente, las relaciones entre las personas. Queda claro también que en ciertas circunstancias, especialmente en situaciones de promiscuidad y desespero espiritual o social, en centros de trabajo, en colegios, empresas, etc., existen personas que “necesitan” confundir algunos mensajes verbo-corporales, que necesitan “malinterpretar” la comunicación de otras personas, porque “necesitan” llamar la atención, necesitan ser consideradas, necesitan ser tomadas en cuenta. Y al no ser tomados en cuenta por las vías normales y habituales de la comunicación social, entonces acuden a estas otras desafortunadas vías de la comunicación social.
Estas personas, generalmente frustradas en el amor, frustradas en las relaciones sociales, con frecuencias frustradas en sus noviazgos y matrimonios, con frecuencia marcadas por ciertos tipos de divorcios – http://experiencia.indigobrainmedia.com/web/piensa/edicion149/#1/1 –, con frecuencia rechazados por sus familiares, que necesitan “armar sus mitotes” –al decir de los mexicanos–, que necesitan “armar sus petates” –al decir de los cubanos–, por la vía que sea, en contra de las personas que desarrollan su sexualidad de manera respetuosa pero divertida, creativa, imaginativa, fantasiosa, es decir que “tienen sexo” con gusto, con pasión, y no sexo big-bang –es decir, un tipo de sexo que se realiza exclusivamente para “procreación”, un sexo fatuo, mustio–, lo que buscan en realidad es que el mundo se entere que ellos existen y además, obviamente, desviar la atención de los demás de un hecho concreto, real y triste, que es su frustración, su desespero y su soledad. ¡En realidad una tal persona con una tal conducta es un “verdadero problema”! ¡Cuidado con este tipo de persona, es decir los rechazados sociales, los rechazados espirituales, los rechazados afectivos, los disfuncionales sexuales! Es una pena una tal situación, es una tristeza que existan personas así, pero más pena es todavía la forma en que ellos se comportan ante los demás y los daños que pueden causar en la vida familiar y laboral de los demás y hasta en la suya propia. Este tipo de individuos, que ve moros con tranchetes en la sexualidad y en las relaciones sociales afectivo-amistosas, en los autores, libros, revistas y periódicos, programas de televisión y cine, que tratan la conducta sexual humana y los lenguajes del amor, de una manera científica, artística, respetuosa y educativa, generalmente “guardan muchos secretos turbios, convulsiones del alma y conductas dudosas”. ¿Qué deben hacer estos especímenes sociales? ¡Un terapeuta sicólogo y sexólogo! Aunque, en algunos casos conocidos, ¡pobre del terapeuta que los atienda!
Las “confusiones” en la sexualidad o relaciones sexuales nos presenta otra cara: los encuentros semisexuales, es decir situaciones en las que las personas entran en contacto, públicamente, laboralmente o familiarmente, y aparecen determinadas “confusiones” en las que uno de los participantes del contacto se confunde con los mensajes que llegan hasta él por parte de determinados emisores:
Estos encuentros semisexuales ocurren con tanta frecuencia que pueden considerarse una parte innata de nuestra cultura. No ocurren sólo fuera de casa, sino también entre padres e hijos, dueños de casa y huéspedes, aún entre dos mujeres y dos hombres. Lo que hay que comprender claramente en esta relación sexual/no-sexual es que se trata de un juego. Desde el comienzo, está presente la descalificación del hecho. Si todo se hace como es debido, no debe haber la posibilidad de que uno de los oponentes de golpe despierte y diga: «Pero yo pensé que su intención era…»; y el otro se vea en la necesidad de declarar: «Oh, no. No había nada de eso» (Fast, 1999: 101).
Esto en realidad es un problema. Este tipo de “confusión” ha creado muchas situaciones difíciles, malentendidos, malestares, y desenlaces en extremo desagradables, que han culminado, por ejemplo, en discordias familiares, juicios, prisión, etc., y en el ámbito laboral con el despido de excelentes trabajadores, hombres y mujeres, pero no buenos decodificadores, lectores, de los lenguajes corporales humanos. Estos “malentendidos” aparecen con más frecuencia en las empresas globalizadas, debido a que las personas que ahí laboran tienen diferentes códigos de conducta, o semejantes códigos de conducta pero con matices especiales, que al ser observados detalladamente son interpretados de otra manera y no de la manera que en realidad el emisor habría querido que se entendiera. Estos malentendidos difícilmente afectan a las personas “normales”, porque siempre hay muchas formas de que las cosas queden claras desde un principio, de que las señales sexuales, que siempre están presentes de una u otra manera en nuestros comportamientos habituales, no se tomen al pie de la letra. Las señales sexuales no siempre aparecen de la misma manera; aparecen incluidas en todo un paquete de señales. Si lanzamos ese paquete de señales de manera incompleta, si omitimos ciertos detalles en ese paquete, entonces el “malpensado” o “malpensada” queda desconcertado o desconcertada y tendrá que atenerse a las consecuencias si a fuerza quiere decodificar como sexual lo que en realidad no es expresamente sexual o en lo absoluto es sexual:
Lo importante en todo ello es conocer las señales, conocer las señales limitativas y determinantes que separan las verdaderas insinuaciones sexuales de las no sexuales. Las dos […] son fáciles de confundir. En realidad hay personas que constantemente confunden el envío y la recepción de estas señales sexuales y sus matices […] Estas personas no sólo provocan insinuaciones sexuales sino que las imaginan en otros cuando no existen. Es la típica «provocación» que todos conocemos o la chica que está convencida de que todos tienen intenciones sexuales a su respecto (Fast, 1999: 102-103).
Por otro lado, existen grupos, empresas, instituciones y personas en particular que implantan rigurosos y seudomoralistas códigos de conducta, que rechazan o sancionan –por lo menos aparentemente– cualquier signo de sexualidad –limitativo o determinante–. Es más, algunos grupos humanos, empresariales, institucionales, parece que solamente aceptan en su núcleo laboral a individuos con fuertes traumatismos biológicos, sicológicos, sociales, físicos, en donde el signo más evidente en ellos es la asexualidad, la carencia de esos maravillosos detalles que todo animal normal, en especial el animal humano, desearía portar. Este es un problema mayor que el anterior; es, en realidad, una gran desgracia. Hay empresas e instituciones que parecen verdaderos zoológicos, sólo que en estos zoológicos en vez de haber animalitos simpáticos, chistosos y juguetones hay animalitos tristes, frustrados, dañados por la vida, y llenos de traumas de todos tipos. ¡Basta observar sus físicos, sus atuendos, sus gestos y ademanes! ¡Basta ver sus reuniones y oír sus temas de conversación, sus “palabras clave” por tan sólo un minuto, no más, y de lejos, porque la frustración y el complejo, como la gripe y la sarna, también se contagian!
A través del “sexo”, ya sea masculino o femenino, o el llamado tercer sexo (Morris, 1993: 141-147), podemos conocer a las personas en general –especialmente si pertenecen a nuestra cultura “occidental”–, sus expectativas, criterios, hábitos, predecir sus conductas posibles, especialmente debido a sus lenguajes corporales. Pero en situaciones de globalización, de análisis de un mundo tan grande y complejo como el nuestro, aparte de interactivo, la situación se presenta con matices extremadamente diferentes, debido a que acerca del sexo y la sexualidad los criterios y las tradiciones no solamente son complejos en un mismo país, como puede ser, por ejemplo, Estados Unidos o México o Brasil o India o China o África o la misma Cuba, sino que debido a las distancias culturales que existen entre los países que interactúan en el mundo moderno, algunas culturas pueden valorar a otras como sencillamente aberrantes, justamente debido al panorama como se concibe el sexo y la sexualidad. La aceptación o el rechazo de estos criterios y conductas, con sus visiones, son el resultado de las mayores o menores distancias culturales entre los pueblos y la entronización de la cultura occidental, con sus aciertos y desaciertos, como medio para valorar a todas las otras culturas, como medio para establecer “lo bueno” y “lo malo”. Algo que llama tristemente la atención es la forma en que muchos grupos y personas mayores, de la “tercera edad”, tratan la sexualidad, su sexualidad, con miedos y tabúes propios de la época medieval, cuando hace mucho tiempo ya que el mundo civilizado tiene maravillosas soluciones para la mayoría de los trastornos y las disfunciones sexuales, que por supuesto son propios de la edad. Si los indios o los chinos, o los rusos o los hotentones o los mandingas africanos tienen tales o cuales criterios o conductas sexuales…, es cuestión de esos países, sus pueblos y sus autoridades; y de nosotros, los occidentales (?), un aspecto a considerar, por si anduviéramos por allá, no vaya a ser que “la guerra nos atrape inadvertidos”. Me parece que en este sentido tenemos que distinguir, por ejemplo, lo que es el sexo en sí y lo que es el sexo en el sentido del cristianismo occidental o romano –no del cristianismo oriental u ortodoxo y de otros grupos sectarios–, que son, en realidad, dos enfoques sociales y filosóficos diferentes (Arnott, 2003: 243-247).
Otro asunto a considerar aquí es el análisis de este tema de “comunicación, imagen y sexualidad” dentro de nuestra propia cultura “occidental”, en nuestros “países occidentales”, con los reales y concretos matices que el tratamiento de la “comunicación” y el tratamiento de la “sexualidad” demandan en el ámbito de la Comunicología, la Sociología, la Criminología y la Victimología. Me refiero aquí, concretamente, a ciertos comportamientos sexuales complejos y de alto riesgo. Como habíamos dicho anteriormente, lo masculino, lo femenino y lo homosexual siempre han existido. Unas culturas y grupos han aceptado o tolerado ciertos comportamientos sexuales, ciertos códigos sexuales, y su expresión abierta y pública; otras culturas y grupos no, “al parecer”, pero, de repente, se producen ciertos eventos o escándalos sexuales, que salen a la luz pública, que “mueven el tapete” de la cultura sexual de los pueblos y de su verdadera moralidad, de su escala de valores, debido a que tal parece que esos eventos se producen con la complacencia de todos los componentes del grupo, o con una buena cantidad de ellos. En la vida moderna y globalizada no hay de dos: o estás a favor o estás en contra, o afirmas o niegas, o estás de un lado o estás del otro, y esto se produce con tus palabras de aceptación o de negación y protesta, y con tus manifestaciones corporales de aceptación o de negación y rechazo. En estos casos extremos el que se abstiene entonces “está a favor”, como sabemos ya por la experiencia de años en la vida de las culturas civilizadas. Para ser más claro, me refiero aquí a ciertas culturas y grupos, que se consideran altamente moralistas y conservadores, pero que admiten la presencia y liderazgo de prostitutos y prostitutas, de pederastas, violadores y masoquistas, inclusive en el seno de las más altas esferas de la política, la religión, la educación, el gobierno y los clubes sociales.
En ciertas culturas y grupos de nuestros días se registran códigos comunicativos verbo-corporales del ámbito de la sexualidad que, al parecer, están prohibidos, vetados, por las “leyes de los hombres” y por las “leyes de Dios”; pero que, de repente, al ver y oír la información noticiosa nacional e internacional, al ver un film que recrea estas escenas –y que en los últimos años han aparecido ya unos cuantos, inclusive cintas que han sido multipremiadas por las academias cinematográficas–, al salir del “letargo”, al considerar los hechos con “sus palabras” y con “sus imágenes”, caes en la cuenta de que “todo se vale”, si consideramos las actitudes de complacencia de ciertos grupos determinantes, que deciden, de una manera u otra, la suerte de las comunidades, de los países, de los continentes y del mundo en general, que han sido los verdaderos y auténticos generadores y protagonistas de esas escenas. Basta ver cómo se comportan algunos pueblos y gobiernos ante el acoso sexual y el acoso moral. ¿Cómo es posible que comunidades y países que pretenden llamarse civilizados y morales no consideren este cáncer social?
En los países occidentales lo masculino y sus actos derivados, lo femenino y sus actos derivados, y lo homosexual –considerando aquí como conducta homosexual la observada por “adultos”, mayores de edad, con pleno conocimiento de causa, y sin impedimentos o restricciones religiosas, políticas o sociales, que le indiquen o que le obliguen a lo contrario, es decir a no practicar por ningún motivo la homosexualidad– y sus actos derivados, tienen sus leyes, sus normas, sus códigos, sanciones –claro que no para todos, depende del status y las relaciones del infractor–, etc. No así en muchos pueblos incivilizados en donde cualquiera puede hacer cualquier cosa y, si alguien se entera del delito, en el caso en que lo sea, con un soborno, un regalo, una prebenda, un favor, todo queda arreglado, con el consecuente deterioro moral, sicológico y social, del afectado.
Claro que hablar de la sexualidad en los términos de la homosexualidad y las preferencias sexuales es asunto complejo, según sean los tiempos y las culturas.
La historia de este “mestizaje” es larga y tendida, y tiene de todo, “como en botica” […] A la inmensa mayoría de los europeos que llegaban a América les gustaron las negras, a algunas europeas que llegaron a América parece que también les gustaron los negros […] Y también, según apuntan historiadores y entendidos en la evolución de América, a algunos europeos “hombres”, “machos”, y hasta “rey” y “emperador”, les encantaron los “negros”, y se dieron su banquetazo, como apunta, por ejemplo, el investigador mexicano Francisco Martín Moreno en su libro (2009:20) Arrebatos Carnales. Las pasiones que consumieron a los protagonistas de la historia de México, publicado por Planeta. Al referirse a los “revolcones” que se daba el emperador europeo, austríaco de nacimiento, Fernando Maximiliano José de Habsburgo-Lorena:http://es.wikipedia.org/wiki/Maximiliano_I_de_M%C3%A9xico , con los hombres esclavos negros, dice: “Cuando el amor de la pareja [de emperadores] alcanzaba su máxima expresión llegó a los oídos de ella [es decir la emperatriz María Carlota Amalia:http://es.wikipedia.org/wiki/Carlota_de_M%C3%A9xico , esposa de Fernando Maximiliano] que su marido [el emperador] había pasado la noche con tres musculosos esclavos negros provenientes de África septentrional, la mejor bacanal de nuestra historia […] La realidad, la auténtica verdad consistió en que no fueron tres, sino cuatro los esclavos que compramos para pasar varias noches con ellos, no sólo una […] Aquellos hombres jóvenes podían haber acabado con nosotros porque no parecían agotarse. Después de cada encuentro amoroso perdidos entre piernas, brazos, penes, lenguas sedientas, labios mordelones, cabezas y cabelleras, olores a rancio de mil siglos, ellos parecían adquirir nuevas fuerzas, con las que podrían habernos aniquilado de no ser porque [el emperador Maximiliano y otro noble] huimos oportunamente antes de desfallecer para siempre aprisionados por la musculatura de estos salvajes medio simios y medio humanos […]” Acerca de la importancia de la raza negra en el rico mestizaje de América, acerca de la relevancia del negro en este “congrí” racial americano, también habla Isabel en su libro […]: “A Chile no trajeron sangre africana, que nos hubiera dado ritmo y color [y también belleza, por supuesto]” […] Y el problema no es solamente que algunos pueblos son mayoritariamente feos, sino que aparte de eso son también insípidos, como fríos y frígidos, como antisexuales, como repelentes sexuales, que no tienen “mendó”, y hasta cómo hablan algunos de estos pueblos, porque encima de todo eso, su variante dialectal del español es “toda una patada en los güebos” […] Juntemos todo eso y qué da: ¡susto! […] porque hay pueblos con gente fea, inclusive gente fea y burda y corriente y lo que ustedes quieran, pero que sexualmente son un imán, una ricura, un deleite, un manjar […] Obviamente, en este caso están no más de 4 o 5 países de América, “la flor y la nata” […] los demás pueblos, la demás gente, pues ahí están, nada más mire esa televisión, visite esos países […] ¡pobre gente! Sí, como se dice por ahí: “¡Ta’ cañón!” En fin, que si no eres un pueblo bonito, pues mejor sigue dedicándote como país a otra cosa, no sé…, a la producción de vinos o salmones o a todo este cuento del desarrollo económico acelerado medio raro e inexplicable y a la evolución hacia el primer mundo, a la ciencia o a la técnica […] a proteger a nazis, cuatreros, golpistas, asesinos y traidores de todo tipo de calaña (Allende, 2003:59-60) […] pero, aclaremos aquí, ¡de belleza, nada!, ¡ni soñarlo! […]
[…] Y entre las relaciones homosexuales este asunto de hasta dónde puede llegar la belleza es, a veces, prácticamente inconcebible […] cuestión que históricamente y en la actualidad ha estado y está a la orden del día –sobre todo a través de los tradicionales y constantes escándalos de homosexualidad clerical, homosexualidad política y homosexualidad militar– […] lo que hay que destacar es que hay casos trascendentales, de alto impacto, relacionados con la supra élite, el abolengo, el glamour, la religión, el poder, los ejércitos, el mundo militar y las armas, el mundo de las celebridades, el mundo empresarial y los negocios, presidentes y gobernadores […] como es el histórico caso del emperador romano Heliogábalo:http://es.wikipedia.org/wiki/Heliog%C3%A1balo […] El caso del emperador romano Heliogábalo y del esclavo Hieracles, un esclavo que llegó a ser nada más y nada menos que el emperador de Roma, nos recuerda otro caso, en América, en México […] nada más y nada menos que un “caudillo” latinoamericano que iba a hacer “emperador” a “su predilecto hombre extranjero”, y esto según los siguientes historiadores mexicanos: Víctor Esperón (1944). Morelos. Estudio biográfico. México, Prometeo; Francisco Martín Moreno (2006). México ante Dios. México, Alfaguara, pp. 122-123 y Francisco Martín Moreno (2009). Arrebatos carnales. Las pasiones que consumieron a los protagonistas de la historia de México. México, Planeta […] ¡Y qué situación tan terrible y desesperante debe ser aquélla en la que la gente, una mujer o un hombre, tiene que vivir en el cuerpo equivocado: “hombres atrapados en cuerpos de mujer y mujeres atrapadas en cuerpos de hombre”! Todos conocemos los tremendos riesgos de un cambio de sexo, e inclusive así algunas y algunos deciden someterse a estas cirugías. ¿Alguna duda al respecto…?: http://www.rtve.es/mediateca/videos/20090225/comando-actualidad–cambio-sexo/426809.shtml […]
Filólogo e imagólogo Fernando Antonio Ruano Faxas
Philologist and Image Consultant Fernando Antonio Ruano Faxas
Филолог и консультант Фернандо Антонио Руано Факсас
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Hacia la calidad integral sin fronteras
[24] Flora Davis, op. cit., “El arte de conversar”, 234-242.
[25] Para considerar los tipos de texto y las complejidades que presentan los textos, véase, por ejemplo: Fernando Antonio Ruano Faxas (2004a). “La literatura y los textos. Cómo analizar y clasificar los textos”, en Diplomado en Traducción. Sociolingüística y Textología aplicadas a la Traducción. México, Universidad Iberoamericana-Educación Continua.
[26] Una de las 4 formas de manipular es la seducción. Acerca de la historia de las relaciones amorosas y la seducción pueden consultarse: Macarena Rojo (2002). Historia de la galantería y la seducción. España, LIBSA; Maxence Brulard (1996). Gestos para seducir. El lenguaje del cuerpo para la seducción y el amor. Madrid, EDAF; M. Segura (1997). El lenguaje del cuerpo para la seducción y el amor. Madrid, EDAF; Ivonne Muñoz (2001). El talento de la seducción femenina. México, Libra; Flora Davis (1995). La comunicación no verbal. España, Alianza Editorial, “Comportamiento durante el galanteo”, 30-40; Philippe Turchet (2005). El lenguaje de la seducción: entender los códigos inconscientes de la comunicación no verbal. Barcelona, Amat Editorial; Judi James (2004). Señales sexuales. Decodifíquelas y envíelas. Barcelona, AMAT; Mario Luna (2007). Sex code: el manual práctico de los maestros de la seducción. Madrid, Nowtilus; Neil Straus (2006). El método: al descubierto la sociedad secreta de los maestros de la seducción. Barcelona, Planeta… La literatura española –y árabe– cuenta con un maravilloso texto que constituye el más bello libro de amor de la literatura árabe y uno de los más bellos de este género de la literatura española y universal. Me refiero a El collar de la paloma –en árabe Tawq al-hamama–, escrito en 1022, por el polígrafo, filósofo y poeta cordobés Ibn Hazm (994-1063). Aquí el autor nos explica sus ideas sobre el amor, su esencia, y una serie de cuestiones relacionadas con los enamorados. Recomiendo ampliamente la lectura de este material.
[27] Se suponía –debido a lo que ya todos sabemos en torno a los famosos votos de castidad y celibato de la iglesia católica, específicamente de la iglesia católica romana– que no deberíamos de hablar de “sexualidad” entre curas y monjas. Se suponía que, mucho menos, deberíamos hablar de “violaciones sexuales” al nivel de los sacerdotes, ministros religiosos, monjas, etc. ¿Se imaginan la implicación y trascendencia del tema “conducta sexual inapropiada” del clero, de los religiosos, de los sacerdotes, de las monjas, de los diáconos…? La triste y vergonzosa realidad es otra. ¡Ahí están los datos! Las violaciones sexuales de los sacerdotes católicos no sólo se producen con la “gente de afuera”; las monjas y los seminaristas, la “gente de adentro”, también son violadas por los sacerdotes (Erdely y otros, 2005: 19, 33, 34, 71, 126; Guerrero y otros, 2004; McDonald, 1998). Al respecto véanse otros documentos, como por ejemplo: Pepe Rodríguez (1995). La vida sexual del Clero…, y también de este mismo autor Pederastia en la Iglesia Católica (Delitos sexuales del clero contra menores, un drama silenciado y encubierto por los obispos), y otros estudios y análisis de Eclesiología. Según datos de diciembre de 2005 (México, Diario Monitor, 7 de diciembre de 2005, p. 2a), en México el 30% de los 14 mil sacerdotes católicos de este país ha abusado sexualmente de otras personas: el 55% ha abusado contra mujeres, el 30% contra niños y niñas y el 15% contra hombres (estos datos también se encuentran en Erdely y otros, 2005: 39 y en Proceso, año 2002, 1329: 19-20). Otras cifras y estadísticas comparativas referidas al mismo tema en países americanos (Erdely y otros, 2005: 61) y en otros países (Erdely y otros, 2005: 26-53; Berry, 1994) muestran también cifras alarmantes y de alto riesgo para toda la sociedad mundial. Claro que en todos los grupos humanos hay violadores sexuales, violadores sexuales de todo tipo (Irene Intebi [1998]. Abuso sexual infantil en las mejores familias. Argentina, Granica). Claro que en cuestión de violaciones sexuales ¡el que no corre vuela!, por el motivo o los motivos que sean, en el sentido de que todos los grupos humanos han padecido y padecen este vergonzoso (?) mal; pero, considerando la información noticiosa diaria, los datos y las denuncias que cada día aparecen en los medios, a nivel internacional, y los supuestos compromisos espirituales y morales de los religiosos: ministros y pastores religiosos, sacerdotes, curas, clérigos peregrinos, clérigos, diáconos y funcionarios y administrativos religiosos, aquí estamos en presencia del “grupo” que más corre y que más vuela, en presencia del conocido ¡todos contra todos! (Juan, 2002: 464): los afectantes son de todo tipo de categoría, como vimos más arriba, todos mayores de edad, todos hombres, unos jóvenes y otros viejos; los afectados también son de todo tipo (Erdely y otros, 2005: 66, 71, 151): mujeres, hombres, niñas y niños, ricos y pobres (Erdely y otros, 2005: 68), libres y esclavos (Aguirre, 1984: 262-263); de cualquier edad: mayores de edad y menores de edad, jóvenes y viejos. Es decir, que este grupo de violadores sexuales, de transgresores sexuales, le tira a todo lo que se mueve, a todo lo que se le para “enfrente” ¡o “detrás”! ¡Cuánto “apetito” sexual! Entre los escándalos más sonados de los últimos tiempos relacionados con la pederastia, con las violaciones sexuales y los abusos sexuales a niños varones por parte de sacerdotes católicos está el ampliamente difundido en julio de 2007. Según información de la BBC –es decir British Broadcasting Corporation o Corporación Británica de Radiodifusión, http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_6901000/6901834.stm –, fechada el 16 de julio de 2007: “Iglesia indemnizará por abusos. Un juez en California aprobó un acuerdo de indemnización por US$660 millones entre la arquidiócesis católica de Los Ángeles y las 508 víctimas de los abusos sexuales cometidos por los sacerdotes de esa denominación. Es el pago más grande que la Iglesia Católica en Estados Unidos haya hecho en relación con el escándalo de abusos sexuales, que saliera a la luz por primera vez hace cinco años, en Boston. Las víctimas recibirán, en promedio, una suma de US$1,3 millones por persona.” ¿Tiene esto alguna explicación? ¿De dónde saca la iglesia católica todo ese dineral? ¡Sorpresa…! Con este acuerdo, la Iglesia Católica evita enfrentar el juicio que estaba a punto de comenzar, así como el posible pago de compensaciones por daños y perjuicios.
[28] Eduardo Alazraki Baum (1999). El ciudadano global. Tesis de Licenciatura. México, Universidad Anáhuac, 37.
[29] En la singular novela El poder y la gloria, Graham Green relata la realidad político-socioconfesional del México de aquellos tiempos.
[30] Para considerar las particularidades del estrés y su relación con las conductas positivas y las conductas indeseables consúltese mi texto: Fernando Antonio Ruano Faxas (2003). Qué entender por calidad y calidad de vida en el trabajo en un mundo globalizado, en donde comento esto de manera extensa.