[…] estos asuntos de la imagen de México y los mexicanos ya los he tratado en otras partes […] en muchas conferencias y textos […] Sin discusión alguna, México es el país más maravilloso del mundo, y el pueblo mexicano es encantador, el mejor de este planeta, pero los tantos y tan seguidos y tan terribles problemas de todo tipo en México tienen exhaustos a este país y a su gente […]: http://knol.google.com/k/la-guerra-perdida-de-méxico-contra-el-narcotráfico-méxico-en-estado-de-colapso# , http://knol.google.com/k/panorama-de-méxico-en-el-siglo-xxi-los-principales-problemas-de-méxico-parte-i# , http://knol.google.com/k/panorama-de-méxico-en-el-siglo-xxi-los-principales-problemas-de-méxico-parte-i# , http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/méxico-y-los-mexicanos-vistos-y/19j6x763f3uf8/15# […] Y el narcotráfico y el narcoterrorismo en México ya no hay quien los pare […] Aquí en Estados Unidos, nada más y nada menos que un jefe de la Agencia Federal Antidrogas (DEA), Jack Riley, ha dicho “Si creen que la mafia italiana es lo peor de lo peor en materia de crimen organizado, piensen nuevamente. ‘El Chapo’ Guzmán se los come crudo” http://www.suntimes.com/news/metro/8397410-418/chicagos-new-scarface-mexican-cartels-control-marijuana-trade-here.html , http://noticierostelevisa.esmas.com/nacional/358741/dea-el-chapo-mas-peligroso-mafia-italiana […] ¿Y qué ha caracterizado al gobierno de Felipe Calderón Hinojosa? Veamos lo que dice la prensa: http://www.europapress.es/internacional/noticia-22000-personas-muerto-narcotrafico-mexico-20100621224906.html :
MÉXICO DF, 21 Jun. [2010] (EUROPA PRESS)
Desde que el presidente de México, Felipe Calderón, iniciara su mandato en 2006 se han producido 22.000 muertes violentas relacionadas con el narcotráfico, de las cuales permanecen sin investigar el 95 por ciento, según se recoge en un informe confidencial entregado al Senado y divulgado este lunes a petición de la prensa local.
En estos cuatro años de gestión las cifras oficiales arrojan un saldo total de 22.000 ejecuciones atribuidas a las organizaciones criminales que controlan la entrada de la droga procedente de América Latina a Estados Unidos y que mantienen una pugna constante por el dominio de los pasos fronterizos. De este total, solo 1.200 casos están siendo investigados, lo que representa un 5 por ciento de procesos en curso.
En 2006 se registraron 62 crímenes que se multiplicaron en 2007 hasta alcanzar los 2.837 que se incrementarían en 2008 a los 6.844 continuando con la tendencia en 2009 cuando de contabilizaron 9.635 asesinatos, mientras que en el año en curso sólo entre enero y marzo de han reportado un total de 3.365 muertes violentas, según informó el diario local ‘El Universal’.
A la luz de estas cifras, Guillermo Garduño Valero, un experto en seguridad de la Universidad Autónoma Metropolitana, aseguró que los datos “evidencian la absoluta incapacidad del Gobierno de investigar las ejecuciones del crimen organizado” a lo que habría que añadir “las deficientes investigaciones locales”, por lo que no es de extrañar que estos asesinatos “queden impunes” […]
[…] ¡Pero qué se respeta en México! ¡En México no hay respeto por nada ni por nadie! […] Aquí en Estados Unidos de América, en un conocido programa de televisión, MARÍA ELVIRA LIVE, se ha expuesto lo siguiente: http://www.youtube.com/watch?v=WB2FypgXUi8
[…] ¿Por qué el gobierno de México, y concretamente el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, hablando claramente y sin tapujos, le han dado una patada en el culo al secretario de gobernación, Fernando Gómez Mont, y lo han puesto de patitas en la calle?
Muy sencillo, Fernando Gómez Mont, al que una personalidad muy importante ha llamado “El Pingüinito Regañón”, que se las daba de “muy propio” y “muy intelectual” (claro que según él), en el poco tiempo que llevaba en la Secretaría de Gobernación de México, es decir más o menos 1 año 7 meses, se ha peleado con medio mundo, ha discrepado abiertamente, y a través de todos los medios masivos de comunicación, hasta con su mismo partido, el PAN, y con el presidente Felipe Calderón, etc., etc.… En fin, que este “señor de las tinieblas y la ignorancia política mexicana” olvidó la primer condición de la política en México: “Nunca salirse del huacal”, o, lo que es lo mismo, “Nunca cagarse fuera del cajón”, y Fernando Gómez Mont “se salió del huacal”, “se cagó fuera del cajón”. ¿A poco pensó que no le iban a pasar “las cuentas”, que no le iban a pasar “las facturas”? ¿Pero de qué se trata todo esto? ¿Qué al parecer Fernando Gómez Mont ”se pasó de la raya” con “los que mandan en México”? ¡Pues ahí está el resultado…! ¡Pa’ fuera, que “la fiesta no es para feos”!: http://www.youtube.com/watch?v=4e1QrX_RvEk
Y todo esto independientemente de que este señor, Gómez Mont, no tiene ni la menor idea de lo que es “Gobernación-Gobernación”, es decir “Gobernación de verdad”, y mucho más en estos momentos tan terribles para la política y la gobernación en México, cuando se habla internacionalmente, e inclusive dentro del mismo país, hasta de “estado fallido” en México: http://www.reporteindigo.com/edicion/reporte-188-se-le-acabo-la-magia?coreTema=13362 […] porque de “crisis de gobierno” siempre se ha hablado: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Crisis/Gobierno/Mexico/elpepuint/20100715elpepuint_3/Tes […] Veamos lo que al respecto se ha planteado en el famoso programa mexicano “ARISTEGUI”, de la cadena de televisión CNN, de aquí de Estados Unidos de América: http://www.youtube.com/watch?v=_GFU4RLfS4M , http://www.youtube.com/watch?v=_e0M7N05zpQ&feature=related , http://www.youtube.com/watch?v=94bmUM_WdCo&feature=related […]
[…] En el mundo entero, a través de la historia, en absolutamente todos los grupos animales e incluyendo aquí a los grupos humanos, quien olvide o confunda “las reglas del juego” está perdido. Y no me refiero a las reglas del juego que “aparentemente” se han impuesto, en un lugar u otro, en un grupo u otro, sino a las reglas del juego “verdaderas”, a las reglas del juego “reales”, a las reglas del juego que de verdad son las que imperan: […] Todas las relaciones que establecen los individuos entre sí dependen de las leyes, de la legalidad […] de las normas, de las cortesías, de los protocolos (y recordamos aquí la existencia de los “protocolos evidentes” y los “protocolos encubiertos”), de los tratamientos, de las costumbres, de los ritos (Arizpe, 2009), de las negociaciones (Bourdoiseau y otros, 1977: 441-479), de las “jergas o galimatías” –es decir, lenguajes especiales, íntimos, de grupos–, de los estilos, de los estereotipos […] de los tipos de trabajo, del “trabajo en equipo”, del “trabajo colaborativo”… Si no conocemos a fondo lo que es una sociedad, sus tipos, y cómo han funcionado y funcionan las sociedades, cómo se comunican las sociedades tanto en su comunicación no verbal como en su comunicación verbal, tanto al nivel de ellas mismas, internamente, entre sus miembros, y en su relación con otras sociedades, con miembros de otras sociedades, entonces va a ser muy difícil considerar realmente cómo se producen las relaciones sociales y las cortesías en las sociedades, en los grupos sociales, en las esferas sociales, en los estratos sociales (Ruano, 2003d: http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/conocer-adecuadamente-las-sociedades-y/19j6x763f3uf8/137# , http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/la-socioling%C3%BC%C3%ADstica-como-ciencia-que/19j6x763f3uf8/136# ). En el tratamiento de las relaciones sociales tenemos que distinguir entre sociedades civiles y sociedades no civiles, debido a que cada tipo de sociedad tiene estructuras y leyes diferentes. Se supone que las sociedades civiles modernas, actuales, civilizadas, deben tener ciertos rasgos evolutivos; aunque la realidad cotidiana nos muestra, al parecer y en ciertos casos, otra cosa (Fernández, 2003): “¡Pobres pueblos que todavía, en pleno siglo XXI, con tantos adelantos en la ciencia, la técnica y la cultura, son incapaces de someter sus historias y sus contextos vitales al microscopio de la razón!” (Ruano, 2003e)
No olvidemos, por ejemplo, cómo funciona la política y el gobierno en México. Recordemos las palabras del célebre intelectual, antropólogo y paisólogo mexicano Manuel Gamio:
LA POLÍTICA Y SUS VALORES. La realización de cualquier empresa, la eficiencia de toda obra, requieren el concurso de elementos de valor real. Para que sea útil y eficiente la futura colaboración de los partidos políticos en la obra de la reconstrucción apenas iniciada es preciso que dichos partidos posean valor práctico, positivo, que ofrezcan utilidad verdadera, y no aparente. Si ha de continuar reinando el viejo concepto sobre política, es preferible que no resurjan aquéllos.
LA POLÍTICA DEL PASADO. En general nuestros políticos profesionales nunca valieron por sí mismos […] ¿Qué trascendencia nacional pueden tener las asociaciones o “partidos” que forman anormales de este género?
La política mexicana, sensible es decirlo, tuvo dos orientaciones convergentes, claramente perceptibles: alcanzar poder y alcanzar riqueza, y esto por un contado número de individuos. Los medios para alcanzar tales fines, consistieron principalmente en la adulación jerárquica, sistematizada y extendida hasta círculos que no siendo políticos, se contaminan fatalmente. A esos medios reprobados, daban fuerza cuando era necesario, las amenazas, los cohechos y los sobornos.
Cuando se era rico el dinero servía para hacer política y alcanzar poder, vanidad que sigue a la posesión del dinero; por entendido queda que tal poder, era ficticio ya que de hecho se reconcentraba en poquísimas manos; pero, en fin, la farsa autosugestionaba. Cuando se era pobre se hacía política para escalar el poder; valiéndose de él se acumulaba dinero por medio de concesiones, prebendas, etcétera.
Una minoría de hábiles o “primates políticos” triunfaba indefectiblemente y obtenía riqueza y poder, sirviéndole de escalón una gran masa de politiquillos, o politicastros, que no obtenían más poder que el problemático que les daba el fuero o la protección oficial, ni más medro que míseras limosnas concedidas a título de subvención por empresas y servicios imaginarios, porque eso sí, la primera característica del político era hacerse atmósfera a cargo del presupuesto, nunca al del propio peculio.
Los primates de la política siquiera lucían valores aparentes y se formaban a sí mismos: discursos efectistas carentes de fondo; campañas de prensa en las que campeaban adulación servil o insulto procaz, jamás ideas; banquetes a todas horas, y en todos los sitios, vinieran o no a cuento; sacrificio voluntario del honor oficial y del personal; renuncia de la dignidad humana en ridículas mojigangas o manifestaciones pseudo-políticas, etcétera, constituían el mecanismo, el modo de hacer política. Los politicastros infelices por nacimiento, carneros de Panurgo, eran dados a luz por obra y gracia de padrinos más o menos influyentes, los que, en cambio de ese alumbramiento, exigían de esas criaturas putativas, vitalicia fidelidad canina. En resumen se procuró de continuo que la vida política de 15 millones de mexicanos [hoy, en 2006, los mexicanos son aproximadamente 105 millones] estuviese consagrada a conservar rico y poderoso al pequeño grupo de pulpos que paralizaban el desarrollo nacional […]
Debe ser considerada como ridícula la súbita aparición de individuos que, sin valimiento personal alguno, son considerados o se consideran a sí mismos, como “personalidades políticas”, cuando sólo podría convenirles el dictado de intrigantes […] que no se tolere [en las Cámaras] la existencia de “políticos políticos”, es decir de hombres que a nada, ni a nadie, representan y en cambio intrigan, explotan y desacreditan a la Nación.
Es también indispensable, por más que la tarea sea difícil, barrer para siempre a los empleados públicos que para hacer y hacerse política, emplean la fuerza moral y los elementos materiales del puesto que ocupan.
El vicio político mexicano que se arraigó más y cuya reaparición debe con mayor energía evitarse es el personalismo. Los políticos deben luchar por el bien de las agrupaciones a que pertenecen, y por los intereses que entrañan las mismas, obteniendo naturalmente los beneficios proporcionales que les correspondan como miembros integrantes de aquéllas. Antes, los políticos manejaban a su albedrío a las agrupaciones que dizque representaban, encaminando sus actividades y haciéndolas converger hacia su mejoramiento personal y no al de la colectividad de que eran miembros; después socorrían, es la palabra, a los inconscientes compañeros de partido, otorgándoles la limosna de un puestecillo o cosa análoga. Hoy las agrupaciones deben controlar a los políticos que las formas y especialmente a los que las representan, y no éstos a aquéllas.
La política, o lo que se llama así, fue siempre en México semillero de corrupciones. Antes que aparezca la nueva, la verdadera política, hay que desinfectar el ambiente; hay que exigir de los futuros políticos patente ampliamente legitimada de sanidad moral, de eficiencia personal y de representación efectiva (Gamio, 1993) […]
En cualquier tratamiento de la comunicación no verbal de tipo corporal, del lenguaje corporal, es necesario considerar que todos los discursos tienen sus tipos o géneros y subgéneros, que todos los géneros y subgéneros tienen sus características lingüísticas y estilísticas, y que estas características no sólo afectan a la forma de hablar, a la forma de leer, a la forma de escribir cuando se crea o se recrea –por la traducción, la interpretación, la reformulación…– un texto, sino que también estos tipos de discursos afectan a la forma que adopta el cuerpo cuando se habla, cuando se lee (Ruano, 1988; Ruano, 1992a; Ruano, 1992b; Ruano, 2000; Ruano, 2005b), cuando se interpreta y se reformula… Así, al tratar el discurso verbo-corporal político de Iberoamérica, es necesario recordar que los entornos, los espacios, las geografías, los ecosistemas, las áreas sociolingüísticas, las herencias, condicionan los discursos –al igual que condicionan a los seres humanos–, de la misma manera que también los condicionan las épocas, las tradiciones, las culturas, los hábitos, los protocolos, las esferas laborales y de desempeño… Y en este sentido el discurso político latinoamericano –así como también los mismos sistemas políticos de esta área– tiene sus características generales –¿los “cuentos chinos”? (Oppenheimer, 2005)– y sus características particulares (Meyer y Reyna, 1999). Concretamente en México, en nuestros días, todo el proceso político de este país tiene sus marcas distintivas (Meyer, 2005), que, al parecer, se han mantenido vigentes, casi de manera idéntica, durante más de un siglo.[20] Si tomamos en cuenta estos postulados lingüísticos y estilísticos en torno a los discursos y sus tipos, queda claro entonces que en el discurso político latinoamericano es muy difícil “llevar el hilo” de la conversación, del discurso, de la plática, del diálogo…, y, por consiguiente, se dificulta mucho también en este sentido la sincronía interaccional, el entendimiento por una de las partes y el mutuo entendimiento del discurso verbo-corporal, casi siempre abarrocado, atequitquiado y folclórico –una buena cantidad de programas cómicos televisivos y radiales ejemplifican esto–. Tal pareciera que en los discursos políticos latinoamericanos lo importante no es lo que realmente “ofreces” como candidato político o directivo partidista o gubernamental –que siempre, en principio, son las maravillas terrenales, y en algunos casos, los que “se pasan de pasados”, hasta las maravillas celestiales–, es decir “la neta”, sino que lo que importa realmente es que “los demás”, “la bola”, “la raza”, crean, creamos, a fuerzas, en “tus ofrecimientos” y toda la faramalla mítica y mitótica que rodea al discursante (Ruano, 1992b). Éste es todo un sistema comunicativo verbo-corporal ficticio o ficcional –es decir doble discurso–, jitanjafórico y glosolálico, con exordios pomposos, en donde, en el aspecto verbal, los estilos discursivos añejos, desajustados y ridículos, con excesos demagógicos, las invenciones de palabras con códigos, sonidos y significados especiales, nos remiten más –y claro que no por el aspecto artístico, ¡nada que ver!– a las figuras retórico-literarias de los maravillosos poetas Mariano Brull[21] y Emilio Ballagas.[22] Y en el aspecto corporal, hay que señalar, con mucha pena, que tanto políticos como gobernantes de Iberoamérica llegan a tener tantos elementos en su contra en este sentido –comunicación corporal, protocolos, etiquetas, imagen física, es decir la apariencia, la vestimenta, los accesorios u ornamentación, maquillaje, etc.– que su imagen física puede llegar a ser un verdadero ejemplo de apariencia desastrosa, de rusticidad, de mal gusto, de incompetencia social, nada elegante ni refinado ni práctico ni sofisticado; tampoco nada conservador o extravagante; tampoco nada regional o étnico… ¡Y eso que muchos han cambiado, y bastante en ciertos casos!, en especial debido a las costosísimas asesorías de reconocidos y no reconocidos consejeros y asesores de imagen social, de imagen pública, de protocolos, de etiquetas, de imagen física, a los cirujanos plásticos, a los dietólogos o dietistas… ¡Pero siempre hay algo que falta, algo que te delata y que dice de dónde vienes, quién eres realmente, a qué le tiras…: el alto protocolo, la alta imagen social, la elegancia (?) y el buen gusto (?), la distinción (?), el prestigio (?), los de verdad, no se aprenden en un trienio, en un cuatrienio o en un sexenio…, por arte de magia, por muy buenos que sean los asesores y consejeros; no obstante, se supone, algo se pega, o por lo menos pensemos que es así. ¡Para tener una “adecuada imagen social”, una “adecuada imagen pública”, son tantas las exigencias, son tantas las cosas, son tantos los detalles…! Sí, la ropa, los accesorios y joyas, el maquillaje, la cirugía plástica, las dietas, el salir en los medios de comunicación masiva con imágenes gratas y estudiadas, en lugares adecuados, a través de la información que dan ciertos comunicadores que hablen bonito y bien de nosotros…, todo eso cuenta; pero: ¿y a la hora de expresarnos, de hablar?, ¿y los discursos verbales?, ¿y el sentido de las palabras?, ¿y la dicción en contextos sociolingüísticos situacionales?, ¿y la cultura?, ¿y la instrucción?, ¿y a la hora de comer y de beber en sociedad?, ¿y el prestigio social?, ¿y el desprestigio social?, ¿y los actos inmorales y deshonestos que acompañan la imagen personal e institucional, empresarial?… ¡Sorpresas! Aquí, por lo menos en este mundo, no hay ni asesor ni vara mágica que borre en las personas y en las instituciones los actos inmorales, el desprestigio, los crímenes, los robos, los fraudes, los plagios –de personas pero también de ideas, de documentos, de invenciones– las violaciones a los derechos humanos y las violaciones sexuales,[23] la pederastia: http://openlibrary.org/b/OL23531218M/Hacia_una_historiografía_vergonzosa_de_las_grandes_fichas_de_la_podredumbre_social_y_moral_en_México_Marcial_Maciel_los_Legionarios_de_Cristo_y_sus_gatos_cómplices_fieles_devotos_y_encubridores. , http://knol.google.com/k/an%C3%B3nimo/sexo-pederastia-paidofilia-pedofilia/19j6x763f3uf8/22# , http://knol.google.com/k/an%C3%B3nimo/sexo-pederastia-paidofilia-pedofilia/19j6x763f3uf8/19# …, por poca memoria histórica (Scherer, 2007) que tengan los pueblos. Aquí no queda otra cosas que decir que “lo que Dios te dio, que San Pedro te lo bendiga”, porque, obviamente, hay cosas que no podemos negar, que no se pueden negar, por muchos intentos que hagamos, y por mucho dinero que metamos en esos intentos, lo que a veces llega a ser toda una verdadera fortuna para “la limpia”. ¿Qué queda, entonces, en una buena cantidad de estos casos? ¿La “dejadez” o…? (Ruano, 2003e). La mayoría de nuestros directivos políticos y gubernamentales creen que con vestir ropas de marcas, caras, extranjeras, con hacerse cirugías estéticas “costosas” –lo que no quiere decir, necesariamente, “buenas”–, con llevar programas dietéticos y deportivos de modas, etc., ya todo está resuelto. ¡Nada más lejos de la verdad! ¡Terrible error que cuesta tantos dolores de cabeza y penas! En este mundo moderno, lleno de relaciones públicas de todo tipo, nacionales e internacionales, saturado de medios de comunicación masiva y críticos que constantemente valoran y cuestionan, es muy difícil lograr tener una buena imagen física, una buena imagen pública, una buena imagen social. Para lograr esa buena imagen, tan anhelada por todos pero tan exclusiva de muy pocos, se requieren muchas cosas, muchos sacrificios, mucha práctica; pero sobre todo y en especial se necesita de muy buenos consejeros y asesores de imagen social, de imagen pública, de imagen institucional, de imagen política, de imagen física… (Ruano, 2003b; Ruano, 2003d; Ruano 2003h). ¿Y cómo saber cuándo un asesor de imagen pública es bueno, es el mejor?: aquí principalmente se valora la “autoimagen” del asesor de imagen pública y la no presencia en él de los lenguajes verbo-corporales fingidos que rayan en la ridiculez social. Como se dice popularmente: “tú no puedes dar lo que no tienes”. El verdadero éxito en las relaciones sociales cuesta muy caro; pero una vez que se tiene se saborea divinamente […] La imagen pública o imagen social “no perdona” http://knol.google.com/k/imagen-p%C3%BAblica-o-imagen-social# , http://knol.google.com/k/protocolo-y-etiqueta-o-protocolos-y-etiquetas# […] según estén los tiempos, las mareas sociales, las conveniencias o “componendas”, ¡por supuesto! […] y también según sea la real y verdadera preparación cultural y cívica de los pueblos, según sea la verdadera moral, de los grupos humanos. Y éste es un gran problema. El analfabetismo en todas sus formas, el atraso, la barbarie, la incivilidad, la rusticidad social, están a la orden del día y en crecimiento http://knol.google.com/k/analfabetismo-funcional-analfabetismo-de-segundo-grado-o-analfabetismo-de-grado#
Y todos sabemos como funcionan las jitanjáforas […] Veamos unos ejemplos, pero a través de “los intelectuales de verdad”, y no a través de “la raza”, y no a través de “la pelusa”, sino a través de “los meros, meros”:
[21] Mariano Brull. Poeta cubano, camagüeyano, 1891-1956. De este autor es “Jitanjáfora”:
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveola jitanjáfora
liris salumba salífera
alveola jitanjáfora
liris salumba salífera
Olivia oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
zumbra ulalindre calandra.
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
zumbra ulalindre calandra.
[22] Emilio Ballagas. Poeta cubano, camagüeyano, 1908-1954. De este autor es el “Poema de la ele”:
Tierno glú-glú de la ele,
ele espiral del glú-glú.
En glorígloro aletear:
palma, clarín, ola, abril…
ele espiral del glú-glú.
En glorígloro aletear:
palma, clarín, ola, abril…
Tierno la-le-li-lo-lú,
verde tierno, glorimar…
Ukelele… balalaika…
En glorígloro aletear,
verde tierno, glorimar…
Ukelele… balalaika…
En glorígloro aletear,
libre, suelto, saltarín,
¡tierno glú-glú de la ele! […]
¡tierno glú-glú de la ele! […]
Con frecuencia sucede que ni los mismos especialistas en “jurisprudencia” y “legislación” –y otras ramas y ciencias sociales y humanísticas cercanas a la jurisprudencia y a la legislación–, los jueces, los abogados, los legisladores, los impartidores de justicia, pueden interpretar de manera “adecuada” o “práctica” o “legible” muchos textos jurídicos y legislativos de su área inmediata de competencia: http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/a-qué-llamamos-discurso-jurídico/19j6x763f3uf8/30# […] No hablemos ya de la “interpretación” de estos discursos, hablados o escritos, por parte de otros grupos de usuarios de los idiomas, como son, por ejemplo, periodistas, reporteros, comentaristas, críticos, conductores de programas y, finalmente, “el pueblo”, que en América Latina es, generalmente, o analfabeto o analfabeto funcional: http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/analfabetismo-funcional-analfabetismo/19j6x763f3uf8/6# , salvo exclusivos y contados casos. La interpretación y la aplicación de la justicia, de los textos jurídicos, de las leyes, tanto habladas como escritas, en Iberoamérica nos recuerda la canción En el País de no me acuerdo.[39] Y, repito, podemos hacer los cambios que sean en las legislaciones, en las leyes, y supuestamente para bien; y, repito, podemos hacer las reformas jurídicas que sean, y supuestamente para bien; pero, también repito, como ya he planteado en mis libros Las ciencias sociales y el trabajo independiente de los estudiantes (1984, disponible en http://openlibrary.org/b/OL1645685M/Las_ciencias_sociales_y_el_trabajo_independiente_de_los_estudiantes),[40] Cómo trabajar con los estudiantes universitarios de Ciencias Sociales (2002, disponible en http://openlibrary.org/b/OL22661780M/C%C3%B3mo_trabajar_con_los_estudiantes_universitarios_de_Ciencias_Sociales._Apuntes_para_profesores_y_educandos) y El lenguaje corporal humano (2003h, disponible en http://openlibrary.org/b/OL21783353M/El_lenguaje_corporal_humano._Un_enfoque_imagol%C3%B3gico_en_base_a_criterios_verbales_y_no_verbales): ¿no se ha tomado en cuenta que también tenemos que hacer reformas profundas en los programas de estudio de las carreras de Derecho, de Jurisprudencia, de Ciencias Políticas, de Relaciones Internacionales, etc.? Si ya de por sí, salvo exclusivas y raras excepciones en cuanto a instituciones educativas y especialidades, todas las encuestas internacionales acerca de la educación, de la instrucción, nos ubican, a la inmensa mayoría de las instituciones y centros educativos de Iberoamérica y de manera general, al final de las listas, en los últimos lugares. Si ya de por sí esas encuestas dicen que nuestros estudiantes universitarios (y muchos de nuestros docentes y altos directivos de la educación en América) no saben leer, no saben escribir, que no pueden interpretar adecuadamente los textos elementales de la literatura periodística, de los periódicos y revistas, y que poseen grandes lagunas del conocimiento, grandes lagunas culturales, de la cultura elemental y básica, que no poseen una adecuada formación sociológica y humanística (Ruano, 2002a; Ruano, 2003g). Imaginemos entonces los abogados que tendremos en el futuro, los juristas que tendremos en el futuro, los impartidores de justicia que tendremos en el futuro, que se han formado a partir de programas de estudio obsoletos, totalmente desajustados, descontextualizados de un mundo al que llamamos, supuestamente, “globalizado” y “multilateral” […] Esa verborrea interminable, o como se le llama a veces, “diarrea verbal”, de algunos y algunas en el ámbito de la política y la gobernación, con todos los problemotototes que tenemos […] ¿No le recuerda a usted todo esto la historia de “El país de no me acuerdo” […] [39] Me refiero concretamente a la canción “En el país de Nomeacuerdo”, de María Elena Walsh, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=x5-2FE9G5mo :
En el País de no me acuerdo,
Doy tres pasitos y me pierdo.
Un pasito para allí,
no recuerdo si lo di.
Un pasito para allá,
¡Ay, qué miedo que me da!
En el País de no me acuerdo,
Doy tres pasitos y me pierdo.
Un pasito para atrás,
y no doy ninguno más;
porque yo ya me olvidé,
dónde puse el otro pie.
En el País de no me acuerdo,
Doy tres pasitos y me pierdo…
Vídeo de YouTube
[…] ¿Cuántas veces se ha dicho ya que América es todo un show, una tragicomedia, una comedia de enredos […] y quién sabe cuántas cosas más por el estilo? ¡Y por supuesto que es muy cierto! […] [44] Es tan habitual que en América Latina los miembros de un partido se pasen a otro y a otros…, que ya esto no llama la atención de nadie. Es más, esto ocurre y la gente “de abajo” ni se entera… Pero entre ellos, entre “los de arriba”, entre los militantes, directivos, ejecutivos, funcionarios, ¡y hasta entre los “gatos”, “achichincles” o “tracatanes”!, esto sí importa, y mucho. Sube la marea, baja la marea… ¡Hay que estar abusado para saber pa’ onde va el jamón y pa’ onde va el hueso…! Cuando los miembros de un partido se pasan a otro, o cuando se expulsan de unos partidos y van a caer a otros, tal parece que sólo se cantan entre sí canciones como “Arrieros somos y en el camino andamos…”, “Ojalá que te vaya bonito…”, “Probablemente ya de mí te has olvidado, y sin embargo yo te seguiré esperando…”, “Se me olvidó que te olvidé, se me olvidó que te dejé lejos, muy lejos de mi vida…”, “[…] Para vivir hay que luchar, y corazón para ganar… Como Caín y Abel, es un partido cruel…”, “Solaaaaaaaaaaaa otra vez…. no sé vivir, Solaaaaaaaaaaaaaa otra vez…”, “Eres diferente, diferente, al resto de la gente que siempre conocí… Eres diferente, diferente, por eso al conocerte me enamoré de ti…”, “Arrivederci, dame la mano y sonríe porque volveré…”, “Lalaralalalalá, lalaralalalalá… Para Vigo me voy, mi negra dime adiós…”, “Yo, que he dejado todo por seguirte a ti y te he dado mucho más que a nadie di, te he entregado de mi vida lo mejor y hoy me llamas y me dices simplemente adiós… Mentiras, tú me enamoraste a base de mentiras, tú me alimentaste siempre de mentiras que estúpida que siempre te creí…”, “Igual que los gitanos sin destino, vagamos, vagamos… Si acaso nos sentimos ya cansados, cantamos, cantamos…”
Si hay trancazos y se dicen “de todo”, la canción puede ser: “Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga, les hinchan los pies […] ¿Por qué fue que Songo le dio a Borondongo? Porque Borondongo le dio a Bernabé. ¿Por qué Borondongo le dio a Bernabé? Porque Bernabé le pegó a Muchilanga. ¿Por qué Bernabé le pegó a Muchilanga? Porque Muchilanga le echó a Burundanga. ¿Y Por qué Muchilanga le echó a Burundanga? Porque Burundanga le hinchan los pies […] ¡Ay, qué lío!” A veces llama la atención que a algunos candidatos a ciertos partidos no los aceptan en sus filas, no los quieren admitir como miembros, cosa rara porque sabemos que en Latinoamérica to’ el quiere entra… Pero, si no le dejan entrar a un partido, por el motivo que sea, y empiezan los dimes y diretes, entonces se podría tararear la siguiente canción: “¡Qué me dejen…! ¡Qué me dejen…! ¡Qué no me quieren dejar pasar a la fiesta…! ¡Cacho e perro, déjame…! La fiesta va a comenzar, y tengo orden severa: que el que venga como quiera, no dejarlo entrar… ¡Póngase un saquito para que pueda gozar! Yo voy a pasar… ¡Pásate…! Yo voy a pasar… ¡Pásate! Yo voy a pasar… Un momento caballero, por favor no pase usted, yo tengo una nueva orden que así mismo cumpliré. Pero señor, si yo vengo con corbata, traje negro bien cortado, por qué usted me va ha dejar aquí en la puerta parado. Usted no puede pasar, la fiesta no es para feos. Usted no puede pasar, la fiesta no es para feos… ¡Cara e cangrejo, cara e cangrejo…, la fiesta no es para feos! ¡Ay, anda y búsquese un cirujano, pa’ que le cambie la cara, mi hermano…! Usted no puede pasar, la fiesta no es para feos…” Y si se regresa al partido de donde se salió o de donde le expulsaron, entonces se puede cantar la siguiente canción: “Como antes, más que antes, te amaré. Por la vida, yo mi vida te daré… Será un sueño para mí si vuelves conmigo…” ¡En fin, qué América y qué partidos…! […]
Sabemos que nuestros políticos y gobernantes tienen muchos déficits y que “en el juego de la vida, o del destino, la gente no llega tan lejos como augura su talento, sino como permiten sus limitaciones” (Aguilar, 2005); pero ¿y los asesores y consejeros de nuestros funcionarios y gobernantes dónde están, quiénes son?, ¿cuál es el equipo que rodea a nuestros funcionarios y dirigentes?, ¿cuál es su calificación?, ¿qué es lo que saben y cuánto saben acerca de lo que dicen que saben?, ¿de dónde salieron?, ¿qué experiencia tienen en los cargos que desempeñan, y por lo que les pagamos sus altos salarios y sus privilegiadas prestaciones?, ¿quiénes asesoran, programan, las conductas, los comportamientos de nuestros grupos políticos y gobernantes? Sería bueno que los gobiernos y los grupos políticos de América Latina pensaran más cuidadosamente a la hora de seleccionar a sus asesores y voceros. En algunos casos, esta situación ya parece un circo: ¡hay de todo, y con los más variados matices! ¿Acaso, por ejemplo, los asesores y consejeros de los políticos latinoamericanos no les han dicho –¿o los gobernantes y políticos no quieren aprender?– que cuando vayan a hablar por radio o televisión tienen que considerar que el tiempo es limitado y que, por eso, tienen que avocarse a comunicaciones concretas, claras, sin cantinfleos y trampas lingüísticas; que en estos casos hay que ser muy selectivos en cuanto a cantidad de información? Por ejemplo, luego de un cierto tiempo de comunicación radial o televisiva no sabemos qué fue lo que se quiso decir en realidad. Además, ¿quién ha dicho que el ser universitario –en el mejor de los casos, atendiendo a la formación cultural– automáticamente te abre las puertas de la política, del liderazgo político o gubernamental, de la dirección partidista?, ¿quién ha dicho que por haber escrito libros –muchos o pocos, buenos o malos– ya puedes hacer política o diplomacia?, ¿acaso no hay diferencias tangibles que deben considerarse a este respecto, a menos que queramos pagar caro nuestro atrevimiento y pongamos en riesgo nuestro prestigio (?), nuestra moral (?)?, ¿en los tiempos actuales ya no son necesarias las tres cualidades de mayor importancia para el político: pasión, sentido de responsabilidad y mesura?, ¿ya la carencia de finalidades objetivas y la falta de responsabilidad no son los dos pecados mortales en el campo de la política?[62] Para cualquier espectador de la política latinoamericana, nativo o foráneo, es difícil imaginar que la conocida frase “entre nosotros podemos despedazarnos, pero jamás nos haremos daño” tenga un ápice de veracidad. ¡Al contrario! Después de las batallas y las descalificaciones que se producen “entre” los grupos políticos “y dentro” de los mismos grupos políticos el daño, de todo tipo, es irreversible. Nosotros los latinoamericanos tenemos fama de no tener una buena “memoria histórica”; pero eso no quiere decir que seamos “desmemoriados”, “descocados”, o de plano “pendejos”. Claro, que haciendo un poco de esfuerzo si se quiere debido al “medio-descocamiento” habitual de nosotros los latinoamericanos, es decir a lo “medio burro” o “burro y medio” que somos, en dependencia de la región de América de que se trate, del país de que se trate, del estrato sociocultural “de verdad” de que se trate, sabemos muy bien que en cuestiones de política aquí en América Latina “todo se vale”, sabemos muy bien con que facilidad “los políticos” del área cambian de partido, cambian de política, cambian de “visión”, y “en el camino” de estos cambios la estela de mierda que van dejando no sólo es muy visible, más que patente, sino que hiede a todo dar, “apesta feo”, y en este camino las traiciones no tienen ya nombre y están a la orden del día, tradición de Latinoamérica. Ahora, claro está que en esta guerra política de América, en este “todo se vale político”, todos se tiran “aparentemente” a matar; pero no, puras fantochadas, pataditas de muertitos, cuatreritos y pendejitos… En este camino de la cambiadera de unas políticas a otras, de unas tendencias politicas a otras, de unos partidos políticos a otros, va aparenciendo además “la historia escrita” de toda esta mamarrachada. Así, por ejemplo, han aparecido libros como Manual del perfecto idiota latinoamericano y El regreso del idiota, de los autores Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas LLosa. ¡Ajá…! ¡Ahora resulta…! En estos casos, en donde ”mucha gente” cree que nosotros “el pueblo” no recordamos “todo” lo que ha pasado con ellos y “sus grupos” y “sus allegados”, ¡y las traiciones…!, no nos queda más que decir como reza el dicho popular: “¡¿Y tu abuela, dónde ta’?!”: http://www.youtube.com/watch?v=gsY1cFp10PU […]
Y por otro lado, después de esas batallas políticas ¿para qué queremos los “pedazos” que sobran de esas fragorosas batallas políticas y gubernamentales? ¿Habrá algún ser humano o grupo, sensatos claro está, que quiera esos “pedazos” que quedan de esos “despedazamientos”? ¿Se podrán usar esos “despedazos” en algo útil, que sirva? Recordemos que si no tenemos políticos y estadistas grandes, entonces no tendremos una patria grande, porque la patria depende de los individuos. La patria será grande cuando los individuos sean grandes.
Me decía una colega de la Universidad Carolina de Praga que ella no veía ningún fenómeno entrópico en el discurso político latinoamericano, dado que, afortunadamente, nosotros los latinoamericanos no necesitábamos profundizar en este tipo de comunicación del área, porque aquí solamente existían dos opciones de entendimiento:
· Lo que se prometía y se decía que se iba a hacer, pues ya sabíamos que no se iba cumplir ni tampoco a hacer.
· Lo que se decía que no se podía prometer, pues mucho menos.
Y sí, creo que tiene razón. Esta es una manera muy fácil, sin tantos rodeas científicos, de analizar este asunto en América Latina […]
Las palabras más relacionadas con la imagen política latinoamericana –y con la imagen política internacional de toda América, incluyendo aquí a Estados Unidos– son traición y mentira. Y esto es viejo, nada nuevo (Paz, 1943; Sefchovich, 2008):
DE QUÉ MODO LOS PRÍNCIPES DEBEN CUMPLIR SUS PROMESAS. Nadie deja de comprender cuán digno de alabanza es el príncipe que cumple la palabra dada, que obra con rectitud y no con doblez; pero la experiencia nos demuestra, por lo que sucede en nuestros tiempos, que son precisamente los príncipes que han hecho menos caso de la fe jurada, envuelto a los demás con su astucia y reído de los que han confiado en su lealtad, los únicos que han realizado grandes empresas (Maquiavelo, 1995: 30).
En la palabra traición hay mucho significado. La palabra traición, empleada por las partes involucradas en una traición, es decir traidores (?) y traicionados (?), incluyendo a esa parte que nunca sabe nada, que nunca tiene pareceres, que es apática, que es indiferente, designa las dos caras de una moneda: los “pareceres”. La palabra “traición”, a través de los tiempos, ha estado en boca de todos para calificar, en todos los sentidos, a los funcionarios, directivos, dirigentes y mandatarios gubernamentales, partidistas y religiosos:
[…] la traición y la negación son el meollo del arte político […]
No traicionar es perecer: es desconocer el tiempo, los espasmos de la sociedad, las mutaciones de la historia. La traición, expresión superior del pragmatismo, se aloja en el centro mismo de nuestros modernos mecanismos republicanos […]
¡Viva la traición! Sofocante o sorprendente, disimulada o confesa, brutal o negociada, esta antigua amante de los políticos se muestra hoy en toda su deslumbrante desnudez […]
La traición es una tradición de la historia […] (Jeambar y Roucaute, 1997).
¡Qué bueno que, por lo menos, nosotros los latinoamericanos ya sabemos que fueron los egipcios los primeros en manejar a la perfección la traición en su sociedad y en sus relaciones internacionales! (Jeambar y Roucaute, 1997: 47-48): nos ganaron los egipcios, porque de lo contrario habríamos asegurado que fuimos nosotros los latinos… ¡Es tanta la traición en este Hemisferio! La diferencia es que los egipcios empleaban también, junto a la traición burda, protocolos elevados de la traición. Aquí en América, sólo conocemos la parte burda. Eso de “protocolos elevados” parece que no se da en esta área, y no solamente en cuestiones de traición.
¿¡Credibilidad en la política de América!? ¡Pero ni de chiste! ¿Qué acaso han pensado que se nos ha olvidado la larga historia de la corrupción en América, en Iberoamérica?[46] ¿¡Credibilidad y confianza en los gobiernos, en los aparatos políticos y en los poderes judiciales de Iberoamérica!? ¡Pero ni de chiste! Todo esto ya está más que claro, y desde hace mucho, para nosotros los americanos, para todos los iberoamericanos. ¿Usted todavía no lo sabe?[47] ¿Qué usted no recuerda cómo es que se seleccionan a los dirigentes y políticos de América? Si no recuerda, vea el siguiente video: Time for Some Campaignin oTiempo de Hacer Campaña, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=adc3MSS5Ydc .
Hace mucho tiempo ya que la mentira es componente idiosincrático de la historia político-gubernamental-administrativa en toda América, empezando por Estados Unidos –de la misma manera que, a su vez, la mentira es un rasgo bastante común, por el motivo que sea, de los latinoamericanos–. Aquí no me refiero exclusivamente a la mentira que se dice con las palabras, sino también a la mentira que se dice con los gestos, con gestos que desmienten lo que se dice con palabras (James, 2002: 72-73). Tenemos que partir de que la mentira y el mentir pueden referirse a una evidente, clara y comprobada falsedad y también a una verdad selectiva, en especial en aquellos grupos de usuarios de lenguajes en donde están presentes el polimorfismo discursivo en su máxima expresión, tanto al nivel de los lenguajes verbales como al nivel de los lenguajes no verbales (Ruano, 1986; Ruano, 1987; Ruano, 1993; Ruano 2002; Ruano, 2003b; Ruano, 2003e; Ruano, 2003f; Ruano, 2003g; Ruano, 2006b; Sefchovich, 2008), los desajustes culturales y el atraso educativo, las convivencias de culturas en contacto y de culturas en conflicto, las diferencias abismales de clases y categorías sociales, los fanatismos y tabúes de todo tipo, los conflictos entre los sexos, los fingimientos protocolares y etiquetales, la anarquía, la anomia, etc. Con frecuencia podemos detectar a través del rostro, de los gestos, de las muecas, las mentiras que se están pensando, que todavía no se han dicho, que se van a decir. Sucede a veces que los gestos que desmienten al discurso verbal son constantes, tanto en personas en particular como en grupos humanos en general, lo que quiere decir, entre otras cosas que tanto la persona como el grupo están afectados por la inseguridad, por el temor, por la dismorfobia, por la baja autoestima y por otras patologías y síndromes. Queda claro que no es normal que en un mundo civilizado, que en un mundo globalizado, una persona, grupo o pueblo constantemente esté reflejando una tal disociación entre discurso verbal y discurso corporal: palabras por un lado y gestos por otro lado; las palabras dicen una cosa y los gestos dicen otra… Entre palabras y gestos tiene que haber, en situaciones discursivas normales, una armonía discursiva, una congruencia. Entre lo que dices y lo que haces debe haber congruencia. Entre el decir y el actuar debe haber una relación armónica, por lo menos entre personas civilizadas, cultivadas, educadas, normales… Si no es así, entonces algo anda mal.
Para tratar a la “mentira” como un fenómeno comunicativo verbo-corporal –se dice mentiras con el lenguaje verbal y con el lenguaje corporal, con las palabras y con los gestos– generalizado y de alto impacto, lo primero que hice –como filólogo e imagólogo con más de treinta años en esta actividad– fue considerar las características socio-culturales y socio-lingüísticas del grupo que miente. En este caso, que estamos hablando de América, lo primero que salta a la vista de cualquiera es la variedad del continente: economías, políticas, tradiciones, folclores, gastronomías, lenguas, dialectos, razas, protocolos, etiquetas, sociologías, psicologías, religiones, sectas…, se mezclan en un arco iris de mil colores, en donde, en una buena cantidad de casos, esos colores son, “más que claros”, “muy obscuros”. ¡Eso se da por entendido! ¿Acabará algún día este teatrucho pesadillesco de comedias de mala muerte, sainetes de mal gusto y grotescos criollos en América…? Así como vamos… ¡nunca! […]
Filólogo e imagólogo Fernando Antonio Ruano Faxas
Philologist and Image Consultant Fernando Antonio Ruano Faxas
Филолог и консультант Фернандо Антонио Руано Факсас
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