Abstract
América, America, Америка, Amerika, Amérique, 美洲 , महाअमेरिका , أمريكيتان , アメリカ州 , אמריקה
POLÍTICA, POLITICS, ПОЛИТИКА, POLITIQUE, POLITIK, 政治, سياسة
ELECCIONES PRESIDENCIALES, PRESIDENTIAL ELECTIONS, ПРЕЗИДЕНТСКИЕ ВЫБОРЫ, ELEIÇÕES PRESIDENCIAIS
DISCURSO POLITICO, POLITICAL DISCOURSE, ПОЛИТИЧЕСКИЙ ДИСКУРС
IMAGOLOGÍA POLÍTICA, POLITICAL IMAGOLOGY, ПОЛИТИЧЕСКАЯ ИМАГОЛОГИЯ
“[…] los ciegos llamaban al día noche […] [y dijo un hombre que veía] «Estos estúpidos deben estar ciegos» […] –No lo comprendéis –gritó con una voz que pretendía ser estentórea y resuelta, pero que se le quebró en la garganta–. Vosotros sois ciegos y yo veo […] Vengo […] del país […] donde los hombres pueden ver […] Una ciudad distinta de vuestra aldea. Vengo de un vasto mundo…, donde los hombres tienen ojos y ven […]” (Herbert George Wells, 1899, El país de los ciegos)
CONTINÚA DE LA PARTE I: http://knol.google.com/k/la-imagen-de-américa-a-través-de-sus-políticos-y-de-sus-políticas#
[…] Los pueblos siempre guardan muchos secretos, secretos de todo tipo. Los pueblos, a través de los “idiomas”, a través de los “lenguajes”, siempre guardan muchos secretos…, el tiempo pasa…, la gente no recuerda… Pero esos “secretos” se conocen a través de las investigaciones de muchas ciencias y de la literatura en general: filología, historia, lingüística, traductología, filosofía, antropología, etnología, lexicogenesia, etimología, semántica, semasiología, simbología, semiótica, folclore, folclife… […]
[Hoy es fácil conocer el historial de la gente, de todo el mundo, y en especial el historial de los candidatos a los puestos públicos] En el pasado era muy fácil borrar toda esta “documentación reveladora y comprometedora” […]: sencillamente se le daba candela a los textos, a las bibliotecas, a los archivos, y también se exterminaban las fuentes humanas, se les mataba o se les desaparecía, que era la práctica común… Hoy esto no puede suceder porque toda esa documentación está registrada en todo el mundo, en todos los centros de información, en todas las bibliotecas, hemerotecas, videotecas, filmotecas, redes de Internet, etc., y especialmente en los países civilizados la humillante mano del inquisidor ya no tiene fuego… Toda esta documentación reveladora ni se ha perdido ni se perderá ya, al contrario, porque aparece en la más eficaz y rápida vía de información del mundo moderno: Internet, en donde solamente hay que poner una palabra y ya, aparecen cientos y miles de documentos en torno al dato buscado, ya sea un documento o el nombre del traidor o el nombre del traicionado. Por eso Internet es el terror de los “inculpados”, de los “culpables”; y contra ella ya nadie ni nada puede luchar, su fuerza es muy grande y su alcance es mundial. Lo que hizo el “culpable”, antes o ahora, se difunde en segundos por todo el mundo. Por eso la vergüenza y el desprestigio del culpable y de su grupo son mayores, porque son universales: su imagen y su culpa están en todas las computadoras del mundo, en todos los idiomas del mundo, ¡y cómo hay computadoras e idiomas en este planeta! (Ruano, 2003e).
¡Cuántas sorpresas nos da eso que se llama “imagen pública” o “imagen social”! Y no hay que investigar mucho. Todo está ahí, ante los ojos de todos, a la vista de todos http://knol.google.com/k/imagen-p%C3%BAblica-o-imagen-social# . Claro que, para ver, para mirar, no se puede ser ciego, y si se es tuerto, tampoco se ve bien, se ve “chueco” http://knol.google.com/k/la-importancia-de-la-vista-y-el-contacto-visual-en-la-comunicaci%C3%B3n-o-imagolog%C3%ADa# […]
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MARCIAL MACIEL, BERNARD MADOFF Y SCOTT W. ROTHSTEIN
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[…] La necesidad de formar una imagen política como recurso para generar poder no es nueva. Data de milenios, desde el origen mismo de las formas de organización social que requerían el ejercicio de un liderazgo encaminado a distinguir a los seres humanos en dos tipos: los que ejercen el poder y aquellos sobre quienes se ejerce dicho poder.
Imagen pública y poder han estado ligados desde tiempos remotos. En su momento, el significado de los rituales y el uso de los símbolos que distinguían a los jefes y nobles, a los sacerdotes y guerreros, generaron imágenes poderosas. El poder se ligó a la fuerza, la sabiduría y el conocimiento. El culto divino fue representado por los colmillos, los cuernos o la piel de los animales, por adornos corporales, tatuajes, coronas, cetros o bastones.
Conforme las civilizaciones evolucionaron, la imagen el poder lo hizo también. Faraones, reyes y césares construyeron magníficas obras en las que se mostraba el esplendor y la magnitud de su dominio. Sus estatuas y pinturas manifestaban su grandeza y perfección. Su riqueza les permitía construir imágenes que los representaban como hombres y mujeres muy por encima de lo común.
En aquellos tiempos, en puntos de reunión como templos, mercados y cuarteles, en los sellos de correo y las monedas, en los estandartes de guerra o en cada uno de los puntos cardinales de sus dominios, los reyes de esos días colocaban una imagen de sí mismos como símbolos del poder que poseían.
Los tiempos cambiaron, pero no la idea central de que el poder estaba ligado a la imagen y viceversa, de tal forma que las mujeres y los hombres del poder podrían estar seguros de que pasarían a la historia sin los defectos de su realidad humana, en un ambiente imaginario, propicio y reservado sólo para ellos, inalcanzable para el resto de la sociedad. Sin embargo, diversos factores fueron acotando la relación entre el poder político, su representación simbólica y la percepción de los gobernantes. Algunos se debieron a la propia evolución histórica, unos más al avance tecnológico, y otros, a los cambios socio-políticos, principalmente a la relación misma que se configuró entre gobernantes y gobernados. La consecuencia fue que la imagen de los gobernantes se hizo más terrena, cotidiana y humana.
Si continuamos haciendo historia, encontraremos que el nacimiento y crecimiento de los medios de comunicación originó que los miembros de la casta gobernantes empezaran a echar mano de otras tácticas para incidir en la percepción de sus gobernados, de tal manera que la dramatización de la imagen política fuera instrumento no sólo de comunicación entre ambos, sino también de manipulación, persuasión y seducción. La política adquirió así algo de aspecto teatral, en cuyos escenarios muchos sucumbían o corrían el riesgo de verse marginados y de conformarse con un rol secundario si es que no sabían entender el valor de la definición, construcción, administración y evaluación de su imagen pública […]
En política, la imagen es un recurso, un instrumento, una herramienta, un proceso y un método para acceder al poder, para competir por él, para ejercerlo y conservarlo. Como recurso, instrumento y herramienta, la imagen política debe ser utilizada de manera estratégica, oportuna y eficiente. La calidad de la misma depende precisamente del poder que pueda generar, es decir, de la influencia, liderazgo, dominio, privilegios, distinciones, oportunidades y seguidores leales que produzca.
La imagen política es un proceso cuyo fin último está relacionado con el poder, entendido éste como la capacidad para hacer que otros hagan lo que en condiciones normales no harían. El poder se estableció para que algunos –unos cuantos– puedan influir en las decisiones de otros –las mayorías–, lo que implica establecer un orden de las cosas y recibir un trato social diferenciado como consecuencia de ello.
Contrario a lo que se puede argumentar, la idea del poder no es democrática, ni tampoco lo es la del gobierno ni la de la autoridad. Esta distinción es importante porque la imagen política está ligada a estos conceptos. Esto requiere que se interprete adecuadamente por lo que ello significa, pues la democracia, que es igualdad de oportunidades, respeto, tolerancia, reconocimiento de la diversidad, competencia limpia, condiciones de equidad, pluralidad, transparencia y rendición de cuentas, constituye el ejercicio de poder de los más capacitados para representar en planos diferenciados de interés, las voces segmentadas de las mayorías.
Aunque los más nobles ideales y aspiraciones impulsen a una persona a competir en la política, la forma de cumplirlos dependerá de los grupos, intereses y recursos que pueda articular en torno de sus metas. Así las cosas, una vez que se ha establecido y se ha cumplido con el orden democrático, nos permite comprender que ni el poder ni las funciones públicas pueden ser de todos. Para ser legítimo, el poder debe ejercerse por quienes la sociedad ha seleccionado como las más aptos y encontrar en la coherencia del ser y parecer de la oferta de política, la producción de referentes de percepción que incidan en la toma de decisiones de los distintos públicos meta. De esta forma, la imagen política será el resultado de un proceso de creación, promoción, difusión y comunicación que le permite al actor político presentarse ante los diferentes segmentos ciudadanos proporcionándoles la información que requieren para que sea seleccionado entre las distintas opciones en competencia. De ahí la importancia de que la imagen política sea la óptima, considerando que de ahí se parte para transmitir una imagen de confianza y certidumbre que incida en los planos de identidad y credibilidad ciudadanos.
Ahora bien, defino la imagen política como la percepción derivada del conjunto de estímulos verbales y no verbales que permitirá a las personas o instituciones identificarse, distinguirse y posicionarse de manera positiva en el escenario de la competencia y el poder políticos (Paredes, 2003: 349-352).
En este sentido de la imagen político-gubernamental-administrativa latinoamericana, lo primero que llama la atención en el escenario político-gubernamental-administrativo –¿o teatro político?– del área son las formas a través de la cuales se llega al poder, las formas tan características, sui generis, de elegir funcionarios y aparatos gubernamentales, en las que “todo es posible”, en especial las triquiñuelas, las corruptelas, lo chueco, la transa, las compras y ventas de influencias y de votos, el ordeñar urnas u ordeñamiento u ordeñado de urnas, los tráficos de influencias, los coyotajes, las mordidas, los cochupos o sobornos, el nepotismo, el pirateo del poder, la violación de las leyes, las infracciones, las amenazas, los atentados, los raptos, las desapariciones, los asesinatos, todo lo cual aparece reflejado diariamente en la prensa, en la libros, en la radio, en la televisión, en Internet, en las denuncias de grupos e individuos particulares ante organismos nacionales e internacionales. Y, por supuesto, si por alguna razón el elegido o la elegida o los elegidos para el poder, en algún momento, no responden a las “expectativas” de la “mafia electora o electorera”, entonces aparecen “en un cierto momento” los arrepentimientos públicos, las lamentaciones públicas, las declaraciones públicas, de la mafia que eligió y decidió, a través del conocido “dedazo” sobre todo, al “poderoso, jefe, cacique, presidente, gobernador, alcalde, etc.”[16] La imagen de los políticos en Iberoamérica, generalmente, es lo que en cinematografía se podría llamar la imagen del “doble” o de la “doble”, en este caso del doble del estadista o verdadero hombre de estado, algo así como una imagen falsa, artificial, borrosa, una imagen de urgencias y riesgos, imágenes opcionales que nunca conducen a la gloria, una imagen que quiere llegar, que desea llegar, que pretende llegar, pero que no puede, porque las exigencias de un personaje principal son muchas y muy complejas, demandantes, comprometidas; la imagen del político latinoamericano es la imagen de ese “doble” que hace las escenas difíciles, con mucho riesgo, de las que siempre se sale descalabrado, a la entrada o a la salida, al principio o al final, por una causa u otra. La imagen política de los que gobiernan en Iberoamérica es el resultado de la imagen política negativa general del área y de la imagen política de cada país iberoamericano en concreto; es decir una imagen política negativa –salvo rarísimas excepciones, como podrían ser los casos de Costa Rica y Uruguay, llamados “democracias plenas”; aunque todos sabemos perfectamente que Costa Rica es toda una “Cajita de Pandora”– resultante de regímenes con pseudodemocracias o democracias defectuosas o democracias imperfectas –Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana–, de regímenes híbridos –Ecuador, Haití, Nicaragua, Venezuela– y de regímenes autoritarios –Cuba–.[17] La imagen política de los que gobiernan América Latina, de quien gobierna en Iberoamérica, es, casi siempre, salvo muy raras excepciones, una imagen secundaria, no protagónica en el plano internacional; es la imagen de un “doble” porque en este “escenario internacional” es solamente para eso para lo que está preparado ese individuo, ese tipo de persona, y desde la infancia, porque su comunicación verbal y su comunicación no verbal así lo dicen, ése fue su esquema educativo, esa es su herencia comunicativa, y el político latinoamericano es muy fiel, en todos los sentidos, a su legado instruccional y educativo, a su herencia: ¡ni entender ni darse a entender!, ¡hablar y no decir nada congruente!, hablar con un lenguaje cargado de meteduras de pata, de errores de todo tipo, indiscreciones, imposiciones, trampas y dictaduras lingüísticas manipulatorias, al estilo de la “neolengua” o “nuevahabla”[18] –y si alguien protesta o se le cuestiona o los medios denuncian, pues entonces aparece la frase habitual: “es que malinterpretaron mis palabras”, “es que no me entienden”, “es que eso no fue lo que quise decir”–; mover su cuerpo con gestos batuta y ademanes que se lleva el viento, usar un lenguaje corporal, unos gestos, que muy pocas veces coinciden con el lenguaje verbal; discursar con variantes verbo-corporales matizadas por el analfabetismo funcional (Ruano, 2000; Ruano, 2008; Ruano, 2003a). La imagen del que gobierna en América Latina –y otra vez señalamos que salvo sus raras excepciones– nunca es la imagen de un “protagonista” mundial, incluso no es la imagen ni de un stand in –es decir, algo así como un “doble principal”–. Un verdadero protagonista, en cualquier ámbito de la vida, tiene que hacer que las cosas cambien, que las cosas sean diferentes. Un verdadero protagonista tiene que realizar el cambio: proyectar cosas buenas y hacer cosas buenas, y por supuesto predicar con el ejemplo. Ya es tiempo de que el que intente ser un protagonista de la vida política latinoamericana entienda que lo malo debe transformarse en bueno y que lo bueno (?) debe transformarse en mejor, transformarse en excelente, principalmente en los países ricos del área: Argentina, México, Chile, Venezuela, Brasil, Bolivia… Y que de esas cosas malas que hay que transformar en buenas, ¡pero ya!, porque de ellas depende el futuro inmediato de nuestros pueblos latinoamericanos, el lugar principal lo ocupan la educación y la pobreza. Es justamente a estas dos cosas, educación y pobreza, a las que deben enfocarse un gobierno y un funcionario que se jacten de protagonistas en los tiempos modernos. La experiencia –es decir ese conocimiento que en este caso adquirimos los seres humanos, particularmente los adultos que vivimos en socialización, gracias a la práctica y la observación, en donde es muy importante tomar en cuenta nuestras equivocaciones– nos dice que a la imagen de los que gobiernan en América, en América Latina, siempre le falta algo “bueno”, y siempre le sobra algo “malo”, en cuanto a forma y en cuanto a contenido. La experiencia que tenemos en Latinoamérica con los personajes que buscan estos tan comprometidos puestos de dirección y mandato populares, a los que nadie les obligó a aspirar, sino que fue su decisión propia, para lo que dijeron estar preparados, nos dice que, desgraciadamente, a estos individuos les falta ese “algo” que debe tener un “personaje principal”. Y sabemos que ese “algo” es el “todo” de requerimientos públicos, profesionales y personales que conforman la “imagen personal”.
En Iberoamérica, por ejemplo, es ya tradicional el hecho de que en ocasiones no sabemos, tanto nacionales como extranjeros, si el funcionario que dirige y se refiere a las masas, que hace las veces de emisor discursivo, está lanzando un chascarrillo, una broma, una bufonada, una imbecilidad, si está jugando “con palabras y gestos”, si está albureando, si es un poco siniestro, si está amenazando, si esta “particular estrategia discursiva verbo-corporal” lo que busca es evadir una verdadera realidad: la ignorancia y torpeza del funcionario en el tema o asunto que se está tratando; si en vez de estar a favor nuestro, del pueblo –porque es nuestro empleado en un final de cuentas, dado que le pagamos–, está en nuestra contra –“¿ni a favor ni en contra, sino todo lo contrario?”–, si son cantinfleadas[19] o son estupideces –¿o ambas cosas?–… Otras veces este asunto se torna más triste y desesperante: cuando a la simple vista de cualquier pueblo, de cualquier grupo, inclusive medio instruido, queda claro que gobernantes, gabinetes, políticos o líderes, siguen proyectos que sencillamente no entienden, con el tradicional sistema de ensayo y error, donde los errores son, por supuesto, cataclísmicos. Esto sólo conduce al desastre de los pueblos, de las comunidades, de los grupos.
En cualquier tratamiento de la comunicación no verbal de tipo corporal, del lenguaje corporal, es necesario considerar que todos los discursos tienen sus tipos o géneros y subgéneros, que todos los géneros y subgéneros tienen sus características lingüísticas y estilísticas, y que estas características no sólo afectan a la forma de hablar, a la forma de leer, a la forma de escribir cuando se crea o se recrea –por la traducción, la interpretación, la reformulación…– un texto, sino que también estos tipos de discursos afectan a la forma que adopta el cuerpo cuando se habla, cuando se lee (Ruano, 1988; Ruano, 1992a; Ruano, 1992b; Ruano, 2000; Ruano, 2005b), cuando se interpreta y se reformula… Así, al tratar el discurso verbo-corporal político de Iberoamérica, es necesario recordar que los entornos, los espacios, las geografías, los ecosistemas, las áreas sociolingüísticas, las herencias, condicionan los discursos –al igual que condicionan a los seres humanos–, de la misma manera que también los condicionan las épocas, las tradiciones, las culturas, los hábitos, los protocolos, las esferas laborales y de desempeño… Y en este sentido el discurso político latinoamericano –así como también los mismos sistemas políticos de esta área– tiene sus características generales –¿los “cuentos chinos”? (Oppenhaimer, 2005)– y sus características particulares (Meyer y Reyna, 1999). Concretamente en México, en nuestros días, todo el proceso político de este país tiene sus marcas distintivas (Meyer, 2005), que, al parecer, se han mantenido vigentes, casi de manera idéntica, durante más de un siglo.[20] Si tomamos en cuenta estos postulados lingüísticos y estilísticos en torno a los discursos y sus tipos, queda claro entonces que en el discurso político latinoamericano es muy difícil “llevar el hilo” de la conversación, del discurso, de la plática, del diálogo…, y, por consiguiente, se dificulta mucho también en este sentido la sincronía interaccional, el entendimiento por una de las partes y el mutuo entendimiento del discurso verbo-corporal, casi siempre abarrocado, atequitquiado y folclórico –una buena cantidad de programas cómicos televisivos y radiales ejemplifican esto–. Tal pareciera que en los discursos políticos latinoamericanos lo importante no es lo que realmente “ofreces” como candidato político o directivo partidista o gubernamental –que siempre, en principio, son las maravillas terrenales, y en algunos casos, los que “se pasan de pasados”, hasta las maravillas celestiales–, es decir “la neta”, sino que lo que importa realmente es que “los demás”, “la bola”, “la raza”, crean, creamos, a fuerzas, en “tus ofrecimientos” y toda la faramalla mítica y mitótica que rodea al discursante (Ruano, 1992b). Éste es todo un sistema comunicativo verbo-corporal ficticio o ficcional –es decir doble discurso–, jitanjafórico y glosolálico, con exordios pomposos, en donde, en el aspecto verbal, los estilos discursivos añejos, desajustados y ridículos, con excesos demagógicos, las invenciones de palabras con códigos, sonidos y significados especiales, nos remiten más –y claro que no por el aspecto artístico, ¡nada que ver!– a las figuras retórico-literarias de los maravillosos poetas Mariano Brull[21] y Emilio Ballagas.[22] Y en el aspecto corporal, hay que señalar, con mucha pena, que tanto políticos como gobernantes de Iberoamérica llegan a tener tantos elementos en su contra en este sentido –comunicación corporal, protocolos, etiquetas, imagen física, es decir la apariencia, la vestimenta, los accesorios u ornamentación, maquillaje, etc.– que su imagen física puede llegar a ser un verdadero ejemplo de apariencia desastrosa, de rusticidad, de mal gusto, de incompetencia social, nada elegante ni refinado ni práctico ni sofisticado; tampoco nada conservador o extravagante; tampoco nada regional o étnico… ¡Y eso que muchos han cambiado, y bastante en ciertos casos!, en especial debido a las costosísimas asesorías de reconocidos y no reconocidos consejeros y asesores de imagen social, de imagen pública, de protocolos, de etiquetas, de imagen física, a los cirujanos plásticos, a los dietólogos o dietistas… ¡Pero siempre hay algo que falta, algo que te delata y que dice de dónde vienes, quién eres realmente, a qué le tiras…: el alto protocolo, la alta imagen social, la elegancia (?) y el buen gusto (?), la distinción (?), el prestigio (?), los de verdad, no se aprenden en un trienio, en un cuatrienio o en un sexenio…, por arte de magia, por muy buenos que sean los asesores y consejeros; no obstante, se supone, algo se pega, o por lo menos pensemos que es así. ¡Para tener una “adecuada imagen social”, una “adecuada imagen pública”, son tantas las exigencias, son tantas las cosas, son tantos los detalles…! Sí, la ropa, los accesorios y joyas, el maquillaje, la cirugía plástica, las dietas, el salir en los medios de comunicación masiva con imágenes gratas y estudiadas, en lugares adecuados, a través de la información que dan ciertos comunicadores que hablen bonito y bien de nosotros…, todo eso cuenta; pero: ¿y a la hora de expresarnos, de hablar?, ¿y los discursos verbales?, ¿y el sentido de las palabras?, ¿y la dicción en contextos sociolingüísticos situacionales?, ¿y la cultura?, ¿y la instrucción?, ¿y a la hora de comer y de beber en sociedad?, ¿y el prestigio social?, ¿y el desprestigio social?, ¿y los actos inmorales y deshonestos que acompañan la imagen personal e institucional, empresarial?… ¡Sorpresas! Aquí, por lo menos en este mundo, no hay ni asesor ni vara mágica que borre en las personas y en las instituciones los actos inmorales, el desprestigio, los crímenes, los robos, los fraudes, los plagios –de personas pero también de ideas, de documentos, de invenciones– las violaciones a los derechos humanos y las violaciones sexuales,[23] la pederastia:http://openlibrary.org/b/OL23531218M/Hacia_una_historiografía_vergonzosa_de_las_grandes_fichas_de_la_podredumbre_social_y_moral_en_México_Marcial_Maciel_los_Legionarios_de_Cristo_y_sus_gatos_cómplices_fieles_devotos_y_encubridores. , http://knol.google.com/k/an%C3%B3nimo/sexo-pederastia-paidofilia-pedofilia/19j6x763f3uf8/22# ,http://knol.google.com/k/an%C3%B3nimo/sexo-pederastia-paidofilia-pedofilia/19j6x763f3uf8/19# …, por poca memoria histórica (Scherer, 2007) que tengan los pueblos. Aquí no queda otra cosas que decir que “lo que Dios te dio, que San Pedro te lo bendiga”, porque, obviamente, hay cosas que no podemos negar, que no se pueden negar, por muchos intentos que hagamos, y por mucho dinero que metamos en esos intentos, lo que a veces llega a ser toda una verdadera fortuna para “la limpia”. ¿Qué queda, entonces, en una buena cantidad de estos casos? ¿La “dejadez” o…? (Ruano, 2003e). La mayoría de nuestros directivos políticos y gubernamentales creen que con vestir ropas de marcas, caras, extranjeras, con hacerse cirugías estéticas “costosas” –lo que no quiere decir, necesariamente, “buenas”–, con llevar programas dietéticos y deportivos de modas, etc., ya todo está resuelto. ¡Nada más lejos de la verdad! ¡Terrible error que cuesta tantos dolores de cabeza y penas! En este mundo moderno, lleno de relaciones públicas de todo tipo, nacionales e internacionales, saturado de medios de comunicación masiva y críticos que constantemente valoran y cuestionan, es muy difícil lograr tener una buena imagen física, una buena imagen pública, una buena imagen social. Para lograr esa buena imagen, tan anhelada por todos pero tan exclusiva de muy pocos, se requieren muchas cosas, muchos sacrificios, mucha práctica; pero sobre todo y en especial se necesita de muy buenos consejeros y asesores de imagen social, de imagen pública, de imagen institucional, de imagen política, de imagen física… (Ruano, 2003b; Ruano, 2003d; Ruano 2003h). ¿Y cómo saber cuándo un asesor de imagen pública es bueno, es el mejor?: aquí principalmente se valora la “autoimagen” del asesor de imagen pública y la no presencia en él de los lenguajes verbo-corporales fingidos que rayan en la ridiculez social. Como se dice popularmente: “tú no puedes dar lo que no tienes”. El verdadero éxito en las relaciones sociales cuesta muy caro; pero una vez que se tiene se saborea divinamente.
Es indiscutible y demasiado evidente que la política al nivel internacional está desde hace mucho tiempo ya en una situación de verdadero caos, de elevada toxicidad social, y el discurso verbo-corporal político actual es muestra de esto, en el mundo entero, en los cuatro continentes habitados por culturas nativas: Eurasia, América, África y Oceanía (Chomsky, 2002a, 2002b, 2002c, 2002d, 2004a, 2004b, 2005, 2006; Chomsky y otros, 2006; Sorel, 2006; Woodward, 2004; Suskind, 2004; Diamond, 2006). Y elecciones van y elecciones vienen, y votaciones van y votaciones vienen, y los elegidos siguen siendo unos “buenos para nada”, o más bien unos “buenos para ‘ciertas cosas’ que ya sabemos”…, con sus muy especiales excepciones, como Michelle Bachelet, Luis Inácio Lula da Silva […] Si ya estamos viendo y viviendo el colapso de nuestro planeta, los desastres de todo tipo, creados en su inmensa mayoría por las grandes potencias, y ni las “organizaciones internacionales” (?) y mucho menos los “mandatarios” (?) son capaces de frenar esta hecatombe, de poner un hasta aquí a esta muerte acelerada del planeta Tierra, no tienen ni la capacidad más mínima para ponerse de acuerdo en asuntos elementales de vida o muerte de los seres humanos, en sus pueblos, en sus países, y a nivel mundial, y que conste que se trata de “absolutamente todos los seres humanos”, a menos que ya se estén haciendo los programas y planes de la migración urgente de las “clases poderosas”, con sus poderíos incluidos, a otros lugares del espacio extraterrestre: la Luna, Marte u otro lugar, en cuanto este planeta reviente: http://knol.google.com/k/anónimo/consideraciones-en-torno-al-medio/19j6x763f3uf8/36# . Y por si les parecieran pocos a las grandes potencias del mundo todos los inmensos y fatales problemas que ya tenemos, se encargan de crear otros fatales problemas, como la guerra fría: http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_fr%C3%ADa y las invasiones militares en absolutamente todo el mundo. La guerra fría en América ha sido y sigue siendo terrible, insoportable: http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Fr%C3%ADa_en_Am%C3%A9rica_Latina […] ¿Dónde no se está viviendo hoy una guerra, la que sea y como sea? ¿En dónde se supone que no está presente el terrorismo? ¿En qué lugar del mundo no hay miedo, terror, fraudes, atentados, hambre, necesidad, recesión, impunidad, esclavitud, pederastia clerical o religiosos violadores de niños y niñas, drogas, desplazados, migraciones forzadas, contaminaciones ambientales…? ¡Pobre planeta…! ¡Pobres “pobres”…! Pero también ¡pobres ricos y poderosos…!, lo que les espera a ellos y a sus familias, así como vamos. ¡Qué pena que no recordemos la historia! El pago por esa amnesia masificada, por esa ceguera social, ya está siendo muy caro: “¿Acaso las grandes figuras políticas del próximo siglo poseerán su ligereza ética y moral? Ahí tocamos un problema de fondo, que es la calidad de los dirigentes políticos: pocos son realmente de alto nivel” (Antaki, 2001: 107). Es indiscutible y demasiado evidente el deterioro de los valores colectivos en general y de los valores personales en particular: “Los valores colectivos se encuentran en plena decadencia” (Antaki, 2001: 108). Si sumamos estos dos problemas, ¿en presencia de qué estamos? Así es: ¡un verdadero y total caos! Sencillamente, miremos a nuestros alrededor y veamos el dramático espectáculo en el gran teatro mundial, en este gran teatro mundial de marionetas, de unas marionetas movidas por otras marionetas, y en donde las “marionetas líderes” no son más que farsantes y monigotes, entre otras cosas. En nuestros días unos pueblos pueden vivir “aparentemente” mejor que otros pueblos. El hecho de que hoy un pueblo viva sin guerras, sin conflictos bélicos, sin guerrillas, sin rehenes, sin secuestrados, sin matanzas humanas, ya es una gran ventaja; pero de ahí no pasa: solamente “una” gran ventaja… Lo que sucede es que hay otras cosas, muy importantes, que no se toman en cuenta, y que son bombas de tiempo. Las grandes masas –y aquí incluyo, por supuesto, a pobres y a ricos–, generalmente desposeídas de la cultura, del conocimiento, de la sensatez, del compromiso, de los verdaderos, reales e importantes valores del mundo moderno, globalizado, multicultural y pluriétnico, y del más elemental sentido común no entiende –no porque no quiere, sino porque no puede: una cosa es “mirar” y otra cosa es “ver”, una cosa es “ver” y otra cosa es “entender”– lo que está pasando y lo que se avecina en el futuro inmediato. Vivimos al día, vivimos para resolver los problemas inmediatos del hoy, y, en el mejor de los casos, del mañana. Pero ¿y el pasado mañana qué? ¿Lo único importante es dejarles a nuestros descendientes una cuenta en el banco para que vivan bien en el futuro? ¿Cómo se supone que van a vivir bien en el futuro? ¿Con dinero, pero sin aire para respirar, por ejemplo? ¿En espacios altamente contaminados por sustancias tóxicas –venenos, smog, drogas, alimentos infectados…– y por humanos tóxicos –individuos portadores de todo tipo de signos negativos: reactivos, criminales, delincuentes, ladrones, plagiarios (tanto de personas como de ideas, de programas, de invenciones, de escritos…), narcotraficantes, mentirosos, violadores, pederastas…– (Ruano, 2003e)? En este sentido de los problemas ecológicos y medioambientales estamos hasta el cuello, pero como seguimos “respirando” (?) no nos percatamos del hundimiento (Ruano, 2003e):
La idea de medio ambiente. Este término no significa tal o cual ecosistema, sino la realidad creada por el impacto de nuestras actividades sobre la biosfera. A la vuelta de los años sesenta y setenta se adoptó el término “medio ambiente” en lugar de “cuadro de vida”, que era el empleado por los geógrafos y los urbanistas desde hacía un siglo. Los problemas del medio son a menudo imperceptibles a los sentidos, como el efecto del calentamiento, la capa de ozono y la erosión de la biodiversidad. No son de sentido común. El medio ambiente ha marcado la introducción de la ciencia en el ámbito político. Las ideas científicas y políticas jamás han estado totalmente separadas a lo largo de la historia de las sociedades […] Hoy las ciencias de la naturaleza intervienen directamente en la escena política. Hemos heredado de la Biblia y del cristianismo la idea según la cual la naturaleza era el marco de las relaciones del hombre con Dios […] La naturaleza es un orden frágil. Necesitamos renunciar al mito ancestral de que la naturaleza es prolífica: los recursos naturales son finitos. Otro cambio determinante: pensábamos que la certidumbre de nuestros conocimientos desembocaría en el dominio técnico de los fenómenos. Somos ignorantes. Hay muchos problemas del medio que “conocíamos” que han resultado sorpresas. La generación actual es responsable de la sobrevivencia de las generaciones por venir. Pensamos en la necesidad de ir más allá que los límites de la moral de proximidad; cada uno de nosotros puede influir en la suerte de un número indefinido de individuos. Hay que instalar la idea de la precaución en el lugar donde se encuentra la del progreso (Antaki, 2001: 72-73).
Indiscutiblemente, y por el bien de toda la Humanidad, de esta sopa de la ecología tenemos que tomar todos. Aquí sólo nos resta decir como decía la maravillosa Celia Cruz: “Y en el medio de la sala, así gritó don Vicente: “¡Échale agua a la sopa, que llegó más gente…!” Lo que no somos capaces de resolver hoy de manera positiva y lógica, es una herencia negativa para el mañana, y en ese mañana vivirán nuestros descendientes, si es que tenemos tiempo de tenerlos. ¡Así están las cosas! ¿Quién considera en la actualidad en su programa de vida a futuro, por ejemplo, el deterioro del planeta?, ¿y los múltiples deteriores, en cadena, de los ecosistemas, la fauna y la flora?, ¿acaso esa no una amenaza mortal para la especie humana?, ¿en cuántos programas de educación, al nivel que sea, se considera el desarrollar este tipo de inteligencia: la inteligencia naturalista?[24] Hoy, en estas situaciones de internacionalización, los problemas no son ni de un área geográfica exclusiva, ni de una comunidad exclusiva, ni de un pueblo exclusivo. Hoy los problemas son del “mundo entero”, de todo el planeta, y quien no lo quiera ver así, que recuerde que hoy los problemas y las bombas están, inclusive, en los aviones comerciales. ¿A quién le va a tocar hoy?, ¡no sabemos! Hay que esperar, pero en esa espera estamos “todos”, sin excepción alguna. Por eso los problemas en nuestros días son de todos, y quien ve este asunto con apatía e indiferencia pagará su costo: ¡tanta culpa tiene el que mata a la vaca como el que le sujeta la pata! Y América, por supuesto, no se queda atrás en este sentido; muy por el contrario, si tomamos en cuenta que en este continente está el generador de los grandes conflictos, en todos los sentidos, de la segunda mitad del siglo pasado, del siglo XX, y de todos los grandes conflictos de este siglo, del siglo XXI: Estado Unidos. ¿Y qué papel desempeñamos nosotros los latinoamericanos en esta obra de mutua destrucción y, ¡oh, sorpresa!, también de autodestrucción?: no creo que a nadie se le haya ocurrido pensar que cuando este planeta se destruya se podrá ir a vivir tranquila y felizmente a la Luna o a Júpiter o a cualquier otro lugar de por ahí, inclusive a Marte, que es el planeta que tiene agua. Por lo menos “ahora”, eso no puede ser. Aquí, a la hora de la verdad, pues “o todos rabones o todos coludos”, ¡la “Ley de Herodes”!
Veamos un poco cómo reflejamos nuestro mundo americano a través del discurso político-gubernamental-legislativo-administrativo, especialmente en esta parte del continente llamada latina o ibérica.
El discurso verbo-corporal del ámbito de la política, de la gobernación, de la legislación y de la administración pública en América Latina –y en muchos casos también en Estados Unidos, de la misma manera que al nivel internacional– está en una situación que podemos calificar de triste y desdibujada, de doble moralidad, de desfachatez, de desvergüenza, en especial en determinados países del área: Haití, México, Colombia, Paraguay, Perú, Honduras y otros más, concretamente debido a los desaciertos culturales, los desaciertos protocolares y de etiqueta político-gubernamental, los desaciertos cognoscitivos en todo sentido, la vulgaridad, los discursos populacheros, campestres, bucólicos, faunísticos, rupestres, jitanjafóricos, ofensivos, hirientes y soeces; debido a la corrupción abiertamente imperante; debido a los desconocimientos de los problemas concretos del área; debido a la incapacidad para interpretar las exigencias de los nuevos tiempos de situación de “nueva globalización”; debido a las fraudulentas conspiraciones y protecciones a grupos delictivos al estilo tradicional y mafioso de siempre, al estilo “Cosa Nostra”,[25] al estilo de la mafia y el crimen organizado al nivel mundial, al estilo de los muy conocidos: Cosa Nostra de Sicilia, Cosa Nostra Americana, Mafia Rusa, Mafia China, Mafia Mexicana, Mafia Cubana, Camorra de Campania, Yakuza de Japón, Tríadas Chinas, Ndrangheta de Calabria, Sacra Corona Unita des Pouilles, Maffya Turca, Mafia Albanesa, Cinco Familias, Séptima Familia, Familia Sasso de Argentina, Familia Barahonti de Perú, Cártel de Medellín, Cártel de Cali, Cártel del Norte del Valle, Cártel de la Costa Atlántica, Cártel de Tijuana, Cártel del Golfo, Cartel de Sinaloa, Cartel de Juárez, Cártel de Guadalajara… (Gayraud, 2007), algo que conocemos muy bien en América y desde hace ya un siglo, ¡por supuesto que nada nuevo! por lo menos para los que saben leer, para los que no son analfabetos o que “supuestamente” no son analfabetos (Ruano, 2008): en fin que en este sentido de las mafias, tomando el concepto de mafia, “grupo organizado que trata de defender sus intereses [de manera ilegal y criminal]”, pues la evidencia nos dice que “todos los de arriba en el mismo caldo de cultivo” (Frattini, 2005); debido a las más que conocidas complicidades con todo tipo de organización criminal, en concreto y principalmente con las mafias sindicales, con los mercados de la droga y con los grupos y bandas organizados del secuestro; pero muy especialmente debido a la inefectividad en el tratamiento, la interpretación y la aplicación de las leyes (Méndez y otros, 2003; Maris, 2003). En síntesis, este tipo de discurso es generalmente el típico “discurso efectista carente de fondo”, como lo llamara el célebre científico y pensador mexicano Manuel Gamio. El discurso político iberoamericano carece, generalmente, del encanto y del elegante y bien controlado “fingimiento discursivo” que tenía hasta el minusválido expresidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt (1882-1945) –era lisiado, tuvo poliomielitis, lo que le marcó físicamente por el resto de sus días, no obstante controlaba perfectamente sus movimientos corporales– (Fast, 1999: 166-174).
El discurso político latinoamericano adolece de involución, como se puede comprobar cotidianamente a través de la mayoría de las intervenciones de nuestros políticos, mandatarios y funcionarios del área, como se puede comprobar en cualquiera de los discursos de cualquiera de los componentes de la “politiquería latinoamericana”, esta élite rotatoria o ruletera mañosa e impune, y como he podido comprobar yo, en particular, durante los más de 15 años en los que trabajé como intérprete de discursos en las más variadas esferas de la actividad político-gubernamental-administrativa y, más recientemente, cuestión que pude comprobar personalmente en México al oír y analizar los discursos de la mayoría de los políticos, funcionarios y trabajadores de la actividad político-gubernamental-administrativa que fueron mis condiscípulos en un excelente curso de postgrado que recibí en México, en el año 2002, que llevó por nombre Génesis y Teoría del Estado Mexicano, impartido por el ex presidente mexicano José López-Portillo y Pacheco.[26] Como se planteó aquí, “el pueblo”, por muy variadas causas, pero en especial debido a su deficiente preparación cultural, cívica y política, no está preparado en nuestra América para entender el discurso político-administrativo de este continente, y mucho menos, claro está, el de los otros continentes. Ahora bien, ¿acaso habrá algún “ser normal” que pueda entender estos discursos panglosistas –aclaro aquí lo que ya todos sabemos, que en nuestra América tenemos muchos Pangloss, sólo que en lo absoluto eruditos como el Pangloss de la novela Cándido, de Voltaire. ¡Ya quisieran por un día de fiesta!–? Pero si nuestros mismos políticos y funcionarios gubernamentales no entienden sus discursos. Pero si nuestros mismos políticos consideran estos discursos disfuncionales como “dolor de cabeza”:
Dolor de cabeza. Santiago Creel Miranda, coordinador de los senadores panistas y quien presidirá la mesa directiva del Senado de la República a partir del 1 de septiembre [de 2007], considera que el ritual del informe presidencial no sólo es caduco, sino un dolor de cabeza: “No es un buen día político para nadie”.
–¿Para los panistas no es simbólico el 1 de septiembre, toda vez que por primera ocasión el presidente hablará desde la tribuna en una ceremonia tersa? –se le pregunta.
–Yo no creo que esa fecha transmita un simbolismo positivo para nadie, porque es una ceremonia que se vio caduca desde que Porfirio Muñoz Ledo interpeló a Miguel de la Madrid. Desde entonces se veía como una situación obsoleta y lo hemos venido repitiendo en todos los escenarios.
“El 1 de septiembre nunca ha salido bien, y tan sólo como dato debe recordarse que la LVII Legislatura Porfirio Muñoz Ledo y Carlos Medina Plascencia dieron ‘un repaso’ al Ejecutivo, entonces encabezado por Ernesto Zedillo, y la sesión casi termina a golpes.
“Se trata de un caos generalizado, se transmite un desacuerdo profundo, quizá más del que existe en la realidad. Entonces son señales simbólicas, pero no son buenas para nadie, ni para los legisladores ni para el ejecutivo. Si yo fuera ciudadano sin cargo político no prendería la televisión ni la radio, porque es una ceremonia sin sentido.”[27]
Es interesante ver cómo el discurso verbo-corporal político latinoamericano actual mantiene prácticamente los mismos rasgos –aunque a veces muy bien matizados, y en especial debido al temor a los medios masivos de comunicación, a la crítica, especializada o no, y a las posibles interpretaciones y represalias de grupos extranjeros, especialmente estadounidenses– del discurso político latinoamericano tradicional[28]: discursar de manera hablada o escrita con vaciedades, necedades, boberías o sandeces; rusticidad discursiva verbo-corporal; respuestas evasivas y escurridizas; afectación imagológica[29] verbo-corporal; protagonismo, prepotencia, excentricismo, incongruencia; hilvanamiento de frasecillas de relumbrón; banqueteos…, todo esto acompañado de una “guerra de símbolos”, es decir de la presencia de signos no verbales –ya sean los tradicionales y conocidos o los creados y recreados– reajustados a los gustos e intereses particulares de cada grupo político: imágenes religiosas empleadas para muy diversos fines, emblemas, enseñas, insignias, etc., signos patrios relacionados con banderas, escudos, colores alusivos y relacionados con la tradición del pueblo o grupo, etc., que son “rediseñados”, “mutilados”, “alterados”, inclusive en franca violación a las leyes nacionales de algunos pueblos de América. La vida política latinoamericana, en la mayoría de los casos, refleja un mundo complejo, corroído hasta el tuétano, plagado de todos los “males terrenales y celestiales” habidos y por haber; refleja un mundo que entre otras características tiene las siguientes: “diálogos de sordos”, “caciques, cacicazgos y grupos caciquiles”, “bosses”,[30] “dinosaurios y grupos dinosaurios”, “gorilas”, “golpes de estado”,[31] “cleptocracias y cleptócratas”, “envidias”,[32] “personas, cosas y actos ‘innombrables’”, “incapacidades para llegar a acuerdos y alianzas que beneficien al pueblo”, “bandolerismos políticos”, “complots”, “espionajes”,[33] “madruguetes”, “mapaches y mapacherías”, “transas políticas y electorales o electoreras”, “volátiles lealtades y deslealtades súbitas”, “crisis de lógica –incluyendo las lógicas discordantes– y de sentido –incluyendo el más elemental sentido común de las sociedades e individuos civilizados, instruidos y educados–“, “decisiones atemporales, intemporales, extemporales o extemporáneas, proteccionistas, clientelistas –clientelismo político–[34] y nepóticas…”,[35] connivencias, “lapsus linguae,lapsus calami, lapsus manus –¿dedazos?–“, polivalencia de las incapacidades y las ineptitudes, indecisiones e incapacidades que reafirmar el “ni a favor ni en contra sino todo lo contrario”; aparentes defensas “a lo perro” de los derechos e intereses del pueblo, pero evidentes robos y saqueos “a lo gato” de los bienes de las naciones y los erarios públicos; “video-escándalos”, “grabaciones telefónicas”,[36] “políticaficciones”, “políticas de simulaciones”, “tengan, para que aprendan”, “caídas inesperadas, repentinas, sospechosas y desvergonzadas de sistemas de cómputos electorales”, “campañas electorales fraudulentas y dudosas”, “sociedades imaginarias o utópicas”, “expulsiones ‘a discreción’ de ‘ciertos miembros’ de los partidos, de las organizaciones, de los gabinetes gubernamentales y de las secretarías”, “asignaciones inesperadas de embajadas ‘muy lejanas’ –¡mientras más lejos, mejor!–“, “caídas para arriba” –destituciones de ciertos individuos en ciertos cargos y puestos y reasignaciones a otros en donde “el destituido”, su familia, sus allegados y sus protegidos se pueden enriquecer o se pueden aprovechar de ciertas situaciones…
Los funcionarios de las organizaciones iberoamericanas, el gobernante iberoamericano promedio, y, claro está, también los funcionarios promedio del gobierno iberoamericano, en especial los secretarios o ministros de relaciones exteriores, de educación, de economía, de hacienda, del trabajo, de cultura, de gobernación o del interior, etc., los senadores, los diputados, funcionan, en resumidas cuentas, de una u otra manera y en mayor o menor medida, como “proyectores discursivos de la multiinestabilidad”:[37] ¡Ahí está la cruda y verdadera realidad de la América Latina y de todos sus países! ¡Ahí están los datos y los resultados concretos en torno a la vida de los latinoamericanos!
En el discurso político latinoamericano son evidentes las raíces sociales y las raíces genéticas del miedo,[38] del odio y de la desconfianza. La vida política latinoamericana se mantiene prácticamente igual en estos siglos XX y XXI (Schmidt, 2003; Schmidt, 2005), y esto trae como resultado que nuestros problemas latinoamericanos son una constante sin las adecuadas soluciones y sin perspectivas de solución concretas. En algunos casos, el asunto es peor aún: las cosas se tornan más oscuras, deprimentes, incivilizadas, bárbaras, retrógradas… ¿¡Cuándo se supone que en América Latina vamos a pasar del monólogo presidencial al diálogo entre poderes; poderes que están para servir al pueblo, para darle solución a los terribles problemas de los pueblos latinoamericanos!? ¿¡Cuándo se supone que en América Latina los poderes van a dejar sus rústicos conflictos grupales y personales para atender a un pueblo que cada vez está más desatendido, angustiado, pobre, confundido y…, ¡cuidado!, también harto!? ¿¡Cuándo se supone que los poderes latinoamericanos van a entender que son, nada más y nada menos, que los “trabajadores contratados por el mismo pueblo para servirle”!? ¿Cómo reacciona “el pueblo” ante estas tradicionales y desafortunadas circunstancias? ¡Nada…! ¡Aquí no pasa nada, y a lo mucho, pasa muy poco! A veces sucede que ante los actos antisociales y anticonstitucionales de los funcionarios de América se les premia con un ascenso, con una elección, con un “¡Muy bien, muchachito, muy bien…!”, como diría en Los Polivoces Agallón Mafafas al muchachito Juan Gárrison.[39] Si no fuera así, entonces cómo explicar que individuos como el peruano Alan García, con un historial tan negro y corrupto, haya llegado, otra vez, a ser presidente de Perú –y éste es uno de los cientos de ejemplos del área americana–. Hay algo que condiciona este no actuar, este no reflexionar, este no entender, esta confusión, de los pueblos latinoamericanos: la inmensa ignorancia. La inmensa ignorancia de la mayoría de los pueblos latinoamericanos es, justamente, el origen de la inmensa riqueza económica –por supuesto, adquirida por medios ilícitos, es decir robo– de la mayoría de los políticos latinoamericanos, que son, obviamente, “menos” ignorantes que el pueblo.[40]
En los discursos políticos verbales y corporales latinoamericanos parece que ya todo está “arreglado”, aquí ya todos conocemos las reglas del juego: “Haz como que hablas y yo haré como que entiendo… Como político o funcionario sigue intentando articular palabras y yo, como pueblo, seguiré esforzándome en tratar de decodificar, de descifrar, tus sonidos y ruidos verbales inciertos. ¡Aplausos, aplausos, aplausos…! Ni tú sabes lo que dices ni yo entiendo nada, ¡pero ya la hicimos!” “Sigue intentando aparentar ser el bueno para todas ‘esas cosas’ que ofreces, que en un final sabemos que no eres ‘bueno para nada’ de ‘eso’ –aunque sabemos que eres magnífico para ‘otras cosas’, cuestión de ‘perfil laboral’–.“ Esto se cumple con más frecuencia en las sociedades en donde es evidente una falta de cultura cívico-democrática, que debido a su desespero social y económico, más que a mandatarios, políticos, legisladores y administrativos, intentan buscar “héroes salvadores”, “mesías”, “profetas de desastres”, “capataces con iniciativas”, “‘grandes hermanos’ o ‘big brother’”,[41] que resuelvan sus difíciles situaciones de una buena vez: “¡Viva éste!” o “¡Viva el otro!” o “¡Viva el que sea!”; en fin…: primero “¡Arriba el que suba!”, y luego “¡Abajo el que subió!”. Por eso en América siempre ha prevalecido la misma ley, “la Ley de Herodes: o te chingas o te jodes”.[42] A veces parece, si consideramos el resultado de ciertas elecciones de funcionarios y mandatarios, que algunos pueblos y grupos se esmeran por elegir a los mafiosos más destacados y a los más vulgares corruptos. ¡Cuánta pena y cuánto error! ¡Y qué caro se pagan estas inacertadas decisiones! Nuestras sociedades tienen demasiados políticos, estadistas y administrativos que con sus lenguajes corporales y verbales, con sus “mañas”, crean falsas expectativas, que evidentemente no se pueden cumplir, ni a corto ni a largo plazo. Cualquier niño con buena instrucción puede ver esto.
Entre palabras rebuscadas, no decodificables para un pueblo en promedio iletrado –pero palabras que tampoco pertenecen al vocabulario activo y fluido de los emisores, que se nota que se la aprendieron ayer para decirlas hoy–, desajustes estilísticos –¿es discurso político, es discurso literario cuentístico, poemático, cómico, dramático…?, usos de estilos discursivos no “populares”, sino “vulgares”–, pleitos, discusiones de vecindad o cuartería –perseguirse constantemente, vigilarse o pendenciarse constantemente, espiarse constantemente, humillarse, decirse improperios y ofensas, amenazarse, “levantarse falsos”–, “peleas de comadres” –claro está que estas “peleas de comadres” (al decir de los mexicanos), tienen sus ventajas, porque en situaciones de barbarie, de atraso cultural, de tabuización, de “secretos” y “secrecías”, de censuras, de represiones y de represalias “cuando se pelean las comadres aparecen las verdades”–, recuentos de idilios amorosos, ocurrencias de última hora y exigencias de “privacidad”[43] se produce el discurso político latinoamericano. Pero el problema es mayor aún si consideramos que en el discurso verbo-corporal del ámbito de la política y la gobernación en América Latina se observan unas rupturas comunicativas que muestran, en estos tiempos supuestamente desarrollados, la carencia de principios y valores positivos dentro de un mismo “grupo”, en su mismo seno, en el interior del “grupo” –consideremos entonces la relación entre los “grupos”, en especial a la hora de tomar decisiones trascendentales para la vida y el desarrollo de la comunidad o de las comunidades, del pueblo o de los pueblos, del país, de las organizaciones, etc.–, las violaciones a los principios elementales registrados en los reglamentos que rigen las conductas de los miembros de los aparatos partidistas, políticos y gubernamentales y el histórico y tradicional rejuego entre “traidores” y “traicionados”, en donde es muy difícil saber quién es quién –a la corta o a la larga, se pasan de un partido a otro[44] y cambian de ideologías “según la marea” y según la dirección que tome el “cuerno de la fortuna”, y también todos terminan hablando pestes de todos en muy poco tiempo: ¡viva la unión y la fraternidad! Si “el otro” o “la otra” se pasan a otro partido o defienden ciertos proyectos e ideas de otros partidos, entonces “traicionaron”; pero si soy “yo” el que me paso a otro partido o defiendo ciertos proyectos e ideas de otros partidos, entonces “no estoy traicionando al partido”, sino que estoy “pensando diferente”: ¡eso se llama intentar “verle la cara” a la gente…! (Madrazo, 2007). Lo que sucede es que con frecuencia esta jugarreta sale muy bien, debido al “déficit de memoria” que padecemos los latinoamericanos–. Y en la política latinoamericana, de la misma manera que sucede en muchas empresas e instituciones educativas “reconocidas” (?), esos terribles, desagradables y degradantes conflictos resultantes de la incivilidad, la intolerancia –en cualquiera de sus manifestaciones y formas (Cisneros, 2005)–, la envidia y los odios personales, no solamente se producen entre grupos y personas diferentes, sino que también tienen lugar en el seno de un mismo grupo y entre individuos que, al parecer, eran semejantes: ¡viva la igualdad!. Y claro, está más que demostrado que “el poder”, si no se controla cuidadosamente y en todos los sentidos, entonces corrompe, envilece: “el poder es una criatura viva que sólo puede nutrirse con proteína de poder como ella misma, y la fiera no sólo es carnívora: si no hay alimento a su disposición, se torna caníbal e incluso llega a la autofagia y es capaz de devorarse por completo a sí misma”.[45] Y sucede que a la hora de desacreditar, descalificar u ofender, en nuestra América, una vez que se comienza, ya no hay término: ¡hasta la persona más moral y correcta –los menos, claro está– aquí recibe lo suyo! En América hasta los individuos más respetados por la historia y por el mundo entero son descalificados y ofendidos. Claro que ya conocemos la “cultura” (?), la “educación” (?), el “prestigio” (?) y los intereses de este tipo de ofensor… En algún momento oí a un funcionario latinoamericano decir en una conferencia que si nosotros los latinoamericanos queríamos entender los problemas de América Latina –se refería más concretamente a los problemas de su país de origen–, entonces que leyéramos el relato infantil Alicia en el país de las maravillas –de Lewis Carroll, escrito en 1865, un cuento que está basado en el “temor a crecer”–. “Con todo el respeto que se merece” –frase muy usada en México cuando se va a contradecir a alguien– ese funcionario, yo creo que si para entender los problemas de nuestra América vamos a recurrir al mundo de la imaginería infantil, a la literatura infantil, entonces Alí Babá y los cuarenta ladrones –novela árabe que a veces aparece en ciertas versiones de Las mil y una noches– es el texto ideal para estos efectos, con la diferencia de que toda idea o imaginación acerca de la trascendencia y poder de la frase “¡Ábrete sésamo!” en América Latina se queda corta, y de que acá en Iberoamérica son muchos los “Alíes” y muchos los “ladrones”, que son una verdadera plaga, que brotan como los grillos y las sabandijas de debajo de las piedras y que tal parece que se carece de un buen insecticida que acabe con ellos de una buena vez, y que superan en creces, tanto en cantidad como en calidad, a los personajes de la novela original. Claro que también los problemas políticos y gubernamentales de América podrían recordarnos, entre otros cientos de textos literarios, a El Idiota –novela del escritor ruso Fiodor Dostoievski–, a El Señor Presidente –del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias– y a El gesticulador –del escritor mexicano Rodolfo Usigli–. Ahora, que si vamos a recurrir a textos científico-politológicos, escritos por adultos civilizados, investigadores, conocedores de este asunto de “los problemas” de nuestra América, y del mundo en general, y que están destinados a adultos civilizados “que sepan leer”, entonces los textos ideales serían los cientos y miles de materiales que han sido escritos por personas comprometidas con la vida y el desarrollo de la Humanidad, de muy diferentes esferas de la actividad humana, dentro y fuera de América Latina, como es el caso de los acertados e ingeniosos libros de Alvin Toffler, de Noam Chomsky…, y ciertos materiales que describen los problemas concretos de países y regiones, como Los grandes problemas nacionales y Las grandes soluciones nacionales, de Samuel Schmidt.
Las palabras más relacionadas con la imagen política latinoamericana –y con la imagen política internacional de toda América, incluyendo aquí a Estados Unidos– son traición y mentira. Y esto es viejo, nada nuevo (Paz, 1943; Sefchovich, 2008):
DE QUÉ MODO LOS PRÍNCIPES DEBEN CUMPLIR SUS PROMESAS. Nadie deja de comprender cuán digno de alabanza es el príncipe que cumple la palabra dada, que obra con rectitud y no con doblez; pero la experiencia nos demuestra, por lo que sucede en nuestros tiempos, que son precisamente los príncipes que han hecho menos caso de la fe jurada, envuelto a los demás con su astucia y reído de los que han confiado en su lealtad, los únicos que han realizado grandes empresas (Maquiavelo, 1995: 30).
En la palabra traición hay mucho significado. La palabra traición, empleada por las partes involucradas en una traición, es decir traidores (?) y traicionados (?), incluyendo a esa parte que nunca sabe nada, que nunca tiene pareceres, que es apática, que es indiferente, designa las dos caras de una moneda: los “pareceres”. La palabra “traición”, a través de los tiempos, ha estado en boca de todos para calificar, en todos los sentidos, a los funcionarios, directivos, dirigentes y mandatarios gubernamentales, partidistas y religiosos:
[…] la traición y la negación son el meollo del arte político […]
No traicionar es perecer: es desconocer el tiempo, los espasmos de la sociedad, las mutaciones de la historia. La traición, expresión superior del pragmatismo, se aloja en el centro mismo de nuestros modernos mecanismos republicanos […]
¡Viva la traición! Sofocante o sorprendente, disimulada o confesa, brutal o negociada, esta antigua amante de los políticos se muestra hoy en toda su deslumbrante desnudez […]
La traición es una tradición de la historia […] (Jeambar y Roucaute, 1997).
¡Qué bueno que, por lo menos, nosotros los latinoamericanos ya sabemos que fueron los egipcios los primeros en manejar a la perfección la traición en su sociedad y en sus relaciones internacionales! (Jeambar y Roucaute, 1997: 47-48): nos ganaron los egipcios, porque de lo contrario habríamos asegurado que fuimos nosotros los latinos… ¡Es tanta la traición en este Hemisferio! La diferencia es que los egipcios empleaban también, junto a la traición burda, protocolos elevados de la traición. Aquí en América, sólo conocemos la parte burda. Eso de “protocolos elevados” parece que no se da en esta área, y no solamente en cuestiones de traición.
¿¡Credibilidad en la política de América!? ¡Pero ni de chiste! ¿Qué acaso han pensado que se nos ha olvidado la larga historia de la corrupción en América, en Iberoamérica?[46] ¿¡Credibilidad y confianza en los gobiernos, en los aparatos políticos y en los poderes judiciales de Iberoamérica!? ¡Pero ni de chiste! Todo esto ya está más que claro, y desde hace mucho, para nosotros los americanos, para todos los iberoamericanos. ¿Usted todavía no lo sabe?[47] ¿Qué usted no recuerda cómo es que se seleccionan a los dirigentes y políticos de América? Si no recuerda, vea el siguiente video: Time for Some Campaignin oTiempo de Hacer Campaña, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=adc3MSS5Ydc .
Hace mucho tiempo ya que la mentira es componente idiosincrático de la historia político-gubernamental-administrativa en toda América, empezando por Estados Unidos –de la misma manera que, a su vez, la mentira es un rasgo bastante común, por el motivo que sea, de los latinoamericanos–. Aquí no me refiero exclusivamente a la mentira que se dice con las palabras, sino también a la mentira que se dice con los gestos, con gestos que desmienten lo que se dice con palabras (James, 2002: 72-73). Tenemos que partir de que la mentira y el mentir pueden referirse a una evidente, clara y comprobada falsedad y también a una verdad selectiva, en especial en aquellos grupos de usuarios de lenguajes en donde están presentes el polimorfismo discursivo en su máxima expresión, tanto al nivel de los lenguajes verbales como al nivel de los lenguajes no verbales (Ruano, 1986; Ruano, 1987; Ruano, 1993; Ruano 2002; Ruano, 2003b; Ruano, 2003e; Ruano, 2003f; Ruano, 2003g; Ruano, 2006b; Sefchovich, 2008), los desajustes culturales y el atraso educativo, las convivencias de culturas en contacto y de culturas en conflicto, las diferencias abismales de clases y categorías sociales, los fanatismos y tabúes de todo tipo, los conflictos entre los sexos, los fingimientos protocolares y etiquetales, la anarquía, la anomia, etc. Con frecuencia podemos detectar a través del rostro, de los gestos, de las muecas, las mentiras que se están pensando, que todavía no se han dicho, que se van a decir. Sucede a veces que los gestos que desmienten al discurso verbal son constantes, tanto en personas en particular como en grupos humanos en general, lo que quiere decir, entre otras cosas que tanto la persona como el grupo están afectados por la inseguridad, por el temor, por la dismorfobia, por la baja autoestima y por otras patologías y síndromes. Queda claro que no es normal que en un mundo civilizado, que en un mundo globalizado, una persona, grupo o pueblo constantemente esté reflejando una tal disociación entre discurso verbal y discurso corporal: palabras por un lado y gestos por otro lado; las palabras dicen una cosa y los gestos dicen otra… Entre palabras y gestos tiene que haber, en situaciones discursivas normales, una armonía discursiva, una congruencia. Entre lo que dices y lo que haces debe haber congruencia. Entre el decir y el actuar debe haber una relación armónica, por lo menos entre personas civilizadas, cultivadas, educadas, normales… Si no es así, entonces algo anda mal.
Para tratar a la “mentira” como un fenómeno comunicativo verbo-corporal –se dice mentiras con el lenguaje verbal y con el lenguaje corporal, con las palabras y con los gestos– generalizado y de alto impacto, lo primero que hice –como filólogo e imagólogo con más de treinta años en esta actividad– fue considerar las características socio-culturales y socio-lingüísticas del grupo que miente. En este caso, que estamos hablando de América, lo primero que salta a la vista de cualquiera es la variedad del continente: economías, políticas, tradiciones, folclores, gastronomías, lenguas, dialectos, razas, protocolos, etiquetas, sociologías, psicologías…, se mezclan en un arco iris de mil colores, en donde, en una buena cantidad de casos, esos colores son, “más que claros”, “muy obscuros”. ¡Eso se da por entendido! ¿Acabará algún día este teatrucho pesadillesco de comedias de mala muerte, sainetes de mal gusto y grotescos criollos en América…? Así como vamos… ¡nunca!
El hombre americano tiene, en promedio y por encima de todas sus diferencias, como denominador común a la religión judeo-cristiana –además de las archiconocidas y archipracticadas, en todas las épocas y en todas las esferas sociales, santerías amerindias y africanas–, en situación de sincretismo religioso, claro está, como sincrético también es el mismo Cristianismo, el mismo Catolicismo, si tomamos en cuenta que el Cristianismo nació en Israel, que Jesús era judío, y que Israel está en Asia, por lo que Jesús, entonces, es de origen asiático:
Las substituciones de unas religiones por otras, los procesos de mestizajes religiosos, las transculturaciones religiosas, los sincretismos…, generalmente van de la mano de “imposiciones”, de “obligaciones”, de “la fuerza del amo sobre el vasallo”, de “la fuerza del conquistador sobre el conquistado”… Todo esto, siempre va acompañado, además, de malos recuerdos, de penas, de tristezas, de temores, de incertidumbres, de confusiones, de falsedades, de traiciones, y de un odio terrible. Cuando te obligan a hacer lo que no quieres, “algo” pasa; y no precisamente ese “algo” es bueno. Por otro lado, no creo que haya ninguna persona con media educación, es decir que no sea ignorante, que imagine –si es que todavía no se ha dado cuenta de la realidad– que una religión que aspire a la universalidad, que quiera ser universal, que quiera tener el control de todos y cada uno de los seres a como dé lugar, pueda no ser violenta, pueda ser tolerante. ¡Imposible! Y ya hemos excavado en las historias de las religiones lo suficiente como para conocer –por lo menos las personas que saben leer, particularmente los políglotas, los “no analfabetos”, e inclusive los que siendo analfabetos saben “entender”– sus misterios y sus reales objetivos y aspiraciones (Saramago, 2004). ¡Esto es pan comido! Una religión con estas características es, como ha mostrado y sigue mostrando la historia, la actualidad, violenta e intolerante. Una cosa son las religiones integradoras, es decir que “aceptan a los demás”, y otra cosa son las religiones excluidoras, es decir que “no aceptan a los demás”, salvo que se conviertan… (Todorov, 1999: 106-136) […]
Que no se nos olvide que en cuestión de religión y religiones “los secretos” aumentan mucho más en aquellos grupos que “simulando” tener “una sola religión” es evidente, inclusive ante los ojos de los más ignorantes e indiferentes, que profesan “cultos alternativos”. ¡Y justamente ésta es una característica histórica en América!, debido, ante todo, a la presencia y mezcla de grupos étnicos y socioculturales diferentes: amerindios, europeos, asiáticos, africanos…, con religiones muy diferentes, con sincretismos religiosos varios –y, claro está, también sincretismos lingüísticos, gestuales, protocolares… (Ruano, 2003e).
Nosotros los americanos, los latinoamericanos, los iberoamericanos, con tradiciones católicas, cristianas, protestantes, leemos la Biblia, en cualquiera de sus versiones e idiomas, desde temprana edad. Nosotros los americanos asistimos a los cultos religiosos y ahí, muy temprano, comenzamos a amar y también a temer a Dios, a respetar sus palabras; por eso, “se supone”, no debemos hacer las cosas que a Él no le gustan, las cosas que Él nos tiene prohibidas, para que no nos castigue, en la vida y en la muerte. La palabra sagrada, de la Biblia, la conocemos muy temprano, en la niñez, ya sea a través del discurso oral de las demás personas, principalmente en nuestras comunidades latinas a través de los rabinos, de los pastores, de los imanes, de los sacerdotes, de los guías religiosos y espirituales de muchas sectas, logias, comunidades y religiones amerindias y africanas, como la santería, etc., o a través de nuestra propia lectura: ¿qué es el Catecismo, por ejemplo? Lo primero que te enseñan en el Catecismo –bueno…, eso creemos, porque eso vimos hace mucho tiempo, ¡pero con las “mañas” que de repente aparecen, que ya no son secretos, en contra de los niños en ciertas instituciones “diz que religiosas”: http://knol.google.com/k/annimo/sexo-pederastia-paidofilia-pedofilia/19j6x763f3uf8/22# , http://knol.google.com/k/annimo/sexo-pederastia-paidofilia-pedofilia/19j6x763f3uf8/19# ,http://openlibrary.org/b/OL23531218M/Hacia_una_historiograf%C3%ADa_vergonzosa_de_las_grandes__fichas__de_la_podredumbre_social_y_moral_en_M%C3%A9xico__Marcial_Maciel__los_Legionarios_de_Cristo_y_sus__gatos___c%C3%B3mplices___fieles_devotos__y_encubridores. ..!– son los Diez Mandamientos:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2. No tomarás el Nombre de Dios en vano.
3. Santificarás las fiestas.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
5. No matarás.
6. No cometerás actos impuros.
7. No robarás.
8. No dirás falso testimonio ni mentirás.
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10. No codiciarás los bienes ajenos (Éxodo, 20).
Justamente por esto nos llama la atención la violación que se hace de la Palabra Sagrada, a la que supuestamente y en apariencias, tantos se subordinan. Esta subordinación y acatamiento de la Palabra Sagrada, al parecer, sólo se produce en la infancia, porque ya en el estado adulto: ¡miremos a nuestros alrededor, a todos lados! El alcance perturbador, disociante y tóxico de la mentira en nuestras sociedades en la actualidad, principalmente de las mentiras de nuestros líderes (?), incluyendo a una buena cantidad de líderes religiosos, llama profundamente la atención, porque en la Biblia este tema se trata de manera radical, tajantemente, con implicaciones fuertes, hasta de muerte. ¿Es que acaso no respetamos las palabras recogidas en nuestros textos sagrados? ¿Es que acaso no se supone que somos religiosos? ¿Cuál es el verdadero objetivo de nuestra asistencia, con todo y familia, con todo e hijos, a las iglesias, a los templos? ¿Cuál es la imagen, el ejemplo, que se supone que queremos con nuestra “devota” asistencia a los centros de cultos religiosos judeo-cristianos?
La “mentira”, y sus implicaciones, se recoge en la Biblia con mucha frecuencia:
7 Huye de la mentira. No harás morir al inocente y al justo; porque yo aborrezco al impío (Éxodo, 23).
11 No hurtaréis. No mentiréis, y ninguno engañará a su prójimo (Levítico, 19).
3 que mientras haya aliento en mí, y me conserve Dios la respiración, 4 no han de pronunciar mis labios cosa injusta, ni saldrá de mi boca dolo ni mentira (Job, 27).
7 Tú aborrecerás a todos los que obran la iniquidad: tú perderás a todos aquellos que hablan mentira. Al hombre sanguinario y fraudulento, el Señor lo abominará (Salmos, 5).
16 Seis son las cosas que abomina el Señor, y otra además le es detestable. 17 Los ojos altaneros, la lengua mentirosa, las manos que derraman la sangre inocente, 18 el corazón que maquina perversos designios, los pies ligeros para correr al mal, 19 el testigo falso que forja embustes, y el que siembra discordias entre hermanos (Proverbios, 6).
4 La mano desidiosa produce la mendicidad; pero la mano activa acumula riquezas. Quien se apoya en mentiras, ese tal se alimenta de viento, y corre neciamente tras las aves que vuelan (Proverbios, 10).
22 Abomina el Señor los labios mentirosos; los que obran fielmente, esos le son gratos (Proverbios, 22).
5 Detesta el justo la mentira o calumnia; mas el impío, que infama, será infamado (Proverbios, 13).
5 No quedará impune el testigo falso, y no escapará del castigo quien habla la mentira (Proverbios, 19).
9 El testigo falso no quedará sin castigo, y perecerá el que habla la mentira (Proverbios, 19).
17 A primera vista grato es al hombre el pan de mentira; mas hincando el diente, se llena la boca de arena, o de chinitas (Proverbios, 20).
6 Quien allega tesoros a fuerza de mentir con su lengua, es un tonto e insensato, y caerá en los lazos de la muerte (Proverbios, 21).
7 Dos cosas te he pedido, oh Señor; no me las niegues en lo que me resta de vida. 8 Aleja de mí la vanidad y las palabras mentirosas. No me des ni pobreza ni riquezas; dame solamente lo necesario para vivir; 9 no sea que viéndome sobrado, me vea tentado a renegar de ti, y diga lleno de arrogancia; ¿Quién es el Señor? o bien que, acosado de la necesidad, me ponga a robar, y a perjurar el Nombre de mi Dios (Proverbios, 30).
11 Guardaos pues la murmuración, la cual de nada aprovecha, o daña mucho, y refrenad la lengua de toda detracción; porque ni una palabra dicha a escondidas se irá por el aire; y la boca mentirosa da muerte al alma (Sabiduría, 1).
13 No inventes mentiras contra tu hermano; ni lo hagas tampoco contra tu amigo. 14 Guárdate de proferir mentira alguna; porque el acostumbrarse a eso es muy malo (Eclesiástico, 7).
26 Es una tacha infame la mentira en el hombre; ella está de continuo en la boca de los mal criados. 27 Menos malo es el ladrón, que el hombre que miente a todas horas; bien que ambos a dos tendrán por herencia la perdición. 28 Deshonradas y viles son las costumbres de los mentirosos; siempre llevan consigo su propia confusión (Eclesiástico, 20).
44 Vosotros sois hijos del diablo, y así queréis satisfacer los deseos de vuestro padre: él fue homicida desde el principio, y creado justo no permaneció en la verdad; y así no hay verdad en él; cuando dice mentira, habla como quien es, por ser de suyo mentiroso, y padre de la mentira (San Juan, 8).
En esta siguiente parte aparece el castigo que les espera a “las parejas que mienten de mutuo acuerdo”. En América, como muestran las informaciones diarias en todo tipo de medio masivo de comunicación, es común que “ciertas parejas” con poder, que algunas parejas presidenciales, mientan en total acuerdo, ¡pero en grande! También se debe considerar aquí a los efectos del castigo al “pareja”, es decir a los policías y vigilantes del tráfico vial extorsionadores que piden “la mordida”. Hablando de “parejas”, tal y como están las cosas y a partir de los tremendos escándalos de homosexualidad y pederastia en la Iglesia católica, también hablaríamos de las “parejitas” sexuales, reconocidas y secretas, entre los sacerdotes. Bueno, en este caso, parece que a estos pecadores les espera una muerte repentina, por mentirosos, más no por parejas:
1 Un hombre llamado Ananías, con su mujer Safira, vendió también un campo. 2 Y, de acuerdo con ella, retuvo parte del precio; y trayendo el resto, lo puso a los pies de los Apóstoles. 3 Mas Pedro le dijo: Ananías, ¿cómo ha tentado Satanás tu corazón, para que mintieses al Espíritu Santo, reteniendo parte del precio de ese campo? 4 ¿Quién te quitaba el conservarlo? Y aunque lo hubieses vendido, ¿no estaba su precio a tu disposición? ¿Pues a qué fin has urdido en tu corazón esta trampa? No mentiste a hombres, sino a Dios. 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó en tierra y expiró. Con lo cual todos los que tal suceso supieron, quedaron en gran manera atemorizados. 6 En la hora misma vinieron unos mozos, y lo sacaron y llevaron a enterrar.
7 No bien pasaron tres horas, cuando su mujer entró, ignorante de lo acaecido. 8 Le dijo Pedro: Dime, mujer, ¿es así que vendisteis el campo por tanto? Sí, respondió ella, por eso precio lo vendimos. Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os habéis concertado para tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los que enterraron a tu marido; y ellos mismos te llevarán a enterrar. 10 Al momento cayó a sus pies, y expiró. Entrando luego los mozos, la encontraron muerta, y sacándola, la enterraron al lado de su marido. 11 Lo que causó gran temor en toda la Iglesia, y en todos los que tal suceso oyeron (Hechos e los Apóstoles, 5).
9 No mintáis los unos a los otros, en suma, desnudaos del hombre viejo con sus acciones, 10 y vestíos del nuevo, de aquél que por el conocimiento de la fe se renueva según la imagen del Señor que lo creó (Colonenses, 3).
14 Mas si tenéis un celo amargo, y el espíritu de discordia en vuestros corazones; no hay para qué gloriaros, y levantar mentiras contra la verdad (Santiago, 3).
21 No os he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la conocen y la saben: porque ninguna mentira procede de la verdad que es Jesucristo (San Juan, 2).
En esta parte no es fácil saber cuánto castigo les espera a “ciertos personajes” de nuestra América, que son “toda una joyita”, unos “verdaderos estuchitos de monerías”, que, como el taco mexicano, ya vienen “con todo y todo”:
8 Mas en orden a los cobardes, e incrédulos, y execrables o desalmados, y homicidas, y deshonestos, y hechiceros, e idólatras, y a todos los embusteros, su suerte será en el lago que arde con fuego, y azufre: que es la muerte segunda y eterna (Apocalipsis, 21).
Aprovechando lo de “el lago que arde con fuego”, otra vez recordamos la canción de Celia Cruz: “¡Qué le den candela, qué le den castigo, qué lo metan en una olla y que se cocine en su vino…! ¡Qué le den candela, qué le den castigo, qué lo cuelguen de una cometa y que luego corten el hilo…! ¡Azúcar, azúcar…!”:http://www.youtube.com/watch?v=erNYcUTMH2c .
La mayoría de estas “joyitas” que pasan su vida en todo tipo de desatinos contra el prójimo, contra los demás, contra el pueblo, contra adultos y niños –principalmente los religiosos pederastas–, al llegar a la vejez o en los momentos finales de la vida, se desesperan, temen, se aterrorizan, porque la vejez y los momentos finales de la vida marcan los tiempos y los espacios adecuados para los arrepentimientos, las lamentaciones y las retractaciones, ya sea porque llegan las leyes de los hombres con su poder implacable, en cualquiera de sus formas: desde la pena capital hasta la humillación, el ninguneo y el abandono, o porque llegan las leyes de los dioses, las leyes religiosas, para los que son creyentes, que, según lo escrito en los textos sagrados de muchas religiones, son todavía peores que las leyes de los hombres. Éste ha sido el caso de muchos en la historia y es el caso de muchos también en la actualidad: Adolf Hitler, Augusto Pinochet, Benito Mussolini, Francisco Franco, Fidel Castro, Georg Karl Grossman, George W. Bush, Mobutu Sese Seko, Gilles de Rais, Henry Lee Lucas, Iósiv Stalin, Jack el Destripador, Jeffrey Dahmer “El carnicero de Milwaukee”, Luis Echeverría Álvarez, Marcial Maciel, Mohammad Reza Pahlevi, Nicolae y Elena Ceausescu, Saddam Hussein, Hosni Mubarak, Muamar el Gadafi, Slobodan Milošević, Robert Mugabe, Swaney Beane, Alberto Fujimori…, y muchísimos más, hombres y mujeres, en una lista interminable y, claro está, muy desagradable, asqueante, maloliente. Sí, por supuesto, al llegar los últimos momentos, los momentos de las últimas reflexiones, estos “fuertes” se aterrorizan, y se convierten en nada, en inmundos residuos de escoria humana:
La vejez es, en efecto, un estado de reposo y de libertad en lo que atañe a los sentidos. Cuando la violencia de las pasiones ha cedido y se ha amortiguado su fuego, el hombre se ve, como Sócrates decía, libertado de un tropel de tiranos furiosos. En cuanto a las añoranzas de los viejos de que hablo, así como por lo que se refiere a sus quejas de los malos tratamientos recibidos de sus allegados, no deben atribuir la causa de ellos a la vejez, Sócrates, sino a su propio carácter. La vejez es soportable cuando se tienen costumbres moderadas y cómodas; mas cuando se está dotado de un carácter contrario a esas costumbres, así la vejez como la misma juventud son infelicísimas […]
[…] cuando el hombre se acerca al término de su vida, siente temores e inquietudes por cosas respecto de las cuales no sentía antes el menor cuidado: lo que se cuenta de los infiernos y de los suplicios que en ellos se preparan para los malvados, acude entonces al espíritu. Empieza uno a temer que esas historias, tratadas hasta entonces de fábulas, no sean otras tantas verdades, débase esa aprensión a debilidad del alma, o ya sea que el alma distinga entonces esas cosas más claramente, a causa de su mayor proximidad. Siéntese, pues, el hombre lleno de inquietudes y de terror. Repasa todos los actos de su vida para ver si ha hecho o no daño a alguien. Aquel que, al examinar su conducta, la encuentra sembrada de injusticia, tiembla, se entrega a la desesperación, y a menudo, por las noches, el miedo le despierta, sobresaltándole, como a los niños. Mas aquel que nada tiene que reprocharse, encuentra de continuo a su lado una dulce esperanza que sirve de nodriza a su vejez, como dice Píndaro al presentar con graciosa imagen al hombre que ha vivido justa y sanamente […] (Platón, 1993, “La República o de lo justo”, 436-438).
Claro que hay algunos de estos “líderes enfermos” que sobresalen por su putrefacta conducta, sobre todo en pleno siglo XXI, como es el caso del estadounidense George Bush:
[…] Y con respecto a George Bush, independientemente de lo que ya todos sabemos y desde hace mucho tiempo (Frank, 2004; Post y Robins, 1993) –es decir que justamente este “testigo de calidad George Bush” ¡ha metido al mundo entero en la peor crisis internacional que se haya conocido después de la Segunda Guerra Mundial…!–, independientemente de lo que diga Wikipedia, como por ejemplo: “Además, de cuando en cuando, las capacidades intelectuales de George W. Bush han sido cuestionadas por los medios de comunicación y por otros líderes políticos. Sus detractores acostumbran a citar los numerosos errores lingüísticos cometidos por Bush durante sus discursos públicos. Además, la tendencia de Bush a no pronunciar claramente ha sido frecuentemente ridiculizada tanto por los medios como por la cultura popular”, enhttp://es.wikipedia.org/wiki/George_Walker_Bush , o lo que diga cualquier otra enciclopedia, creemos que lo que habría que tomar en cuenta aquí es que, dentro de los mismos Estados Unidos, dos personas tan allegadas a Bush, como son Alan Greenspan y Scott McClellan acaban de escribir dos libros, con tremendo impacto internacional, con records mundiales de venta, mencionados en la bibliografía de este texto, en donde a Bush de “mentiroso” no lo bajan. Y en México, el escritor vivo más importante de este país y más reconocido internacionalmente en la actualidad, que es el abogado Carlos Fuentes, egresado de la universidad más prestigiada de toda Iberoamérica, la UNAM, dijo en entrevista con la afamada periodista mexicana Carmen Aristegui, en CNN en Español, el viernes 30 de noviembre de 2007, y también el sábado 1 de diciembre de 2007, que “George Bush era el peor presidente de la historia de los Estados Unidos […]”. También recordemos que en Estados Unidos y en el mundo entero se plantea, y se ha demostrado, que George Bush es un presidente espurio, ilegítimo, fraudulento, que llegó a su segundo período presidencial debido a los fraudes electorales que se hicieron en Estados Unidos a su favor en el año 2004, y antes también, en el año 2000, cuando compitió por la presidencia de los Estados Unidos con el Premio Nobel de la Paz Al Gore ( http://es.wikipedia.org/wiki/Al_Gore , Ruano, 2005b; Palast, 2002; Palast, 2003; Palast, 2005; http://en.wikipedia.org/wiki/Clinton_Eugene_Curtis ; http://www.youtube.com/watch?v=4IfSVQK7Jvo ). Justamente por eso, entre otras cosas, ¿no está medio raro o raro y medio que el Sr. Vicente Fox haya seleccionado como sus “testigos de calidad” a estas dos “buenas piezas”? ¿Y quiénes son entonces los asesores de imagen del Sr. Fox y qué preparación cultural tienen, cuáles son sus capacidades y estrategias, dónde los consiguió, pero qué le están haciendo…? ¡Con unos asesores de imagen así, para qué pagar impuestos…! ¡Ta’ cañón…! ¿No sería bueno buscar a otros “testigos de calidad” que fueran menos comprometedores, que fueran menos desprestigiados, que fueran menos disfuncionales sociales, que fueran menos criticados internacionalmente, que fueran menos disfuncionales mentales, que tuvieran menos trastornos del lenguaje, que fueran menos disonantes cognitivos, menos ecolálicos, menos palilálicos, menos coprolálicos, menos traumaditos, menos alexitímicos, menos ciclotímicos, menos disléxicos, menos cacotópicos o distópicos, menos apocalípticos, menos bloqueados, en fin menos mentirosos y un poco más confiables…? Señor Fox, ¿no recuerda usted la película El gran dictador, de Charles Chaplin?: http://www.youtube.com/watch?v=67gsKbp-Wz0&feature=related ; pues mire entonces esta parodia para que se sorprenda: http://www.youtube.com/watch?v=1wlKvbpR3g4&feature=related .
¿Y así éste es su “testigo de calidad”? No estaría mal que los genomistas, los especialistas en genómica, analizaran médicamente a este “testigo de calidad”, porque es casi seguro que, aparte de la inmensa cantidad de defectos que tiene, también esté afectado por el Gen del Dictador AVRP1 […] (Ruano, 2008): http://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/07/ciencia/1207589445.html […] Claro que entre los dictadores los hay malos y muy malos, y malos desde desde niño: “el padre de Iturbide [el político, militar y emperador de México: http://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_de_Iturbide ] contaba cuando su hijo, siendo niño, les ‘cortaba los dedos de los pies a las gallinas para tener el bárbaro placer de verlas andar con sólo los troncocitos de las canillas'” (Martín, 2009:192-193). Imagínese nada más qué no haría con los seres humanos un criminal de este tipo […]
¿Cómo es posible que una gavilla, que un grupo de gente inmunda, mentirosa, fraudulenta, corrupta y vulgar, trafique con la religión, con las imágenes y las palabras sagradas, que por siglos han formado parte de nuestros tesoros más protegidos: la familia, el corazón, los valores, el respeto, la moral? ¿Cómo es posible que permitamos, nosotros, los latinos religiosos y respetuosos de las tradiciones religiosas que nos han enseñado nuestros ancestros en el más honroso ambiente, que los “Nadies” y los “Ningunos”, deshonren nuestro patrimonio socioconfesional? ¿Acaso ya no es suficiente con lo que hemos visto y oído y con lo que seguimos viendo y oyendo? ¿Es que acaso no somos lo suficientemente morales, fuertes y respetuosos como para ponerle un hasta aquí a este contrabando y a este teatro secundón que se está dando con nuestras tradiciones religiosas y con las palabras de la Biblia? Nosotros, los descendientes de la tradición judeo-cristiana, respetuosos de nuestro patrimonio cultural, no podemos permitir, por ningún motivo, que nuestros valores religiosos sean atropellados por un grupo de pillastres caracterizados por los valores más representativos de la podredumbre social, que desde todo tipo de enclave, diariamente atropellan, pisotean y deshonran la palabra sagrada, la tradición sagrada, los valores sagrados. Nosotros, sencillamente, no podemos permitir que cualquier tipo de seudos sacerdotes, pastores, guías espirituales, politicastros, pseudomandatarios gubernamentales, pseudoprimeras damas (?) y alquimistas de la política y de los gobiernos utilicen a la religión, a las religiones, a sus ritos y a la palabra bíblica para sus componendas, perversiones y beneficios personales y familiares deshonrosos y deshonrantes. ¿Pero es que acaso no tenemos ojos? ¿Hasta donde se supone que llega nuestra confusión y nuestro analfabetismo social y religioso?
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JUAN PABLO II Y EL VATICANO, CÓMPLICES DE MARCIAL MACIEL DEGOLLADO
Y LOS LEGIONARIOS DE CRISTO, CÓMPLICES DE LA PEDERASTIA CLERICAL
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¿QUIÉNES PERMITIERON LA ENTRADA Y LAS ACTUACIONES EN ESPAÑA DEL CURA PEDERASTA Y CRIMINAL MARCIAL MACIEL DEGOLLADO Y DE SU PANDILLA, LOS LEGIONARIOS DE CRISTO?
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Los que “no” pasamos de noche los estudios bíblicos, el Catecismo, recordamos a Jonás, el más antiguo de los profetas, el personaje bíblico que siempre ha sido altamente venerado por judíos y cristianos, y respetado como hombre, como personaje, como líder, inclusive por los ateos, gentiles, idólatras y paganos. De la infancia, del Catecismo, recordamos los cantos bíblicos, y ahí está Jonás: “Jonás no le hizo caso a la palabra de Dios, por eso en la mar profunda la gente lo tiró, y vino un pez muy grande, ¡prum!, y se lo tragó, porque no le hizo la caso a la palabra de Dios”. Eso lo aprendí hace 45 años, y todavía lo recuerdo. El Catecismo, como se puede apreciar, no me lo enseñó ni el “Maestro Quiñones” ni el “Maestro Ciruela”, ni cualquier otro u otra parecidos, ¡afortunadamente!:
1 El Señor habló a Jonás, hijo de Amatí, y dijo: 2 Anda y ve luego a Nínive, ciudad grande, y predica en ella; porque el clamor de sus maldades hasta mi presencia. 3 Jonás, empero, tomó el camino de Tarsis, huyendo del servicio del Señor; y así que llegó a Joppe halló una nave que se hacía a la vela para Tarsis; pagó su flete, y entró en ella con los demás para aportar a Tarsis, huyendo del servicio del Señor.
4 Mas el Señor envió un viento recio sobre el mar, con lo que se movió en él una gran borrasca; de suerte que se hallaba la nave a riesgo de estrellarse. 5 Y temieron los marineros, y “cada uno clamó a su dios”, y arrojaron al mar el cargamento de la nave, a fin de aligerarla. Jonás empero dormía profundamente en lo más hondo de la nave, a donde se había bajado, 6 y se llegó a él el piloto, y le dijo: ¿Cómo te estás así durmiendo? Levántate, e “invoca a tu Dios”, por si quiere acordarse de nosotros, y nos libra de la muerte. 7 En seguida se dijeron unos a otros: Venid, y echemos suertes para averiguar de dónde nos vine este infortunio. Y echaron suertes, y cayó la suerte sobre Jonás. 8 Le dijeron pues: Decláranos los motivos de este desastre que nos sucede. ¿Qué oficio es el tuyo? ¿De dónde eres y a dónde vas? ¿De qué nación eres tú? 9 Les respondió Jonás: Yo soy hebreo, y temo o adoro al Señor Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra. 10 Y quedaron sumamente atemorizadas aquellas gentes, y le dijeron: ¿Cómo es que has hecho tú eso? (Es de saber que de la relación que les hizo Jonás comprendieron que huía desobedeciendo a Dios). 11 Entonces le dijeron: ¿Qué haremos de ti, a fin de que la mar se nos aplaque? Pues la mar iba embraveciéndose cada vez más. 12 Y les respondió Jonás: Cogedme y arrojadme al mar, y la mar se os aquietará; puesto que yo sé bien que por mi causa os ha sobrevivido esta gran borrasca.
13 Entre tanto remaban los marineros para ver si podrían ganar tierra y salvarse; mas no podían, porque iban levantándose más sobre ellos las olas del mar. 14 Y clamaron al Señor, diciendo: Te rogamos, oh Señor, que no nos hagas morir por haber dado la muerte a este hombre, y no hagas recaer sobre nosotros la sangre nocente; pues tú, oh Señor, has hecho caer la suerte así como has querido. En seguida cogieron a Jonás, y lo echaron al mar, y al punto cesó el furor de las aguas. 16 Con lo cual concibieron aquellas gentes un grande temor y respeto al Señor, y le ofrecieron víctimas, y le hicieron votos (Jonás, 1).
1 Y había el Señor preparado un gran pez, pata que se tragara a Jonás; el cual estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez. 2 E hizo Jonás oración al Señor Dios suyo desde el vientre del pez; 3 y después dijo:
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GUSTAVE DORÉ
LA BALLENA VOMITANDO A JONÁS
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Recordemos que fue Jonás quien dio lugar a la creación del Libro de Jonás, que es el quinto libro de los profetas menores y uno de los 12 libros proféticos. ¿Es que queremos vivir lo que Jonás? ¿Es que vamos a esperar “hasta el final” para recapacitar, y entonces arrepentirnos? ¡Por favor! […]
CONTINÚA EN LA PARTE III: http://knol.google.com/k/anónimo/la-imagen-de-américa-a-través-de-sus/19j6x763f3uf8/79# .
Philologist and Image Consultant Fernando Antonio Ruano Faxas
Филолог и консультант Фернандо Антонио Руано Факсас
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Hacia la calidad integral sin fronteras
http://openlibrary.org/a/OL807084A
http://openlibrary.org/search?q=ruano+faxas
http://openlibrary.org/search?q=ruano+faxas&offset=20
http://openlibrary.org/a/OL6500100A/Ruano-Faxas%2C-Fernando-Antonio-y-Paulina-Rend%C3%B3n-Aguilar
[16] En este sentido de los “arrepentimientos y lamentaciones” de los que por dedazo u otros medios turbios más que conocidos han elegido a sus sucesores, a los “poderosos”, véanse, a modo de ejemplo, las lamentaciones del expresidente mexicano Miguel de la Madrid en torno al expresidente Carlos Salinas de Gortari en: http://experiencia.indigobrainmedia.com/web/reporte/edicion130/#1/1 :
[…] Nunca antes en los tiempos modernos, un ex mandatario mexicano había sido tan severo para calificar públicamente a su sucesor. Los episodios de Calles y Cárdenas, o los de Echeverría y López Portillo, palidecieron.
Por eso, cuando se conoció la reveladora entrevista de Carmen Aristegui a Miguel de la Madrid, en la que el ex mandatario acusaba a los Salinas de inmorales, corruptos y ligados con el narcotráfico, los focos rojos se encendieron en las cúpulas priistas […]
[17] Para considerar los problemas acerca de la democracia en América, consúltese: The World in 2007, publicado por el semanario británico The Economist.
[18] Me refiero al concepto de “Newspeak” o “neolengua” que aparece en la novela 1984, del escritor británico George Orwell. Para entender mejor este concepto, refiérase a: http://es.wikipedia.org/wiki/Neolengua y a http://en.wikipedia.org/wiki/Newspeak .
[19] Como digo en mi conferencia La semiótica lingüística. Los estudios lingüísticos en México y en su versiónPaisología y sociolingüística mexicanas, y también en mi libro Paisología y sociolingüística mexicanas, disponible en http://openlibrary.org/search?q=ruano+faxas&offset=0 , http://openlibrary.org/b/OL22470854M :
Cuando nos referimos al idioma español hablado y escrito en México, enseguida recordamos “el cantinfleo”, “cantinflear” o “cantinflar”, el “discurso mítico”, es decir: “Hablar [y escribir] deshilvanadamente, disparatadamente (Jiménez, 1991: 47), una manera de expresarse, verbal y también corporalmente, peculiar de México, copiando al famoso y querido actor Cantinflas –Mario Moreno Reyes, 1911-1993–, también conocido como “El Mimo” y “El Cómico de la Gabardina”. El lenguaje verbo-corporal cantinflesco se puede observar fácilmente en todas las esferas socioculturales y socioeconómicas de este país, en cualquier centro educativo y en cualquier medio masivo de comunicación. En el lenguaje político-gubernamental-administrativo mexicano el cantinfleo es una marca estilística, asunto que aborda la escritora y periodista mexicana Guadalupe Loaeza (2007):
CANTINFLEAR. «Hablar de forma disparatada e incongruente sin decir nada», dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Éste es probablemente uno de los verbos más utilizados en México. Porque expresarse «cantinflescamente» nos permite desembarazarnos de una situación difícil. Esta capacidad de improvisar evita comprometernos y nos permite salirnos por la tangente, de ahí que sea una de las herramientas más socorridas de nuestros políticos. «Ni me perjudica ni me beneficia, sino todo lo contrario», decía el ex presidente de México Luis Echeverría. «¿Y qué piensa usted de que la Iglesia intervenga en Política?», le preguntaron un día a Fidel Velázquez. A lo que contestó: «Dios no lo quiera». Una típica cantinfleada sería: «Yo a ti ni te ignoro…», la cual en realidad significa que una persona ni siquiera merece ser ignorada. Somos tan cantinflescos que podríamos decir que nuestro cerebro ya está condicionado para este estilo de hablar. Tan es así que por lo general nunca pedimos a nuestros interlocutores que expliquen lo que acaban de decir. Los que resultan expertos en estas artes son los que llegan a cerrar negocios turbios cantinfleando en diferentes idiomas. Por último, diremos que hay dos categorías: cantinflear queriendo y cantinflear sin querer.
[20] Para considerar algunos de los rasgos distintivos de la política mexicana tradicional, véase el texto de Manuel Gamio, publicado en 1916, que lleva por nombre “Política en general y política de población”. Este texto puede ser consultado en varias ediciones, como por ejemplo: Manuel Gamio (1993). Antología. México, UNAM, 3-8. En este sentido, apunta Gamio:
LA POLÍTICA Y SUS VALORES. La realización de cualquier empresa, la eficiencia de toda obra, requieren el concurso de elementos de valor real. Para que sea útil y eficiente la futura colaboración de los partidos políticos en la obra de la reconstrucción apenas iniciada es preciso que dichos partidos posean valor práctico, positivo, que ofrezcan utilidad verdadera, y no aparente. Si ha de continuar reinando el viejo concepto sobre política, es preferible que no resurjan aquéllos.
LA POLÍTICA DEL PASADO. En general nuestros políticos profesionales nunca valieron por sí mismos […] ¿Qué trascendencia nacional pueden tener las asociaciones o “partidos” que forman anormales de este género?
La política mexicana, sensible es decirlo, tuvo dos orientaciones convergentes, claramente perceptibles: alcanzar poder y alcanzar riqueza, y esto por un contado número de individuos. Los medios para alcanzar tales fines, consistieron principalmente en la adulación jerárquica, sistematizada y extendida hasta círculos que no siendo políticos, se contaminan fatalmente. A esos medios reprobados, daban fuerza cuando era necesario, las amenazas, los cohechos y los sobornos.
Cuando se era rico el dinero servía para hacer política y alcanzar poder, vanidad que sigue a la posesión del dinero; por entendido queda que tal poder, era ficticio ya que de hecho se reconcentraba en poquísimas manos; pero, en fin, la farsa autosugestionaba. Cuando se era pobre se hacía política para escalar el poder; valiéndose de él se acumulaba dinero por medio de concesiones, prebendas, etcétera.
Una minoría de hábiles o “primates políticos” triunfaba indefectiblemente y obtenía riqueza y poder, sirviéndole de escalón una gran masa de politiquillos, o politicastros, que no obtenían más poder que el problemático que les daba el fuero o la protección oficial, ni más medro que míseras limosnas concedidas a título de subvención por empresas y servicios imaginarios, porque eso sí, la primera característica del político era hacerse atmósfera a cargo del presupuesto, nunca al del propio peculio.
Los primates de la política siquiera lucían valores aparentes y se formaban a sí mismos: discursos efectistas carentes de fondo; campañas de prensa en las que campeaban adulación servil o insulto procaz, jamás ideas; banquetes a todas horas, y en todos los sitios, vinieran o no a cuento; sacrificio voluntario del honor oficial y del personal; renuncia de la dignidad humana en ridículas mojigangas o manifestaciones pseudo-políticas, etcétera, constituían el mecanismo, el modo de hacer política. Los politicastros infelices por nacimiento, carneros de Panurgo, eran dados a luz por obra y gracia de padrinos más o menos influyentes, los que, en cambio de ese alumbramiento, exigían de esas criaturas putativas, vitalicia fidelidad canina. En resumen se procuró de continuo que la vida política de 15 millones de mexicanos [hoy, en 2006, los mexicanos son aproximadamente 105 millones] estuviese consagrada a conservar rico y poderoso al pequeño grupo de pulpos que paralizaban el desarrollo nacional […]
Debe ser considerada como ridícula la súbita aparición de individuos que, sin valimiento personal alguno, son considerados o se consideran a sí mismos, como “personalidades políticas”, cuando sólo podría convenirles el dictado de intrigantes […] que no se tolere [en las Cámaras] la existencia de “políticos políticos”, es decir de hombres que a nada, ni a nadie, representan y en cambio intrigan, explotan y desacreditan a la Nación.
Es también indispensable, por más que la tarea sea difícil, barrer para siempre a los empleados públicos que para hacer y hacerse política, emplean la fuerza moral y los elementos materiales del puesto que ocupan.
El vicio político mexicano que se arraigó más y cuya reaparición debe con mayor energía evitarse es el personalismo. Los políticos deben luchar por el bien de las agrupaciones a que pertenecen, y por los intereses que entrañan las mismas, obteniendo naturalmente los beneficios proporcionales que les correspondan como miembros integrantes de aquéllas. Antes, los políticos manejaban a su albedrío a las agrupaciones que dizque representaban, encaminando sus actividades y haciéndolas converger hacia su mejoramiento personal y no al de la colectividad de que eran miembros; después socorrían, es la palabra, a los inconscientes compañeros de partido, otorgándoles la limosna de un puestecillo o cosa análoga. Hoy las agrupaciones deben controlar a los políticos que las formas y especialmente a los que las representan, y no éstos a aquéllas.
La política, o lo que se llama así, fue siempre en México semillero de corrupciones. Antes que aparezca la nueva, la verdadera política, hay que desinfectar el ambiente; hay que exigir de los futuros políticos patente ampliamente legitimada de sanidad moral, de eficiencia personal y de representación efectiva.
[21] Mariano Brull. Poeta cubano, camagüeyano, 1891-1956. De este autor es “Jitanjáfora”:
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveola jitanjáfora
liris salumba salífera
Olivia oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
zumbra ulalindre calandra.
[22] Emilio Ballagas. Poeta cubano, camagüeyano, 1908-1954. De este autor es el “Poema de la ele”:
Tierno glú-glú de la ele,
ele espiral del glú-glú.
En glorígloro aletear:
palma, clarín, ola, abril…
Tierno la-le-li-lo-lú,
verde tierno, glorimar…
Ukelele… balalaika…
En glorígloro aletear,
libre, suelto, saltarín,
¡tierno glú-glú de la ele!
[23] Para tratar algunos de los problemas del deterioro de la imagen pública y social, de la corrupción y de la inmoralidad, debido al abuso sexual, en áreas en donde esto era “secreto” hasta hace poco, véase, por ejemplo: Beatryz Pereira (2006). “Cunde el abuso sexual en el deporte”, en Proceso, No. 1566: 88-92; Beatryz Pereira (2006). “Un estigma que se oculta”, en Proceso, No. 1566: 90-91; Rodrigo Vera (2006). “Encubrimiento documentado”, enProceso, No. 1566: 36-37.
[24] Como digo en mi libro Cómo trabajar con los estudiantes universitarios de Ciencias Sociales. Apuntes para profesores y educandos: Inteligencia naturalista: Se refiere a la capacidad humana de reconocer la flora y la fauna –es decir, cosas vivas de la naturaleza, como plantas y animales– y diferenciarlas de los elementos que no son vivos –por ejemplo, las rocas; o incluso cosas artificiales o artefactos culturales, como los automóviles, los zapatos, etc. Aquí se considera la capacidad para entender las relaciones necesarias y armónicas entre las diferentes especies y grupos, con sus semejanzas y diferencias, tanto en nuestros entornos inmediatos como en los otros entornos, tal vez lejanos a nosotros, pero que también deciden la vida o la muerte del planeta y sus habitantes. El desarrollo de este tipo de inteligencia ayuda a ubicar como cuestión importantísima en la vida de las personas y los grupos humanos todo aquello que es positivo para la subsistencia en el planeta y rechazar todo lo negativo. Está de más decir la importancia que tiene el desarrollar este tipo de inteligencia, especialmente en la infancia, en las circunstancias actuales que vive la Tierra, amenazada tanto por sustancias tóxicas –venenos de todo tipo– como por personas tóxicas –individuos portadores de todo tipo de signos negativos.
[25] Para más detalles acerca de qué es y cómo funciona la Cosa Nostra, véase, por ejemplo:http://es.wikipedia.org/wiki/Cosa_Nostra .
[26] No todos los filólogos, lingüistas, traductólogos e imagólogos que investigan el discurso político latinoamericano han tenido la fortuna, la suerte, de estudiar el lenguaje político a través de una de las fuentes más especializadas y versadas en tales asuntos. Este postgrado, indudablemente el mejor de los tantos que he recibido en México, me permitió no solamente estudiar e investigar a fondo las variantes mexicanas del discurso político, sino que me permitió comprobar personalmente la excelente preparación cultural integral del ex presidente mexicano José López-Portillo, su excelente manejo del idioma español culto y popular, su brillante empleo de las inteligencias múltiples y su excelente capacidad manipulatoria de las masas.
[27] Jesusa Cervantes y José Gil Olmos (2007). “Mascarada mediática”, en Proceso, 1607: 21.
[28] Pero destacamos aquí que existen excepciones, como es el caso, por ejemplo, de los discursos político-gubernamentales, al nivel de jefes de gobierno, de: la chilena Michelle Bachelet, el argentino Néstor Kirchner, el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el boliviano Evo Morales, el nicaragüense Daniel Ortega, el ecuatoriano Rafael Correa y el venezolano Hugo Chávez, entre otros. Las intervenciones de los mandatarios y funcionarios de los países de América en la Asamblea General de la ONU 2006, celebrada en el mes de septiembre, demostraron quién es quién en cuestiones de discursos verbales y discursos corporales, demostraron quién es quién en cuestiones de retórica política y gubernamental. Mientras algunos de estos discursos constituyeron verdaderas muestras positivas de mensajes representativos de la democracia, de la transparencia, de la libertad, de los ideales y pensamientos de independencia y de elegancia discursiva, otros, desgraciadamente y para el bochorno de América, fueron verdaderos modelos ejemplares de la comedia, de la farsa, de la confusión, del cinismo, de la decadencia moral, de la irresponsabilidad, del sometimiento, de la manipulación negativa y política, de la falta de compromiso con las causas nobles y los grandes y complejos problemas de nuestros pueblos, de la falta de cultura y civilidad, de la carencia de capacidades discursivas y de la estupidez…, entre otras cosas. En foros de este tipo, como el de las Naciones Unidas, es donde se comprueba la trascendencia de los “silencios cómplices y sospechosos” (Ruano, 2003a) de “ciertos mandatarios y funcionarios”, el sometimiento al silencio de “los amenazados”, de “los advertidos”, de “los sentenciados”…
[29] Recordemos que la Imagología (Ruano, 2003b) tradicionalmente ha sido una de las ramas de la Filología y de la Lingüística. La Imagología en nuestros días es tratada en otras ciencias y ramas de estudio e investigación de las Ciencias Sociales, de las Humanidades, etc. En Filología y Lingüística, y casi siempre a través de los análisis imagológicos que se realizan en los estudios comparados, la Imagología trata las imágenes verbales y no verbales artístico-literarias y, concretamente, los imagotipos, que a su vez se clasifican en autoimagotipos y heteroimagotipos.
[30] Para tratar la figura y las funciones del boss, recomiendo consultar: Max Weber (1997). El político y el científico. México, Diálogo, 39-41.
[31] ¿Golpes de estado en países civilizados…, entre gente civilizada…? ¡Inconcebible en pleno siglo XXI…! En esta América atrasada todo “lo malo” puede pasar, inclusive un golpe de estado en pleno siglo XXI. América es un continente con tradición golpista, como se ha demostrado en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, México (golpe de estado de Victoriano Huerta a Madero, en 1913), Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana… ¿Pero “un golpe de estado” a estas alturas del siglo XXI…? Sí, claro… El golpe de estado en Haití en 2004, en contra del presidente electo Jean-Bertrand Aristide – http://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_Hait%C3%AD_2004 –; el golpe de estado de 2002 en Venezuela, en contra del presidente electo Hugo Chávez – http://es.wikipedia.org/wiki/Golpe_de_Estado_en_Venezuela_de_2002 – y el golpe de estado de Honduras en 2009, en contra del presidente electo Manuel Zelaya Rosales –http://es.wikipedia.org/wiki/Golpe_de_Estado_en_Honduras_de_2009 –, nos dan muestra de hasta dónde puede llegar el atraso y la torpeza en este Continente Americano.
[32] Véase, por ejemplo, Elena Poniatowska (2006). “Marcos y Cárdenas no apoyaron a AMLO por envidia”, en La Jornada, 10 de septiembre: 8.
[33] En julio de 2008 estalló en México un tremendo escándalo de espionaje que pone a todo el gobierno del presidente Felipe Calderón en un gran y nuevo aprieto. Este “nuevo” asunto de espionaje en América puede acarrear más problemas que lo que habitualmente se imagina. Al respecto nos dice José Gil Olmos, en “Conflicto en ciernes…”, en Proceso, 2008, No. 1653:10-17:
Los señalamiento hechos el jueves 3 [de julio de 2008] por el senador Manlio Fabio Beltronescontra el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) por el presunto espionaje que este organismo realiza en torno al legislador y su familia podría acarrear una crisis política al gobierno calderonista.
Documentos obtenidos por Proceso y atribuidos al Cisen indican que no es solo el priísta quien supuestamente está en la mira del Cisen, sino también otros legisladores, algunos gobernadores, el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y el propio Andrés Manuel López Obrador, excandidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos.
Con fichas e información personales cuya veracidad es, por naturaleza anónima, difícil de confirmar, el propósito de los documentos mencionados es desacreditar a todos esos personajes en vísperas de las elecciones de 2009 […]
Acerca de este nuevo espionaje mexicano, también pueden consultarse las siguientes informaciones: de Daniel Ortega, intitulado “Espionaje triangulado”, en Proceso, 2008, No. 1653:14-15, y además:http://lta.reuters.com/article/domesticNews/idLTAN1048635220080710 , http://www.eluniversal.com.mx/notas/521616.html , http://www.elimparcial.com/EdicionEnLinea/Notas/Nacional/05072008/313694.aspx .
El día 2 de julio de 2009, el periódico mexicano Reforma difundía otra información impactante en cuanto al espionaje en México: “Desarman red de espías. PGR indaga a funcionarios y ex funcionarios de esa dependencia y de Cisen por intervenir llamadas y mails de Paredes, Beltrones y AMLO, entre otros”, en http://www.reforma.com/ . Véase también: http://www.tabascohoy.com/nota.php?id_nota=176410 .
[34] Miguel E. V. de Trotta (2003). Las metamorfosis del clientelismo político: contribución para el análisis institucional. Buenos Aires, Espacio.
[35] En los países de América Latina, “salvo muy contadas excepciones”, es evidente la “visión 0” de sus gobiernos en el presente en todos los sentidos, menos en el fraude, la corrupción, el arribismo y los malos manejos… No hablemos ya de una “visión a futuro”. Sería pueril pensar que en los países en donde sus partidos y gobiernos pasan la vida entera en conflictos internos y pleitos de grupos arribistas: “pleitos de vecindad”, “pleitos de cuartería”…, haya tiempo y espacios para analizar los verdaderos, reales y concretos problemas del pueblo, es decir: hambre, salud, educación, economía, delincuencia, conflictos étnicos, conflictos religiosos, conflictos comunitarios, conflictos intercomunitarios… Cualquier análisis, el más mínimo, de los programas básicos para el desarrollo humano nos dice el estado de esta cuestión: “visión 0”. Comparemos, además, el presente (?) y el futuro (?) de América Latina con el presente y el futuro de países como Corea del Sur, China, India… ¡Hasta dónde hemos llegado!
[36] Aquí en América, si al que graban es al “otro”, al de otro partido o grupo, entonces ésa sí es su voz y ésa sí es su imagen, sin duda alguna…; pero si al que graban es a “mí”, si soy “yo”, o a uno de mi familia, a mis hijos o a uno de mi partido o grupo, entonces ni ésa es mi imagen, ni ésa es mi voz, ni es la voz de “uno de los míos”, ni es la imagen de “uno de los míos”: esos son “montajes”, fuera de contexto, malintencionados, que constituyen una violación a las leyes e invaden la intimidad, la privacidad, y son canalladas y golpes bajos…”, son “ruidos mediáticos”, son “golpes mediáticos con fines obscuros”… ¡En fin…!
[37] Para considerar algunas de las particularidades de las inconsistencias y las multiinestabilidades en el México actual, se puede consultar, por ejemplo y entre cientos de textos que tratan este tema: Frank Brandenburg (1964). The Making of Modern Mexico (La construcción del México moderno). New Jersey, Prentice Hall; Samuel Schmidt (1986). El deterioro del presidencialismo mexicano. México, EDAMEX; Denise Dresser y Jorge Volpi (2006).México. Lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria. México, Aguilar.
Cuando hablamos de “proyectores discursivos de la multiinestabilidad”, nos referimos a individuos que en su comunicación habitual verbo-corporal expresan la incultura, la duda, la incertidumbre, el desconocimiento, la mentira, la ingenuidad, la ausencia de liderazgos positivos, las debilidades e incompetencias institucionales, los desórdenes multilaterales, las arbitrariedades en el uso y la administración del Derecho, la presencia de los silencios cómplices, las inconstancias del Estado; la real indefensión de los ciudadanos en las constantes y variadas situaciones de multiconflictos de todo tipo, pero en especial en las relacionadas con conflictos bélicos, estados de sitio, criminalidad, violencia; los desconocimientos, las torpezas, las rusticidades y las vulgaridades en las relaciones internacionales, en especial en lo concerniente a la diplomacia y el comercio. Los individuos que en ámbito de la política, la gobernación y la administración del estado actúan como “proyectores discursivos de la multiinestabilidad” exponen abiertamente la transformación del “supuesto” rol de funcionario o trabajador del estado en roles caciquiles, exponen abiertamente el no funcionamiento del Estado –tanto al nivel de todo un país como al nivel de los diferentes estados o provincias de ese mismo país– como una supuesta estructura orgánica al servicio de la comunidad. Todo este estado de desórdenes y multiinestabilidades nos recuerda las ideas en torno a la “Teoría de la venta rota”, expuestas en los libros Fixing Broken Windows, de George Kelling y Catherine Coles y The tipping point. How little things can make a big difference, de Malcolm Gladwell.
[38] Miedo. Veamos lo que al respecto nos dice Ostrosky-Solís:
A través de los años las personas adquieren un gran repertorio de habilidades para enfrentarse a situaciones que les provocan miedo y temor. Intentamos aplacar a un jefe enojado y huimos cuando somos perseguidos por un asaltante. Sin embargo, algunos individuos se sobresaltarían en circunstancias que otros considerarían como angustiantes. El miedo al ridículo puede causar en algunas personas un temor incontrolable, casi pánico, cuando se les pide que hablen en público. Algunos temen tanto a los extraños que prefieren quedarse encerrados en sus casas, incapaces de salir a la calle o de trabajar. ¿Cómo se generan estos miedos excesivos?
Las neurociencias han investigado los procesos cerebrales que regulan el miedo […]
El miedo es un sistema ancestral de alarma que ayuda a prevenir y evitar los peligros. Es una reacción natural presente en todos los animales; un mecanismo defensivo y de supervivencia que se genera en situaciones que ponen en peligro su vida. La angustia y el miedo constituyen mecanismos de alerta que anuncian los peligros y permiten al ser humano tomar medidas para protegerse de ellos. Así, por ejemplo, cuando una persona se enfrenta a una amenaza desarrolla una sensación que lo prepara para alejarse de la fuente del miedo o bien para atacar, defenderse y luchar. Aparecen entonces algunos síntomas fisiológicos asociados. El miedo puede generar frustración y conductas agresivas, en especial cuando no podemos reaccionar. Además, fisiológicamente, las zonas cerebrales que intervienen en estas conductas se encuentran interconectadas de forma estrecha.
La sensación de luchar, huir y proteger se relaciona con una zona en el cerebro que es la amígdala […] La amígdala es un generador central de estados mentales que evolucionaron para ayudar a sobrevivir en condiciones amenazantes. Si se estimula una parte de la amígdala tenemos reacciones de miedo, sensación de pánico combinado con huida; si se estimula otra zona se siente tranquilidad; con otra diferente sentimos ira. Si no podemos huir, se extiende la sensación temerosa y se desencadena el enojo y la necesidad de atacar [analicemos, por ejemplo, las imágenes verbo-corporales de algunos funcionarios y presidentes latinoamericanos y veremos claramente estas características que, en ciertos casos, reflejan verdaderos miedos que van más allá del límite de lo razonable en una cultura “supuestamente” civilizada y “supuestamente” culta e instruida. Estos miedos irracionales presentan rasgos de verdaderas fobias, de verdaderos traumas sicopáticos y sociopáticos, aparte de la irrespetuosidad hacia las personas y los grupos y la carencia de los más elementales protocolos de socialización en situaciones de civilización].
Ciertos temores vienen impresos en nuestra herencia biológica (genética). Existen miedos primordiales innatos, es decir, no son aprendidos, por ejemplo el miedo a ciertos animales como serpientes, arañas y roedores. Los objetos o fobias más comunes están asociados con aquellos sucesos y objetos capaces de producirnos daño y ante los cuales nuestros antepasados aprendieron a reaccionar […] (Ostrosky-Solís, 2000: 198-200).
Los miedos se clasifican, entre otras cosas, según las culturas y según la edad (Ostrosky-Solís, 2000: 201-202). Existe una estrecha conexión entre el temor genético, no adquirido, no aprendido, a ciertos animales dañinos, alimañas, seres míticos o fabulosos, cosas, fenómenos y procesos, según los contextos sociales, y el temor social, adquirido, aprendido, a ciertos individuos y seres tipo endriago que por su físico o sus actos son asociados a ciertas imágenes fabulosas, míticas, animales dañinos, alimañas, cosas, fenómenos y procesos no gratos, no deseados. Por esto, es normal que las personas, al recordar o ver determinadas “imágenes humanas”, sientan repulsión y temor ante individuos que son nombrados con tales denominaciones como: hiena, perro, gato, gorila, buitre, pantera, tiburón, oso, lobo, zorro, rata, comadreja, depredador, monstruo, ogro, diablo, engendro, etc. Imaginemos el temor, el terror, que se puede producir en una persona o en un grupo cuando, después de siglos de considerar a algo o a alguien como “malo”, de repente tiene que enfrentarse a una tal realidad… Imaginemos entonces el miedo que tienen los grupos perseguidos por sus ideales, por sus religiones, por sus creencias, por sus razas, por sus preferencias sexuales, etc. Imaginemos el miedo de un niño ante unos padres a los que se les llama “monstruos”; de los padres a que sus hijos sean raptados o violados en las escuelas y centros religiosos; de las esposos o esposas ante la pareja que es vista y sentida como una “aberración humana”; de los alumnos ante maestros y directivos educativos con denominaciones similares; de los creyentes ante un dios iracundo y vengativo; de los individuos ante ciertos dioses, deidades, baales, diablos, monstruos, chamanes, brujos, vudúes e imágenes religiosas que inspiran temor; de los ciudadanos ante autoridades corruptas y delincuentes; de los perseguidos por la Inquisición; de los que se encuentran en situaciones de guerras; de los que se encuentran en situaciones de desastres naturales; de los marineros y pescadores y sus familias; de los individuos que se ven obligados a vivir en países y culturas diferentes, desconocidas; de los participantes en programas televisivos que se ven en la necesidad, por el motivo que sea pero generalmente para ganarse unos centavos, de tocar, con los ojos vendados o no, animales, bichos, cosas desagradables, e inclusive comerlas y beberlas; de los trabajadores en empresas e instituciones con funcionarios déspotas y corruptos; de los gobiernos y gabinetes salientes que creen –con todo fundamento, por supuesto– que serán perseguidos y enjuiciados por los gobiernos y gabinetes entrantes; de los niños ante la oscuridad; de los que temen perder a la persona amada; de los celosos; de los niños que confían en determinadas personas, guías religiosos y sacerdotes y son violados sexualmente…
[39] Los Polivoces se llama una sensacional comedia televisiva mexicana con múltiples personas. Para más información al respecto, consúltese: http://www.youtube.com/watch?v=2USmFB52ugs y http://es.wikipedia.org/wiki/Los_Polivoces .
[40] Pero queda claro que el pueblo latinoamericano ve de manera ridícula, simplona, grotesca, cómica, incivilizada, analfabeta, rústica y corrupta a la mayoría de sus dirigentes, políticos y gobernantes. Independientemente de las encuestas del tipo de ENCUP: http://www.encup.gob.mx/encup/index.php?page=encup , a las que me he referido anteriormente, ciertos programas televisivos y radiofónicos, ciertas tiras cómicas y críticas, con altos índices de telespectación, audiencia y lectores, dan amplia muestra de esto: “El privilegio de mandar”, “La Parodia”, “El Wueso”, “Desde Gayola”, “Las nauyacas, con Germán Dehesa”, “El mañanero, con Brozo ‘El Payaso Tenebroso’”, “Monosapiens”, de Proceso… Este tipo de programas radiales, televisivos, y tiras o caricaturas ponen en evidencia la incompetencia, la desfachatez, la desvergüenza, los desmanes, la corrupción, los resentimientos y las retóricas política, gubernamental y socioconfesional mañosas de “ciertos grupos” directivos latinoamericanos, de “ciertas élites” latinoamericanas. Las literaturas artística y científica, incluyendo a los cómics o historietas o tebeos o muñequitos, del tipo de “Huevos cartoon”, cada día muestran “alguna de las tantas caras” y “manos” del complejo y versátil mundo directivo, político, gubernamental y religioso latinoamericano. Las canciones populares, como el corrido mexicano, son muestras excelentes del acontecer continental. Canciones del tipo de “Fidel, comes y te vas” y “Fox, entregas y te vas”, del cantautor mexicano Guillermo Zapata, conocido como “El Caudillo del Son”, también son excelentes muestras del “despapaye” –‘desorden’, ‘confusión’, ‘destimbalamiento’…– del área latinoamericana.
[41] Me refiero al concepto de “big brother o hermano mayor” que aparece en la novela 1984, del escritor británico George Orwell. Para entender mejor este concepto, refiérase a:http://es.wikipedia.org/wiki/Big_Brother_(personaje) .
[42] En México, “chingar” significa, entre otras múltiples cosas, ‘joder’; de ahí que “chingarse” significa en el dialecto del español de México ‘joderse’.
[43] Todos sabemos lo que se esconde detrás de las exigencias de privacidad de las personas públicas, de los funcionarios públicos, en todos los sentidos. Todos conocemos los riesgos del “silencio”, en especial en la vida político-administrativa y religiosa (Ruano, 2003a):
Con bastante frecuencia se ha pensado que en la sociedad occidental, que en nuestros países, la calma (?) y el silencio (?) de los que nos rodean, ya sea de los grupos en general o de los individuos es particular, son un signo indiscutible de aceptación de la ley, de las normas, de lo planteado, de lo expresado, o que también son un signo de subordinación incondicional y absoluta al mensaje que lanza el emisor –gobierno, institución, asociación, empresa, grupo, autoridad o persona–, ya sea mediante la palabra o el gesto. ¡Cuidado…! Como dijeran alguna vez Sor Juana y Octavio Paz, “el silencio está poblado de voces”: la calma y el silencio también tienen sus violencias latentes, tiempo al tiempo. Sería bueno recordar, por ejemplo, que el silencio, entre otras cosas, puede significar “abstención de hablar” por muchas circunstancias y “represión de los sentimientos”, “inhibición”. Si consideramos al “silencio” como un mensaje no verbal, entonces cabría tomar en cuenta que “Los mensajes no verbales son importantes porque en general tienen más credibilidad que la comunicación verbal y porque son la forma primaria de expresar emociones, crear y manejar impresiones y comunicar mensajes de atracción, aceptación, distancia, [rechazo, indiferencia] y dominación […] Aproximadamente entre el 60 y el 65% del significado social se deriva de conductas no verbales. Diversos estudios han revelado que las personas interpretan mensajes basándose más en claves de comunicación no verbal que en claves verbales. Por ejemplo, puedes inferir lo que tu jefe piensa y siente por la expresión facial, postura y otras claves no verbales. La comunicación no verbal se utiliza más que la verbal para enviar mensajes positivos y negativos a socios, cónyuges, familiares y amigos […] La comunicación no verbal es en particular poderosa porque es vista como más creíble que los mensajes verbales. Las personas perciben que la comunicación no verbal es la expresión más espontánea de los pensamientos y sentimientos internos, es la expresión de “nuestro verdadero yo.” También es necesario destacar tres formas distintas del silencio en sociedad: 1. El silencio por indiferencia –el peor de los sentimientos humanos–, que es bastante frecuente en las empresas latinoamericanas, y en donde el silente no expresa nada verbalmente porque sencillamente o no le importa la empresa en general –salvo el día de pago, el aguinaldo y la repartición de utilidades–, o no le interesa el asunto que se está tratando, o no le conviene intervenir con palabras en el seno de un grupo limitado de personas o un colectivo laboral –eso, según el silente, “que lo hagan otros”–. Aquí parece que se cumplen las palabras de Confucio: “Si te llaman, acude; si no lo hacen, ocúltate”. 2. El silencio por temor a la propagación del asunto o tema, a la profundización en el asunto o tema, o a enfrentar la cruda realidad o a ser implicado. Muchos gobiernos, instituciones, organizaciones o individuos pretenden silenciar algunos conflictos, fraudes, violaciones, ideas, conceptos, etc. No obstante, dada la trascendencia de los medios masivos de comunicación: prensa, radio, televisión, Internet, etc., ciertos verdaderos y bochornosos escándalos y ciertos asuntos tabúes se difunden con una asombrosa rapidez a nivel internacional. En algunos casos, tristemente reconocidos en todo el orbe, debido a que no fueron analizados esos asuntos, por complicados que fueran, de manera pertinente, a su tiempo, en su momento inicial, el precio social y económico –la mordida para hacer callar a otros– que pagan los individuos silentes y las instituciones silentes es extremadamente mucho mayor que si hubieran hablado en el momento indicado. ¡Y aquí pagan todos, actores y cómplices! También sabemos que ese silencio se produce porque los infractores, violadores o criminales, de la misma manera que sus cómplices, han pretendido “verle la cara” a los demás, a la sociedad, a la comunidad, a la Humanidad, pensando que “podría ser chicle y pegaba”, dicho en el claro lenguaje popular. La práctica nos ha demostrado, y nos sigue demostrando, todo lo contrario. El pueblo siempre lo sabe todo, más tarde o más temprano, y puede tener reacciones muy diferentes, terribles en algunos casos, hasta las últimas consecuencias. En el mundo moderno, debido a las múltiples opciones informativas que tienen las culturas desarrollas, ya no funciona la estrategia del “lavado de cerebro” entre las masas cultivadas, que tenía el efecto de reducir la resistencia y hacer aceptar gradualmente el mensaje. Además, también se conoce el riesgo de estar repitiendo constantemente, como un martilleo, ciertos mensajes que no producen los resultados esperados, los cuales se transforman en el llamado “efecto boomerang”, cuando el mensaje se convierte en un cliché, cansa, y se buscan otras opciones. Esto explica la necesidad de introducir cambios en las empresas e instituciones, en las organizaciones. Este tipo de “silencio sepulcral” es bastante común en ciertos grupos religiosos, que callan muchos problemas y graves conflictos por temor, ejemplo de lo cual es el silencio en el delito por pederastia y violaciones sexuales de religiosos (Ruano, 2003e). Y 3. El silencio por timidez –la timidez se define como una falta de seguridad en uno mismo y en las relaciones con el prójimo, que, en general, tiene su origen en factores surgidos del interior de la persona, como un pobre autoconcepto y falta de confianza en sí mismo–. La timidez, en la mayoría de los casos, es una enfermedad, es patológica, por lo que trastorna la estabilidad sicológica e impide la relación normal con los demás. La timidez tiene una base genética. Las estadísticas revelan que la timidez es muy frecuente en muchos países: entre el 40 y el 48% de las personas de ciertos grupos se han calificado a sí mismas como tímidas. Aparte de su base genética, es más común la timidez en ciertas zonas en las que todavía en la educación de los niños, adolescentes y jóvenes se mantienen antiguos y desajustados modelos de educación, además de elevados niveles de tabúes lingüísticos y sociales (Ostrosky-Solís, 2000: 222-251; Ruano, 2003e; Kras, 1990: 17-26). “El silencio también es una posición en el combate. Los silencios se usan cuando se quiere salir rápidamente de algo porque molesta, incomoda, porque hay inseguridad o porque no hay argumentos”, confió Sauri, exdirigente nacional del PRI, e hizo un símil: “En algún momento, me sentí identificada con la época de la mayoría aplastante priista, cuando hablaban los compañeros del PAN y del PRD, y los oíamos y luego votábamos: ‘Como me ves, te vi; como te ves, me verás’” (Proceso, 2006, No. 1535: 29). Acerca del “silencio” en el lenguaje humano puede verse, además: “El lenguaje y el silencio son el vehículo del encuentro y la creatividad”, en Alfonso López Quintás, 1998: 193-207.
A nuestros funcionarios les tiene que quedar claro de una buena vez que la privacidad es para las “personas privadas”; pero las personas públicas, los funcionarios públicos, no pueden tener “esa” privacidad que exigen, porque la experiencia, la historia, nos ha aleccionado como pueblo muy bien acerca de lo que se esconde detrás de la privacidad de las personas públicas. Todos sabemos por qué las personas públicas exigen “silencio” y “secrecía”. Los cargos públicos exigen de la transparencia, en especial en las áreas y pueblos en donde la mentira, “la transa”, la corrupción, la violación a los derechos humanos, están a la orden del día. Cuando se rompe el silencio y salen a la luz “los secretos” de las personas públicas, ya es tarde…, y los desmanes han sido y son tantos…, y los fraudes tan versátiles… Entonces ¿¡cómo que privacidad!? Para nada, todo lo contrario, ¡total transparencia! ¿Qué se han levantado “falsos” y que esto o aquello es mentira…? Señores funcionarios y políticos de América Latina, ¿acaso no recuerdan las palabras de Gamio?: “El movimiento se demuestra andando y la mentira se derrumba desmintiéndola”, ¡adelante! ¿Qué se supone que quieren los gobernantes, dirigentes, políticos, funcionarios, además de religiosos involucrados en todo tipo de actos deshonestos, en particular la pederastia, cuando exigen privacidad, silencio y secrecía? ¿Qué un día cuando salen a la luz sus “secretos” nos enteremos de sus andanzas, como pasa en la canción “Mi vida”, con letra de Rafael Pérez Botija y en la voz de José José:
¿¡Qué!? ¡Al fin te lo han contado! ¿No?
Bueno, ya conoces mis defectos.
Sí, anduve con éste y con aquél, con ésta y con aquélla, con esto y con aquello.
¿¡Qué!? ¿Te vas a deshacer de mí?
No, no digas nada, no comprendo.
¿Qué temes? ¿Qué un hombre como yo te va a hacer mucho mal? Y eso no es cierto.
Yo he rodado de acá para allá.
Fui de todo y sin medida.
Pero te juro por Dios, que nunca llorarás por lo que fue mi vida.
¿¡Qué!? ¡Al fin te lo han contado, amor!
Seguro que te han dicho “ten cuidado”,
que un hombre que ha sido como yo,
acaba por volver a su pasado […]
[44] Es tan habitual que en América Latina los miembros de un partido se pasen a otro y a otros…, que ya esto no llama la atención de nadie. Es más, esto ocurre y la gente “de abajo” ni se entera… Pero entre ellos, entre “los de arriba”, entre los militantes, directivos, ejecutivos, funcionarios, ¡y hasta entre los “gatos”, “achichincles” o “tracatanes”!, esto sí importa, y mucho. Sube la marea, baja la marea… ¡Hay que estar abusado para saber pa’ onde va el jamón y pa’ onde va el hueso…! Cuando los miembros de un partido se pasan a otro, o cuando se expulsan de unos partidos y van a caer a otros, tal parece que sólo se cantan entre sí canciones como “Arrieros somos y en el camino andamos…”, “Ojalá que te vaya bonito…”, “Probablemente ya de mí te has olvidado, y sin embargo yo te seguiré esperando…”, “Se me olvidó que te olvidé, se me olvidó que te dejé lejos, muy lejos de mi vida…”, “[…] Para vivir hay que luchar, y corazón para ganar… Como Caín y Abel, es un partido cruel…”, “Solaaaaaaaaaaaa otra vez…. no sé vivir, Solaaaaaaaaaaaaaa otra vez…”, “Eres diferente, diferente, al resto de la gente que siempre conocí… Eres diferente, diferente, por eso al conocerte me enamoré de ti…”, “Arrivederci, dame la mano y sonríe porque volveré…”, “Lalaralalalalá, lalaralalalalá… Para Vigo me voy, mi negra dime adiós…”, “Yo, que he dejado todo por seguirte a ti y te he dado mucho más que a nadie di, te he entregado de mi vida lo mejor y hoy me llamas y me dices simplemente adiós… Mentiras, tú me enamoraste a base de mentiras, tú me alimentaste siempre de mentiras que estúpida que siempre te creí…”, “Igual que los gitanos sin destino, vagamos, vagamos… Si acaso nos sentimos ya cansados, cantamos, cantamos…”
Si hay trancazos y se dicen “de todo”, la canción puede ser: “Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga, les hinchan los pies […] ¿Por qué fue que Songo le dio a Borondongo? Porque Borondongo le dio a Bernabé. ¿Por qué Borondongo le dio a Bernabé? Porque Bernabé le pegó a Muchilanga. ¿Por qué Bernabé le pegó a Muchilanga? Porque Muchilanga le echó a Burundanga. ¿Y Por qué Muchilanga le echó a Burundanga? Porque Burundanga le hinchan los pies […] ¡Ay, qué lío!” A veces llama la atención que a algunos candidatos a ciertos partidos no los aceptan en sus filas, no los quieren admitir como miembros, cosa rara porque sabemos que en Latinoamérica to’ el quiere entra… Pero, si no le dejan entrar a un partido, por el motivo que sea, y empiezan los dimes y diretes, entonces se podría tararear la siguiente canción: “¡Qué me dejen…! ¡Qué me dejen…! ¡Qué no me quieren dejar pasar a la fiesta…! ¡Cacho e perro, déjame…! La fiesta va comenzar, y tengo orden severa: que el que venga como quiera, no dejarlo entrar… ¡Póngase un saquito para que pueda gozar! Yo voy a pasar… ¡Pásate…! Yo voy a pasar… ¡Pásate! Yo voy a pasar… Un momento caballero, por favor no pase usted, yo tengo una nueva orden que así mismo cumpliré. Pero señor, si yo vengo con corbata, traje negro bien cortado, por qué usted me va ha dejar aquí en la puerta parado. Usted no puede pasar, la fiesta no es para feos. Usted no puede pasar, la fiesta no es para feos… ¡Cara e cangrejo, cara e cangrejo…, la fiesta no es para feos! ¡Ay, anda y búsquese un cirujano, pa’ que le cambie la cara, mi hermano…! Usted no puede pasar, la fiesta no es para feos…” Y si se regresa al partido de donde se salió o de donde le expulsaron, entonces se puede cantar la siguiente canción: “Como antes, más que antes, te amaré. Por la vida, yo mi vida te daré… Será un sueño para mí si vuelves conmigo…” ¡En fin, qué América y qué partidos…!
[45] Julio Derbez (2005). La Fábula de Amatlán. México, Grijalbo, 80.
[46] La historia de la corrupción en Iberoamérica es muy larga, compleja, triste, cruel… Para tener una idea al respecto, considérense, por ejemplo, los siguientes materiales:
José Luis de Imaz (1964). Los que mandan. Argentina, EUDEBA; Hugo Vargas (1997). Cuando la derecha nos alcance. México, PANGEA EDRS; Hugo Salinas Price (2000). Mis años con Elektra. México, Diana; Germán Dehesa (2002). “¿Cómo nos arreglamos?”. Prontuario de la corrupción en México. México, Diana; Alan Riding (2002). “La corrupción: lubricante y engrudo”, en Vecinos distantes. Un retrato de los mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 140-164; José González González (1983). Lo negro del Negro Durazo. México, Posada; Jorge Carpizo (2000). Anatomía de perversidades. Reflexiones sobre la moral pública en México. México, Aguilar; Marco Antonio Castillo López (2002). Con las botas puestas. Encuentros fortuitos con la corrupción. México, Libros para Todos; Rafael Loret de Mola (1984). El juicio. México, Grijalbo; Rafael Loret de Mola (1999). Los escándalos: un ensayo donde los culpables de los desórdenes tienen nombres y apellidos. México, Grijalbo; Rafael Loret de Mola (2001). Los cómplices. México, Océano; Héctor Cervantes Choza (2002). Descentralización VS corrupción. México, Taller Abierto; Claudio Lomnitz Adler (coord.) (2000). Vicios públicos, virtudes privadas. La corrupción en México. México, Porrúa; Luis Pazos (2000). Ineptitud presidencial. México, Diana; Luis Pazos (2002). Herencia del PRI, reto de Fox. México, Diana; Elliott Kimberly Ann (2001). La corrupción en la economía global. México, Limusa; J. Jesús Blancornelas (1997). Una vez nada más. México, Océano; Eduardo R. Huchim May (1996). El sistema se cae: últimos escenarios de la crisis política. México, Grijalbo; Andrés Manuel López Obrador (1995). Entre la historia y la esperanza. Corrupción y lucha democrática en Tabasco. México, Grijalbo; Andrés Manuel López Obrador (1999).Fobaproa, expediente abierto. Reseña y archivo. México, Grijalbo; Francisco Martín Moreno (1994). La respuesta.México, Planeta; Beatriz Martínez de Murguía (1999). La policía en México: ¿orden social y criminalidad? México, Planeta; José Martínez (1999). Las enseñanzas del profesor: indagación de Carlos Hank González: lecciones de poder, impunidad y corrupción. México, Océano; Rafael Menjívar Ochoa (1999). Manual del perfecto transa o de cómo vivir del presupuesto para no vivir en el error. México, Patria; Juan Pablo Moreno (1999). Guanajuato: donde la justicia no vale nada. México, Plaza y Valdés; Stephen D. Morris (1992). Corrupción y política en el México contemporáneo. México, Siglo Veintiuno; Andrés Oppenheimer (1996). México: en la frontera del Caos. México, J. Vergara; Andrés Oppenheimer (1998). Crónicas de héroes y bandidos. México, Grijalbo; Felipe Ruanova Zárate (1995). Hank: el sello de la impunidad. México, Posada; Julio Scherer García (1997). Salinas y su imperio. México, Océano; José Luis Trueba Lara (1996). Raúl Salinas de Gortari. El abuso del poder. México, Planeta; Carlos Elizondo (1987). La silla embrujada: historia de la corrupción en México. México, Edamex; Oscar Flores Tapia (1983). José López Portillo y yo: historia de una infamia. México, Grijalbo; William Michael Reisman (1981).¿Remedios contra la corrupción?: cohecho, cruzada y reformas. México, FCE; Roberto Blanco Moheno (1979). La corrupción en México. México, Bruguera; Nelson Arteaga Botello y Adrian López Rivera (1998). Policía y corrupción. México, Plaza y Valdés; Fernando Mota Martínez (1999). ¡LAi se va!: el rostro oscuro de México.México, Times; Juan Lozano y Valeria Merino Dinari (comps.) (1998). La hora de la transparencia: manual de anticorrupción en la función pública. Buenos Aires, Gránica; José Vasconcelos (1937). Ulises Criollo; Laureano Vallenilla Lanz (1919). Cesarismo democrático; ENCUP 2001, ENCUP 2003, ENCUP 2005, ENCUP 2008 –http://www.e-local.gob.mx/wb2/INAFED2006/INAF_Encup , http://www.encup.gob.mx/encup/index.php?page=encup –; José Manuel Villalpando y Alejandro Rosas (2003). Historia de México a través de sus gobernantes. México, Planeta; Lino Corrodi (2003). Me la jugué. El verdadero amigo de Fox. México, Grijalbo; Erick Guerrero Rosas (2004). Los demonios de la transición. ¿Cómo exorcizarlos? México, Diana; Julia Preston y Samuel Dillon (2004).El despertar de México. México, Océano; Harris Godfrey (2004). Corrupción. Cómo lidiar con su impacto en los negocios y la sociedad. México, Panorama; Olga Wornat (2005). Crónicas malditas desde un México desolado.México, Grijalbo; Anabel Hernández y Arelí Quintero (2005). La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción. México, Grijalbo; Julio Derbez (2005). La fábula de Amatlán. México, Grijalbo; Julio Scherer García (2005). La pareja. México, Plaza y Janés; Raúl Monge (2005). El tango de Ahumada. México, Grijalbo; Lydia Cacho (2005). Los demonios del edén. El poder protege a la pornografía infantil. México, Grijalbo; César Mascareñas (coord.) (2005). El círculo del poder y la espiral del silencio. La historia oculta del padre Marcial Maciel y Los Legionarios de Cristo. México, Grijalbo; José Manuel Ruiz Marcos (2006). La Orden Maldita. La historia oculta de los Legionarios de Cristo. México, Planeta; Esteban David Rodríguez (2005). Los dueños del Congreso. El poder legislativo secuestrado por dinastías familiares y clanes del dinero. México, Grijalbo; Héctor Aguilar Camín (2005). La conspiración de la fortuna. México, Planeta; Andrés Oppenhaimer (2005). Ojos vendados: Estados Unidos y el negocio de la corrupción en América Latina. Uruguay, Editorial Sudamericana; Amnistía Internacional (2005). Amnistía Internacional. Informe 2005. El estado de los derechos humanos en el mundo. México, Amnistía Internacional; Federico Arreola (2006). La lucha de la gente contra el poder del dinero. México, Aguilar; Alfonso Durazo (2006). Saldos del cambio. Una crítica política de la alternancia. México, Plaza & Janés; Denise Dresser y Jorge Volpi (2006). México. Lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria. México, Aguilar; Joseph Contreras (2006). Tan lejos de Dios. El México moderno a la sombra de Estados Unidos. México, Grijalbo; José Reveles (2006). Las manos sucias del PAN. Historia de un atraco multimillonario a los pobres. México, Temas de Hoy; Anabel Hernández (2006). Fin de fiesta en Los Pinos. México, Grijalbo; Miguel Badillo (2006). Isosa, fraude transexenal a la nación: la historia completa y los documentos. México, Contralínea; Socorro Díaz (2007). Reporte 2006. El desquite. México, Tinta; Julio Scherer García (2007). La terca memoria. México, Grijalbo; Andrés Manuel López Obrado (2007). La mafia nos robó la presidencia: sólo le han quitado una pluma a nuestro gallo. México, Grijalbo; Lorenzo Meyer (2007). El espejismo democrático. México, Océano; Ricardo Raphael (2007). Los socios de Elba Esther. México, Planeta; Salvador García Soto y Christian Ahumada (2007). Los cuentos del Duende. Libro y Audiolibro. México, Editorial Endira; Brozo, “El Payaso Tenebroso” (Víctor Trujillo) (2007).Cuentos asquerosos. México, Grijalbo; Luis Mandoki (2007). Fraude. Film. México; Sanjuana Martínez (2007).Prueba de fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical. México, Planeta; Jorge Castañeda y Rubén Aguilar (2007). La diferencia. Radiografía de un sexenio. México, Grijalbo; José Agustín Ortiz Pinchetti (2006).Andrés Manuel y sus claves. México, PORRÚA; José Antonio Ortega Sánchez y Fernando Guzmán Pérez (2008). La verdad os hará Libres, no tengan miedo. México, Arquidiócesis de Guadalajara; Luis Carlos Ugalde (2008). Así lo viví. Testimonio de la elección presidencial de 2006, la más competida de la historia moderna de México. México, Grijalbo; Carlos Ahumada (2009). Derecho de réplica. Revelaciones de la más alta pantalla política en México.México. Grijalbo; Roberto Madrazo Pintado (2009). El despojo. México, Planeta…
La corrupción y la estafa han llegado a tal nivel, que existen manuales que instruyen acerca de cómo detectar y tratar a los corruptos y estafadores, como, por ejemplo: Frank W. Abagnale (2003). El arte de la estafa. México, Diana.
[47] Consideremos aquí, por ejemplo, cómo ve el famoso escritor mexicano Carlos Monsiváis los mecanismos del poder y la justicia en América…, ¡sólo una muestra!, en un artículo intitulado “Notas sobre cultura jurídica”, en el periódico mexicano El Universal, el día 13 de agosto de 2006, en http://www.el-universal.com.mx/editoriales/35152.html :
En estos días, el más que complicado panorama nacional se centra en el Poder Judicial, hasta el momento y por lo común a la altura de su fama previa, no la que ostenta la mayoría de sus integrantes destacados, “juristas recién nacidos a la democracia”. Baste mencionar la crítica demoledora implícita y explícita al IFE, contenida en la resolución del Tribunal Electoral. ¡Al IFE!, su Consejo y su consejero presidente Luis Carlos Ugalde, el autohomenajeado y autosacralizado “panista por goteo”, el del “sueldito mísero”. En estas notas y en un artículo próximo bosquejo una crónica sobre un tema omnipresente.
“Y le dije al abogado: si le pago lo que me pide, ¿usted me consigue una buena esquina para pedir limosna?”
La cultura jurídica es un término que sólo recientemente se usa con profusión, sin otorgársele todavía mayor significado al creérsela por demasiado tiempo una atribución más bien superflua o sectorial de los especialistas. ¿De qué servía enterarse de las leyes si los resultados solían depender de la más profunda ilegalidad? El dura lex, sed lex (tradúzcase: la ley es dura pero la adquiero) no persuade porque el desprestigio de la justicia se estaciona en un conjunto de lugares comunes:
– En la percepción pública, la idea de la justicia hace las veces de trampa de la que sólo se salvan los capaces de adquirir su impunidad (su libertad) a precio costoso.
– Los pobres y los de recursos económicos apenas renovables (sinónimo de las clases medias bajas) se sienten de antemano perdidos ante el Poder Judicial. La desconfianza en la justicia, o mejor: la confianza en su atrocidad orgánica, es el equivalente de la sensación de fracaso de los que no terminan la educación primaria o la secundaria. Dice el dogma: si hasta allí llega la persona, de modo igual se detendrá en la vida, a menos que opte por las vías del deporte o de la delincuencia no ensalzada públicamente.
– Los ricos (ya no se diga los muy ricos) no se molestan y desatienden los procedimientos judiciales. ¿A ellos qué les importa las denuncias en su contra? Los bufetes a su disposición manejan los vericuetos y los puntos débiles de sus adversarios y han ensayado las estratagemas triunfales. Si se les dijera lo de “la ignorancia de la ley no implica su no observancia”, dirían que a sus abogados les pagan para que observen la ley en su nombre y le otorguen vacaciones a la observancia.
La noción popular de la justicia, tal y como la ofrece José Clemente Orozco en su mural de la Suprema Corte, es la de una entidad corrupta, semivestida, desmechada, muy al tanto de a quién le cede y por cuánto el cuidado de su balanza. Si las constituciones y los códigos penales y civiles son espacios de la ética proclamada de una sociedad, al adjudicársele sus interpretaciones a una minoría no necesariamente proba, se trueca la ética por el saber negociable o la interpretación tarifada.
“Mire licenciado, usted me resuelve mi asunto y yo lo alejo definitivamente de su departamentito”.
El abogánster es un término de la década de 1940 que califica a un personaje devastador, bastante menos excepcional de lo que se pensó. El arquetipo, Bernabé Jurado, de vida en el mejor de los casos tumultuosa, disfruta de una “fama-prontuario” de leyendas acumuladas: en un descuido real o inducido de los empleados distrae del expediente un documento comprometedor y se lo come, paga testigos falsos, patrocina torturas que desembocan en la confesión de inocentes, anda siempre con un amparo en la bolsa, golpea salvajemente a sus compañeras, es la imagen del influyentazo, el abogado penalista de la ciudad de México, al que nadie le informó nunca de la existencia de los escrúpulos. De Jurado se desprende la representación demencial del poseedor de un título universitario que desconoce los límites porque las leyes, al radicar con demasiada frecuencia en su interpretación o en la confección mañosa de los expedientes, a eso se prestan, a verse calificadas de papeles ajustables a la voluntad del más hábil.
Téngase en cuenta el papel en el imaginario colectivo de los abogánsteres y los abogados huizacheros (por el árbol espinoso que usan los curanderos indígenas) que engañan con la suavidad de los falsos chamanes. “Su problema tiene arreglo, señora, su hijo sale pronto, sólo que hace falta un anticipo”. El contexto ideal de esta presión de la justicia como el tianguis que será mall, es el sexenio de Miguel Alemán, con el despojo masivo de los terrenos ejidales, la disolución a golpes del derecho de huelga y los asesinatos de líderes honestos, el encarcelamiento sin pruebas de “los subversivos”, el atropello de derechos patrimoniales y así sucesivamente.
“Mi estimado picapleitos, se vio usted muy mal resolviendo el caso por la buena”
La aplicación rutinaria del derecho es un escándalo que de tan ubicuo no se advierte. Lo que señala el rumor, ese medio perenne de comunicación, es el descrédito de repartición de justicia, la mala fama de los ministerios públicos y la constancia del horror de los reclusorios, “pozos de iniquidad” que a la sociedad no le incumben porque le tocan a los transgresores del orden. La era de la impunidad absoluta no conoce de derechos humanos. ¿Qué caso tiene adquirir las nociones jurídicas si en los juzgados son inútiles los conocimientos previos? ¿A quién le conmueven realmente las atrocidades en las cárceles? ¿Quién quiere saber de sus derechos si puede pagar un buen abogado? Cunde la impresión fuertísima: “A mí no me sirven los conocimientos inaplicables, ni me funciona el intento de desentrañar esa madeja que llaman las leyes. Lo único útil es tener dinero y contratar alguien que aunque me robe me saque adelante”. A estas certidumbres las avivan experiencias múltiples:
– La tardanza histórica en la confección de expedientes, lo que en el caso de las demandas agrarias hace de la eternidad un pariente pobre de los juzgados.
– La prisa vaporera en la confección de delitos y las fallas absoluciones enormes en la organización de sus materiales. El “ahí se va” faculta libertades y encierros.
– La imagen del Ministerio Público como un hombre (en la mayoría de las veces, y hasta hace poco, no es oficio femenino) inflexible, rígido, que asume la solemnidad no como un rasgo del oficio sino como la declaración de bienes de la altanería y la supremacía del cargo. El MP se especializa en humillaciones, aceptación y encarecimiento de sobornos, desprecio por los detenidos que en los separos se ven transformados en bultos, imposición de diligencias cuyo fin preciso sólo la oscuridad conoce, olvido de cortesías que desanima aún más a quejosos, detenidos, familiares, amigos.
El MP multiplica a Dios en los juzgados, distribuye vislumbres del infierno, y encarna, proponiéndoselo y sin proponérselo, la teología jurídica que comienza clásicamente: “En el principio era el expediente”.
– En el caso de las violaciones de niñas adolescentes y jóvenes, las experiencias son dramáticas. Acuden los familiares al Ministerio Público y, esto apenas va cambiando, son objeto de burlas, desdenes, acusaciones (“algo hiciste, tú provocaste”), exigencias incumplibles de pruebas, ofensas a denunciante y sus acompañantes. Si por lo menos la mitad de las víctimas de violaciones se abstiene de la denuncia (y lo mismo pasa con quienes sufren otro tipo de atropellos), es, básicamente, por el miedo de la víctima a verse culpabilizada. Y los cursos de victimología no parecen afectar a los juzgados.
– Los detenidos por “conducta afeminada”, instruida como “faltas a la moral y las buenas costumbres” integran un capítulo olvidado o abolido de la justicia mexicana. De las últimas décadas del siglo XIX a la década de 1960, basta el arresto en redadas o en la calle o en tugurios, o la denuncia de los vecinos, o la gana de reírse de los policías, y la detención se vuelve sentencia carcelaria, que implica meses o años de cárcel sin revisión de expediente o, incluso, que envía a “los mujercitos” a las Islas Marías donde un número significativo de ellos muere de violaciones tumultuarias o de riñas de origen hoy calificado de homofóbicos. No hay indagaciones jurídicas al respecto, y el fenómeno mismo no llama la atención porque el odio a lo diferente invisibiliza a los perseguidos.
Y ahora interpongo un recurso de amparo contra la depresión.
Escritor
En noviembre de 2007 la Suprema Corte de Justicia de México tuvo que tomar decisiones en torno al tan comentado internacionalmente “caso Lydia Cacho” (Ruano, 2003e). Antes de dar las conclusiones finales en torno a este caso, ya había encuestas que presagiaban el fallo. Así por ejemplo, en la prestigiosa revista mexicana Proceso, los resultados de algunas de sus encuestas fueron los siguientes:
Según http://www.proceso.com.mx/sondeoresultados.html?snd=1227 .
¿QUÉ CREES QUE DEMUESTRA LA CORTE AL RECHAZAR INDAGAR LAS REDES DE PEDERASTIA Y PORNOGRAFÍA INFANTIL?
1. Estricto apego a sus funciones 5.08 %
2. Indolencia 10.6 %
3. Corrupción 84.32 %
Según http://www.proceso.com.mx/sondeoresultados.html?snd=1229 .
¿QUÉ FUE LA INVESTIGACIÓN QUE HIZO LA CORTE DEL CASO LYDIA CACHO?
1. Un ejemplo de imparcialidad 3.77 %
2. Un intento honesto de hacer justicia 2.02%
3. Una farsa para salir del paso 31.13%
4. Un acuerdo político 63.07%
En las encuestas de Prodigy, el conocido proveedor de servicios de Internet de México y América Latina, aparece la siguiente encuesta el día 30 de noviembre de 2007:
Según http://noticias.prodigy.msn.com/Encuesta.aspx .
¿Cuál es tu opinión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, después de conocer su veredicto sobre el caso de Mario Marín?
1. Buena, no encontraron elementos para castigarlo
8%
2. Mala, fue una decisión política
92%
A veces sucede que, por alguna extraña casualidad y coincidencia, las actuaciones de algunos aparatos de justicia y ciertas “Tremendas” cortes…, no, disculpas, quisimos decir “Supremas” cortes, en América nos recuerdan los cómicos programas cubanos de “La Tremenda Corte”. Si quiere usted recordar estos programas humorísticos, que han seguido transmitiéndose exitosamente en México, remítase, por ejemplo, a: http://www.youtube.com/watch?v=iQuZ2yTSlwg , http://www.youtube.com/watch?v=iiBwlWJWRRk , http://www.youtube.com/watch?v=Wpv4R8qLkMI , http://www.youtube.com/watch?v=xpOyV0ECKeI .