Abstract
FUNCIONES DEL LENGUAJE, FUNCTIONS OF LANGUAGE, ФУНКЦИИ ЯЗЫКА
IMAGOLOGÍA, IMAGOLOGY, ИМАГОЛОГИЯ
COMUNICACIÓN VERBAL, VERBAL COMMUNICATION, ВЕРБАЛЬНОЕ ОБЩЕНИЕ
COMUNICACIÓN NO VERBAL, NONVERBAL COMMUNICATION, НЕВЕРБАЛЬНОЕ ОБЩЕНИЕ
[…] Si los términos son complejos, desconocidos, etc., entonces recomendamos primero explicar lo que significan y luego emplearlos […] Hablar puede cualquiera; pero “hablar bien en un mundo civilizado”, eso ya es otra cosa […] si dentro de las cualidades del conferencista no está el “ser simpático”, la simpatía, el “ser gracioso” […] bromista, entonces conviene más limitarse al orden de la exposición del tema sin hacer comentarios “simpáticos”, chistes, chanzas, gracias o bromas que en todo caso lo que harían es crear un clima de animadversión o rechazo al expositor […] Hay países, instituciones, empresas y familias en donde los “graciosos sin gracia” proliferan como epidemia […]
¿Qué significa “cantinflear” y “cantinfleo”, quiénes cantinflean y cómo se cantinflea? http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/qu%C3%A9-significa-cantinflear-y-cantinfleo/19j6x763f3uf8/157#
1. Claridad. Expresión al alcance de una persona imbricada en un nivel cultural determinado. En este caso, no olvidar que se trata con personas de nivel universitario, no nivel científico propiamente dicho. Hay circunstancias en que se trata de grupos de educandos de diversas especialidades, de diferentes culturas y etnias, de diferentes afiliaciones políticas y religiosas, a veces de la misma religión pero con distintos enfoques, que toman la misma materia; pero que no tienen por qué compartir un mismo fondo científico, cultural, léxico o semántico. De aquí que el conferencista deba evitar las cacofonías, las confusiones, las anfibologías, las frases complejas. Debemos utilizar con el máximo rigor un vocabulario adecuado a la receptividad del oyente. Si los términos son complejos, desconocidos, etc., entonces recomendamos primero explicar lo que significan y luego emplearlos.[18] Hablar puede cualquiera; pero “hablar bien en un mundo civilizado”, eso ya es otra cosa: http://knol.google.com/k/an%C3%B3nimo/c%C3%B3mo-hablar-correctamente-en-p%C3%BAblico/19j6x763f3uf8/43
2. Concisión. Empleo de palabras indispensables y no florear o cantinflear. Concisión no quiere decir laconismo o ultracondensación. Sencillamente nos referimos a que la concisión es enemiga de la verborrea, de la redundancia, del titubeo. Tampoco concisión significa, como se ha dicho tantas veces ya, “que sea preciso cortar las alas a la fantasía ni a la imaginación, renunciando al color o a la magia de las palabras.” Ahora bien, si dentro de las cualidades del conferencista no está el “ser simpático”, la simpatía, el “ser gracioso” –usando la terminología de nuestros alumnos–, bromista, entonces conviene más limitarse al orden de la exposición del tema sin hacer comentarios “simpáticos”, chistes, chanzas, gracias o bromas que en todo caso lo que harían es crear un clima de animadversión o rechazo al expositor[19]:
Nada hay en sociedad más delicado ni que necesite más fino tacto que el uso de las chanzas. Ellas sazonan a veces la conversación, amenizan el trato, y aun llegan a ser pequeñas demostraciones de aprecio y de cariño; pero, sea dicho en puridad de verdad, la naturaleza no ha concedido a todos discreción, delicadeza, tino que en tan alto grado se necesita para que sean verdaderamente aceptables; y no siempre basta tener una buena educación, ni estar animado de la intención más sana y amistosa, para saber dirigir chanzas tan finas y oportunas que dejen de ser bajo algún respecto desagradables o mortificantes.
Las personas que no poseen este don especial deben abstenerse severamente del uso de las chanzas; por omitirlas ninguno experimentará jamás un desagrado, por dirigirlas no será raro que turben las más sólidas y más antiguas relaciones de amistad.[20]
Hay países, instituciones, empresas y familias en donde los “graciosos sin gracia” proliferan como epidemia:
Se tropieza de continuo con los graciosos sin gracia; sobre todos los países llueven estos insectos. Un buen gracioso es una pieza rara, y aun para un hombre que lo es naturalmente, es muy difícil sostener este papel por largo tiempo; no es común que el que hace reír se haga estimar […]
Se ven gentes que, en las conversaciones o en el poco trato que se tiene con ellas, disgustan por sus expresiones ridículas, por la novedad, por la impropiedad de los términos de que se sirven, y por la inconexión de ciertas palabras que sólo ellas usan y a las que hacen significar cosas que sus primeros inventores jamás tuvieron intención de hacer decir. Estos ingenios caprichosos no siguen en el lenguaje ni a la razón ni al uso, y su deseo continuo de chancear y lucir forma insensiblemente un guirigay que les es propio, y llega a ser en fin su idioma natural, a que acompañan un gesto afectado y una pronunciación contrahecha. Todas estas gentes se hallan satisfechas de sí mismas y de su entendimiento; no se puede decir que les falta del todo, pero causan compasión porque es muy poco, y lo que es peor, hacen sufrir […]
En las conversaciones hay un medio entre cierta pereza de hablar o un espíritu distraído que, llevándonos lejos del asunto, produce malas preguntas y necias respuestas, y una atención importuna en recoger y buscar un chiste a la menor palabra que se escapa, encontrarle un misterio que los otros no ven, y atribuirle ingenio y sutileza, sólo por tener ocasión de colocar la suya.
Infatuarse de sí mismo y persuadirse de que se tiene mucho entendimiento, es un accidente que no sucede con frecuencia sino al que no lo tiene o tiene poco. ¡Pobre del que sufre la conversación de un presuntuoso semejante! ¡Cuántas frases pulidas que tolerar!, ¡cuántas palabras aventureras que aparecen repentinamente, durante cierto tiempo y no se vuelven a oír! […]
Es una gran miseria no tener bastante talento para hablar bien, ni bastante juicio para callar […]
Para ciertos hombres es precisamente la misma cosa hablar y ofender; son cáusticos y amargos, su estilo está mezclado de hiel y de ajenjo, y la burla, el insulto y la injuria corren como la saliva de sus labios. Su espíritu y su vivacidad les daña más que a otros su inepcia, y les sería útil ser mudos o estúpidos. No les basta la acrimonia [aspereza] con que siempre replican: atacan con insolencia muchas veces, hieren cuanto no puede escapar a su lengua, a los presentes y a los ausentes, y embisten a todos de frente y de costado, como carneros padres. ¿Se podrá pedir a éstos que se quiten los cuernos? Del mismo modo que no se puede esperar que esta pintura reforme a unos hombres tan duros, indóciles y feroces, y lo mejor que se puede hacer luego que se les descubre y por lejos que estén, es huir a todo correr y no mirar atrás.[21]
En todas las empresas, organizaciones, instituciones, grupos, medios de comunicación, etc., siempre hay un “gracioso” o, por lo menos, “alguien” que se cree verdaderamente “gracioso”. Pero entre “creerse” y “ser” hay una brecha inmensa. La sicología y la sociología del “gracioso” están matizadas por muchos problemas de personalidad, de inestabilidad emocional, la mayoría de los cuales aparecieron ya en los primeros momentos de la vida del “simpático” (?): infancia, adolescencia y juventud. Éstas son personalidades tipo “caja de Pandora”: abrir esas cajas es todo un triste riesgo:
[…] el «gracioso» casi siempre es un machito. Está bien tener sentido del humor, pero quedar encasillado como el payaso de la empresa perjudica a la carrera, excepto cuando uno trabaja en un circo. Si gusta más hacer reír que engrosar los números de la cuenta en el banco, sigamos cultivando esa imagen, pero sin olvidar que muchas veces la gente ríe la gracia por educación o por puro aburrimiento. Una sonrisa no siempre es muestra de aprobación [Tenemos] que cuidar el equilibrio entre nuestros dos lados, el serio y el humorístico. La gente necesita confiar en nuestra capacidad para hacer un buen trabajo, pero no confiarán si dudan de nuestro sentido común o si nunca están seguros de cuándo hablamos en serio y cuándo en broma.[22]
“Un orador pesado puede adormecer a los asistentes, llevándolos a un estado en que casi estén dormitando. O dos miembros del grupo en extremos opuestos del salón pueden principiar una conversación interminable.”[23] Consideremos aquí algunos puntos. Está claro que no podemos comparar, en cuanto a su complejidad lexicológica, terminológica, sintáctica, morfológica, estilística, semántica, etc., un discurso de una ciencia social con un discurso de una ciencia exacta, está claro que no podemos entremezclar sin ton y sin son estos discursos –no obstante haber “arriesgados”, “intrusos”, “advenedizos” e “ignorantes” que no solamente abusan de la terminología científico-técnica, de los conceptos científico-técnicos, en el contexto de las ciencias sociales y humanísticas, en el discurso jurídico, en el discurso político y hasta en el discurso público habitual, creando todo un océano de incongruencias, sinsentidos imposturales, estupideces, confusiones y cantinfleos[24]–, está claro que no podemos crear toda una “guerra de las ciencias exactas y sociales y humanísticas”, y mucho menos llevar ese conflicto tormentoso, plurisémico, confundidor y antifuncional a los estudiantes. Si ya de por sí, en sí mismo, el discurso de las ciencias sociales, en general, es un tremendo problema. Claro está que la persona que en pleno siglo XXI, en plena globalización cultural, intelectual y científica, sigue empleando “solamente” los textos de autores de lengua española y de lengua inglesa, o los textos de una sola cultura, en un solo idioma, o que tiene que esperar las traducciones de los textos para “enterarse” de cómo anda el mundo de las ciencias, dirá que no, que esto no es así, que el discurso de las ciencias sociales y humanísticas no es ningún problema. Entonces nosotros diríamos aquí que no, que no nos referimos a estas personas “monoculturales” en situación de pluriculturalidad, a estas personas unipolares culturales en el mundo de la pluripolaridad cultural, a estos desfasados culturales; sino que nos referimos a los tantos y variados discursos que han existido y existen en las ciencias sociales, en las ciencias humanísticas, en “todas ellas”, sin “selección a discreción”: nuestras sociedades actuales están compuestas por grupos de muy variadas culturales, de manera manifiesta o de manera enmascarada, y no están compuestas por “grupos seleccionados a discreción”. Tenemos que recordar que, en una mezcolanza interdisciplinar y secular, a veces desmesurara, con frecuencia la filosofía, la oratoria, la historia, la filología, la lingüística, la politología, la imagología, la textología, el arte, la poesía, la literatura en general –oral o escrita–, el derecho, la sociología, la psicología, etc., se juntan, se entrelazan, se aparean, creando un arco iris lingüístico no fácilmente sujeto a clasificación discursiva, y aquí, en esta mezcolanza, la lexicogenesia y la terminogesia nos muestran sus inconmensurables fuentes creadoras. También recordemos que por medio de la lengua y los movimientos corporales el hombre no solamente expresa sus sensaciones, sino que además actúa, influye, en las sensaciones de los otros: se seleccionan, y a veces meticulosamente, muy cuidadosamente –como sucede en los altos protocolos: diplomacia, religión, monarquía, negocios, protocolos del amor y la sexualidad, etc.[25]–, palabras y gestos “oportunos”, “adecuados”, para influir en los demás. A través del lenguaje verbal y corporal se puede producir en los estudiantes –así como en los individuos en general– un estado de ánimo mejor, impulsarlos a la nobleza del alma, elevar su autoestima; pero también ultrajarles, crearles indignación, molestia, etc. El lenguaje verbal posee particularidades estéticas que podemos observar, oír, diariamente no sólo en la poesía; en el habla coloquial se encuentran frases hechas, de cariño, exactas, que nos causan mucho agrado y nos hacen sentir bien, tranquilos, relajados, a gusto. No podemos olvidar que hay muchas frases o palabras con las que debemos tener cuidado. Los idiomas están esparcidos en una gama dialectal geográfica y social que pocas veces es dominada –ni parcialmente– por los conferencistas de un mundo globalizado.[26] Es mejor informarnos, de ser posible, acerca de la significación y repercusión que pudieran tener ciertas lexías, especialmente cuando se trabaja en misiones de intercambio académico o se es conferencista invitado en otro país, en otras universidades, inclusive con el mismo idioma; no hablemos ya del extremo cuidado que debemos tener cuando la conferencia será impartida en otro idioma secundario, no materno, o mediante la traducción y la interpretación. Del carácter estético y preciso del lenguaje siempre dependerá la fuerza de la influencia del discurso en los receptores.[27] También es verdad que en mayor grado las posibilidades estéticas del lenguaje aparecen en la poesía, y la fuerza de su influencia sobre los hombres muestra que esta función estética del lenguaje posee una gran importancia social. Por consiguiente, desde el punto de vista de su función, la lengua es un fenómeno multilateral, y cada conferencista la usa libremente, en correspondencia con sus objetivos, con sus intereses, con su estilo discursivo, etc.
3. Coherencia. Relación lógica entre las ideas expuestas. Y no estar fundamentando todas las “ideas raras” en las religiones y los tantos y tantas dioses, diosas y vírgenes existentes en este mundo. Todos conocemos los problemas, los conflictos, que pueden aparecer dentro de una misma religión y entre las diferentes religiones, entre los mismos creyentes y entre los creyentes, los fanáticos y los no creyentes: http://knol.google.com/k/las-creencias-las-religiones-los-cultos-y-los-mitos-y-su-relaci%C3%B3n-con-las#
4. Sencillez. No sólo se refiere la sencillez al buen gusto, a la expresión discursiva lingüística, sino también a la expresión corporal, al cuerpo –postura de pie o sentado, ademanes, distancia corporal, contacto visual, accesorios corporales: ropa, zapatos, maquillaje, perfume, etc., todo lo cual, obviamente, distingue a los seres humanos http://knol.google.com/k/qu%C3%A9-es-en-realidad-la-comunicaci%C3%B3n-no-verbal# , http://knol.google.com/k/la-importancia-de-la-ropa-los-adornos-y-la-joyer%C3%ADa-temas-de-imagolog%C3%ADa-corporal#
5. Naturalidad. Emplear su propio vocabulario, emplear su habitual modo expresivo. En el tratamiento de la “naturalidad discursiva” tenemos que tomar en cuente los problemas de la “actuación” y de la “sobreactuación”.[28] Para cumplir la tan gran cantidad de importantísimas y variadas funciones en la sociedad, la lengua debe poseer una estructura muy compleja, en vista de que en el pensamiento de los hombres se refleja toda la realidad, todo un mundo infinito de imágenes e ideas. Incluso más, todo el mundo de sus sensaciones y aspiraciones el hombre tiene que expresarlo mediante la lengua y el lenguaje corporal. Para esto necesita de una gran cantidad de palabras, con particularidades muy variadas, con diferentes significaciones, con posibilidades de conexión en las cadenas oracionales, con un complejo fondo en cada significación, y esto, a su vez, crea la necesidad de poseer un adecuado sistema para la formación de palabras o lexicogenesia.[29]
Para relacionar las palabras entre sí en el habla y formar los enunciados, es necesario todo un conjunto de medios de relación, que expresen atamentos lógicos entre las significaciones de las palabras en la oración, en la cadena oracional, en la unidad o lexía; la relación de la oración con la realidad extralingüística y también otras relaciones, incluyendo la emocional. Estos medios son de diferentes tipos: entonación, cadencia, forma de relación de las palabras, elementos de enlace, etc.
Hacia la calidad integral sin fronteras