Abstract
[…] ¿Y quién ordenó y planeó meticulosamente, punto por punto, el fallido atentado en contra del papa Juan Pablo II en la Plaza de SanPedro, en donde el turco Mehmet Ali Agca disparó e hirió a Juan Pablo? […] No, quien ordenó y planeó ese atentado no fue ni la Unión Soviética, ni la KGB soviética, ni la CIA estadounidense […] como han querido que se crea el Vaticano y sus jerarcas […] Ese atentado, ese fallido magnicidio en contra de Juan Pablo II, lo diseñó, lo planeó, lo calculó y lo llevó a cabo el mismo Vaticano, y concretamente a través del ya muerto y muy conflictivo Agostino Casaroli, quien fuera Secretario de Estado de la Santa Sede entre 1979 y 1990 […]: http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/85235 […]
“Ese dios que regatea, que vende la salvación, que todo lo hace en cambio de dinero, que manda las gentes al infierno si no le pagan, y si le pagan las manda al cielo, ese dios es una especie de prestamista, de usurero, de tendero. No, amigo mío, ¡hay otro Dios!” (escritor cubano José Martí [1853-1895])
Parte de la conferencia impartida por el fiolólogo, imagólogo y lingüista Fernando Antonio Ruano Faxas
[…] También tempranamente murió Sor Juana, a los 43 años de edad. A estos tres escritores los mataron […] A Sor Juana la mató la Iglesia Católica, el clero envidioso, misógino, criminal, corrupto, ladrón, pederasta, tétrico y frustrado, que ya la había matado en vida, a Sor Juana la mató la Inquisición y esa España retrógrada, viciosa y corrupta, contrarreformista, fanática, inquisidora, intolerante, misógina, traidora y déspota (Martín, 2009), que decidió los destinos de toda Hispanoamérica desde 1492 hasta 1898, y en este caso de México cuando era la Nueva España, es decir entre 1521 y 1821, a Sor Juana la exterminó esa España que hoy, todavía, no ha podido “cerrar con siete llaves el sepulcro del Cid” (como decía Joaquín Costa: http://es.wikipedia.org/wiki/Joaqu%C3%ADn_Costa ): ahí está gritando, llorando, la historia mora de España, la historia árabe de España, por el ataque a Iraq, un Iraq que es tan árabe como una gran parte de las entrañas de España […] ¿Qué es España sin su historia árabe?, y también, por supuesto, ¿qué es España sin su historia judía? Veamos este asunto en absolutamente todos sus sentidos y recovecos […] a Sor Juana la liquidó esa España que tanto daño ha causado a tantos y tantos y tantos artistas y escritores y científicos y filósofos, hombres y mujeres, aquí en América y allá en España, y conste que no solamente a judíos y árabes y otros grupos humanos “non gratos” para ciertas élites confundidas de España, sino a cristianos, a católicos, no solamente a “extranjeros”, sino a españoles y españolas de la más pura cepa […] A Sor Juana la saquearon en vida y en muerte, y la saquearon espiritualmente y materialmente, y la saquearon españoles y mexicanos […]: “[A Sor Juana] la destruían lentamente y en secreto [principalmente el arzobispo de ese entonces, Francisco de Aguiar Seijas y Ulloa, y el cura Antonio Núñez de Miranda, quien fuera por gran desgracia el confesor de Sor Juana] de la forma más infame y cobarde, de modo que nunca nadie supiera lo acontecido hasta que perdiera la vida de muerte natural […] La mataban. La mataron. La doblegaron. La descoyuntaron […] La mutilación era total. Se ahogaría en sus propias emociones al no poder vaciarlas, describirlas y consagrarlas […] Sor Juana moriría en la asfixia […] [Literalmente hablando, a Sor Juana la desangró la Iglesia, el Catolicismo, el Vaticano, la Inquisición, cuando la obligaron a que con su misma sangre escribiera su “arrepentimiento” (?). ¡Cuánto morbo y perversidad y cobardía hay en esta corrupta, avorazada, gandía, gandida, golosa Iglesia católica!, ¡hasta dónde pueden llegar estos curas antropófagos de monjas ilustres!] Existen muchas formas de matar [y a Sor Juana] la mataron cuando la privaron de sus libros, de sus plumas, de su tinta y de su papel […] Claro que Sor Juana no renunció en forma voluntaria a sus libros, sino que [el arzobispo] Aguiar Seixas se los incautó […] ¡Cuántos volúmenes de Sor Juana aparecieron después en la reducida biblioteca de este bárbaro [ladrón], de este salvaje arzobispo de extracción cerril [Francisco de Aguiar Seijas y Ulloa]! […] la mayoría […] de estos libros fueron a dar [como botín del asqueroso saqueo que le hicieron a esta divina mujer] a la ridícula biblioteca de este prelado tan asesino como ladrón y fanático [por eso nadie recordará nunca a estos dos cerdos piojosos, nigüeros y pulgosos disfrazados con sotana, por eso nadie recordará nunca a Francisco de Aguiar Seijas y Ulloa y a Antonio Núñez de Miranda, los que mataron directamente a Sor Juana, y si se recuerdan alguna vez es para ratificarles sus títulos de] cómplice en el asesinato de Sor Juana Inés de la Cruz [por eso estos dos asesinos de mujeres exclusivamente celebérrimas han ido a parar] a la fosa común de la historia […] Cuatro mil ejemplares [los libros que tenía Sor Juana] hablan de la inagotable curiosidad y talento de esta monja sin par, sin igual y sin comparación alguna… ¿Si los cerdos no comen margaritas, para qué iba a desear Aguiar contar con instrumentos mágicos que estimulasen un intelecto del que él carecía? ¿Libros para un marrano? […] Una gran cantidad de escritos, poemas místicos, ensayos y obras de teatro inacabadas que Juana guardaba y que siguió produciendo, secuestradas por el arzobispo, fueron quemadas en la chimenea de su palacio […] la Iglesia católica [es] la única responsable de este siniestro crimen que enlutó a las letras universales [la Iglesia católica y el arzobispo español Aguiar y Seixas asesinaron lentamente a Sor Juana, lo que constituye] su propia vergüenza y la de la Iglesia católica, esa institución maldita enemiga de los más caros valores del género humano ” (Martín, 2009). No olvidemos que durante 200 años, a partir de la muerte de Sor Juana, esta célebre pensadora y escritora fue borrada de la memoria de la gente […]
Toda esta terrible historia de que a Sor Juana se le obligó a escribir su “arrepentimiento por los pecados cometidos” con su propia sangre, como si fuera tinta, me recuerda una canción, una canción del puertorriqueño Benito de Jesús, que la mayoría de la gente piensa que es del ecuatoriano Julio Jaramillo, una famosa y muy triste canción que ha escuchado o que ha cantado todo el mundo, “Nuestro juramento”: http://www.youtube.com/watch?v=IkrHakpw02w&feature=related […] Y esta canción la recuerdo en este caso porque siempre me pregunto: “¿Qué pacto tan terrible hizo Sor Juana Inés de la Cruz con Cristo para que éste haya permitido, y al parecer creado, todos los terribles sacrificios y sufrimientos de esta mujer?” […] Aquí no tengo otra explicación que la más lógica: el ejemplo de los padres siempre es copiado por los hijos, como he comentado ya en http://knol.google.com/k/familia-mexicana-familia-educación-y-cultura-social-en-el-méxico-contemporáneo# . Cristo o Jesús no podía comportarse de otra manera con Sor Juana habiendo tenido como padre a un dios, Yahvé o Jehová, que lo sacrificó, que lo torturó en una cruz y que le hizo tantas heridas. Basta con tomar en cuenta esa crucifixión de Jesús teniendo a un Dios como padre: http://es.wikipedia.org/wiki/Jesús_de_Nazaret . ¡Inconcebible! Y si el padre hizo eso con él, por qué entonces no habría de repetirse la terrible historia, por qué entonces no habría de hacerlo él con una de sus “hijas”, con su hija “la más ilustre de la historia de las mujeres escritoras”. ¿Acaso no dice el dicho popular “hijo de majá sale pinto” o “hijo de tigre pintito” o “de tal palo tal astilla”? Quien oye o lee esto de que la Iglesia, la Inquisición, el Vaticano, un arzobispo, obligaran a una mujer, a Sor Juana, a escribir “con su propia sangre”, podría pensar que esto es mentira, que esto es más bien una historia de terror salida de cuentos de vampiros, de brujos, de ñáñigos, de monstruos, de ataques extraterrestres, etc. Pero quien conoce un poco acerca de la historia de la Biblia: http://es.wikipedia.org/wiki/Biblia , acerca del Dios de la Biblia, es decir Yahveh, Yahweh, Yahvé, Yavé, Jehovah o Jehová: http://es.wikipedia.org/wiki/Jeoba , de la diosa Asherah, tal vez su esposa o mujer: http://en.wikipedia.org/wiki/Asherah , del primer hombre creado por Dios, es decir Adán: http://es.wikipedia.org/wiki/Ad%C3%A1n , de la primer mujer creada por Dios, es decir Lilit o Lilith: http://es.wikipedia.org/wiki/Lilith , de todos los sufrimientos que han pasado los humanos, generación tras generación, según la creación y la historia judeo-cristiana, entonces sabe que en el mundo de la religión judeo-cristiana todo, y mucho más, es posible, y el que lo dude que le pregunte a los judíos […] Por eso siempre he comentado, para que nunca se nos olvide, las atrocidades que en nombre de Dios y de la religión, del Cristianismo, del Catolicismo, han cometido la Inquisición y muchos sacerdotes, el Vaticano, y especialmente en lo tocante a las persecuciones, a los crímenes y a la quema y destrucción de libros, de bibliotecas enteras […] En mi texto http://knol.google.com/k/an%C3%B3nimo/as%C3%AD-andamos-entre-secretos-falsedades/19j6x763f3uf8/64# digo lo siguiente al respecto: […] Dentro de las grandes tragedias de la desaparición de la historia escrita de la Humanidad están: la Biblioteca Real de Alejandría,[16] la Biblioteca de Pérgamo,[17] la Biblioteca de Constantinopla.[18] Claro está que aquí no podemos dejar de mencionar la destrucción de los textos prehispánicos y de algunas otras destrucciones de todo tipo de material que no fuera del agrado o conveniencia del catolicismo europeo del tiempo de la Conquista de América. Claro está que en este sentido fue México el más ultrajado, y con México toda América y el mundo. En lo que respecta a la destrucción de materiales escritos no convenientes a la “fe” católica, ahí aparece en primer lugar el nombre del inquisidor español Tomás de Torquemada (1420-1498). En realidad, yo no tengo palabras para denominar a esta “persona” y las acciones que él realizó en su época. Yo, repito, no tengo palabras para expresarlas aquí, conste que sólo aquí; pero tal vez usted sí las tenga si conoce un poco su historia. Aquí nada más mencionaré que por algo la palabra “torquemada” ha permanecido en la historia como sinónimo de fanatismo y crueldad.[19] […]
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TOMÁS DE TORQUEMADA “EL INQUISIDOR”
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[…] Y hoy, después de tantas experiencias amargas, tristes, avergonzantes e inclusive repugnantes, muchos se siguen preguntando: “¿Pero es que España olvidó?” […] Creo que la pregunta adecuada sería: “¿Acaso España aguna vez recordó?” […] Siendo sinceros, ¿qué sabe la inmensa mayoría de los españoles acerca de España? La inmensa mayoría de los españoles no sabe nada, y en el mejor caso muy poco, acerca de la verdadera historia y la verdadera realidad de España (Américo Castro: España en su historia; Origen, ser y existir de los españoles; La realidad histórica de España […]
[…] En América nunca se olvidarán los asquerosos nombres de dos curas del siglo XVII, de dos abortos de la naturaleza disfrazados con sotana. Uno fue el arzobispo de la Nueva España, es decir México, Francisco de Aguiar Seijas y Ulloa, y el otro es el cura Antonio Núñez de Miranda, quien fuera “por gran desgracia” confesor de la sublime escritora mexicana Sor Juana Inés de la Cruz […] estos dos gusanos con sotanas, estas dos ratas de alcantarilla de la cristiandad, fueron quienes “principalmente” mataron en vida a Sor Juana y quienes hicieron que se perdiera una de las bibliotecas personales más selectas, más exclusivas, de aquellos tiempos, la biblioteca de Sor Juana Inés de la Cruz, ¡cuánto daño le hicieron a Sor Juana y todo el patrimonio cultural de la Humanidad estos dos escupitajos bubónicos del catolicismo (Martín, 2009)! […] También se destaca aquí el nombre de un hombre colérico, de un verdadero sociópata, cruel: Gian Pietro Caraffa, quien fuera el Papa Pablo IV: ¿Qué maldad no hizo este hombre indigno? ¿Qué libros no mandó a quemar este engendro? ¿Qué acto vil no cometió este criminal contra cualquier heterodoxo o judío y sus discursos hablados o escritos, contra los libros más avanzados del pensamiento de la época y de la historia de la religión judeo-cristiana? Todo lo malo imaginable y no imaginable se relaciona con el nombre de Pablo IV. Y, finalmente, mencionamos el Index Auctorum et Librorum Prohibitorum o Índice de autores y libros prohibidos o Index Expurgatorius, creado por la Iglesia Católica Romana en 1559 y que existió con carácter regulatorio hasta el año de 1966. Hasta algunos de los curas inquisidores y conquistadores se lamentaron por la brutal quemazón de los libros, códices, pinturas y textos en general prehispánicos, como es el caso de fray Diego Durán […]
Y en el mismo momento en que la Iglesia Católica, el clero, la Inquisición y España, ultrajaron y despojaron a Sor Juana de su más preciado tesoro, que era su creatividad artístico-literaria, en ese mismo momento también estaban ultrajando a toda la Humanidad, porque la estaban despojando de su patrimonio cultural. ¿Cuántas cosas dejó de escribir Sor Juana? ¿Cuánto patrimonio cultural y científico perdió la Humanidad? Recordemos que hoy por hoy Sor Juana sigue siendo la más célebre escritora, mujer, de todos los tiempos, muy superior a muchos escritores hombres famosos, e igual en prestigio, por muchas razones ya más que analizadas, a los tres grandes: Homero, Shakespeare y Cervantes […] Solamente el recordar la nauseabunda historia de la Inquisición española: http://es.wikipedia.org/wiki/Inquisición_española nos da una idea de los terrores que habría tenido Sor Juana, y muchos, pero muchísimos, otros hombres y mujeres en México ante este sanguinolento monstruo del fanatismo creado por el Catolicismo en Francia en el año de 1184 y que se extendió como pulpo voraz, con todos sus asquerosos tentáculos y con una rapidez vertiginosa, a toda Europa y América […] Lo que hizo durante tantos siglos, y sigue haciendo en cierta medida en la actualidad, en pleno siglo XXI, la Inquisición es la mancha más negra, triste y vergonzosa de la historia del pensamiento artístico y científico-técnico a nivel mundial: http://es.wikipedia.org/wiki/Inquisición […] E inclusive todavía en pleno siglo XXI esa España convulsa, rara, traicionera, mentirosa e hipócrita, y no “la España que sabe a caña, tabaco y brea”, ha intentado meter sus narices negativamente en asuntos exclusivamente regionales de América Latina, en asuntos que en lo absoluto le competen a España por muy variadísimas razones […] en este sentido la historia es larga: http://knol.google.com/k/la-xvii-cumbre-iberoamericana-en-chile-8-9-y-10-de-noviembre-de-2007-el-caso# […] Acerca de la vida de Sor Juana véase la película Yo, la peor de todas: http://www.youtube.com/watch?v=4tdNcjFWM9Q&feature=related , dirigida por la argentina María Luisa Bemberg:
[…] Y para considerar la biografía escrita cierta, veraz, creíble, bien investigada y argumentada, de Sor Juana hay que remitirse obligatoriamente a Francisco Martín Moreno (2009). “Sor Juana Inés de la Cruz. El tintero y la hoguera”, en Arrebatos carnales. Las pasiones que consumieron a los protagonistas de la historia de México. México, Planeta, 450 páginas, pp. 357-432 y a Octavio Paz (1982). Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. México, Fondo de Cultura Económica, 658 páginas […] En el sentido de lo que comentaba yo más arriba acerca de José Martí y su labor traductológica, me refiero al libro, a la novela, Ramona. La escritora de ese libro es la estadounidense Helen Hunt Jackson, que vivió entre 1830 y 1885, y el que lo tradujo fue José Martí. Helen era una buena escritora, para mi gusto encantadora, pero jamás ese libro en su original, en inglés, tuvo el súper éxito de la traducción de Martí: ¡arrasó!, y arrasó antes y sigue arrasando ahora. Claro, Helen escribió ese libro con su mente y con su corazón; Helen fue una de las primeras protectoras y defensoras de las comunidades indígenes, de los pueblos indígenas, de América; pero Martí le puso a la traducción de esa novela Ramona la marca de los dioses, esa marca que sólo pueden poner “los escogidos”. ¿Qué cosa no habría puesto Martí en la traducción de esta novela al español, si por dar este hombre dio hasta su vida por esta América, sometida antes y sometida ahora? Cuando se habla de la novela Ramona, la mayoría de la gente sigue diciendo: “Ah, sí, la novela de Martí” […] Imagino que si existe “el más allá”, “la otra vida”, “el otro mundo”, todavía Helen le estará dando las mil gracias a Martí, porque de no haber tocado con sus manos, su mente y su corazón este Midas-Literario, este Midas-Traductor, a esa novela, a Ramona, nadie o poquísima gente conocería esta bonita, esta magnífica novela […] ¿¡Cuántas cosas nos habrían legado estos genios, Martí y Pushkin, de haber vivido unos añitos más, sólo unos añitos más, si eran unas maquinarias perfectas de la creación artístico-literaria, de la imaginación!? ¿¡De cuántas maravillas nos perdimos!? Si con lo que nos dejaron, que ya es muchísimo, pero muchísimo, todavía seguimos embelesados… Pero así sucede con algunos “dioses de la literatura”, se van rápido a sus edenes para no vernos. A veces creo que les da asco vivir en esta mierda de mundo tan desigual, tan disparejo, tan conflictivo, tan tóxico… Es lo que también siempre he dicho acerca de la “muerte rara” de Ikram Antaki en México: http://knol.google.com/k/panorama-de-m%C3%A9xico-en-el-siglo-xxi-los-principales-problemas-de-m%C3%A9xico-parte-i# […]
A Sor Juana Inés de la Cruz, esa célebre mujer de las letras y las ciencias, la mató el mismo catolicismo, el mismo cristianismo, que también asesinó a la brillante científica griega Hipatia o Hypatia […]
[…] Si dentro del Vaticano se matan entre ellos mismos, si en el Vaticano asesinan hasta a los mismos papas, entonces cómo no van a matar a los demás, a los menos influyentes, a todo el que “les puede crear problemas”, a monjas y mujeres científicas indefensas […] ¿Y cómo se llama esto? Esto se llama “cobardía”, esto se llama “abuso”, esto se llama “viles mariconerías” de viejos putos criminales, pervertidos y corruptos […] ¿Cuántos papas y altos jerarcas del Vaticano y el Catolicismo han muerto de manera rara y dudosa [….] ? El escándalo más reciente de intento criminal del Vaticano es el de Juan Pablo II […] ¿Y quién ordenó y planeó meticulosamente, punto por punto, el fallido atentado en contra del papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, en donde el turco Mehmet Ali Agca disparó e hirió a Juan Pablo? […] No, quien ordenó y planeó ese atentado no fue ni la Unión Soviética, ni la KGB soviética, ni la CIA estadounidense […] como han querido que se crea el Vaticano y sus jerarcas […] Ese atentado, ese fallido magnicidio en contra de Juan Pablo II, lo diseñó, lo planeó, lo calculó y lo llevó a cabo el mismo Vaticano, y concretamente a través del ya muerto y muy conflictivo Agostino Casaroli, quien fuera Secretario de Estado de la Santa Sede entre 1979 y 1990 […]: http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/85235 […]
Conocemos muy bien el trascendental papel que desempeñan las bibliotecas en el proceso civilizatorio […] En el año 1979 publiqué una traducción del idioma ruso intitulada “La biblioteca enseña a trabajar con los libros”, que puede consultarse en la Revista Pedagógica sobre Educación Superior. Ministerio de Educación Superior de Cuba (MES), No. 1:60-62 […] ¿Qué información no se encuentra en una biblioteca, en una hemeroteca? Inclusive hoy, con todo el grandísimo desarrollo de Internet y de los libros digitalizados o e-books o libros electrónicos, etc., el placer de estar sentado tranquilamente, aislado, en total silencio, en una biblioteca consultando y ojeando y hojeando libros y revistas y periódicos en variados idiomas y de tiempos y culturas y sistemas diferentes […] es indescriptible, es maravilloso […] Dentro de las grandes tragedias de la desaparición de la historia escrita de la Humanidad están: la Biblioteca Real de Alejandría, la Biblioteca de Pérgamo, la Biblioteca de Constantinopla. Claro está que aquí no podemos dejar de mencionar la destrucción de los textos prehispánicos y de algunas otras destrucciones de todo tipo de material que no fuera del agrado o conveniencia del catolicismo europeo del tiempo de la Conquista de América. Claro está que en este sentido fue México el más ultrajado, y con México toda América y el mundo. En lo que respecta a la destrucción de materiales escritos no convenientes a la “fe” católica, ahí aparece en primer lugar el nombre del inquisidor español Tomás de Torquemada (1420-1498). En realidad, yo no tengo palabras para denominar a esta “persona” y las acciones que él realizó en su época. Yo, repito, no tengo palabras para expresarlas aquí, conste que sólo aquí; pero tal vez usted sí las tenga si conoce un poco su historia. Aquí nada más mencionaré que por algo la palabra “torquemada” ha permanecido en la historia como sinónimo de fanatismo y crueldad. Torquemada es la personificación también de la traición. Digo “traidor” si consideramos que él fue uno de los principales perseguidores de los judíos en España, propulsor de la expulsión de los judíos de España, y él mismo tenía sangre judía. Por otro lado, recordemos que en España cualquier persona mayor de 12 años, en el caso de las hembras, y mayor de 14, en el caso de los varones, ya podía ser sometido por la Inquisición. ¿Con cuánta literatura acabó Torquemada? ¿Quién sabe? Pero el sólo hecho de que él dirigiera las destrucciones y saqueos contra las bibliotecas de los judíos y de los árabes, solamente eso, constituyó el más atroz atentado contra la historia de la Península, contra la historia de España, contra la historia de una buena parte de Europa y hasta de América. Si alguna vez Torquemada aspiró a tener un lugar destacado en la historia de la Humanidad, su sueño se cumplió: ¡Torquemada se encuentra entre los primeros lugares de los seres más sórdidos, repugnantes y despreciados por los hombres de buena voluntad! También se destaca aquí el nombre de un hombre colérico, de un verdadero sociópata, cruel: Gian Pietro Caraffa, quien fuera el Papa Pablo IV: ¿Qué maldad no hizo este hombre indigno? ¿Qué libros no mandó a quemar este engendro? ¿Qué acto vil no cometió este criminal contra cualquier heterodoxo o judío y sus discursos hablados o escritos, contra los libros más avanzados del pensamiento de la época y de la historia de la religión judeo-cristiana? Todo lo malo imaginable y no imaginable se relaciona con el nombre de Pablo IV. Y, finalmente, mencionamos el Index Auctorum et Librorum Prohibitorum o Índice de autores y libros prohibidos o Index Expurgatorius, creado por la Iglesia Católica Romana en 1559 y que existió con carácter regulatorio hasta el año de 1966. Hasta algunos de los curas inquisidores y conquistadores se lamentaron por la brutal quemazón de los libros, códices, pinturas y textos en general prehispánicos, como es el caso de fray Diego Durán (Todorov, 1999:213, 220, 219):
Por eso Durán le reprocha a aquellos que, como Diego de Landa o Juan de Zumárraga, primer obispo de México, quemaron los libros antiguos, el haber dificultado todavía más el trabajo de evangelización. “Y sí erraron mucho los que, con buen celo, pero no con mucha prudencia, quemaron y destruyeron al principio todas las pinturas de antiguallas que tenían, pues nos dejaron tan sin luz, que delante de nuestros ojos idolatran y no los entendemos: en los ‘mitotes’, en los mercados, en los baños y en los cantares que cantan, lamentando sus dioses y sus señores antiguos, en las comidas y en los banquetes” (I, “Prólogo”) […]
Es muy probable que Durán proviniese de una familia de judíos conversos […]
[Y busca el origen de los indígenas de América a través de las raíces judías] Durán no aguanta mucho la tensión de la duda y, en la época en que escribe su libro de historia [Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme], es decir 1580-1581, ya ha tomado una decisión: los aztecas no son sino una de las tribus perdidas de Israel. El primer capítulo de su historia se inicia con esta afirmación: “…podríamos ultimadamente afirmar ser naturalmente judíos y gente hebrea. Y creo no incurriría en capital error el que lo afirmase, si considerado su modo de vivir, sus ceremonias, sus ritos y supersticiones, sus agüeros e hipocresías, tan emparentadas y propias a las de los judíos, que en ninguna cosa difieren” (III, 1) […]
Mucho le hubiera agradado [a Durán] encontrar pruebas del paso del evangelizar [es decir que el imaginaba que el predicador Santo Tomás habría podido estar en América] un poco más tangibles que esas analogías; a veces le parece que les sigue la pista, pero en el último momento se le van de entre las manos. Le hablan de una cruz grabada en la montaña; por desgracia ya no saben dónde se encuentra. También oye decir que los indios de cierta aldea habían tenido un libro escrito con caracteres que no comprendían; corre a buscarlo, pero sólo averigua que el libro fue quemado hace unos años. “Lo cual me dio pena, porque quizá nos diera satisfacción de nuestra duda, que podría ser el sagrado evangelio en lengua hebrea” (I, 1) […]
Biblioteca Real de Alejandría. Fue creada en el siglo III a.C., por el rey Ptolomeo II Filadelfo –“el que ama a su hermana”, en alusión a su relación amorosa con su hermana Arsínoe II–. En esta biblioteca llegó a haber unos 900 000 ejemplares. Su destrucción se debió a una guerra entre Roma y Egipto, en el año 48 a.C., que creó un incendio que destruyó a la biblioteca. ¡Es incalculable lo que aquí se perdió! Luego, Ptolomeo III creó otra biblioteca, llamada la biblioteca-hija, que en el siglo III d.C. también fue destruida porque el emperador Dioclesiano, extremadamente supersticioso y quien realizara la primera gran persecución de los cristianos, destruyó todo lo relacionado con alquimia, magia y religión. Luego, en el año 391, Teófilo, patriarca de Alejandría, al frente de un grupo de cristianos enardecidos y contrarios al paganismo, también destruye esta biblioteca, y se construye ahí un templo cristiano. En 1996 terminó de construirse en Alejandría una nueva biblioteca, en memoria a la gran Biblioteca de Alejandría […] Biblioteca de Pérgamo. La segunda en importancia en la historia luego de la de Alejandría. Pérgamo está ubicado en Turquía. Esta biblioteca fue fundada un siglo después de la de Alejandría, por el rey Atalo I Sóter, que reinó entre los años 241 y 197 a.C. Esta biblioteca fue varias veces saqueada y finalmente destruida […] Biblioteca de Constantinopla. Creada por el emperador Constantino. Comenzó en el siglo IV d.C. Ésta es otra de las historias de desdichas de una biblioteca, de una cultura. En el año 476 fue incendiada. Luego, en el año 1204, los miembros de la IV Cruzada, religiosos cristianos, también la saquearon. Finalmente, en el año 1453, los turcos tomaron Constantinopla, y así, entre saqueada y robada, desaparece esta biblioteca.
Debido a que la vida está llena de secretos, por eso los lenguajes, cualquiera que sean éstos –animales o no, verbales o corporales…–, están llenos también de secretos, ya sea para unos o para otros, en unos tiempos o en otros:
En nuestro lenguaje diario hay un grupo de palabras prohibidas, secretas, sin contenido claro, y a cuya mágica ambigüedad confiamos la expresión de las brutales o sutiles de nuestras emociones y reacciones. Palabras malditas, que sólo pronunciamos en voz alta cuando no somos dueños de nosotros mismos. Confusamente reflejan nuestra intimidad: las explosiones de nuestra vitalidad las iluminan y las depresiones de nuestro ánimo las obscurecen. Lenguaje sagrado, como el de los niños, la poesía y las sectas. Cada letra y cada sílaba están animadas de una vida doble, al mismo tiempo luminosa y obscura, que nos revela y oculta. Palabras que no dicen nada y dicen todo […] (Paz, 2000: 77-78).
Una buena cantidad de los secretos de la vida de la Humanidad, se van develando poco a poco, gracias a la mundialización de las comunicaciones, gracias al progreso, gracias a la democracia, y gracias al esfuerzo de cientos y miles de hombres y mujeres, científicos y técnicos, que todos los días, de manera multidisciplinaria, van armando el gran rompecabezas de los silencios y de los acertijos. Otros secretos nunca se sabrán, porque se fueron, por múltiples razones y para siempre, con los hombres, los grupos y los pueblos que los crearon.
En este sentido, tenemos que recordar que los lenguajes religiosos, especialmente de las religiones muy antiguas, han atravesado en la historia, en general, por las diferentes etapas de la creación y formación –y deformación (?)– de los lenguajes, lo que habitualmente se relaciona con la misma creación o aparición de un idioma en concreto, de un idioma en particular, y de sus dialectos, y también, además, con la creación del mismo lenguaje religioso, en un dialecto determinado, con toda una serie de particularidades sociales, léxicas, semánticas, sintácticas, morfológicas, lexicogésicas, estilísticas, metafóricas, tropológicas, traslaticias, figurativas, crípticas, secretas, etc. (Ruano, 2003a). Pero, por si esto fuera poco –algo ya de por sí extremadamente complejo en el ámbito sociolingüístico e imagológico–, los lenguajes religiosos, con el paso del tiempo y según la trascendencia, los intereses y la difusión de éstos, se van sometiendo a las etapas de recreaciones, traducciones, interpretaciones o adaptaciones, relecturas, etc., todo lo cual puede tener un final más o menos feliz, en dependencia de la competencia lingüística y cultural de la persona o las personas que hagan esos trabajos de recreación y de las fuentes “mejores” o “peores”, desinformadas o informadas, actualizadas adecuadamente, que consulten en el transcurso de esas recreaciones:
El Nuevo Testamento, al que pertenece el Evangelio de Mateo con su Tu es Petrus, lo constituyen los veintisiete textos escritos en griego que el Tercer Concilio de Cartago del año 397 decidió que fueron inspirados por Dios. Los escogió dentro de un centenar de evangelios, hechos de apóstoles y apocalipsis y millares de epístolas o cartas provenientes del cristianismo que lo precedió. De los veintisiete textos canonizados, así como de toda esa literatura cristiana primitiva, en su mayoría también escrita en griego, no nos quedan copias anteriores al año 200. Los veintisiete textos que escogió el Tercer Concilio de Cartago son los siguientes: los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan o evangelios “canónicos” como se les designa para distinguirlos de los evangelios “apócrifos” que no se consideran inspirados por Dios; más los hechos de los apóstoles, el Apocalipsis y veintiuna epístolas o cartas de las cuales catorce se atribuyen a Pablo, tres a Juan, dos a Pedro, una a Judas y una a Jacobo […] Tratan de […] Cristo […] [que] que habló en arameo, y sin embargo los veintisiete están escritos en griego. ¿No estarán traicionando de entrada a su personaje los venerables autores con el simple hecho de traducir su pensamiento a una lengua tan distinta como es el griego? El arameo es un idioma semítico y el griego es indoeuropeo. Los evangelios, es cierto, tienen aquí o allá unas cuantas palabras arameas, pero son de dar risa. Parecen toque de color local, como cuando las novelas gringas que pasan en México ponen señorita al referirse a una muchacha: “Give me, please, unos tacos, señorita, por favor” […] A mí las citas arameas y hebreas en el texto griego de los evangelios se me hacen como moscas en la sopa. Cada quien es su idioma […] Las palabras cambian en sus sonidos y en sus significados y se van transformando en otras y los idiomas en otros y muchas cosas que se pueden decir en el náhuatl de Nezahualcóyotl no se pueden decir en el griego de Platón y viceversa […] (Vallejo, 2007: 68-70).
Dios hizo muy mal en dejarnos su palabra sujeta a las incertidumbres humanas […] La verdad es que no sabemos quiénes escribieron los evangelios, ni cuándo, ni dónde. Para empezar, los cuatro evangelios canónicos (y todos los apócrifos y todos los demás textos del Nuevo Testamento) son pseudoepigráficos, palabra con que designamos los escritos anónimos que se atribuyen a alguien. No sabemos quiénes son Mateo, Marcos, Lucas ni Juan. A lo mejor estos nombres designan grupos o escuelas cristianas y no individuos […] Además, como no nos ha quedado el original de ningún evangelio ni ninguna de sus primeras copias, no podemos afirmar que tal evangelio fue escrito por un solo autor y no por una serie de autores que sucesivamente lo fueron modificando y aumentando, como se cree que ocurrió con todos los libros de la Biblia hebrea o Antiguo Testamento, que se consideran la obra de varias generaciones […] [la Iglesia] no tiene forma de fijar los textos. Acabó adoptando la Vulgata o traducción al latín del Antiguo Testamento hebreo y del Nuevo Testamento griego que emprendió Jerónimo […] en el año 382 y que terminó en el 405. En tiempos de Jerónimo el latín era una lengua viva. Para el siglo XVI de la Reforma protestante ya era una lengua muerta. Una de las causas de la Reforma fue justamente que Lutero tradujera la Vulgata al alemán, desafiando la prohibición de la [Iglesia] de traducirla a las lenguas vivas de la época. Pensaría la [Iglesia] que con eso protegería de los cambios la palabra de Dios, como cuando un río se congela. Sólo que un río congelado es un río muerto. Por lo demás hacía bien la [Iglesia] en limitar la lectura de las Sagradas Escrituras a sus lacayos o clérigos […] No bien lo pudieron leer libremente los protestantes en los idiomas vernáculos y de inmediato empezaron a cuestionar sus contradicciones […] Del cuestionamiento pasaron a la burla. Hoy los protestantes son los grandes especialistas en tomarle el pelo a la Biblia. Nosotros los católicos no, la respetamos mucho. Tanto que no sólo no la leemos sino que ¡ni la tocamos! […]
Una vez que la [Iglesia] decidió el canon bien que mal congeló sus textos y aquí los tenemos, con sus incontables variantes que se arrastran desde su más lejano pasado, para que tratemos de descubrir qué fue en últimas lo que nos quiso decir Dios. El que quiera acceder al agua límpida de la palabra divina que aprenda primero hebreo bíblico y griego de la koiné, y una vez dominadas estas lenguas que pase a establecer el texto auténtico cotejando, de aperitivo, los más viejos papiros y pergaminos que con tanto amor he enumerado arriba, y de plato fuerte el medio millar de copias antiguas que les siguen […]
Establecido que no sabemos quiénes escribieron los evangelios, pasemos a considerar el asunto de dónde fueron escritos. ¿En Roma? ¿En Alejandría? ¿En Antioquía? Lo único seguro es que no fueron escritos en Palestina, donde nació y por donde anduvo Cristo, pues sus autores no conocen su geografía. No son de ahí, jamás pusieron un pie en Tierra Santa […] (Vallejo, 2007: 84-89).
[…] Hoy en día, en muchos lugares encontramos un fenómeno que no es nuevo. Encontramos «relecturas» del Evangelio que son producto de especulaciones teóricas más que de una auténtica meditación sobre la palabra de Dios y un genuino compromiso evangélico. Esas relecturas causan confusión en cuanto a que se apartan de los criterios centrales de la fe de la Iglesia, y algunas personas tienen la temeridad de trasmitirlas como catequesis a comunidades cristianas […] Hay personas que pretenden describir a Jesús como un activista político, como un luchador contra la dominación romana y las autoridades, e incluso como alguien implicado en la lucha de clases. Esta concepción de Cristo como figura política, como revolucionario, como el subversivo de Nazaret, no concuerda con el catecismo de la Iglesia […] (Juan Pablo II, según Yallop, 2008a:74-75) [Y sí, tiene razón Juan Pablo II con respecto a esas “relecturas”… Pero sucede que estamos de acuerdo en que “justamente eso mismo” piensan las otras cientos y miles de religiones y sectas y tendencias y grupos religiosos, y judíos y árabes y griegos y turcos y armenios y alemanes y rusos…, y filósofos y exégetas y paleógrafos y culturólogos y filólogos e imagólogos y traductólogos y antropólogos y etnólogos, etc., etc., etc., es decir que las “relecturas” del Evangelio que han hecho los católicos romanos a través de la historia de más de 20 siglos pueden ser, o son de hecho, las erradas, las equivocadas, las confundidas, las chafas, las malinterpretadas, las inadecuadas, las manipuladoras, las especuladoras, y que en nada tienen que ver con la verdadera “palabra” del Señor, de Cristo, de Jesús, de Dios…, “palabra” que a su vez “fue recogida” no por su autor, es decir Jesús, sino por muy variadas otras personas, en muy variados contextos, en muy variados tiempos y en muy variados idiomas y dialectos… ¿o usted qué cree? Afortunadamente, como vemos, Juan Pablo II no está descubriendo aquí nada nuevo, sino exponiendo, una vez más, “la gran controversia de todos” (y no solamente de los católicos romanos) en torno al Evangelio].
Hombre del campo:No vayas a enseñar este libro al cura de tu pueblo; porque a él le interesa mantenerte en la oscuridad; para que todo tengas que ir a preguntárselo a él.Y como él te cobra por echar agua en la cabeza de tu hijo, por decir que eres el marido de tu mujer, cosa que ya tú sabes desde que la quieres y te quiere ella; como él te cobra por nacer; por darte la unción, por casarte, por rogar por tu alma, por morir; como te niega hasta el derecho de sepultura si no le das dinero por él, él no querrá nunca que tú sepas que todo eso que has hecho hasta aquí es innecesario, porque ese día dejará él de cobrar dinero por todo eso.Y como es una injusticia que se explote así tu ignorancia, yo, que no te cobro nada por mi libro, quiero, hombre del campo, hablar contigo para decirte la verdad.No te exijo que creas como yo creo. Lee lo que digo, y créelo si te parece justo. El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo. Por eso no quiero que quieras al cura; porque él no te deja pensar.Vamos, pues, buen campesino: reúne a tu mujer y a tus hijos, y léeles despacio y claro, y muchas veces, lo que aquí digo de buena voluntad.¿Para qué llevas a bautizar a tu hijo?Tú me respondes: “Para que sea cristiano.” Cristiano quiere decir semejante a Cristo. Yo te voy a decir quién fue Cristo.Fue un hombre sumamente pobre, que quería que los hombres se quisiesen entre sí, que el que tuviera ayudara al que no tuviera, que los hijos respetasen a los padres, siempre que los padres cuidasen de los hijos; que cada uno trabajase, porque nadie tiene derecho a lo que no trabaja; que se hiciese bien a todo el mundo y que no se quisiera mal a nadie.Cristo estaba lleno de amor para los hombres. Y como él venía a decir a los esclavos que no debían ser más que esclavos de Dios, y como los pueblos le tomaron un gran cariño, y por donde iba diciendo estas cosas, se iban tras él, los déspotas que gobernaban entonces le tuvieron miedo y lo hicieron morir en una cruz.De manera, buen campesino, que el acto de bautizar a tu hijo quiere decir tu voluntad de hacerlo semejante a aquel grande hombre.Es claro que tú has de querer que él lo sea, porque Cristo fue un hombre admirable. Pero dime, amigo, ¿se consigue todo eso con que echen agua en la cabeza de tu hijo? Si se consiguiera todo eso con ese poco de agua, todos los que se han bautizado serian buenos. Tú ves que no lo son.Además de esto, aunque esa virtud del agua fuese verdad ¿por qué confías a manos extrañas la cabeza de tu hijo? ¿Por qué no le echas el agua tú mismo? ¿El agua que eche en la cabeza de su hijo un hombre honrado, será peor que la que eche un casi siempre vicioso que te obliga a ti a tener mujer, teniendo él querida, que quiere que tus hijos sean legítimos teniéndolos él naturales, que te dice que debes dar tu nombre a tus hijos y no da él su nombre a los suyos? No haces bien si crees que un hombre semejante es superior a ti. El hombre que vale más no es el que sabe más latín, ni el que tiene una coronilla en la cabeza. Porque si un ladrón se hace coronilla, vale siempre menos que un hombre honrado que no se la haga. El que vale más es el más honrado, luego la coronilla no da valor ninguno.El que más trabaja es el que es menos vicioso, el que vive amorosamente con su mujer y con sus hijos. Porque un hombre no es una bestia hecha para gozar como el toro y el cerdo; sino una criatura de naturaleza superior, que si no cultiva la tierra, ama a su esposa, y educa a sus hijuelos, volverá a vivir indudablemente como el cerdo y como el toro. Aunque tú seas un criminal, cuando tienes un hijo te haces bueno. Por él te arrepientes; por él sientes haber sido malo; por él te prometes a ti mismo seguir siendo hombre honrado: ¿no te acuerdas de lo que sucedió a tu alma cuando tuviste el primer hijo? Estabas muy contento; entrabas y salías precipitadamente; temblabas por la vida de tu mujer; hablabas poco, porque no te han enseñado a hablar mucho y es necesario que aprendas; pero, te morías de alegría y de angustia. —Y cuando lo viste salir vivo del seno de su madre; sentiste que se te llenaban de lágrimas los ojos, abrazaste a tu mujer, y te creíste por algunos instantes claro como un sol y fuerte como un muro. Un hijo es el mejor premio que un hombre puede recibir sobre la tierra. Y dime, amigo: ¿un cura puede querer a tu hijo más que tú? ¿Por qué lo ha de querer más que tú? Si alguien ha de desearle bien al hijo de tu sangre y de tu amor ¿quién se lo deseará mejor que tú? ¿Si el bautismo no quiere decir más que tu deseo de que tu hijo se parezca a Cristo, para esto has de exponerlo a una enfermedad, robándolo algunas horas de su madre, montar a caballo y llevarlo a que lo bendiga un hombre extraño? Bendícelo tú, que lo harás mejor que él puesto que lo quieres más que él. Dale un beso y abrázalo. Un beso fuerte: un abrazo fuerte. Y ese es el bautismo.— El cura dice también que te lo bautiza para que entre en el reino de los cielos. Pero el bautiza al recién nacido si le pagas dinero, o granos, o huevos, o animales: si no le pagas, si no le regalas, no te lo bautiza. De manera que ese reino de los cielos de que él te habla vale unos cuantos reales, o granos, o huevos, o palomas. ¿Qué necesidad hay, ni qué interés puedes tú tener en que tu hijo entre en un reino semejante? ¿Qué juicio debes de formar de un hombre que dice que te va hacer un gran bien, que lo tiene en su mano, que sin él te condenas, que de él depende tu salvación, y por unas monedas de plata te niega ese inmenso beneficio? ¿No es ese hombre un malvado, un egoísta, un avaricioso? ¿Qué idea te haces de Dios, si fuera Dios de veras quien enviase semejantes mensajeros? […] Ese dios que regatea, que vende la salvación, que todo lo hace en cambio de dinero, que manda las gentes al infierno si no le pagan, y si le pagan las manda al cielo, ese dios es una especie de prestamista, de usurero, de tendero. No, amigo mío, ¡hay otro Dios! […]
Philologist and Image Consultant Fernando Antonio Ruano Faxas
Филолог и консультант Фернандо Антонио Руано Факсас
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