Abstract
[…] Reformular es volver a exponer un determinado contenido proposicional siguiendo diferentes selecciones de léxico y de sintaxis, siguiendo diferentes recursos de lenguajes, e inclusive se puede reformular empleando lenguajes diferentes, es decir empleando lenguajes verbales y lenguajes no verbales, lenguajes verbales y lenguajes corporales, como sucede cuando un usuario de los lenguajes humanos al oír un mensaje verbal responde con un mensaje no verbal, que puede ser producido por cualquiera de las partes componentes del cuerpo […]
En realidad la lexicografía es muy antigua; pero tenemos que destacar que esa antigüedad no ha dejado verdaderos diccionarios y sí un cierto número de glosarios –palabras raras, dialectales, etc.– que remontan la época alejandrina. También se deben destacar los análisis que hicieron los latinos a partir del siglo de Augusto, dado que ellos dedicaron numeroso trabajos a la investigación y reflexión en torno a la lengua que empleaban los grandes escritores y acerca de los términos de la historia, la geografía, etc. […]
Hacer un diccionario ni es fácil ni es trabajo para cualquier inexperto –aunque se respeten los buenos intentos y, en caso necesario, ¡adelante!–, sobre todo cuando vemos los grandes problemas que presenta la instrucción básica y universitaria a nivel internacional, las influencias foráneas –del inglés en los demás países del mundo y del español en el inglés estadounidense–, los lenguajes empleados en la radio y la televisión –de periodistas y comunicólogos– y las variaciones lingüísticas que se producen a partir de las revoluciones políticas o culturales, todo lo cual requiere de buenos lingüistas, de buenos gramáticos, de buenos lexicógrafos que resuelvan los tantos problemas que de estas situaciones se desprenden. La cuestión no radica en que se sea “purista” o “liberal” a la hora de trabajar la lengua. La cuestión radica en para qué distorsionar o cambiar lo que ya se tiene en la lengua. Si no tenemos una unidad léxica determinada o una significación determinada, que denote un fenómeno, proceso, algo nuevo, especial, etc., pues entonces tomémosla, eso es razonable, necesario; de lo contrario, si ya tenemos una unidad que refleje lo deseado de manera suficiente, en cualquiera de nuestras variantes dialectales del español, entonces respetemos nuestra lengua y trabajemos como lo que somos: verdaderos académicos.
Los principales problemas que aparecen ante el lexicógrafo son:
Las grandes lenguas –como es el caso del idioma español– y los grandes dialectos –ya sea por la cantidad de sus hablantes o por la trascendencia cultural de los mismos, como es el caso del macrodialecto del español de México o el macrodialecto del portugués de Brasil–, recogen en el inmenso conjunto de las palabras toda una infinidad de variantes léxicas y semánticas que de alguna manera llegan a cualquiera de los usuarios de los idiomas a través de los diversos canales de comunicación. En lo tocante a la llegada de estas variantes a los destinatarios de la información lingüística, el problema radica en la posible decodificación que pudiera hacer ese usuario en un momento determinado de la historia. Es por esta cuestión que el trabajo de los dialectólogos, especializados en cualquiera de las manifestaciones de la dialectología: geográfica, histórica, sociocultural, estilística, etc., es no solamente complejo y, tal vez, apasionado, sino también altamente comprometido. Imaginemos la trascendencia de este asunto si consideramos, por ejemplo, que solamente en México existen unas diecisiete variantes geográficas de la lengua española y que, por otro lado, el estado de bilingüismo o plurilingüismo[1] de más de 13 millones de indígenas en este país, en México, implica la presencia de aproximadamente unas 62 lenguas nativas que históricamente han venido influyendo de diversas maneras en el español hablado en México[2] (Ruano, 2003).
Tanto en el caso de la dialectología como de la traductología, estamos en presencia de un mismo asunto, con matices un poco diferentes. La cuestión se reduce a la selección de una palabra, de una forma léxica, que luego de ser analizada muchas veces –en el mejor de los casos– tendrá sus implicaciones semánticas en los destinatarios de la información. Este mecanismo de seleccionar, consciente o inconscientemente, una unidad determinada entre las tantas posibles, en dependencia de las características sociales del grupo, de la región en la que se ubica el grupo, del nivel cultural del grupo, de la especialidad del grupo, del sexo del grupo, de la edad del grupo, del alcance de la información destinada al grupo, es a lo que llamamos reformulación.
II. Entre los hablantes de una misma lengua, al nivel regional, al nivel dialectal, al nivel de grupos, al nivel de capas o esferas, ya sea mediante el acto discursivo oral o del acto discursivo escrito, cuando las lexías son disímiles, cuando existen variedades sinonímicas, cuando las variantes semánticas de ciertas lexías son diferentes, cuando las combinaciones morfosintácticas aparecen de manera desigual o totalmente diferente a lo que se considera la “norma” de la región o del grupo de usuarios de la lengua, cuando, a veces, aparecen en el discurso las realias[11] –esas unidades o signos o símbolos especiales que designan fenómenos, procesos o realidades exclusivas de una región determinada, ausentes en las “realidades” de otras regiones, de otras lenguas, de otros hablantes, o tal vez presentes pero percepcionadas de manera diferente– y los culturemas[12] o puntos ricos o rich points –es casi lo mismo que la realia, es decir fenómenos y procesos específicos de una cultura o grupo o clase, que son exclusivos o particulares, tanto al nivel ecosistémico como al nivel comportamental, ya se trate de la esfera pública, de la esfera laboral o especializada o de la esfera íntima o familiar– cuando se realiza una traducción en los niveles elevado, sublime o culto de la lengua y debe ser adaptado, ya dentro de una misma lengua, a otros niveles –medio o bajo–, a grupos populares, se produce un fenómeno lingüístico, muy empleado en dialectología y traductología llamado reformulación. Reformular es volver a exponer un determinado contenido proposicional siguiendo diferentes selecciones de léxico y de sintaxis, siguiendo diferentes recursos de lenguajes, e inclusive se puede reformular empleando lenguajes diferentes, es decir empleando lenguajes verbales y lenguajes no verbales, lenguajes verbales y lenguajes corporales, como sucede cuando un usuario de los lenguajes humanos al oír un mensaje verbal responde con un mensaje no verbal, que puede ser producido por cualquiera de las partes componentes del cuerpo.
La reformulación también se conoce con otros nombres: traducción intralengua, traducción intralingüe, traducción por medio del mismo idioma, traducción endolingüística, paráfrasis, metáfrasis, circunlocución o circunloquio,[13] y, en tratamientos discursivos que hacen referencia a los lenguajes corporales, como sucede en interpretología, en imagología del discurso, en pragmática y en comunicación no verbal, a este fenómeno también le podemos llamar deixis traductiva verbo-corporal o deixis traductiva corpóreo-verbal, según sea el caso de si traducimos una palabra o frase con un gesto o acción corporal o si traducimos un gesto o acción corporal con una palabra o frase. Otra manera de traducir o interpretar dentro de la misma lengua es la llamada targum, que designa las paráfrasis que en lengua caldea fueron hechas de los textos del Antiguo Testamento, al regreso de los hebreos de la cautividad de Babilonia, para ser rezadas por el pueblo.
Como hemos visto, para dar nombre al procesamiento de información endolingüística podemos utilizar varias denominaciones, las cuales coinciden en principio en su significación en lo tocante al proceso de transformación textual al nivel de un mismo sistema lingüístico; pero hay que señalar que también difieren en cuestiones de amplitud de las frases, el léxico seleccionado, elementos metafóricos, estilos o recursos estilísticos, etc.
La reformulación, ese tipo de traducción que es una interpretación de los signos verbales mediante otros signos de la misma lengua, se da obligatoriamente entre los usuarios de cualquier lengua, pero, sobre todo, entre los usuarios de los grandes sistemas lingüísticos, como el español, el inglés, el francés, el ruso, el chino, el árabe, etc., porque, sencillamente, la misma división dialectal o subsistémica –lo que implica que los hablantes estén condicionados por realidades diferentes en muchos casos: flora, fauna, gastronomía, técnicas de labranza y crianza de animales, agrupaciones y relaciones familiares, gustos y géneros musicales, religiones, criterios políticos, filosofías, vestimenta, relieve, fenómenos naturales y atmosféricos, etc.– dicta el empleo de lexías simples, compuestas, complejas y textuales que son empleadas por determinados hablantes del sistema, pero que para otros hablantes de ese mismo sistema son “extrañas”, funcionan como variantes léxicas ajenas a su subsistema; es decir, tienen que ser decodificadas en la mayoría de los casos a través de glosas, glosarios, diccionarios de regionalismos, de provincialismos, enciclopedias especializadas, textos críticos o a través de un intérprete bidialectal, de un intérprete diglota, de un conocedor de las dos realidades que intervienen en el proceso comunicacional, que interactúan en ese momento, que se interconectan.
Otro problema que afecta la adecuada interpretación del mensaje, de la información, del texto, en la comunicación interdialectal es el de la semántica de la palabra; más concretamente el de la disemia –forma especial de la polisemia por la cual un lexema adquiere dos sentidos distintos– y la polisemia o plurisemia –cuando un mismo elemento léxico adquiere con el uso una diversidad de significados más o menos relacionados entre sí–; es decir, estamos considerando propiedades semánticas que afectan un mismo elemento léxico, y de tal manera se pueden adquirir, con el uso, una diversidad de significados totalmente distintos o relacionados entre sí, debido, entre otras causas, a la confusión entre el sentido literal y el sentido figurado de una palabra –algo muy común entre los traductores y los intérpretes, entre periodistas y comunicólogos, al enfrentarse a variantes dialectales ajenas a sus variantes maternas–, debido también a que a veces cuando se procesa un mensaje proveniente de otra variante dialectal o de otra esfera de uso de la misma variante, sucede que dos, tres o más significados pueden tener sentido en el mismo contexto. Ejemplo de ello podría ser la reformulación que tendrían que realizar los hablantes de lengua española de la península Ibérica ante la variante española de América; la que tendrían que hacer los usuarios del español de Argentina ante el subsistema mexicano del español; los problemas de los yucatecos –dialecto yucateco-campechano del español de México– ante la variante del español de México de Baja California –dialecto bajacaliforniano septentrional y hablas del noroeste–; los problemas de incomprensión de los hablantes mexicanos de la norma culta –que abarca los llamados acrolectos, que son modalidades lingüísticas propias de las clases socioculturalmente elevadas– ante la variante popular o vulgar de la lengua –que abarca los llamados basilectos, que son modalidades lingüísticas propias de las clases socioculturalmente más bajas– empleada en algunas zonas del País. Siempre existirán entre esos hablantes, independientemente de su posición o nivel cultural, unidades “raras”, “desconocidas”, ajenas a su “norma social”, a ese tipo de realización lingüística colectiva por la que suele distinguirse el habla de un grupo determinado:
[…] Y cada una de estas cinco acciones básicas de la comunicación verbal: petición, oferta, promesa, evaluación, aserción, implica la presencia de un determinado lenguaje verbal y de un determinado lenguaje corporal, es decir de un determinado léxico, de unos determinados significados en contexto, de unas determinadas fórmulas lingüísticas, de unos determinados estilos lingüísticos y también de unos determinados gestos o variantes corporales, implica la presencia de unos determinados protocolos comunicativos verbo-corporales, que en situaciones de una comunicación globalizada, de una comunicación mundializada, de una comunicación intercultural, ya sea a través de los idiomas o de los geolectos o de los sociolectos, implica considerar con mucho cuidado no solamente la comunicación como tal, sino también los problemas que pueden presentarse, y que de hecho se presentan, en esa comunicación debido a ciertos “ruidos” comunicativos, a ciertos problemas de entendimiento adecuado de la comunicación, que aparecen como resultado de la variabilidad lexicogenésica de los idiomas, como resultado de la variabilidad semántica de los idiomas, de los dialectos, debido a las realias, a los culturemas, a los “puntos ricos o rich points”, etc. Todos estos problemas comunicativos aparecen no solamente en la comunicación entre regiones y países diferentes, sino que también se producen dentro de los mismos regiones y países en donde existen diferencias culturales, étnicas, lingüísticas, protocolares, jurídicas, etc., y en donde son evidentes y marcadas las diferencias educativas, instruccionales, científicas, técnicas, económicas, etc., como es el caso de, por ejemplo, Rusia, China, Canadá, España, Israel, México, Brasil… (Ruano, 2001).
Por otro lado, la evolución histórica de las lenguas implica también una evolución del sentido de las palabras; es decir, el paso del tiempo y las alteraciones lógicas –conscientes o inconscientes– que se han dado en los escritos antiguos, cualquiera que sean, que nos ha legado el pasado y que son patrimonio de los usuarios, también es causa de reformulación. En algunos casos, los cambios lingüísticos que se producen dentro de una misma lengua se dan de un periodo a otro, de una etapa a otra, y son tan importantes que los traductores no deben estar ajenos a estos cambios como hablantes y como especialistas en el tratamiento de lenguas y variantes dialectales comparadas, debido, entre otras cosas, a ciertos criterios de un posible arcaísmo lingüístico en algunos tipos idiomáticas actuales.
La reformulación no sólo se da en el discurso hablado, lo que afecta a los hablantes en la realización concreta oral del lenguaje y, en el caso de la teoría de la traducción, a los intérpretes, sino que también está presente en el texto o discurso escrito, en la realización concreta escrita del lenguaje y afecta entonces a los traductores y, por supuesto, a los destinatarios de esa información, a los lectores. La reformulación desempeña un papel tan importante entre todos los especialistas en tratamiento de textos –editores, correctores, revisores, redactores y traductores–, que en más de una ocasión este fenómeno ha sido expuesto como un gran problema ante el cual se enfrentan cada día los trabajadores del ramo editorial, sobre todo del periodístico. Veamos lo que piensa al respecto Ana Lilia Arias, Presidenta de la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición: “Corregir estilo es revisar y analizar el documento; corregir estilo, en ocasiones, es incluso traducir en el propio idioma las ideas del autor. Por eso es preciso que la persona que corrige estilo esté atenta para detectar y enmendar posibles errores, buscar la manera de mejorar la redacción.”[14]
Y este “traducir en el propio idioma”, en el propio idioma del autor, no solamente se da porque el autor del texto pertenezca a otras variantes dialectales del sistema, sino que también se da, con mucha frecuencia, por las variantes estilísticas empleadas y, sobre todo, por el llamado lenguaje de la política, la jurisprudencia y la administración.
En cuestiones de traducción y de interpretación, el desconocimiento de las características lingüísticas, estilísticas, sociales, culturales, religiosas o socioconfesionales, ecosistémicas, políticas, económicas, folclorísticas, protocolares y de ética, etc., que afectan a cualquier sistema lingüístico, de la misma que a sus variantes dialectales y sus particularidades concretas de realización de la comunicación verbo-corporal, es en realidad un gran peligro comunicativo (Ruano, 2001). Veamos lo que dice al respecto el lingüista francés André Martinet:
[…] Cuando se trabaja con una lengua que se conoce imperfectamente no se adquiere conciencia del sentido de las unidades significativas más que traduciéndolas en “la propia lengua”. En este caso, el peligro consiste en que se puede estar tentado de interpretar la lengua descrita en función de aquella a la que se traduce. Si para una forma de la otra lengua tengo en español “yo sé” en un caso, “yo sepa” en otro caso, puedo sentirme arrastrado, tal vez, a hablar en el primer caso de indicativo; en el segundo de subjuntivo, es decir, atribuyo a la lengua extranjera rasgos de la lengua que utilizo para describirla. Sin embargo, si esa lengua responde siempre por formas idénticas a los indicativos y a los subjuntivos del español, estaría tan fuera de lugar atribuirle un subjuntivo como si un alemán insistiera en distinguir en español entre un nominativo el jardín y un acusativo el jardín con el pretexto de que en un caso en su lengua dice der Garten, en el otro den Garten. No hay razón para hablar de singular y plural cuando se trata de una lengua en la que no se encuentran plurales formalmente distintos de los singulares correspondientes. Conviene, pues, tener conciencia de los peligros a los que nos expone la necesidad en que estamos para comprender otra lengua de traducir cada enunciado a la nuestra, es decir, de rearticular la experiencia extraña con arreglo al modelo que nos es familiar. Desde luego, es preciso partir de que nada nos asegura de hallar en una lengua cuyo examen abordamos, ninguna de las distinciones, ninguna de las unidades fonológicas o gramaticales a las que nos ha habituado nuestra experiencia lingüística anterior. Por el contrario, debemos esperar en ella, formalmente expresadas, distinciones que no hubiéramos podido imaginar. No habrá que extrañarse de la ausencia de la expresión gramatical del tiempo, de la indiferencia en cuanto a la voz activa o pasiva, de la inexistencia de géneros, de la obligación de distinguir entre un “nosotros” que incluye al interlocutor y un “nosotros” que lo excluye, o entre formas verbales que designan lo que está visible y otras que se emplean para lo que está fuera del campo de la mirada. No se deberá partir de que toda lengua opera con su sujeto de la oración, posee adjetivos y distingue el verbo del nombre. En resumen, puesto que hemos convenido llamar “lengua” a todo lo que corresponde a cierta definición, nos obligamos a no postular en una lengua la existencia de algo que no figura de manera explícita o implícita en nuestra definición.[16]
Queda claro así que el mismo cuidado se debe tener a la hora de tratar los problemas lingüísticos que se analizan en otras variantes dialectales, en vista de que, tal y como hemos señalado anteriormente, a veces entre dos variantes dialectales las diferencias sociolingüísticas –sobre todo en lo tocante al léxico y la semántica– son tan grandes como grandes pudieran ser las diferencias entre dos lenguas emparentadas.
III. En conclusión, podemos decir que la reformulación, lingüísticamente hablando, puede aparecer debido a cuatro causas principales:
A. Por las variaciones diatópicas que presentan los sistemas lingüísticos; es decir, por las variedades lingüísticas producidas en una misma lengua a causa de la procedencia territorial de los hablantes. Por ejemplo: los dialectos del español, los dialectos del inglés, los dialectos del ruso, los dialectos del chino, los dialectos del maya, etc.
B. Por las variaciones diastráticas que presentan los sistemas lingüísticos; es decir, las variedades lingüísticas que resultan del diferente uso que de ellas hacen las agrupaciones socioculturales de una comunidad en virtud del nivel económico, educativo, profesional; es la diferencia lingüística ligada al estrato social.
C. Por las variaciones diafásicas que presentan los sistemas lingüísticos; es decir, las realizaciones lingüísticas concretas que aparecen por el dominio –conjunto de elementos extralingüísticos que condicionan el uso de una lengua o dialecto–, como por ejemplo el uso de ciertos registros expresivos y de estilo –formal, solemne, familiar–, etc.
D. Por las variaciones diacientíficas o variaciones diatécnicas o variaciones diacientífico-técnicas; es decir, las variaciones que presentan los lenguajes especializados, científicos y técnicos, debido a la ampliación o a la capacitación técnica en un campo determinado de la actividad humana, a la formación científico-técnica según los programas de las diferentes instituciones educativas, sus perfiles, contenidos, enfoques, actualizaciones, etc. Estas variaciones diacientífico-técnicas también están relacionadas con las instituciones educativas, formativas y laborales en situaciones de globalización, transnacionales y con la convivencia de especialistas, científicos y técnicos en situaciones de “culturas en contacto”: México-Estados Unidos, México-Japón, México-Alemania, México-España, México-Corea, etc.; Cuba-URSS, Cuba-Alemania, Cuba-China, Cuba-España, etc.; Alemania-URSS, Rusia-Japón, Venezuela-Cuba, Argentina-Alemania, Argelia-Francia, Angola-Cuba, Chile-Israel, Irán-Francia, Afganistán-URSS, Irak-URSS, Irak-Estados Unidos, etc., según los tiempos, las épocas, las necesidades, los dominios y las exigencias de la ciencia y la técnica (Ruano, 2002).
Philologist and Image Consultant Fernando Antonio Ruano Faxas
Филолог и консультант Фернандо Антонио Руано Факсас
ЯRConsultores de Imagen Social®
Hacia la calidad integral sin fronteras
http://openlibrary.org/a/OL807084A
http://openlibrary.org/search?q=ruano+faxas
http://openlibrary.org/search?q=ruano+faxas&offset=20
http://openlibrary.org/a/OL6500100A/Ruano-Faxas%2C-Fernando-Antonio-y-Paulina-Rend%C3%B3n-Aguilar
[1] Recordemos que sólo en el estado de Oaxaca, en México, conviven 13 idiomas: 12 indígenas y el español. Las lenguas del México actual están agrupadas en 12 grandes familias lingüísticas.
[2] http://openlibrary.org/b/OL22470854M/Paisolog%C3%ADa_y_socioling%C3%BC%C3%ADstica_mexicanas._M%C3%A9xico_en_su_historia_y_su_actualidad._Comunicaci%C3%B3n__lenguajes__cultura__mexicanismos__tradiciones_y_fen%C3%B3menos_socio-pol%C3%ADtico-gubernamentales_m%C3%A1s_importantes_en_la_historia_de_M%C3%A9xico._Regional_and_Cultural_Studies__%D0%A1%D1%82%D1%80%D0%B0%D0%BD%D0%BE%D0%B2%D0%B5%D0%B4%D0%B5%D0%BD%D0%B8%D0%B5__Landeskunde__Paisolog%C3%ADa.
[3] http://openlibrary.org/search?q=ruano+faxas&offset=0 ; http://openlibrary.org/search?q=ruano+faxas&offset=20 .
[4] Consúltese MITOS, MITOIDES Y MITOMANÍA en http://openlibrary.org/b/OL23665469M/%C2%BFPor_qu%C3%A9_las_personas_a_veces_no_se_entienden_bien__Las_cosas_que_hacen_que_la_comunicaci%C3%B3n_verbal_y_la_comunicaci%C3%B3n_no_verbal_sean_un_problema?-Las-cosas-que-hacen-que-la-comunicaci%C3%B3n-verbal-y-la-comunicaci%C3%B3n-no-verbal-sean-un-problema .
[5] Respecto de los estilos y la estilística, consúltese el Capítulo 3: LOS ESTILOS, de mi libro Algunos recursos para valorar la comunicación a través del lenguaje oral, del lenguaje escrito y del lenguaje corporal: El área geográfica y los climas, Esferas socioculturales, Los estilos, La edad, El sexo, El tabú y la Comunicación no verbal, disponible en http://openlibrary.org/b/OL22647223M/Algunos_recursos_para_valorar_la_comunicaci%C3%B3n_a_trav%C3%A9s_del_lenguaje_oral__del_lenguaje_escrito_y_del_lenguaje_corporal__El_%C3%A1rea_geogr%C3%A1fica_y_los_climas__Esferas_socioculturales__Los_estilos__La_edad__El_sexo__El_tab%C3%BA_y_la_Comunicaci%C3%B3n_no_verbal . Puede consultarse también: http://knol.google.com/k/annimo/estilo-o-estilos/19j6x763f3uf8/10# .
[6] http://openlibrary.org/b/OL22513217M/La_literatura_y_los_textos._El_an%C3%A1lisis_especializado_de_la_literatura._Qu%C3%A9_es_literatura._Algunos_problemas_para_el_an%C3%A1lisis_literario._El_anonimato_en_la_literatura._La_cr%C3%ADtica_literaria_como_resultado_del_an%C3%A1lisis_literario._C%C3%B3mo_clasificar_la_literatura .
[7] http://openlibrary.org/b/OL23665469M/%C2%BFPor_qu%C3%A9_las_personas_a_veces_no_se_entienden_bien__Las_cosas_que_hacen_que_la_comunicaci%C3%B3n_verbal_y_la_comunicaci%C3%B3n_no_verbal_sean_un_problema?-Las-cosas-que-hacen-que-la-comunicaci%C3%B3n-verbal-y-la-comunicaci%C3%B3n-no-verbal-sean-un-problema .
[8] http://openlibrary.org/b/OL23576608M/La_traducci%C3%B3n_y_la_interpretaci%C3%B3n_de_la_Biblia._Una_disquisici%C3%B3n_filol%C3%B3gico-ling%C3%BC%C3%ADstica ; http://openlibrary.org/b/OL22647223M/Algunos_recursos_para_valorar_la_comunicaci%C3%B3n_a_trav%C3%A9s_del_lenguaje_oral__del_lenguaje_escrito_y_del_lenguaje_corporal__El_%C3%A1rea_geogr%C3%A1fica_y_los_climas__Esferas_socioculturales__Los_estilos__La_edad__El_sexo__El_tab%C3%BA_y_la_Comunicaci%C3%B3n_no_verbal .
[9] Véase ANALFABETISMO FUNCIONAL, ANALFABETISMO DE SEGUNDO GRADO O ANALFABETISMO DE GRADO SUPERIOR en http://openlibrary.org/b/OL23665469M/%C2%BFPor_qu%C3%A9_las_personas_a_veces_no_se_entienden_bien__Las_cosas_que_hacen_que_la_comunicaci%C3%B3n_verbal_y_la_comunicaci%C3%B3n_no_verbal_sean_un_problema?-Las-cosas-que-hacen-que-la-comunicaci%C3%B3n-verbal-y-la-comunicaci%C3%B3n-no-verbal-sean-un-problema .
[10] Consúltese, por ejemplo, mi libro: Paisología y sociolingüística mexicanas. México en su historia y su actualidad. Comunicación, lenguajes, cultura, mexicanismos, tradiciones y fenómenos socio-político-gubernamentales más importantes en la historia de México. Regional and Cultural Studies, Страноведение, Landeskunde, Paisología, con 311 páginas, disponible a través de http://openlibrary.org/b/OL22470854M/Paisolog%C3%ADa_y_socioling%C3%BC%C3%ADstica_mexicanas._M%C3%A9xico_en_su_historia_y_su_actualidad._Comunicaci%C3%B3n__lenguajes__cultura__mexicanismos__tradiciones_y_fen%C3%B3menos_socio-pol%C3%ADtico-gubernamentales_m%C3%A1s_importantes_en_la_historia_de_M%C3%A9xico._Regional_and_Cultural_Studies__%D0%A1%D1%82%D1%80%D0%B0%D0%BD%D0%BE%D0%B2%D0%B5%D0%B4%D0%B5%D0%BD%D0%B8%D0%B5__Landeskunde__Paisolog%C3%ADa.
[11] Realia, del latín realia, cosas. Se llama así al conjunto de objetos, usos, costumbres y, en general, de aspectos de índole natural, material y cultural externos a las lenguas que tienen una incidencia más o menos decisiva en la configuración y evolución de éstas; por ejemplo, el clima, que determina la forma y los elementos estructurales de la vivienda y, con ello, de los elementos léxicos pertinentes, las plantas y sus variedades, los animales y sus variedades y usos…
[12] Culturema o punto rico. Recordemos, por ejemplo, el concepto de “privacidad” para occidentales y para asiáticos: ¿es lo mismo?, ¿acaso puede existir en Occidente esa privacidad de muchos países y grupos de Asia que no requiere de puertas y ventanas cerradas? Recordemos, por ejemplo, el concepto de “luto”, ¿acaso “luto” quiere decir en todos los lugares del mundo llanto, lágrimas, lamentaciones…? La forma en que las diferentes culturas expresan sus sentimientos y protocolos acerca de la muerte han sido y son en extremo muy variadas. Recordemos aquí cómo expresan el luto los mexicanos, los chinos, los judíos, los egipcios, los camboyanos, los griegos, los negros del caribe…, y en todos los sentidos, desde la religión y los ritos religiosos hasta la vestimenta, los colores, las comidas, los baños, el llanto y los gritos y su cantidad e intensidad, el silencio, el ungimiento, el enterramiento, la cremación, el embalsamamiento, u otras formas de despedir al muerto del mundo terrenal hacia “el final” o hacia otras formas o estadios, etc….:
En nuestro mundo occidental tememos a la muerte, y por esto evitamos todos los actos y ritos que rodean a la muerte y el luto. La aflicción nunca es atractiva, pero la aflicción que aparece debido a la muerte es en extremo rechazada. La vida y la muerte son actos inevitables, y así como la gente nace y vive, lo que es motivo de regocijo y festejo, para lo cual existen muchos protocolos, también la gente muere, y asistimos a velorios y entierros, y todo esto también tiene sus ritos, sus protocolos, sus tradiciones, sus formas de comportamiento verbal y no verbal. En los velorios y entierros de los grupos occidentales –grupos mestizados racial y culturalmente, en mayor o menor medida–, es decir en los “ritos funerarios”, siempre hay algo interesante y novedoso que observar, en especial la confusión y la torpeza de algunas personas ante la realidad de la muerte y del dolor humano. En estos eventos las conductas verbales y no verbales de las personas pueden ser muy variadas. Por tal motivo se han establecido parámetros que nos ayudarán mucho a salir airosos de estas situaciones en la cultura occidental (Carreño, 1968: 361-367; Bourdoiseau y otros, 1982: 423-426). Toda actividad relacionada con las costumbres funerarias o ritos funerarios de cualquier cultura, inclusive la muestra de las emociones, implica la presencia de signos, símbolos y significados concretos y particulares en contexto. En los ritos funerarios se destacan como signos particulares: 1. el color o cromatismo simbólico, 2. el pelo y la forma que adopta éste en parientes y amigos del difunto, 3. los sonidos o ruidos en el funeral como ruidos que hacen con la boca, cantos, palmadas, campanas, tambores, trompetas, matracas…, y 4. las prácticas para el tratamiento del difunto o cadáver, que son extremadamente complejas, variadas y plurisemánticas. Todas las actividades que se relacionan con los ritos funerarios, con los cadáveres, con los difuntos, con los velorios, se ha denominado tradicionalmente en sociología, antropología, tanatología, estudios de ciencias sociales, filología, lingüística e imagología como ritos de paso,[12] es decir “ceremonias que marcan el paso de una fase de la vida o de un estatus social a otro”, lo que se refiere a ritos que se relacionan con los estados más importantes en la vida de los seres humanos, que son, principalmente, 1. Nacimiento, 2. Pubertad, 3. Matrimonio, 4. Muerte. Para los occidentales promedio, el rito funerario de algunos grupos humanos puede ser algo sorprendente, traumático e inconcebible (Ruano, 2001).
También recordemos la formas de las campanas y sus funciones, algo que he explicado en mi libro Algunos recursos para valorar la comunicación a través del lenguaje oral, del lenguaje escrito y del lenguaje corporal: El área geográfica y los climas, Esferas socioculturales, Los estilos, La edad, El sexo, El tabú y la Comunicación no verbal:
Cuando las culturas se juntan con tal fuerza y tal tiempo, como ha ocurrido en América, entonces ¿dónde no aparece el sincretismo, en la medida que sea?, ¿qué códigos dejan de alterarse, de cambiar?, ¿qué se libra del sincretismo?, ¡nada!, ni el repique de campanas se libra del sincretismo. Las campanas tocan en Europa de una manera y para ciertos actos; aquí en América las campanas tocan de manera diferente y con muy variados significados, incluyendo el dolor por tantos indios y negros esclavizados y muertos, antes y ahora. Sí, aquí en Latinoamérica las campanas no tocan, sino lloran:
El tratamiento y las tantas y variadas interpretaciones, tanto de los signos y símbolos religiosos como de los mismos fenómenos sincréticos relacionados con las religiones y los cultos, llama mucho la atención en México (Ruano, 1997b) –de la misma manera que sucede en otros países de América y del mundo–. Y esto sucede tanto con nacionales como con extranjeros, tanto con la gente de adentro como con la gente de afuera, con los mexicanos de México como con los mexicanos del extranjero, especialmente con los más de 15 millones de indígenas que tiene México y con los aproximadamente 30 millones de mexicanos y descendientes de mexicanos que viven en Estados Unidos, al ver cómo en este país, México, reconocidamente devoto del cristianismo, se le profesa ferviente pleitesía a tantos y variados ídolos, iconos e imágenes de los más variados santos y santas, traídos con la conquista o creados en tierra americana, con siglos de existencia o nacidos en cualquier momento, tal vez por accidente, por una figura que aparece en un metro o por un relieve en un árbol o por una aparente figura registrada en la pared o muro de una casa, etc. Pero lo que sobresale aquí en México es justamente la inmensa devoción de los mexicanos por una mujer, por una hembra, por la Virgen María, encarnada en la Virgen de Guadalupe o Nuestra Señora de Guadalupe, La Patrona de la Ciudad de México (1737), La Patrona de México (1895), La Patrona de América Latina (1945) y, finalmente, La Reina de México y La Emperatriz de América (2000). ¡Es más que sorprende! A partir de la información que tenemos acerca de la Virgen de Guadalupe, en México, como por ejemplo la que aparece en http://es.wikipedia.org/wiki/Virgen_de_Guadalupe_%28M%C3%A9xico%29 , nos preguntamos muchas cosas: ¿A quién en realidad se venera más en México, a Jesús, a Cristo, a Dios, o a “Nuestra Madrecita”? Aquí estamos en presencia de otro de los conflictos que presentan los sincretismos culturales, los sincretismos religiosos, los sincretismos artísticos, los sincretismos decorativos, los sincretismos arquitectónicos, los sincretismos pictóricos, los sincretismos escultóricos… Guadalupe, como todos sabemos, es el nombre por el que se le conoce a esta virgen, una de las tantas vírgenes importantísimas de América y del mundo cristiano. ¿Por qué se le llamó “Guadalupe” si todos sabemos que ése no es su real y verdadero nombre y que Juan Bernardino, el anciano a quien se le apareció, no sabía lengua española, sino náhuatl? ¿Cómo una virgen va a hablarle a su fiel devoto en un idioma que el devoto no conoce? ¿No es más fácil que una virgen, que todo lo sabe, le hable a un fiel devoto en el mismo idioma del devoto? ¿No es de imaginar que si la virgen se iba a aparecer en México y no en España hablara entonces en uno de los tantos idiomas que había en México para ese entonces, que eran más de 170, aproximadamente? En fin, que para evitar “los problemas” que ya conocemos, y tal vez para atraer la simpatía de Hernán Cortés, que era devoto de la Virgen de Guadalupe de Extremadura, en España, a nuestra virgencita, que debió llamarse Tequantlanopeuh, es decir “la que tuvo origen en la cumbre de las peñas”, o Tlecuauhtlacupeuh o Cuahtlapcupeuh, es decir “la que viene volando de la luz como el águila de fuego”, o Tequatlasupe, es decir “la que aplasta la cabeza de la serpiente”, le llamaron, por economía del lenguaje, por semejanza o parecido con las palabras españolas ya conocidas, por conveniencia o por lo que sea, Guadalupe. Ahora bien, queda analizar otro problema relacionado con las imágenes y las nominaciones: ¿pero y si se le hubiera llamado Tequatlasupe entonces esto no hacía recordar a los indios a la diosa nativa Tonantzin, es decir “nuestra madrecita”…? ¿Y a la Virgen de Guadalupe no se le llama, también, en México, “Madrecita” y con nombres por el estilo…? ¡Ahhhhh, bueno…! ¡”Coincidencias (?) de la vida…! ¿Usted qué cree? […] las campanas están relacionadas directamente con todo tipo de estructura arquitectónica, edificio, casa, central azucarero, empresas, barracón de esclavos, etc., desde los mismos momentos de la Conquista española […] la campana más grande del mundo es la llamada Царь-колокол o Campana del Zar, que está en Rusia, en Moscú, con 216 toneladas de peso […] las campanas y sus usos son muy antiguos […] los egipcios, los chinos, los indios, los griegos, los romanos y muchos otros pueblos usaban las campanas para diferentes fines, incluyendo la música […] posteriormente el cristianismo, el catolicismo, adoptó las campanas en su ritual religioso, dejando sin trabajo a los “cursores”, que eran las personas que iban de casa en casa para avisar que comenzaría el oficio religioso […] los primeros cristianos llamaban a las campanas “signum” porque servían para avisar que era la hora de reunirse […] el signum comenzó a llamarse campana entre el siglo VI y el siglo VII […] antes del usar las campanas para convocar a misa los cristianos emplearon otros instrumentos como las tablas, pedazos de metal y ciertos tipos de trompetas o cornetas […] hasta el siglo XIII las campanas no eran de gran tamaño […] las campanas no siempre han tenido la forma que tienen hoy […] porque las irlandesas, por ejemplo, eran y son en algunos casos cuadradas […] hay campanas fuera de la iglesia y dentro de la iglesia, como es el caso de la llamada “campañilla del altar”, que se toca para avisar que se producirá el “momento de la elevación”[12] […] No en todos los lugares se pueden tocar las campanas, en París está prohibido, sólo en la Navidad lo puede hacer Notre Dame […] ya han desaparecido muchos códigos de la comunicación a través de los toques de campanas y, por lo visto, la campanología, que es la rama que trata los códigos de los sonidos de las campanas, está muriendo […] los toques, las técnicas de toques y los ritmos de toque de campana son diferentes según las países y las regiones […] cada toque conmemorando algo en especial tiene sus nombres, así, por ejemplo, el toque por un niño muerto se pueden llamar infantito, mortijuelo, etc. […] las campanas no solamente se emplean para cuestiones religiosas, para la liturgia […] los enfermos de lepra tocaban unas campanitas para avisar que ellos andaban por ahí […] se tocaban las campanas para ahuyentar las tempestades; pero como se electrocutaban los campaneros, pues entonces se abandonó esta costumbre […] En muchos pueblos, regiones, también se emplean las campanadas para dar ciertos mensajes, avisos, para situaciones de desastres, muertes, incendios, ataques, guerras, sobre todo antes, en la antigüedad, cuando no había teléfonos, ni corriente eléctrica, etc., como se ilustra o aparece en una buena cantidad de películas viejas mexicanas, en las guerras… […] Es decir, que me refiero a la función semiótica, multisígnica, plurisemántica, de los toques de campanas, su cantidad, duración, intensidad, etc. […] Todo esto de las campanas y su relación con el cristianismo, para lo que sirven las campanas y los toques, cómo funciona todo esto, aparece en los manuales de protocolos de la liturgia, en los textos de filología exegética religiosa, etc. En realidad, para el cristianismo romano –que es diferente al cristianismo ortodoxo griego, europeo, ruso, armenio, etc.– son 8 tipos de toque de campana en promedio, con campanas mayores y con campanas menores. Se tocan generalmente antes de misa, con una diferencia de 30 minutos antes, 15 minutos antes y 5 minutos antes, en promedio, todo esto hasta unos 3 ó 4 minutos máximo en total; salvo raras excepciones o porque haya un suceso o acontecimiento especial… Y esto ya me lo he aprendido de memoria […] porque vivo en una zona en donde hay muchas iglesias por colonia o reparto […] y los sábados y domingos y días de descanso es prácticamente insoportable en la mañana “echar la fiaca” en la cama, con el frío que hace por acá… ¿Se imaginan vivir entonces en Cholula, aquí en México, en el estado de Puebla, en donde dicen que hay unas 365 iglesias? […] con los toques de campana hay que tener mucho cuidado dado que en este sentido todo puede pasar, como aconteció en México, en el Distrito Federal, en noviembre de 2007 en pleno zócalo capitalino y dentro de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, una de las catedrales más saqueadas de América, cuando se produjo un zafarrancho por un “largo repique de campanas” que bien pudo haber tenido consecuencias mayores […] Pero cuando las fiestas son “paganas”, “profanas” (?), o más bien “ciertas” fiestas paganas o profanas, entonces esos días no tocan las campanas […] porque todos sabemos que Nochebuena o Navidad es una fiesta pagana, profana, y ese día entonces sí están las campanas repicando a más no poder […] cuestión de mercadotecnia religiosa […] En México quienes vivían en las ciudades acostumbraban tomar, regidos por el tañer de las campanas de los templos, cinco alimentos durante el día: al despertar, y muchas veces aún en la cama, bebían chocolate espeso –compuesto por tres tantos iguales de cacao, azúcar y canela– acompañado de pan dulce; alrededor de las nueves de la mañana, almorzaban arroz blanco, carnero o puerco y frijoles refritos; al medio día, comían un caldo, uno o dos guisados con verduras y carne, y frutas, y tomaban un té de salvia o manzanilla; a las tres de la tarde, coincidiendo con el toque de la Pasión, tomaban nuevamente una taza de chocolate; y entre ocho y nueve de la noche, al toque de Ánimas o al filo de la queda, ingerían la cena, la cual incluía asado, ensalada y chocolate. Al igual que en tiempos prehispánicos, era la mujer indígena quien preparaba los platillos que se consumían, ya fuera para su propia familia o bien para la ajena, siguiendo las instrucciones de las españolas, criollas y mestizas […]
[13] Para considerar los tipos de traducción véase, por ejemplo: Liudmila Chernávina y Fernando Antonio Ruano Faxas (1987). “La traducción de la literatura científico-técnica (I)”, en Revista Santiago, 64: 43-72 y Liudmila Chernávina y Fernando Antonio Ruano Faxas (1987). “La traducción de la literatura científico-técnica (II)”, en Revista Santiago, 65: 35-61.
[14] Cf. Excélsior, 4/2/1995:10-B.
[15] Para considerar las variantes textuales y sus características, consúltese: Fernando Antonio Ruano Faxas (2001). La literatura y los textos. Cómo analizar y clasificar los textos: El análisis especializado de la literatura; Qué es literatura.; Algunos problemas para el análisis literario; El anonimato en la literatura; La crítica literaria como resultado del análisis literario; Cómo clasificar la literatura. México, Ediciones ЯR, disponible en http://openlibrary.org/b/OL22513217M/La_literatura_y_los_textos._El_an%C3%A1lisis_especializado_de_la_literatura._Qu%C3%A9_es_literatura._Algunos_problemas_para_el_an%C3%A1lisis_literario._El_anonimato_en_la_literatura._La_cr%C3%ADtica_literaria_como_resultado_del_an%C3%A1lisis_literario._C%C3%B3mo_clasificar_la_literatura .
[16] Cf. André Martinet (1984). Elementos de lingüística general. Madrid, Gredos, 279.