[…] Los países que tienen la mayor cantidad de católicos en el mundo, “según ciertas encuestas”, son Brasil, México, Filipinas, Estados Unidos, Italia […]
[…] Si mucho más del 50 % de los católicos del mundo que pertenecen a la Iglesia Católica Apostólica Romana, es decir que responden al Vaticano, está en el Continente Americano, en América, ¿por qué entonces no poner un papa americano, particularmente latinoamericano, en el Vaticano? ¿De qué se trata? ¡Basta de manipular a los católicos latinoamericanos! […]
[…] Por ejemplo, México es, a saber, el único país de América que ha tenido, al mismo tiempo, dos “patriarcas”, dos “papas”, dos “cabezas de la Iglesia católica” –en este caso, una en Roma y otra en México […] Para considerar el “cisma mexicano”, véase, entre otros materiales: Arnulfo P. Hurtado (1956). El cisma mexicano. México, Buena Prensa y Mario Ramírez Rancaño (2006). El patriarca Pérez. La Iglesia católica apostólica mexicana. México, UNAM-Instituto de Investigaciones Sociales, y José Joaquín Pérez Budar en http://nl.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Joaqu%C3%ADn_P%C3%A9rez_Budar , http://es.wikipedia.org/wiki/José_Joaquín_Pérez_Budar […] En 1926, mientras regía como papa en el Vaticano Pío XI –italiano de nacimiento, cuyo nombre era Archille Ratti, que fue papa entre 1922 y 1939–, el general y presidente mexicano Plutarco Elías Calles nombró “Patriarca” al cura oaxaqueño José Joaquín Pérez Budar, luego de un conflicto que se produjo en el seno de la Iglesia católica Mexicana a partir de febrero de 1925: “En octubre de 1926, el Patriarca Pérez fue consagrado Primado de los Viejos Cristianos para América del Norte” (Álvarez, 1987, t. XI: 6307-6308) […]
Me refiero a tener un papa americano, latinoamericano, ahí en el Vaticano, así de sencillo […]
Imagínense, por ejemplo, salir de un papa delincuente como Benedicto XVI, salir de “una fichita” como ésta, para entonces tener un papa mexicano […] Eso sería algo así como lo que reza el dicho popular: “salir de Guatemala para entrar en guatepeor” […] Por lo menos aquéllos, los europeos, conocen “los protocolos y las etiquetas”, son “leídos y escribidos” de verdad, políglotas, pluriculturales; pero éstos de acá “están del carajo divino”, aparte de feos, también rústicos, barbajanes, bocones y vulgares como la madre que los ha parido. Son todo unos “goliardos” nacidos y criados en un auténtico corral de marranos, son unos goliardos de verdad, meros meros goliardotes: http://knol.google.com/k/comida-mexicana-o-gastronom%C3%ADa-mexicana# , con la única diferencia de que los goliardos generalmente no eran pederastas, no eran pedófilos, y éstos, pues ya hemos visto sus historiales […]
[…] las aberraciones sexuales de los curas mexicanos son famosas y desde hace mucho tiempo ya […] Según datos de diciembre de 2005 (México, Diario Monitor, 7 de diciembre de 2005, p. 2a), en México el 30% de los 14 mil sacerdotes católicos de este país ha abusado sexualmente de otras personas: el 55% ha abusado contra mujeres, el 30% contra niños y niñas y el 15% contra hombres (estos datos también se encuentran en Erdely y otros, 2005: 39 y en la revista mexicana Proceso, año 2002, 1329: 19-20). Otras cifras y estadísticas comparativas referidas al mismo tema en países americanos (Erdely y otros, 2005: 61) y en otros países (Erdely y otros, 2005: 26-53; Berry, 1994) muestran también cifras alarmantes y de alto riesgo para toda la sociedad mundial (parte de la nota 80 que registro en este trabajo) […] Y las conductas sexuales de los sacerdotes, en general, no es ningún secreto, y esto lo he abordado en otras de mis conferencias, como por ejemplo en http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/los-alcances-de-la-depravaci%C3%B3n-del-cura/19j6x763f3uf8/117# :
[…] ¡Y de que que el sexo “o le gusta o le entretiene” a los curitas, pues de eso no hay duda en lo absoluto! ¡Hasta el mismo Vaticano lo dice!
Esto queda más que claro si tomamos en cuenta la “macroencuesta a 3.100 sacerdotes de 48 países diferentes […] se ha realizado durante los meses de enero y febrero de 2010, y [en donde se] ha preguntado a los encuestados sobre diversos aspectos de su vida como creencias, hobbies o sexualidad”. ¿Y qué arrojó esta encuesta?: “El Vaticano publica los resultados de un estudio realizado a 3.100 sacerdotes católicos de todo el Mundo. El 22% se declaran ateos, un 67,8% onanistas [es decir que se masturban, “que se hacen la paja”, “que se pajean”, “que se chaquetean”, “que se hacen la chaqueta”, etc.], y sólo un 2,4% efebófilos y un 1,5% pedófilos”, según http://www.elinminente.net/?p=349 , http://mundo.es/6853/noticia-mas-estadisticas-eclesiales:-el-22-por-ciento-de-los-curas-son-ateos […] O sea, que “el fiestón” entre los curitas es “a lo grande” y “globalizado”, y digo que sólo “terrenal” porque los curas todavía no pueden llegar a otros planetas, pero en cuanto puedan llegar, ¡pobres extraterrestres!, lo que les espera, en especial si esos extraterrestres son hombres, en especial si son niños varones […] Si consideramos las cifras que se manejan de curas homosexuales, cifras que llegan hasta el 50 % de todos los curas del mundo: http://www.larepublica.com.uy/mundo/77706-escandalos-sexuales-abren-debate-sobre-los-curas-gays , ¡y hasta el 70 % inclusive…! (Daniel Helminiak, 2003. Véase el libro Lo que la Biblia realmente dice sobre la homosexualidad. Los textos de este autor aparecen en: http://www.amazon.com/Daniel-A.-Helminiak/e/B000APE90M ): http://www.carlosmayor.com/libros/helminiak.pdf , entonces por lo menos podemos asegurar que el cielo estará libre de la inmensísima mayoría de los curas… ¡Qué alivio, porque son tantos…! ¡Se salvaron los angelitos del cielo, porque de lo contrario, lo que les esperaba…! ¡Hasta el mismo Cristo se salvó…!, porque quien viola a un niño, no respeta ni al “Padre”… ¿¡Pero qué se creerá esta bola de curas…!? ¡Usted aquí ponga la palabra que falta, por favor…! ¡Ah, cará…, todo lo que puede pasar en las sociedades sin memoria histórica, con doble moral, moral selectiva, moralina y moral a discreción…!¡Lo que puede pasar en estas “sociedades ciegas”! […]
[…] Los latinos, hombres y mujeres, siempre hemos pensado que sexualmente somos los más atractivos, los más imaginativos, los más creativos, los más divertidos, los más arriesgados, los de “mejores atributos”…; que nuestra diversidad de ideas, métodos y formas en torno a la sexualidad, al galanteo, a la seducción y al mismo acto sexual, es, en su conjunto, un atributo exclusivo en el mundo de la sexualidad. Yo soy, orgullosamente, cubano, santiaguero, caribeño, medio blanco y medio negro –y negro por los “negros de Cuba” y negro por los “negros de España”, obviamente–, latino rellollo, y todo eso de los “atributos latinos” me lo creí hasta que comencé a investigar, hace ya unos veinte años, la sexualidad, las conductas sexuales, en los grupos religiosos, en los “curas solicitantes”, en los “religiosos peregrinos” y en los “goliardos” (Ruano, 1996). Los resultados obtenidos a través de “varias y muy ‘experimentadas’ fuentes”, de todo tipo, me confirman que hay algunos grupos religiosos que nos dejaron atrás a los latinos, a los caribeños, a los medio blanco y medio negro, a los mulatos –en sus dos variantes más conocidas: “mulato adelantado” y “mulato atrasado”–, a los negros –en sus dos variantes más conocidas: “negro totí” o “negro mono” y “negro fino” o “negrito de salón” o “negro señorón” o “negrito alborotoso” [66] –, a los “blancos adiestrados en ciertas artes profanas, mundanas, antisacras…”, a los que vamos directito pa’l infierno –¡pero a gustooooo!–; en fin, que hay grupos religiosos ¡que nos ganaron!, ¡que son “verdaderas fieras sexuales”! (Vallejo, 2007: 211), ¡que son verdaderas potencias expertas y creativas de la sexualidad, en especial de la sexualidad morbosa, dañina, malsana y “sacrosantamente pervertida”! (Erdely y otros, 2005; Alejandre, 1997; Galván, 1859; Medina, 1887; Medina, 1903; Levaggi, 1997; García-Molina, 1999; Vallejo, 2007). ¡Nada que ver! ¿¡Quién lo iba a decir!? ¿¡Quién lo iba a imaginar!? ¡Cuánta creatividad, imaginación e imaginería! ¡Qué capacidad! […]
[…] Como he expuesto en otro momento: http://knol.google.com/k/las-creencias-las-religiones-los-cultos-y-los-mitos-y-su-relaci%C3%B3n-con-las […] las religiones, en especial las religiones imperantes de gran impacto, ampliamente extendidas y con control absoluto en todos los sentidos: social, político, económico, cultural, informativo…, han manejado a su antojo y conveniencia tanto a los seres humanos como a los gobiernos y a las riquezas, antes y ahora (Martín, 2006) […] El “robadero” de los altos y los no tan altos jerarcas del Catolicismo ha estado y sigue estando a la orden del día […] basta entrar a Internet y ya, ahí están las informaciones, las noticias, con “las sorpresitas” de los curas ladrones, corruptos y “otras cositas más” […] Las religiones siempre han tenido un vínculo estrecho, directo y total con las masas populares y con los gobiernos y los partidos políticos, con absolutamente todas las esferas de la vida y de la actividad del hombre y de la mujer, ya sea abiertamente o a través del espionaje y las infiltraciones. Las religiones imperantes siempre han tenido una estrechísima relación manipuladora con las esferas y los personajes más relevantes de la actividad empresarial, mercantil y los negocios, a partir de lo cual queda más que claro el nivel de influencias y los imperios del poder y el control que las religiones llegan a tener entre los grupos sociales, en especial en los grupos sociales más pobres e ignorantes […]
[…] Muchos “hechos lamentables y bochornosos” de la historia de la Humanidad se han vinculado con estos tipos de relaciones religiones-gobiernos, religiones-poder, religiones-política, religiones-empresarios […]
[…] Y esto es necesario y vital para las religiones, porque solamente mediante el control de la vida y del pensamiento de los pueblos ellas pueden subsistir y regir, mandar, dominar, manipular. De lo contrario, si no se produjera el control constante de las masas populares y los gobiernos y las autoridades y los empresarios, si no se espiara constantemente la vida humana, si no se infiltrara a miembros entrenados de las religiones en absolutamente todos los ámbitos de la actividad de los seres humanos, entonces sería muy fácil que otras religiones, posturas religiosas, doctrinas, sectas, corrientes partidistas, corrientes políticas, posiciones filosóficas y corrientes del pensamiento, incluyendo el agnosticismo, el nihilismo, el ateísmo –pragmático o militante–, el comunismo, el socialismo, etc., substituyeran a las religiones que ejercen el control en un momento determinado o que, para algunos, han ejercido el control “desde que el mundo es mundo” […] A muchas religiones, sectas, corrientes religiosas, órdenes religiosas, no les basta con sus doctrinas tradicionales y sus templos de oración, sino que llegan a crear multimillonarios emporios educativos en todo el planeta, con el objetivo de controlar y manipulares a los grupos humanos desde la misma infancia, con los niños primero, y así, después, a sus padres, familiares, allegados, grupos sociales, etc., es decir “la cadena” […] Pero el asunto va más allá del control y la manipulación religiosa o socioconfesional, por supuesto. En algunos países es inconcebible que en pleno siglo XXI, siglo de la multiinfomación digitalizada, algunas órdenes religiosas y grupos religiosos –que más que religiosos se parecen a la Mafia, a la Cosa Nostra, al Crimen Organizado…–, que están más que desprestigiados internacionalmente y hasta sancionados por el mismo Vaticano por sus actividades ilícitas e inmorales, todavía conserven estos emporios educativos y los inmensos poderes políticos y sociales (Campos y Rodríguez, 2008; Vera, 2008a; Gutiérrez, 2008). Por eso estos grupos religiosos mantienen todo un extenso servicio de espionaje a nivel internacional, que ha permeado las más elitistas esferas del aparato político y del aparato empresarial, a la burguesía, a la nobleza […] Claro, aquí estamos hablando de “culpables” y “cómplices”, lo que es lo mismo que “todos culpalbles”, lo mires como lo mires […]
[…] Los servicios secretos y de espionaje de las autoridades y gobiernos religiosos han tenido una larga y compleja historia. Entre los servicios secretos y de espionaje de los grupos religiosos tiene un lugar destacado el de la religión católica (Frattini, 2005; Frattini, 2006; Martín, 2006; Vallejo, 2007; Verbitsky, 2005; Yallop, 2008a; Yallop, 2008b). Y es más que conocido cómo funciona la actividad de espionaje y sondeo de estos grupos religiosos, muy semejante a la ya tradicional premisa de “cultivar, pedir y reconocer…” (Gutiérrez, 2008: 12). El poder que tienen y ejercen algunos de estos grupos religiosos, inclusive los más desmoralizados al nivel de todo el Orbe, inclusive hasta en el Vaticano, inclusive hasta sancionados por el mismo Papa, es inconmensurable… […]
[…] ¿Pero cómo conocemos los secretos y detalles del espionaje de las autoridades religiosas católicas a través de la historia si sabemos que sus redes son altamente sofisticadas, cuidadosas, encubiertas, secretas…? Muy sencillo: porque así como en la vida diaria todos nos espiamos y el vecino espía al otro vecino, y el alumno fraudulento espía el examen del otro alumno para copiarle, y el marido espía a la mujer y viceversa, y el niño espía al otro niño para observar de cerca su nuevo juguete o sus zapatos tenis de marca, y el hermano espía al otro hermano para acusarle ante los padres o manipularlo, y el comprador espía los cálculos del vendedor para que no le robe, y los pasajeros del metro o del tren o del autobús o del barco se espían para ver si hay algún terrorista a bordo, y el pseudoescritor espía al escritor para plagiarle, y el tarugo inepto se roba las ideas y los escritos de los “autores de verdad” para después publicar y hablar de “sus libros”, etc., sucede también que todo el mundo se espía, porque a través de la historia también todos los grupos humanos se han sentido amenazados y por eso se han espiado. Y esto ha pasado con todos los gobiernos, con todas las tribus y clanes, con todos los grupos económicos, con todos los grupos políticos, con todos los partidos, con todas las empresas, con todas las religiones, con todos los gremios, con todos los grupos secretos: sectas, logias, alquimistas, magia, santería, brujería, artistas, con todos los movimientos revolucionarios y los movimientos independentistas… y para tener y mantener el poder hay que recurrir a todos los medios. En este mundo ¡quién no a espiado a quién y hoy quién no espía a quién! Miren, por ejemplo, cómo ha funcionado y sigue funcionando Internet […] Y ustedes saben muy bien que la historia del espionaje y la traición en América tiene tomos y tomos y tomos, ¡y lo que falta!, y en el Catolicismo, en el Cristianismo, esto se triplica, o más […] También conocemos todos los datos de los espionajes y las infiltraciones religiosas debido a las mutuas, habituales y por todos conocidas “traiciones” (?) que se producen entre autoridades religiosas y feligreses o creyentes o acólitos: o la autoridad religiosa traiciona –o supuestamente traiciona– las creencias y expectativas religiosas del creyente, o el creyente traiciona –o supuestamente traiciona– a la autoridad religiosa, y de ambas partes entonces brotan, como interminables y caudalosas cascadas, informaciones, declaraciones, documentos escritos, libros, grabaciones telefónicas, grabaciones de conversaciones, videos, fotografías, dibujos, diseños, mapas, rumores, comentarios, chismes, “trapitos al sol”, etc., de todo tipo y en todos los estilos, en donde aparecen los “secretos” y “supuestos secretos” de ambas partes: traidores y traicionados, en absolutamente todos los vínculos imaginables, pasados y presentes. Cuando hablamos de las “traiciones” en el ámbito religioso, claro que hay que señalar las traiciones por “despecho” o “resentimiento” que se producen en las relaciones homosexuales entre los mismos sacerdotes y entre los sacerdotes con “los” y “las” demás […] Con frecuencia se habla de cómo las religiones han reclutado a cientos de espías de todo tipo de gobierno, de partido político y de núcleos sociales, incluyendo aquí a otras religiones y sectas; pero pocas veces hablamos de la tremenda capacidad de los gobiernos y los partidos políticos para reclutar espías religiosos, lo tan fácil que es esto, inclusive reclutar espías ubicados en los más elevados cargos religiosos, por la vía que sea este reclutamiento:
[Por ejemplo, la SB o Sluzba Bezpieczenstwa o Policía Secreta Polaca y sus archivos han demostrado lo fácil que es reclutar sacerdotes católicos como espías y por eso tanto el régimen comunista polaco como todo el aparato comunista internacional conocía a la perfección cada uno de los pasos del Catolicismo europeo] En un momento dado, más de mil sacerdotes [polacos] trabajaban como espías e informantes del gobierno comunista polaco. En una escalofriante traición a la confianza, la confidencialidad de la confesión se infringía con regularidad. Los archivos revelan que al más preciado elemento [es decir, el sacerdote Wladyslaw Kulczycki] entre los que trabajaban para los comunistas le fue encomendada la labor de espiar e informar sobre Karol Wojtyla [futuro papa Juan Pablo II] […]
[Fue fácil reclutar a este sacerdote Kulczycki como espía porque] la policía secreta polaca descubrió que estaba envuelto en una apasionada aventura amorosa y lo chantajeó para que se convirtiera en espía […] (Yallop, 2008a:26-27).
Por otro lado, recordemos que no todo el mundo, que no todo grupo y que no toda persona se presta o se deja reclutar –o tiene la necesidad imperiosa de un trabajo para poder subsistir y alimentarse a sí mismo y a su familia, cualquiera que sea este trabajo por degradante, inmoral o riesgoso– para ciertas actividades que históricamente han sido consideradas de alto riesgo para la “moral” –actos inmorales–, para los “principios” y para la vida misma: propia o de la familia o del grupo –persecución, hostigamiento, rechazo social, deportación, destierro, ejecución…– y que son despreciadas y estigmatizadas por los usos y costumbres sociales tradicionales; por lo que entonces, dadas estas circunstancias, hay que reclutar a quien se deje o a quien se pueda, al “disponible”, y sucede que, a veces, y en particular en determinadas zonas del mundo y en determinados contextos sociales, los reclutados para el espionaje y las infiltraciones en los diferentes grupos objetivos son individuos “confusos”, no ideales para el desempeño, mercenarios de baja estofa, fácilmente sobornables, desesperados, que portan elevados niveles de frustraciones espirituales o físicas fácilmente detectables, o que son portadores de ciertos protocolos, etiquetas y apariencias que les delatan fácilmente, en uno u otro momento (Dimitrius y Mazzarella, 1999; Ekman, 2005) […]
Justamente por eso, por este delirio persecutorio que se observa en la historia y la actualidad al nivel mundial –lo que se asocia con situaciones reales e imaginarias o manipuladas, sociales, políticas, económicas, religiosas…, y también con ciertas patologías o trastornos como es el caso de los síndromes persecutorios, los síndromes confusionales, la intermetamorfosis (cuando se cree que los conocidos intercambian sus identidades y comportamientos), el Síndrome de Capgras (los que nos rodean no son realmente ellos, sino algo así como impostores-actores), el Síndromne de Charles Bonnet (alucinaciones visuales complejas benignas), el Síndrome de Fregoli (los desconocidos son conocidos), etc.– es que también las más altas cúpulas y los grupos menos destacados, “los de la sombra”, del catolicismo –y de todas las religiones del mundo, inclusive al nivel de tribus y clanes– han sido y siguen siendo espiados e infiltrados, en todos los lugares del mundo, sin excepción alguna, por hombres, mujeres y hasta niños (Raddenkeefe, 2006; García, 2002; Delgado, 2005). Los espionajes https://twitter.com/search?q=espionaje%20ruanofaxas&src=typd&f=realtime, las infiltraciones y las traiciones https://twitter.com/search?q=traici%C3%B3n%20ruanofaxas&src=typd&f=realtimeya son tan comunes y frecuentes en nuestros días y se tiene tanto conocimiento de ellos –por lo menos en lo que concierne a las personas cultas, actualizadas y comprometidas con un futuro mejor– que han pasado a ser algo “normal” en la vida de las sociedades, forman parte de un “protocolo especializado” de la sociedad humana, lo que no quiere decir que aceptemos tranquilamente este rejuego perverso y malsano, que en ciertos casos se da a discreción y según las conveniencias, entre traidores y traicionados […]
Por otro lado, “el pueblo”, que tiene que trabajar de sol a sol para comer y subsistir, y que ocupa en esto la mayor parte de su tiempo, aparte de que vive aterrorizado por los ya conocidos ambientes tóxicos, como es el caso de las narcoguerras, no puede prestarle mucha importancia a este tipo de traición que se produce entre personas que tienen asegurado el pan nuestro de cada día y “aún mucho más”; es decir que a las claras le roban, por muy variadas vías y en muy variadas formas, “el pan nuestro” a las grandes masas, desposeídas de absolutamente todo lo relacionado con una vida y una existencia dignas y justas. Por eso es que “el pueblo”, si es que ve y entiende lo que sucede entre estos tipos de “traidores y traicionados”, entonces olvida rápidamente: ¡no hay tiempo para prestarle atención a estos asuntos!… No obstante, “el pueblo” dispone, de una u otra manera, de mecanismos eficientes de información, como Internet y las bibliotecas, que le brindan la posibilidad de consultar, en muy variadas lenguas, dialectos, géneros y estilos, la documentación de los espionajes, las infiltraciones, las traiciones, y las versiones de todo tipo de individuo, incluyendo las versiones de los hombres de bien, de los individuos comprometidos con el bien de la Humanidad. Si hay algo que llama la atención aquí en Estados Unidos de América es ver en muchos sitios públicos inclusive a los “indocumentados” sentados en una computadora, hablando o escribiendo, cosa que casi siempre hacen con alguien que les ayuda […] Como he planteado enhttp://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/el-periodismo-y-los-periodistas-en/19j6x763f3uf8/147# :
En mis tiempos de intérprete y traductor de lengua rusa, en esos tiempos cuando trabajé con cientos de especialistas, investigadores y asesores del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME O COMECOM) en absolutamente todas las ramas del conocimiento humano, también conocí algo que la inmensa mayoría de las personas ignoraba en los países satélites de la Unión Soviética y en este caso concreto en Cuba, algo de lo que no se hablaba, porque se desconocía y también por miedo y represalias: cómo funcionaban los servicios de espionaje de la Unión Soviética y hasta dónde llegaban. En mi caso, el tema siempre se trató en la más absoluta intimidad, con la más absoluta discreción, con hombres y mujeres extranjeros, nunca con cubanos, y casi siempre luego de unas cuantas copas de vodka, y cuando digo aquí “unas cuantas copas” me estoy refiriendo a una cantidad de alcohol que podría tumbar normalmente a un elefante, me refiero a tomar de verdad, a lo ruso, a lo soviético, es decir a lo grande e interminable. Para mi sorpresa, los servicios de inteligencia y de espionaje de los soviéticos eran tales, con tales alcances, que resulta que, según creo ahora, el único que no espió ni a nadie ni a nada fui yo, aunque sé perfectamente, como también lo saben los que me conocieron, que yo era espiado mañana, tarde y noche, por muy variadas razones, pero sobre todo por la profunda amistad (y en muchos casos, “intimidad”) que tenía con absolutamente todos los grupos de “asesores” (?) del CAME, de los más diversos países. ¡Y de lo que uno se enteraba aquí, “por casualidad y sin querer”! ¡Y cómo se disfrutaba conocer “las intimidades” de la élite privilegiada del país y de otros lugares! ¡Ésos sí eran buenos chismes, de buena fuente! Pero, siendo honesto, hubo dos o tres momentos en los que se me hicieron proposiciones “indirectas” para ser parte del grupo de espionaje. Obviamente, estas proposiciones me las hicieron los asesores soviéticos, nunca los cubanos, que eran vistos por los soviéticos y los comunistas europeos “satélites” como “conejillos de indias” en absolutamente todos los sentidos, y en algunos casos concretos los asesores extranjeros, en especial los soviéticos, en especial los rusos, me decían que tuviera mucho cuidado con “fulano” o “sutano” o con “fulana” o “sutana” porque estaban reconocidos como “chivatones”, es decir soplones de poca monta, del montón, unos pobres diablos que querían “destacarse”, ser tomados en cuenta a como diera lugar, y aquí a los chivatones y chivatonas negros y negras era a quien les tocaba desempeñar el papel más triste, de “arrastrados”, ¡qué tremenda degradación para aquellos llamados “negros titiriteros” que se vendían por nada! […]
Eran los tiempos en que no había no solamente Internet, sino que imperaba la más terrible censura comunista, toda fuente de información que no fuera la gubernamental estaba bloqueada, aunque, a decir verdad, siempre había “por ahí” ciertos datos interesantes […] Algo que siempre me sorprendió, y que me sorprende más ahora, después de casi 30 años, con toda esta información que está saliendo acerca de la real y verdadera vida del Vaticano y sus “sacerdotes” o “curas”, fue el hecho de que el Vaticano considerara que tenía espías en absolutamente todos los lugares del mundo y que a ellos, a la gente del Vaticano, nadie los espiaba. ¡Error…! Sí,claro que es verdad que el Vaticano tiene a sus “corderitos” y “corderitas”, a sus “borreguitos” y “borreguitas”, a sus “chivatones” y “chivatonas”, hasta en los confines del mundo; pero también es verdad que el Vaticano siempre fue infiltrado, de muy diversas maneras, por las redes del alto espionaje mundial, y sobre todo por la Unión Soviética y los Estados Unidos de América. Ahora, con todo estos escandalazos del Vaticano y su gentuza, con todo esto que está saliendo en WikiLeaks, en OpenLeaks, es que dimensionamos los alcances de los servicios de espionaje del Vaticano, tema que aparece en todos los lugares: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Wikileaks/revelara/secretos/diplomacia/vaticana/elpepuint/20101211elpepuint_6/Tes#Vaticano#Vaticano#Ватиканhttps://twitter.com/search?q=vaticano%20ruanofaxas&src=typd&f=realtime :
[…] el Vaticano cuenta no sólo con sus nuncios o representantes oficiales en casi todos los países del mundo -con derecho a extraterritorialidad-, sino con miles de obispos, cientos de sacerdotes, misioneros y misioneras que esparcidos por los cinco continentes transmiten casi diariamente sus informaciones más secretas a sus autoridades inmediatas y éstas al Vaticano […] El Vaticano es, sin duda, una fuente única de información secreta no sólo sobre asuntos religiosos, sino sobre la política internacional. Nadie, en este momento, está, por ejemplo, mejor informado de lo que ocurre dentro del régimen chino que Roma […] Estoy seguro que si un día se hiciesen públicos los papeles secretos del Vaticano, los papeles del Departamento de Estado que están sacudiendo a la opinión pública se quedarían muy pequeños […] Los archivos secretos vaticanos -los escritos y los orales- serían un verdadero manjar no sólo para cualquier investigador, sino para el más común de los ciudadanos de a pie […] El tema de los servicios secretos y de espionaje del Vaticano es amplio “y muy variado”, como nos ha comentado ya Eric Frattini en su libro La Santa Alianza. Cinco siglos de espionaje vaticano, publicado por Espasa-Calpe […]
Ahora, que queda más que claro que hoy no se tiene que estar espiando tanto para saber las cosas […] Y especialmente en el mundo religioso. Al Catolicismo, al Cristianismo, al Vaticano, es muy fácil infiltrarlo, es muy fácil “meterles” espías, porque todos sabemos muy bien cuáles son “sus principales debilidades”: los machos hermosos y muy bien dotados […] Eso se ha hecho con mucha frecuencia […] Todos esos curas y altos jerarcas del Catolicismo “se despepitan”, “se desatracan”, por los hombres bellos […] ¿Y por qué querer a tantos hombres célibes, solteros, juntos, en el famoso “todos contra todos”? […] El tema ya lo he abordado en http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/sexo-pederastia-paidofilia-pedofilia/19j6x763f3uf8/19# :
[…] La literatura que trata el “celibato” es amplísima y controvertida (Erdely y otros, 2005: 101-129, 165; Crouzel, 1982; Kennedy, 2001; Iturriaga, 2007). La historia del porqué se impuso el celibato en el cristianismo también es larga, variada y polémica. Los sacrificios y tormentos de un célibe religioso están bien documentos (Iturriaga, 2007). La historia del celibato religioso se relaciona con exigencias de tipo político-económicas y con exigencias de tipo espirituales. Es una historia que tradicional y especialmente en el cristianismo, en el catolicismo, se ha relacionado con la protección de los bienes de la Iglesia, en el sentido de que tanto los bienes como las riquezas no fueran heredados por los descendientes de los curas, por los hijos de los curas (Erdely y otros, 2005: 103-107; 121-127, 132, 160, 165; Quaranta, 2000; Deschner, 2000). En la historia del judaísmo, como veremos más abajo en detalles, no había “problemas” en cuanto al matrimonio y las relaciones heterosexuales. Los primeros cristianos, los primeros católicos, tampoco tuvieron problemas en cuanto a los matrimonios, la sexualidad, la procreación y el disfrute de la sexualidad, el placer sexual. Los problemas en este sentido, al parecer, comenzaron con las doctrinas acerca del “pecado original” formuladas por el africano Aurelius Augustinus, conocido como Agustín de Hipona (África, Argelia, Tagaste, hoy Souk Ahras, 354-430). [62] Todos sabemos que a través de la historia del cristianismo ha habido, y hay, sacerdotes casados, y no solamente en las iglesias en donde el matrimonio de los sacerdotes es aceptado, sino en la Iglesia Católica Romana. En todos los tiempos los sacerdotes cristianos han tenido una “figura física aceptable”, una “imagen pública aceptable”, lo que no quiere decir, claro está, una “reputación aceptable”. [63] Sabemos que existen unos ciertos requerimientos en torno a la aceptación de unos tipos físicos y caracterológicos u otros para desempeñar determinadas funciones en la Iglesia Católica. Tal es el caso, por ejemplo, de la Guardia Suiza del Vaticano: entre 19 y 30 años, más de 1.74 cm. de altura, ser soltero, aunque no se especifica ser “blanco o caucásico”, queda claro que es raro ver a un suizo promedio negro o prieto… También en la Iglesia Católica Romana han existido esos requerimientos de aceptación para los aspirantes a clérigos: tener buena salud, no tener deformaciones corporales, no tener mutilaciones ni cicatrices deformadoras, no tener “enfermedades mentales” (?), tener un carácter pertinente para el puesto, una conducta adecuada, una buena imagen para acceder al estado eclesiástico y para que los feligreses pudieran así “disipar sus dudas y temores”, usar las ropas adecuadas a la orden religiosa, limpias… (Erdely y otros, 2005: 108, 144-148; Jedin, 1978: 299)….; ¡hasta el mismo “origen” del individuo era medido para el desempeño del sacerdocio y grados superiores…! Entre los individuos de raza blanca también se medía su origen, sus ancestros, su ascendencia, su linaje, su prosapia…, para ser curas, cardenales, papas…: “El cardenal [polaco] Wyszynski [no podía ser papa porque, entre otras cosas] se formó en una familia tradicional de sirvientes de la Iglesia. En opinión del clero, ése es un tipo inferior de personas, y este estigma pesa en él hasta la fecha […]” (Yallop, 2008a:31). Y si esto sucede con un cardenal europeo, blanco, elegante, súper-intelectual…, imaginemos entonces los criterios que tiene “la élite del Vaticano” con respecto a nuestros cardenales latinoamericanos…, con respecto a “la raza cardenalicia”… Es decir, que de aquí se desprende que, de manera general, los curas tuvieran a través de los tiempos una imagen buena, aceptable, aseada, hasta de catrín, lechuguino o currutaco (Erdely y otros, 2005: 147), o que por lo menos la inmensa mayoría de ellos se preocupara por tener esta buena imagen, especialmente si comparamos esa “imagen de santo” (?) de los sacerdotes con la imagen triste, pobre, famélica, enfermiza, hambrienta, sucia…, que generalmente tenían los “hombres del pueblo” en el medieval, en la Colonia, y hasta inclusive hoy, y que fueran potencialmente atractivos a los ojos de las mujeres, en especial de las mujeres pueblerinas, las mujeres “desdichadas en el amor” –es decir las quedadas o patías o traumadas o insatisfechas sexualmente–, las mujeres venidas a menos por su raza, las mujeres desgraciadas por sus desdichas físicas –es decir las feas–, las mujeres ignorantes, las mujeres indefensas, las mujeres desprotegidas, las mujeres pobres y sin futuros claros… También recordemos que era –y es en cierto sentido– bastante común que un dueño o funcionario de cierta zona en donde se ubicaba una iglesia, o hasta el mismo cura con cierto poder territorial, asignaba –o vendía derechos, lo que se llamó simonía– de manera nepótica, a un familiar o allegado laico, la dirección religiosa de la zona. Es de imaginar que ese “laico” convertido en “clérigo” por “obra y gracia del espíritu santo”, por “estas coincidencias de la vida”, iba a desempeñar su función sacerdotal pero a su vez iba a mantener una conducta mundana, dentro de la cual estaba la lujuria, el concubinato, la clerogamia, la relación sexual activa (Erdely y otros, 2005: 118-119;Filoramo y Menozzi, 1997; Kennedy, 2001), al estilo de un tal diácono llamado Nicolás, que con sus doctrinas y comportamientos dio lugar al “nicolaismo”. Era de esperar que los clérigos que ya conocían y practicaban el sexo y la vida marital, la vida en familia, no iban a aceptar leyes, principios y penitencias que iban en primera en contra de su bienestar, y en segunda en contra de la naturaleza humana. En determinadas circunstancias, la vida y la historia de los sacerdotes casados o que vivían en concubinato, con familia, con mujer e hijos, en la Iglesia Católica Romana es compleja, y en cierto sentido triste, tanto para los mismos sacerdotes como para sus esposas y sus descendientes. Aparte del riesgo personal que corrían estos religiosos de perder sus conocidos y tradicionales “derechos”, “privilegios” y “funciones”, de ser perseguidos, de ser encarcelados de por vida, de ser torturados, de recibir castigos feroces, etc., por no respetar el celibato, y de los desajustes sicológicos y biológicos que la imposición forzada del celibato les creaba (Drewermann, 1995: 346; Erdely y otros, 2005: 127-128, 159, 169; Kennedy, 2001), [64] también corrían el riesgo de que fueran separados radical y dolorosamente de su familia (Erdely y otros, 2005: 122, 124, 165; Deschner, 2000: 112-113) –algo que no se producía con frecuencia debido a que los curas, a todos los niveles, no respetaban las leyes de la Iglesia en torno al celibato, la clerogamia y la cohabitación (Erdely y otros, 2005: 165). Hasta el mismo papa Adriano II (867-872), casado y con una hija, no respetaba estas leyes (Quaranta, 2000: 9-10)–, de que sus parejas o esposas –satanizadas y valoradas misogínicamente como “comida de Satanás”, “basura del paraíso”, “veneno del espíritu”, “espada del alma”, a las que “se les debía perseguir hasta exterminarlas totalmente” (Deschner, 2000: 114-116, 118-119; Erdely y otros, 2005: 125)– y sus hijos fueran abandonados, desprotegidos, humillados, castigados, reducidos a la mendicidad, vendidos como esclavos o utilizados como esclavos, a sepultarlos aparte de su padre –en esa época era un castigo terrible no poder ser sepultado con la familia, en el mismo lugar– por disposición de las leyes de la Iglesia Católica Romana (Jedin, 1978; Erdely y otros, 2005: 88, 113-114, 124; Juan, 2002; Deschner, 2000: 114-116). Por eso, claro que hubo sacerdotes que se opusieron abierta y valientemente a las leyes del celibato, a este “dogma pagano contra natura y contra sensum” (Erdely y otros, 2005: 159),como fue el caso de Ulrico de Imola, en el año 1059 (Erdely, 2005: 123-124; Quaranta, 2000: 19-20). Otros clérigos buscaron “alternativas” menos confrontadoras con las autoridades religiosas: se aprovecharon de la “confesión”, el “medio seguro de salvación”, la “tabla de salvación”, la “cura del alma”. Y fue así que en la confesión, en lasolicitación[65] en confesión, algo que se estableció ya con cierto carácter obligatorio a partir del s. XIII, los sacerdotes se aprovechaban de los penitentes, mujeres u hombres, sanos y enfermos (Erdely, 2005: 143, 204-208) […]
[…] Esto de “imagen física aceptable” y de “imagen pública aceptable” no quiere decir, ni mucho menos, que “todos” los sacerdotes sean modelos de escultura masculina, hermosos o bonitos o elegantes, o que sean portadores de exquisitos protocolos sociales y de etiquetas refinadas, al estilo de los archiconocidos sacerdotes Juan de Damasco –sirio, siglos VII-VIII d.C.– y Bernardino de Sahagún –español–. La realidad dice otra cosa, en especial en nuestros días, con la fuerte presencia de los influyentes esquemas occidentales de metrosexualidady übersexualidad. Los religiosos del mundo entero estudian mucho, llevan muchos años de preparación, pero una cosa es “leer” y “escribir” y otra cosa es “actuar” en sociedades tan exigentes, complejas, racistas, etnocentristas, eurocentristas, linguocentristas, especieístas, etc. ¡Y es que a veces nos falla “la pinta”! Aquí creo que sería justo decir: ¡al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios y a tu raza lo que es de tu raza! Afortunadamente ya en América no están vigentes algunas leyes religiosas que limitaban a las personas con “ciertas particularidades étnicas”, lo que es del todo evidente y comprobable:
[…] Dada la situación étnica que prevalecía en la Nueva España, una particularidad del concilio mexicano fue la exclusión de los indígenas y los mestizos de las sagradas órdenes. En el apartado «De la vida, fama y costumbres de los que se han de ordenar», del Libro I, Título IV, además de que los sínodos mexicanos asentaron que no se podía admitir a las personas enfermas y a los descendientes de penitenciados por la Inquisición [¿los “malos”?], expresaron que los naturales y los mestizos [¿los “feos”?], así como los moros [¿los malos y feos?] no podían ser aceptados para el sacerdocio. También en el Libro I, Título IV del apartado «Del modo de conferir las órdenes y expedir las letras dimisorias», se dispuso que los clérigos que se habían ordenado en una diócesis diferente a la suya, serían suspendidos y, en caso de que gozaran de los frutos de un beneficio eclesiástico, se les interrumpiría hasta que el obispo de la diócesis lo consideraba pertinente. Lo que se buscaba con esta medida no era afectar a los clérigos, sino establecer un verdadero control en cuanto a su persona, misión, lugar donde prestaban sus servicios y mediante indagatorias con los vecinos de la comunidad tener un conocimiento preciso acerca de su comportamiento público y privado (Erdely, 2005: 146; Galván, 1859: 36-37).
Por otro lado, la “caída abrupta de las vocaciones sacerdotales y religiosas” (Erdely, 2005: 94-96), ha implicado que las “exigencias de aceptación” se hayan reducido muchísimo. En ciertos casos, en América Latina por ejemplo, es realmente “impactante” la imagen física #ImagenFísica , la imagen corporal #ImagenCorporal y la imagen pública #ImagenPública#PublicImage#ImagemPública#ПубличныйИмидж , la imagen social #ImagenSocial#SocialImage#ImagemSocial#СоциальныйИмидж, que tienen ciertos religiosos, en especial de la clase directiva, por lo que no estaría mal –en nuestro modesto y respetuoso criterio– que recibieran constantes y prolongadas asesorías de imagen pública, de imagen física, de protocolos y etiquetas discursivos verbo-corporales, de imagen verbo-corporal, y, por lo visto, de imagen gastronómica…, en especial si esos religiosos tienen “otras y elevadas aspiraciones laborales” […]
La variedad de versiones de la Biblia, de Dios, de la Virgen, de Jesús, de Cristo, etc., es impresionante: http://knol.google.com/k/knol/Search?&start=30&num=10&=&q=versiones%20de%20la%20biblia&locale=es&domain=knol.google.com&back=19j6x763f3uf8.59&restrict=general […] Supongamos, finalmente, que el Cristo católico o Jesús o Jesucristo nació en Judea, en Israel; que, también finalmente, Cristo es un dios “asiático” por haber nacido en Asia, etc. ¿Pero no nos llama la atención que un dios asiático haya decidido seleccionar, en lo tocante al catolicismo “romano” –y no al catolicismo “ortodoxo” o Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, que son dos cosas diferentes–, casi exclusivamente a los “blancos”, a los “europeos”, a los “blanquitos”, a los “güeritos”, a los, por llamarlos de otra manera, “jafitas” o “caucásicos”, para decidir la suerte de su iglesia y que su iglesia esté no en lugar asiático sino en Europa, en Italia, en el Vaticano? Como sabemos el “Papa” –el equivalente a “Patriarca” en las iglesias ortodoxas autocéfalas– es la cabeza de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, y es elegido por el llamado Colegio Cardenalicio. A su vez, el Colegio Cardenalicio es el conjunto de todos los “cardenales” –el rango más alto o título más alto que concede un papa– de la Iglesia católica romana. O sea, a un cardenal lo elige el papa, y al papa lo eligen los cardenales. Pero, ¡cuánta cosa rara aquí!:
A. El Colegio Cardenalicio está integrado –por lo menos en la última votación para elegir a un papa, es decir 2005, cuando se eligió a Benedicto XVI, es decir al “alemán” Joseph Alois Ratzinger– por 118 cardenales: Europa 58, América 36, África 11, Asia 11 y Oceanía 2.
B. Pero sucede que del por ciento total de católicos romanos del mundo la distribución en porcentajes es ésta […] América: 50%, Europa: 23%, África: 13%, Asia: 12% y Oceanía: 0.75%. “¡Tons!”, como se dice en México, ¿¡qué pasó aquí!? ¿Cuál es el cálculo que hizo Dios en este sentido? ¿Por qué no es relativo el por ciento de cardenales por región en consideración con el por ciento de católicos también por región?
C. Considerando esto, ¿no le llama la atención entonces el porqué América, por ejemplo, ni ha tenido ni tendrá al parecer por largo tiempo un papa?
D. Bueno, entonces supongamos que esto es nada más y nada menos que una decisión de “nuestro Dios asiático” que decidió “racionalmente” que los papas, uno tras otro, en la casi totalidad de los casos, fueran blancos, europeos, jafitas o caucásicos […] y para nada americanos, asiáticos como él o africanos. ¿Qué cosa, disfunción, limitación, handicap, problemas de comunicación verbo-corporal, problemas de protocolos y etiquetas, traumatismos espirituales o dismorfóbicos […] ve “nuestro Dios asiático” en nosotros los americanos, que somos la inmensa mayoría de sus más que fervientes seguidores, que no quiere que presidamos y que guiemos su iglesia desde el Vaticano? ¡Qué raro…! ¿Verdad…? ¿No le parece? Esperemos que un día aparezca algún escrito antiguo, de esos que aparecen por ahí por las cuevas y desiertos del mundo, y a los que luego llaman “textos apócrifos”, en donde se explique este asunto “tan raro”, por lo menos para mi “intelecto”, que en este caso, a las claras, es digamos que “limitado” […]
Claro que siendo “sinceros” y “honestos” (cosas que ningún pueblo en este mundo ni ha sido, ni es, ni será; ahí está la historia pasada y presente), ¿qué pueblo de este mundo ha sido “católico” o “cristiano” de verdad, únicamente? ¡Ninguno! Por ahí muchos pueblos gritonean, arman sus aspavientos, diciendo que son “católicos, apostólicos y romanos”. No confundamos. O se es de una religión o no se es. O se cree y se practica una sola religión o se cree y se practican varias religiones “al mismo tiempo”. Y justamente éste ha sido el caso de todos los pueblos o la inmensa mayoría de ellos. Entonces que no digan que países como Brasil o México […] son los países con mayor cantidad de católicos del mundo. ¡Para nada! Brasil y México, como lo ha sido España, Italia, Grecia, Francia y también absolutamente todos los demás pueblos latinos, latinoamericanos, son pueblos practicantes de los cultos alternativos, de religiones alternativas, son pueblos que creen en cualquier cosa, en lo que primero que se les aparezca, en lo que cualquiera, el última que llega o la última que llega, les dice que crean y que practiquen. No hay que ir a Brasil o a México o a Venezuela o a Cuba o a Haití o a Chile o aArgentina, o a cualquierotro país de América Latina,para saber en todas las cosas en las que creen esos pueblos. En estos pueblos, como reza el dicho popular, en cuestiones de creencias, de religiones, de prácticas de cultos, “el que no corre, vuela”. Como he comentado ya en http://knol.google.com/k/fernando-antonio-ruano-faxas/las-creencias-las-religiones-los-cultos/19j6x763f3uf8/90# acerca de las tantas y tantas creencias que existen en México, acerca de los tantos y tantos cultos o religiones que se practican en México. Y por esto, ¿puede llamarse “católico” un pueblo que hace esto, que cree en todas estas cosas, que practica toda esta variedad de religiones? ¡Claro que no! Un pueblo así essincrético, un pueblo así practica cultos alternativos, y claro que no es católico solamente […]