@ruanofaxas
Y hablando de Ayotzinapa, de los muertos y desaparecidos en México, de los indígenas mexicanos, de los negros mexicanos, de los migrantes mexicanos y de los migrantes extranjeros, en especial los latinos o hispanos, que pasan por México en su ruta a Estados Unidos, repetimos las palabras de Alfonso Reyes: “POR LO DEMÁS, HIDALGO, MORELOS, JUÁREZ, TIENEN TODAVÍA MUCHA FAENA POR DELANTE. NO SE HAN QUITADO TODAVÍA LAS BOTAS DE CAMPAÑA”
“La situación actual de México está como la misma historia de México: todo es confusión”
«Para que México le importe “de verdad” al mundo, primero México tiene que importarle “de verdad” a los mismos mexicanos, tanto a los 120 millones de mexicanos que viven dentro de México como a los 40 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos»
#valemadrismo #importamadrismo #indiferencia #apatía #desidia #negligencia
#indolencia #procrastinación #ignorancia #fanatismo #elecciones #abstencionismo
La gente olvida, especialmente aquéllos a los que no se les enseña a recordar
#ENDOFAGIA Y #ENDOCANIBALISMO. MÉXICO EN #COLAPSO
LOS GENOCIDIOS OLVIDADOS
¿Quiénes fueron los que masacraron a los estudiantes normalistas mestizos, morenos, descendientes de indígenas, de indios, de #Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, México? Fueron policías asesinos, sicarios, criminales, de su misma raza, también mestizos, morenos, descendientes de indígenas, de indios
RAZAS, RACISMO, SEGREGACIÓN Y DISCRIMNACIÓN EN MÉXICO.
El color de la piel y la forma del cuerpo siempre han sido una constante entre los humanos. En México la preocupación por la raza, por la casta, por el mestizaje, por el linaje, por la herencia racial, fue tan gran grande que esto no solamente se reflejó en la literatura y, por supuesto, también y sobre todo en las leyes, sino que además a finales del siglo XVII ya apareció toda una corriente pictórica, de pintores, de artistas, que hacían cuadros representando las múltiples clasificaciones raciales de la época. En este sentido, en la literatura destaca el político, militar, jurista y escritor mexicano Vicente Riva Palacio, con su novela del año 1869 Las dos emparedadas. Memorias de los tiempos de la Inquisición. Y en la pintura destaca Miguel Mateo Maldonado y Cabrera, que vivió en entre el siglo XVII y el XVIII, y que fue uno de los máximos exponentes de la pintura barroca del virreinato mexicano.
El color de la piel y la forma del cuerpo humano siempre han sido una constante entre los humanos. En México la preocupación por la raza, por la casta, por el mestizaje, por el linaje, fue tan gran grande que esto no solamente se reflejó en la literatura y, por supuesto, también y sobre todo en las leyes, sino que además a finales del siglo XVII ya apareció toda una corriente pictórica, de pintores, de artistas, que hacían cuadros representando las múltiples clasificaciones raciales de la época. Algunos pintores reconocidos de este periodo son: Juan Rodríguez Juárez, José Joaquín Magón, José de Páez, Andrés de Islas, Miguel Cabrera, Vicente Albán y Francisco Antonio Vallejo.
El político, militar, jurista y escritor mexicano Vicente Riva Palacio, en su novela del año 1869, que lleva por título Las dos emparedadas. Memorias de los tiempos de la Inquisición, expone esta clasificación de las castas mexicanas o variedades raciales mexicanas o diversidades raciales mexicanas o razas de México, una clasificación que ya había sido recogida en pinturas, en cuadros, mucho antes por el pintor novohispano (mexicano), nacido en el estado de Oaxaca, Miguel Mateo Maldonado y Cabrera, y que vivió en entre el siglo XVII y XVIII, y que fue uno de los máximos exponentes de la pintura barroca del virreinato en México. No se sabe quiénes fueron los padres de este pintor, pero es muy posible que no hayan sido ni españoles ni criollos (es decir hijos de españoles nacidos en América), porque se sabe que sus padrinos eran unos mulatos, y como sabemos perfectamente en esos tiempos de la conquista-colonia a ninguna pareja blanca se le habría ocurrido tomar como padrinos a unos mulatos o unos negros.
[…] En realidad, todos los días hay un Ayotzinapa en México […] Siempre que se habla de México recuerdo especialmente dos frases: “El paisaje mexicano huele a sangre”, del expresidente mexicano Eulalio Gutiérrez Ortiz (1881 – 1939), y “¡Martín, quiero saber qué fue de mis hijos!”, de la brillante escritora mexicana Elena Garro, en su libro Los recuerdos del porvenir, de 1963. Una escritora poco conocida entre los mismos mexicanos y que es una de los principales exponentes y precursores del Realismo Mágico y lo Real Maravilloso, una escritora que está considerada a nivel internacional como “uno de los escritores imprescindibles y exquisitos de la literatura en idioma español” […] ¡Qué “crimen intelectual” tan grande han cometido los mexicanos con Elena Garro! ¡Imperdonable! ¡Esa envidia mexicana! […]
[…] ¿Y quién habla en México de la población negra mexicana? ¡Nadie! Ese tema no se toca, es como si fuera tabú, e inclusive cuando se ha abordado el asunto, por muy variados motivos: paisológicos, imagológicos, sociológicos, psicológicos, etnológicos, antropológicos, lingüísticos, genómicos, raciales, referentes a derechos humanos, a la situación de minorías en el país, etc., se siente en el ambiente un como temor, como terror, algo así como si los fantasmas de la negritud, de la “prietez”, de lo moreno, rondaran en el ambiente. Es un tema que “conviene” no tocar en México, inclusive con “universitarios”, tal parece que se sienten aludidos o agredidos. E inclusive una inmensa mayoría de los mexicanos de México niegan la existencia de los negros en México: “esos negros mexicanos no existen”. Y de lo que saben o pudieran saber al respecto los casi 40 millones de mexicanos que viven aquí en Estados Unidos, ¡para qué hablar de eso!, tiempo perdido […] Decía Ikram Antaki “Llevo 22 años en México […] y jamás he tenido una verdadera discusión sobre ideas” A propósito del excelente libro EL PUEBLO QUE NO QUERÍA CRECER, de Ikram Antaki […] Y ese fuerte mestizaje es tan evidente en México, entre los mexicanos, sobre todo en algunas áreas como Oaxaca, Guerrero, Veracruz […] Eso no lo ven los afectados con esa “enfermedad” terrible llamada “ceguera social”, una “enfermedad” que tanto daño le ha hecho a México y a los mexicanos, y que los está llevando al abismo […] El mismo José Ezequiel Iturriaga dice: “Hoy día, 90 por ciento de los mexicanos son mestizos, en términos estrictamente étnicos, aunque como individuos sigan atrapados en las contradicciones de su ascendencia” RACISMO EN MÉXICO […] ¿Y en dónde no están presente en México el racismo, la segregación, la discriminación? ¡Están presente en absolutamente todos los lugares, y con una fuerza terrible, demoledora! […] Y hoy el racismo, la segregación, en México siguen siendo tan degradantes, tan humillantes, tan deprimentes, como antes […] Y hoy en México se siguen cometiendo los atropellos más inhumanos y despiadados, masacres despiadadas […] ¿Qué mexicano sabe dónde están lugares como Cochoapa el Grande, Metlatónoc […] Tehuipango, Santa María Chilchotla […] lugares que son verdaderos infiernos […]? ¿¡Qué México ha cambiado!?, ¿en qué? […] MÉXICO: ¿Qué mexicano conoce “de verdad” lo que pasa en Cochoapa el Grande? Para llorar a los muertos primero hay que encontrarlos; y si no encontramos sus cuerpos, entonces siempre estarán vivos. Y debates van y vienen, y entrevistas van y vienen, y discursos van y vienen, “puro show”, “puras cantinfladas”. ¿Y quién habla de los más pobres de México: COCHOAPA EL GRANDE, METLATÓNOC, ACATEPEC, TEHUIPANGO, SANTA MARÍA CHILCHOTLA…? Busquen, por ejemplo, en TWITTER el nombre de Cochoapa el Grande, nadie habla de él, no existe, no lo menciona nadie, pueblos fantasmas. ¡Pobre de aquél que nazca en uno de estos pueblos en México!, no solamente será un pobre, sino que será olvidado, borrado, para siempre, así funciona México. […] MÉXICO: MASACRES EN ACTEAL, CHERÁN, COPALA, COCHOAPA EL GRANDE, METLATÓNOC, ACATEPEC, TEHUIPANGO, SANTA MARÍA CHILCHOTLA… PARA LLORAR A LOS MUERTOS PRIMERO HAY QUE ENCONTRARLOS; Y SI NO ENCONTRAMOS SUS CUERPOS, ENTONCES SIEMPRE ESTARÁN VIVOS. ¡TODO MÉXICO HA SIDO Y ES UN HOLOCAUSTO, UN GENOCIDIO! ¡HASTA CUÁNDO! […] EL ETERNO ROBADERO DE LOS POLÍTICOS MEXICANOS: ¿Y QUÉ HACEN LOS GOBIERNOS Y LOS POLÍTICOS DE MÉXICO MIENTRAS EN LUGARES COMO COCHOAPA EL GRANDE, METLATÓNOC, ACATEPEC, TEHUIPANGO, SANTA MARÍA CHILCHOTLA Y OTROS MUCHOS MÁS LA GENTE, LITERALMENTE HABLANDO, MUERE DE HAMBRE, DESNUTRICIÓN Y NECESIDADES? […]
[…] La inmensa mayoría de los políticos en México no sabe “realmente” quién es Carlos Fuentes o qué escribió, y si lo saben lo confunden […] y ya no hablemos de que conozcan, y que mucho menos entiendan, a otros intelectuales destacados de México, de América, del mundo. Y suponeindo que alguna vez hayan consultado a estas personalidades de la cultura mundial no pueden entenderlos, están incapacitados socio-culturalmente para entenderlos. El analfabetismo funcional es plaga, pandemia, entre los políticos de América Latina #Analfabetismo https://twitter.com/search?f=realtime&q=ANALFABETISMO%20ruanofaxas&src=typd&lang=en #AnalfabetismoFuncional https://twitter.com/search?f=realtime&q=%23AnalfabetismoFuncional%20ruanofaxas&src=typd&lang=en […] Pero peor aún, estos politicos, o más bien “politiqueros”, marrulleros d ela política, no tienen ni idea de en dónde están estos pueblos de extrema pobreza y dolor ni en América Latina, ni en México, ni en ningún lugar del mundo […] Imaginen nada “el panorama” de estos políticos mexicanos “leyendo” y “entendiendo” a Sor Juana, a Juan Ruiz de Alarcón, a Octavio Paz, a Elena Garro… […]
[…] Pero hay que seguir luchando, y justamente y principalmente contra ese racismo, contra esa segregación, que vienen de los dirigentes, de los gobernantes, de los políticos, que siguen desangrando al pueblo, que siguen robándole a ese pueblo del que se ríen a todas horas, todos los días, ese pueblo al que oprimen, al que roban, al que han desangrado, al que siguen matando […] Cuando se rompe con el pasado y no se tiene un presente y no se ve claro el futuro, entonces las reacciones pueden ser muchas y variadas y comprometedoras… No olvidemos que cuando los pueblos están en un callejón sin salida, el último recurso no es una opción, sino “el último recurso”… ¡Y el que “gana” en la contienda del último recurso no perdona! ¡Y el que “gana” no negocia! ¿Y si gana el “pueblo”? […] EN MÉXICO SE HA ROBADO Y SE SIGUE ROBANDO ¡A LO GRANDE Y A LA VISTA DE TODOS LOS QUE TENGAN OJOS Y QUIERAN Y PUEDAN VER! […] ¿Y qué hizo el PRI en México durante 70 años en el poder? ¿Y qué hizo el PAN en México durante 12 años en el poder? “Lo que todo ciudadano quisera no saber de su patria” […] A México lo ha matado el PRI, y el tiro de gracia se lo ha dado el PAN. Y si hubiera alguna oportunidad de resucitar, el fanatismo, la ignorancia y el analfabetismo nunca lo permitirían. “Ni modo” “¡Aquí nos tocó vivir!” […] A PROPÓSITO DE LOS SAQUEOS QUE HACEN “EL PUEBLO” Y “EL GOBIERNO”, ES DECIR “LOS POLÍTICOS”, EN MÉXICO […] ¿Por qué dicen algunos mexicanos que no saben o que no entienden quiénes roban y cuánto roban en México? ¿Por qué dicen algunos mexicanos que no saben o que no entienden qué es “Monex Gate” o “Caso Monex”? ¿Por qué dicen algunos mexicanos que no saben o que no entienden lo que pasa en México? ¡Pero si el mundo entero sabe lo que está pasando en México! […]
[…] En nuestros días, con la civilidad, la medios de comunicación masiva, las redes sociales, Internet, y la globalización, ya no hay muchos lugares en donde esconderse… ¡Allí, por lejos que estés, te buscarán, te encontrarán y pagarás, tú y tu familia, el dolor de América! ¿O no? ¡Tiempo al tiempo! Mientras tanto, recordaremos a Alfonso Reyes: “POR LO DEMÁS, HIDALGO, MORELOS, JUÁREZ, TIENEN TODAVÍA MUCHA FAENA POR DELANTE. NO SE HAN QUITADO TODAVÍA LAS BOTAS DE CAMPAÑA” […]
“México es como el ole, que no tiene explicación…”
#Fosas #FosasComunes #FosasClandestinas #FosasIlegales #NarcoFosas
[…] Las formas o configuraciones –dimensiones, tamaños–, los colores[63] –razas, grupos étnicos, mestizajes– que presentan los seres humanos, sus culturas o subculturas, es decir todo el complejo de la apariencia física, siempre han sido un importante y decisivo medidor en las relaciones sociales,[64] la discriminación[65] y el racismo[66]:
La medida en que las personas están dispuestas a compartir relaciones de intimidad, así como a aceptar la interrelación misma, depende siempre de la distancia social [y en esa distancia social aparece, por supuesto, la raza o grupo étnico] que existe entre ellos; es decir, tiene que ver con el número de experiencias y de características sociales que comparten. Se afirma que hablamos con los órganos vocales, pero conversamos con el cuerpo entero. El comportamiento no verbal que acompaña y complementa la producción lingüística está también relacionado con los dos aspectos de poder y solidaridad […] (Bolaño, 1982: 143).
Cuando se ha eliminado todo diálogo y toda idea, el color de la piel se erige como único criterio. Así lo prueba mi experiencia. Fue la única cualidad por la que se me juzgó. Tenía la piel oscura, y esa fue razón suficiente para que se me negaran los derechos y libertades sin los cuales la vida pierde significado y se convierte en apenas algo más que una supervivencia animal.
Busqué alguna respuesta y no la hallé. Había pasado un día entero sin comida ni agua por la única razón de que tenía la piel negra. Era la única razón por la que yo estaba allí, sentado sobre un barril, en un pantano.[67]
En la historia de la Humanidad la apariencia física siempre ha sido un asunto de trascendental importancia, según los momentos históricos, las culturas, las modas, las tradiciones, etc. Hoy, el cuidado de la apariencia física es, en las sociedades civilizadas, una obsesión (Rodin, 1992).
[…] En América, y especialmente en Latinoamérica, Iberoamérica, y más concretamente en este caso en México, “si algo tenemos que lamentar de nuestra historia, es ese temor de nuestros antepasados –tal vez por efecto de la «autodegeneración»– de no haber sido ellos mismos, sinceramente, con sus cualidades y defectos, sino de haber ocultado la realidad bajo una retórica de ultramar” (Ramos, 2001: 27-28), lo que ha conducido la mayor de las veces a absurdas distorsiones de nuestras realidades americanas –como también ha sucedido con las absurdas distorsiones de las realidades europeas, de las realidades greco-latinos (Semerano, 1984; Semerano, 2001; Semerano, 2005;[68] Dussel, 2007: 25-26), y concretamente en este caso con las realidades peninsulares: de España y Portugal, los países que conquistaron y sometieron (e inclusive en algunos casos “creen” seguir “controlando” [Ruano, 2007b]) a la hoy llamada Iberoamérica–, según las particularidades que han tenido y siguen teniendo los procesos de formación de nuestros pueblos (Arispe; 1993; Depestre, 1993; Rodríguez, 1993; Carrión, 1993; Ocampo, 1993; Weinberg, 1993; Bareiro y Rojas, 1993; Magis, 1993; Ramos, 2001: 28-40), todo lo cual, finalmente, ha llevado a seculares falseamientos de las verdaderas historias del área. Las verdaderas historias de América Latina arrojan crudos panoramas que a muy pocos les interesa reconocer y que, además, muy pocos pueden entender conscientemente, especialmente debido al elevado índice de analfabetismo y analfabetismo funcional –también llamado analfabetismo de segundo grado y analfabetismo de grado superior– que presenta la región: http://knol.google.com/k/anónimo/analfabetismo-funcional-analfabetismo/19j6x763f3uf8/6# . Ha sido –y sigue siendo en muchos casos– tanta la barbarie y el dolor en Iberoamérica a través de sus generaciones, que no creo que estos pueblos puedan vivir hoy sin la acostumbrada dosis de corrupción y delincuencia a la que ya estamos habituados y de la que todos somos partícipes, “cómplices” en ciertas medidas, más cómplices o menos cómplices, y ahí están las elecciones y las votaciones: “¡eso eliges, eso tienes!” MÉXICO Y LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DEL 2012 , ¿CUÁL ES EL PUEBLO DE MÉXICO QUE QUIERE “EL CAMBIO” Y QUE ESTÁ “MUY ACTIVO” EN LAS REDES SOCIALES A DÍAS DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE JULIO 2012? […] algo que es habitual en nuestras vidas y que se refleja evidentemente en nuestras conductas sociales y psicológicas, en nuestras emociones y sentimientos, en la vida pública, en la vida laboral y en la vida íntima, y, por supuesto, en nuestros lenguajes verbo-corporales […] de los pueblos y grupos humanos icónico-verbales y verbo-icónicos hablaré más adelante […] En síntesis, las verdaderas historias de América Latina, y en este caso concreto la de México, arrojan muchos datos que afectan en todos los sentidos nuestros pasados, nuestros presentes y, peor aún, nuestros futuros inciertos (Meyer y Bizberg, 2004) […]
[…] Los conflictos raciales, étnicos, culturales que se manifiestan dentro de un pueblo o grupo son muchos, variados y “peligrosos”, según los contextos, es decir según los tiempos y los espacios […] Las “confusiones de identidad” debido a factores raciales es un tema que ha sido tratado ampliamente en la cinematografía mundial, y en el cine americano son famosas películas como Angelitos Negros (1948), del director Joselito Rodríguez y con la participación de Pedro Infante y Rita Montaner; Angelitos Negros (1970), del director Antulio Jiménez Pons, con la actuación de Silvia Derbez y Manuel López Ochoa; Negro es mi color (1951), del director Tito Davison, con la participación de Marga López y Rita Montaner; Negro es un bello color (1974), del director Julián Soler y con la participación de Libertad Lamarque; La Última Cena (1976), del director Tomás Gutiérrez Alea; La India Blanca (1982), del director Alberto Mariscal; Hairspray (2007), del director Adam Shankman; Gabriela (1983), del director Bruno Barreto, con Sonia Braga […] Las confusiones de identidad aparecen también en la mayoría de los individuos que han tenido que vivir en situaciones de totalitarismo, y aquí los signos que expresan esta confusión son, entre otros, los complejos de inferioridad, los resentimientos, las disimulaciones, las desconfianzas, los fingimientos, las hipocresías, las traiciones, pero en especial los desmedidos servilismos, las desmedidas adulaciones, los desmedidos “barbeos” –al decir de los mexicanos; es decir “guataqueos”– en todas sus manifestaciones, lo que nos recuerda el cuento o “episodio nacional en salsa verde” intitulado “El baile de los cojos”, de Marco A. Almazán, la simpática –¿o triste?– producción Los invasores de Marte, del caricaturista mexicano Trino, o el personaje “Agamenón”, el sirviente de la serie televisiva cubana San Nicolás del Peladero […] La realidad fisiológica, la realidad racial, la realidad genómica, de los pueblos del mundo presenta un rostro totalmente diferente al que generalmente se ha imaginado, al que tradicionalmente se ha concebido para el tratamiento de la imagen corporal externa (es decir lo que vemos por fuera) y de la imagen corporal interna (es decir, lo que no vemos, lo que está dentro del cuerpo). De tal manera, por ejemplo, en América tenemos pueblos como el de México o como el de Brasil que son todo un arco iris genómico. Esto es muy importante tomarlo en cuenta por las implicaciones médicas y sociales que de aquí se desprenden […] La familia mexicana actual posee características condicionadas por la herencia cultural y por la herencia genética o herencia de las razas. De tal manera, en este amplio, variado y mestizado país podemos encontrar: 1. Familias indígenas, amerindias o mongoloides; 2. Familias caucásicas; Familias negroides; Familias mestizas mongolo-caucásico-negroides, nacidas en México o migrantes. Y todo esto también lo ves aquí entre los mexicanos de Estados Unidos. El mestizaje de un tipo de familia con otro tipo de familia dará un híbrido con características imagológicas especiales, según predomine la tradición y la herencia familiar de uno u otro componente del hibridismo […] Una de las escritoras más destacadas del México actual, Sara Sefchovich, ha comentado el racismo en México en su interesante libro País de mentiras. La distancia entre el discurso y la realidad en la cultura mexicana, editado por Océano, en estos términos:
[…] Para los estadounidenses, sigue siendo válida la copla [que se conoce desde principios del siglo XX, es decir 1910]:
Mí ya se marcha para mi tierra
porque en México no poder estar
estar muy bárbaros…
y americanos querer matar.
[Hay que recordar aquí que a los estadounidenses también se les acusa en México de introducir en este país “eminentemente católico romano” (?) sus formas religiosas, como lo expone la autora en la p. 142 de su libro] En México también se dio ese proceso [el de creer en el catolicismo o cristianismo de muy variadas maneras] Algunos creen que se debió a la manipulación externa (y acusan sobre todo al “diablo” norteamericano que quiere invadirnos a través de sus formas religiosas) […] “[México] No es necesariamente un país católico, pero es un país muy religioso y que está abierto a cualquier oferta. Aquí cualquier oferta prende rápidamente” […]
[…] La actitud de hostilidad hacia los extranjeros tiene como resultado y consecuencia la falta de interés en lo que pasa afuera de México. Los diplomáticos mismos se quejan de que “la política tiene poca o ninguna importancia”. Y estamos tan encerrados o cerrados sobre nosotros mismos, que el mundo se puede caer y seguimos como si nada.
Así fue durante los conflictos étnicos en el este de Europa y durante las guerras civiles y las hambrunas en África, cuando la brutal crisis financiera en Argentina y cuando un tsunami devastó el sur de Asia. Este último caso sirve como buen ejemplo de lo que digo: el presidente Fox tardó más de un mes en enviar dos buques con alimentos y medicinas y una turista mexicana entrevistada en el lugar dijo que “mejor se iba a Europa a seguir sus vacaciones porque allí todo estaba muy feo”.
[En México existe un racismo muy marcado, y el amor por el color blanco o raza blanca, es decir la raza caucásica, la estatura alta, los cuerpos bien formados al estilo europeo, el pelo rubio, los ojos azules o verdes, etc., llega a ser en algunos casos enfermizo, socialmente dañino y afectante hasta para la salud física] Dice la leyenda que decenas de ojos miraron por detrás de las cortinas al austriaco Maximiliano de Habsburgo cuando llegó a México porque no podían creer el color de sus ojos azules y la mata de su barba rubia, y el escritor Fernando del Paso cuenta que el presidente Juárez lo miró en silencio durante más de media hora cuando ya estaba muerto, impresionado por su estatura. En las novelas mexicanas los ojos azules y la tez blanca embelesaron por igual a Juan A. Mateos [1831-1913] que a Mauricio Magdaleno [1906-1986] (“Blanca como nube, con cabellos de elote [maíz] y nariz imperceptiblemente levantada, boca pequeña, dentadura magnífica y ojos azules, duros como el cielo”) y hasta a Carlos Fuentes. Los extranjeros han sido paradigma de forma de vida y de costumbres, incluso modelo estético […]
Los indios: ¿nuestros iguales?
En el paisaje visual de México están (siempre han estado) los indios: los vemos en los pueblos y rancherías, en los campos y cerros, en las calles de las ciudades, con su piel cobriza y su corta estatura, con su miseria a cuestas y sus “particularidades fenomenológicas” como les llama José del Val: su indumentaria, sus artesanías, sus maneras de hablar.
Los indios también están en nuestro paisaje discursivo, porque el discurso, sea el oficial o del de oposición, sea el dominante o el alternativo, los saca a colación con el menor pretexto, unas veces (dependiendo de la época y las modas ideológicas) para acusarlos y culparlos de nuestro retraso y otras para alabarlos y considerarlos nuestra esencia y fundamento.
Y por fin, los indios están en nuestro paisaje cultural, en algunos giros lingüísticos, en cierta estética, modas y costumbres, particularmente las festivas y las culinarias.
Donde no están es en nuestro paisaje auditivo (no los oímos) ni es nuestro esquema mental (pues para los no indios, los que sí lo son no existen como seres humanos sino solamente como estereotipos).
¿Qué es un indio?
El vocablo fue creado por los colonizadores para designar a los pobladores que ya vivían en el territorio cuando ellos llegaron a este lado de la mar Océano. Como a la tierra recién descubierta le llamaron “Las Indias”, a sus habitantes les llamaron “los indios”, sin hacer distinciones ni étnicas ni culturales entre los muchos y muy diversos grupos [a la llegada de los europeos a México existían en este país unos 170 grupos de “indios” diferentes, si tomamos en cuenta la clasificación de lenguas o idiomas]. Por eso Guillermo Bonfil [Batalla, antropólogo y etnólogo mexicano, 1935-1991] decía que la palabra indio es una categoría que “no denota ningún contenido específico de los grupos que abarca, sino una particular relación entre ellos y otros sectores del sistema social global del que forman parte”.
Y en efecto, lo único que sin duda sí denota el vocablo es que se trata de un “otro”, de un “diferente”.
Sin embargo, el término se sigue utilizando, porque sirve para designar algo realmente existente: eso que Víctor M. Toledo llama “el sector descendiente de la matriz mesoamericana”, es decir, aquellas personas que a pesar de que tienen características antropomórficas, culturales y lingüísticas diferentes, así como grados distintos de desarrollo, tienen, como afirma Guillermo Bonfil, “un proceso civilizatorio único que les otorga una unidad básica más allá de sus diferencias y peculiaridades”. Estas peculiaridades, dice Jean Piel, son principalmente, ciertos modos de producción, particularmente la agrícola pero también la minera y la artesanal y ciertos rasgos generales que constituyen uno de los elementos fundamentales de su identidad cultural, y que tienen que ver con la religión, la estructura de la vida comunitaria, la relación con el trabajo y con la naturaleza, o como apunta López Austin, “una peculiar manera de concebir al mundo y de obrar en él”.
Hoy día, a esa perspectiva a partir de la cual se identifica al indio, se le agrega una más según la cual nos preguntamos si indio es quien así se considera y se autoatribuye esa condición o si lo es aquel a quien desde afuera así lo consideran y se lo atribuyen.
[…] A los europeos no les gustó lo que vieron [cuando llegaron a América]: les desagradó la gente que encontraron, con sus extrañas costumbres y su creer en muchos dioses. Y entonces, pues simplemente lo descalificaron: “Nada quedó a salvo, todo fue sometido a un proceso de desintegración y desvalorización implacable”, escribió Enrique Florescano. De entonces son ideas como la que escribió Juan de la Puente en un libro muy leído en el siglo XVI: “Influye el cielo de la América, inconstancia, lascivia y mentira, vicios propios de los indios”. Y de entonces es que dudaron de si se les podía considerar humanos y si tenían alma. Tuvo que llegar un papa para decretar que sí lo eran y sí la tenían […]
[…] En esa conferencia ya les había dicho yo lo de las “continuas y tradicionales masacres en México”:
Cuando las culturas se juntan con tal fuerza y tal tiempo, como ha ocurrido en América, entonces ¿dónde no aparece el sincretismo, en la medida que sea?, ¿qué códigos dejan de alterarse, de cambiar?, ¿qué se libra del sincretismo?, ¡nada!, ni el repique de campanas se libra del sincretismo. Las campanas tocan en Europa de una manera y para ciertos actos; aquí en América las campanas tocan de manera diferente y con muy variados significados, incluyendo el dolor por tantos indios y negros esclavizados y muertos, antes y ahora, y por tanta gente que a diario aquí en este continente es humillada, masacrada, violada, secuestrada, torturada y asesinada. Sí, aquí en Latinoamérica, en Hispanoamérica, las campanas no tocan, sino lloran […] en la inmensa mayoría de los pueblos de América, desde que se trajo la primer campana a este Continente, lo único que han hecho estas campanas es llorar, gritar de dolor con sus repiques […] en México, en especial en los pueblos indígenas, las campanas no repican sino gritan de dolor por tanto genocidio, por tanta impunidad, por tanta sangre indígena que ha corrido en suelo azteca, en suelo mexica, en todo México, antes y ahora, antes por las terribles guerras fratricidas entre los diferentes grupos indígenas, una cosa terrible, luego por los crímenes, desmanes, abusos, de los españoles, de los europeos, de la Iglesia católica, contra indios, negros y mestizos, otra cosa terrible que a veces parece que algunos olvidan o prefieren olvidar o quieren olvidar “a discreción”, y desde la “Independencia” de México a la actualidad por los crímenes que cometen los mismos mexicanos contra los mismos mexicanos, y contra los pobres migrantes extranjeros que, desgraciadamente, se ven obligados, porque no tienen otra opción, a pasar por México para llegar a Estados Unidos https://twitter.com/search?f=realtime&q=MIGRACION%20ruanofaxas&src=typd , https://twitter.com/search?f=realtime&q=MIGRANTES%20ruanofaxas&src=typd […] ¡Y con toda esa inmensa cantidad de “desaparecidos” que hay en México, cómo las campanas no iban a gritar de dolor, de rabia, de impotencia! https://twitter.com/search?f=realtime&q=DESAPARECIDOS%20ruanofaxas&src=typd […] en el estado de Puebla hay una ciudad que se llama Cholula, una ciudad pequeña, que no pasa de 121 mil habitantes, y aquí existen 365 iglesias. ¡Imagínense cuando las campanas de estas 365 iglesias empiezan a tocar al mismo tiempo! ¿Que qué se oye, que qué se escucha? Es como si fueran los gritos, los lamentos, de todos los indios asesinados y torturados y desaparecidos en México, antes cuando gobernaban los españoles y ahora que gobiernan los mexicanos. Las masacres que los mismos mexicanos han hecho a los mismos mexicanos desde la “Independencia” a la actualidad son incontables y horrendas. Aquí no se han salvado ni viejos ni niños ni mujeres, éstas sí son “MASACRES” con mayúsculas https://ruanofaxas.wordpress.com/2014/09/17/y-despues-me-preguntan-que-por-que-llamo-a-mexico-el-gran-trono-universal-e-indiscutible-del-realismo-magico-latino-informacion-tomada-de-httplnkd-indt6cnd4/ , https://ruanofaxas.wordpress.com/2014/09/17/y-despues-me-preguntan-que-por-que-llamo-a-mexico-el-gran-trono-universal-e-indiscutible-del-realismo-magico-latino-informacion-tomada-de-httplnkd-indt6cnd4/ […] Hoy, en pleno siglo 21, en estos tiempos de la llamada “globalización”, en todo México se viven “TIEMPOS SALVAJES”, con un salvajismo incontrolable, sin medidas, terrible, devastador, catastrófico […] México en Colapso #MéxicoEnColapso […]
[…] Al respecto de la Eugenesia y los eugenesistas mexicanos, comento aquí lo que he planteado en otros momentos, como por ejemplo en https://ruanofaxas.wordpress.com/2011/12/27/si-en-europa-hitler-mussolini-franco-y-otros-mas-hicieron-lo-que-hicieron-ante-los-ojos-de-todo-el-mundo-inclusive-con-la-complicidad-abierta-del-vaticano-entonces-que-no-habria-hech/ […] ¿Qué se suponía que querían los “eugenesistas” mexicanos, acabar con todos los mexicanos, dejar a México sin mexicanos? ¿Quién se suponía que iba a poblar a México: los “blancos puros de verdad”, de dónde, cuáles, on’ tan…? ¿Es que acaso los mexicanos no son, como siempre lo han sido, desde la llegada de los europeos a México, el resultado de la mezcla de tres grandes razas: asiáticos o mongoloides o amerindios o semitas o como se les quiera llamar por un lado, caucásicos o europeos o jafitas o como se les quiera llamar por otro lado y, finalmente, negros o negroides o africanos o cananeos o como se les quiera llamar? Esta gente, los eugenesistas mexicanos, o estaba en la loca total o de plano padecían “pendejitis aguda”. ¡Imaginen, nada más y nada menos que un mexicano promedio, habitual, tan mestizo como todos nosotros los latinos –y si algún latino duda lo de su mestizaje, entonces que se mire el trasero; pero que se lo mire bien, detenidamente…– hablando de “eugenesia” y de “higiene racial”…! ¡Por favor…! ¡Tremendo problema…!, ser negro, ser prieto, ser indio, ser jabado o “jabao”, y verse en el espejo, saber que se es negro, que se es prieto, que se es indio, que se es jabado o “jabao”, y querer pasar por “blanco y puro”, ¡como el negrito Tomás! […]
Cuando veo estas estupideces de los eugenesistas me parece que estoy viendo “ciertas reflexiones” de “los de otros lugares”. Luego de unas ciertas y desafortunadas “reflexiones”…, comenzaron los problemas de clasificación racial, de clasificación grupal: “Al observarse por primera vez en la historia del género humano la presencia de una cuarta raza, la americana, que ponía en crisis la tradicional creencia de un mundo rigurosamente jerárquico habitado también por la triple herencia, asimismo jerarquizada, del Padre Noé […], la jánica cara del nuevo ente histórico aparece primero como la del noble y buen salvaje, que casi de inmediato se trueca en su contrario: la del mal salvaje, no ya tan sólo bárbaro, mal menor, sino de naturaleza bestial” (Ortega, 1987:17). “Al verificarse el cruzamiento de estas tres poblaciones [indios, europeos y negros] se presentó el problema de colocar a los productos en alguno de los tres casilleros antecedentes, y en ocasiones esto no era fácil” (Aguirre, 1984: 153). También tenemos que destacar aquí que “la raza indígena”, que muchos grupos indios de América, fueron vistos como hermosos, como “de magnífica presencia”, y hasta fueron vistos “deificadamente”, con rasgos apolíneos (de Apolo) y venusinos (de Venus), y así lo hicieron constar muchos historiadores, pintores de la época de la Conquista, y ciertos códices posthispánicos (Ortega, 1987:20-21). Pero la realidad es que la dicotomía “salvajes de América” / “civilizados de Europa” nunca cambió en aquellas épocas, y que en la actualidad ¿han cambiado estos conceptos por allá por Europa, por España…? (Bitterli, 1982), ¿y hasta en los mismos Estados Unidos de América…?
Después de varias conjeturas bíblicas y eurocentristas, obviamente hechas por los conquistadores “blancos” –que parece que olvidaron que ellos, a su vez, también fueron multiconquistados–, acerca de cómo fue que aparecimos en la tierra los “indios” de América, se generó una serie de historias fantásticas sobre el nacimiento de nuestra raza, sólo que ninguna de aquellas historias nos beneficiaba a los americanos. Muy por el contrario. Para ilustrar esta parte traemos, a modo de ejemplo, las palabras del filósofo prusiano Cornelius Paw en su libro Investigaciones filosóficas sobre los americanos, recogidas de manera crítica por Francisco Javier Clavijero:
Todos los de América son más pequeños, más deformes y más débiles, más cobardes y más estúpidos que los del Antiguo Mundo, y los que se trasladaron a ella de otra parte, inmediatamente degeneraron, así como todas las plantas de Europa trasplantadas a América.
Los hombres apenas se diferencian de las bestias; pero aun en ésta se descubren muchas señales de su degeneración: el color trigueño, la cabeza muy dura y armada de gruesos cabellos, y todo el cuerpo privado enteramente de pelo. Son brutos y débiles y están sujetos a muchas enfermedades extravagantes, causadas por el clima insalubre. Pero aun siendo así sus cuerpos, todavía son más imperfectas sus almas. Carecen de memoria, al punto que hoy no recuerdan lo que hicieron ayer. No saben reflexionar ni ordenar sus ideas, ni son capaces de mejorarlas, ni aun de pensar, porque en sus cerebros sólo circulan humores gruesos y viscosos. Su voluntad es insensible a los estímulos del amor y de cualquier otra pasión. Su pereza los tiene sumergidos en la vida salvaje. Su cobardía se manifestó en la Conquista.
Sus vicios morales corresponden a estos defectos físicos. La embriaguez, la mentira y la sodomía eran comunes en las islas, México, el Perú y en todo el Nuevo Continente. Vivían sin leyes. Las pocas artes que conocían eran muy groseras. La agricultura estaba entre ellos enteramente abandonada, su arquitectura muy mezquina, y más imperfectos todavía sus instrumentos. En todo el Nuevo Mundo no había más que dos ciudades: Cuzco, en la América Meridional, y México en la septentrional, y estas dos no eran más que dos míseras aldeas (Clavijero, 1987: 422-423).
Y ésta es solamente una de las tantas muestras de desprecio hacia América y los americanos.[1] Al respecto hay mucho más (Clavijero, 1987; Alexander, 2008; Moreno, 1977; Moreno, 1997; Aguirre, 1984; Moore, 2008).
La historia nuestra, de los americanos, es compleja. Veamos:
1. Población de América y particularmente la de México.
Apenas se encontrará en la Historia un problema de más difícil solución que el de la población de América, ni en cuestión en que haya habido una variedad más grande de opiniones. Puede decirse que son tantas como las de los antiguos filósofos en orden al Sumo Bien. No quiero examinarlas todas porque sería un trabajo infructuoso (Clavijero, 1987: 424).
Se ha dicho que nosotros los americanos no procedíamos de los linajes de Adán y Eva, sino de otros seres que fueron hechos por Dios –o lo que es lo mismo Yahvé o Jahbulon– antes o después de Adán y Eva, y que de ahí provenimos (Clavijero, 1987: 427). Que los mexicanos sí procedemos de un hombre como Noé, llamado Coxcox o Teocipactli, que también se salvó del diluvio universal, como Noé, en un madero tipo arca, con su mujer y sus hijos, y animales y comida, y que también usó varias aves para informarse, en particular, primero, a un carroñero llamado aura o zopilote, luego a un zunzún o chupamirto… Otras teorías religiosas acerca de la “génesis novohispana” –porque también están las génesis prehispánicas del tipo del maya Popol Buj, del náhuatl Códice Chimalpopoca y del sincrético maya Chilam Balan[2]– de los mexicanos plantean que éstos, las mexicanas y los mexicanos, provienen de Neftuim, hijo de Mesraim y nieto de Cam… ¡Con Cam y sus descendientes, específicamente con su hijo Canaán, ya estamos en un terrible problema bíblico: la maldición de Noé! Todos conocemos la historia del “hijo maldito”, de la “descendencia maldita”, del “nieto maldito: Canaán”, de la “raza maldita”, de los “esclavos de esclavos”…[3] ¡Pero, en fin…! Por otro lado, se dice que los mexicanos descienden no solamente de Neftuim, sino también de sus otros cinco hermanos, todos hijos de Mesraim, todos nietos de Cam “el maldito”: Ludim, Anamim, Laabim, Petrusim y Casluim (Génesis, Capítulo 10). Así pensaba hasta la gran musa Sor Juana Inés de la Cruz (Clavijero, 1987: 428).
Creo que a los cubanos en esto de la génesis a partir de la Colonia, nos fue peor. En una de las tantas y habituales “alucinaciones” de los “blancos” (?) conquistadores, se dice que cuando le preguntaban a los indios cubanos que de dónde ellos provenían, contestaban que “un viejo” había presentido que el mundo se iba a inundar porque Dios quería castigar los pecados de los humanos, y que entonces “el viejo” fabricó una “gran canoa” y ahí metió a la familia y a muchos animales (Clavijero, 1987: 427). Como no se cuenta en estas historias que los cubanos, que “el viejo”, echaran comida en la “gran canoa” –como hicieron los mexicanos–, imagino que con todo el tiempo que duró el diluvio y la “flojera”, la “güeba” o el “majaseo” por estar tanto tiempo en el mar, “el viejo” y su familia se habrán comido a los animales que estaban en la gran canoa, ¿o cómo fue que subsistimos entonces los cubanos?–. En esta historia sí aparece el cuervo y la paloma. No obstante, recuerdo aquí que tanto el cuervo como la paloma tuvieron mucha suerte al quedar vivos, porque en Cuba decimos que “todo lo que camina, vuela o nada va pa’ adentro”… ¿Se imaginan lo que pudo haberle sucedido al pobre cuervo y a la pobre palomita conviviendo con esos cubanos en la “gran canoa”, en medio del mar y con ese estrés…; pero sobre todo el hambre…?
Claro que hay más… También dicen que cuando “el viejo” logró desembarcar, y que vio que él y su familia se habían salvado, agarró “el pomo”, empezó a “chupar”, y “se puso hasta la madre”, “se encurdó”… –dicen que con “vino”. No sé cómo sería en aquellos tiempos, pero creo que debió haber sido con algún tipo de “guárfara”, de “alcolifai”, o “chispaetren”, que es lo que generalmente tomamos los cubanos en Cuba–. Dicen que “el viejo” estuvo borracho por varios días, cosa que creo totalmente –yo, luego de un diluvio así, si me salvo, pues me pongo también hasta las chanclas, me encurdo, y no por varios días, sino ¡hasta la eternidad!–. Finalmente, cuentan que como “el viejo” se emborrachó y se despelotó, es decir se quitó toda la ropa, pues se quedó totalmente dormido, y que entonces uno de sus hijos lo vio y se rió de él, y que otro hijo lo tapó con una ropa… Entonces “el viejo”, al despertar, bendijo al que lo tapó y maldijo al que se rió de él…
Creo que ya se han percatado de que esta historia es casi la misma que la de la Biblia, pero al estilo caribeño, en donde se narra el problema de Noé, el padre, con Cam, el hijo:
18 Eran pues los hijos de Noé, que salieron del arca, Sem, Cam, y Jafet: este mismo Cam es el padre de Canaán. 19 Dichos tres son los hijos de Noé: y de ésos se propagó todo el género humano sobre la tierra. 20 y Noé que era labrador comenzó a labrar la tierra, y plantó una viña. 21 Y bebiendo de su vino, quedó embriagado y se echó desnudo en medio de su tienda. 22 Lo cual como hubiese visto Cam, padre de Canaán, esto es, la desnudez vergonzosa de su padre, salió fuera a contárselo a sus hermanos. 23 Pero Sem y Jafet echándose una capa o manta sobre sus hombros y caminando hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros; y así no vieron las vergüenzas del padre. 24 Luego que despertó Noé de la embriaguez, sabido lo que había hecho con él su hijo menor, 25 dijo: Maldito sea Canaán, esclavo será de los esclavos de sus hermanos. 26 Y añadió: Bendito el Señor Dios de Sem, sea Canaán esclavo suyo. 27 Dilate Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su esclavo.
28 En fin, Noé vivió después del diluvio trescientos cincuenta años. 29 Y así todos los días que vivió fueron novecientos cincuenta años; y murió.
Es decir, que nosotros los nativos de América, que somos descendientes de asiáticos según las investigaciones científicas, no somos descendientes de Sem, que es el padre de los asiáticos según la Biblia, sino de Cam, que es el padre de los africanos, de los negros, de “la raza maldita”, según también la Biblia. ¡Qué contradicción! Veamos un poco más acerca de los descendientes de Cam y hasta dónde llegó esto, dado que ya no solamente eran los negros de África los descendientes del “maldito Cam”, sino también los indios de América. Y tanto indios como negros, es decir mongoloides y negroides, junto a los europeos, es decir caucasoides, conforman las raíces de la población americana, incluyendo la población de México (Aguirre, 1984; Rojas, 1990; Ruano, 2003a; Ramírez, 2008; Moreno, 1977; Moreno, 1997).
Pero los negros, mulatos e indios de América, los mestizos, no se quedaron con los brazos cruzados ante los insultos y las degradaciones de los blancos. Los negros respondieron a los blancos, “cuando se pudo”, por supuesto. Y esas respuestas en algunos casos pudieron haber sido más terribles que lo que cualquiera en la actualidad pueda imaginar:
El manco Mackandal, hecho un houngán [gran sacerdote de la religión o culto vudú o vuduismo] del rito Radá, investido de poderes extraordinarios por varias caídas en posesión de dioses mayores, era el Señor del Veneno. Dotado de suprema autoridad por los Mandatarios de la otra orilla, había proclamado la cruzada del exterminio, elegido, como lo estaba, para acabar con los blancos [de Haití] y crear un gran imperio de negros libres en Santo Domingo. Millares de esclavos le eran adictos. Ya nadie detendría la marcha del veneno (Carpentier, 1949).
Es así que, por ejemplo, un jamaiquino negro, Marcus Garvey, quien fuera un gran líder de su época, funda la UNIA, Universal Negro Improvement Association o Asociación Universal para el Adelanto del Negro, y entre sus escritos, especialmente en Philosophie and Opinions, aparecen interesantes comentarios y notas en donde plantea que los blancos sabían perfectamente que los egipcios eran “negros” y que habían sido célebres en la historia de la Humanidad, no obstante esos blancos callaban esto a su conveniencia, para rebajar a los negros en su condición humana y social, y que, además: “En la época en que Europa estaba habitada por una raza de caníbales, una raza de salvajes odiables y paganos, África estaba poblada de hombres negros cultivados que dominaban las artes, las ciencias y la literatura, de hombres instruidos y refinados, de hombres que parecían dioses”.
En Europa hasta el siglo XVII no existe un marcado desprecio por los negros. La imagen del negro se desvalora en el Viejo Continente en ese siglo. ¡Había que buscar una explicación funcional para legitimar la esclavitud! Bastaba con el hecho de que Noé sentenciara en la Biblia que los descendientes de Cam serían los “servidores de servidores”, los “esclavos de esclavos”, y que los estudiosos (?) del cristianismo dijeran, posteriormente, que esos “esclavos de esclavos” eran los africanos, y de paso los indios, dos grupos marcados con el estigma de naturaleza. Lo que no nos queda claro –o, más bien, ¡nos queda más que claro!– es si, a partir de ciertos discursos sociales, políticos y religiosos, “ahora ya” se tendría que suponer que las cosas cambiaron en este mundo tradicionalmente racista, escisionista, apartheidista, y que los negros y los indios –además de, por supuesto y de paso, muchos asiáticos, australianos y europeos–, “ahora ya” no viven una condición de esclavitud física, esclavitud moral, esclavitud sexual y esclavitud intelectual: ¿qué acaso se nos olvidó esta vergüenza internacional llamada “trata de personas”,[4] “tráfico humano”, “tráfico ilegal de migrantes”, “explotación infantil”, “trabajo infantil”, “trabajo esclavo”, “taller de trabajo esclavo o taller de explotación laboral”, “explotación de grupos desplazados”,[5] “mercado negro o economía subterránea”, “limpieza étnica”…? […] ¿¡Cómo es posible que a estas alturas se intente olvidar “la verdadera historia humana”!? […]
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