[…] El Síndrome de Estocolmo tiene que ver con la presencia en “la víctima”: hombre, mujer o “tercer sexo” […] de ciertas “conductas extrañas”, de ciertos “comportamientos extraños” […] ciertas relaciones no esperadas, no estimadas, de afecto, respeto, cariño, aspiraciones, copia de gestos, ademanes, tics e imágenes físicas −forma de vestir, maquillaje, accesorios, colores, etc.−, protocolos y etiquetas, entre víctimas y victimarios, cosa que se ha producido, inclusive y por ejemplo, en los campos de concentración […]
[…] Los prisioneros luchaban, como adolescentes, con dientes y uñas, para transformarse en amigos íntimos [de los superiores] en pocos minutos. Y, como niños, gradualmente aceptaron las normas de sus superiores. Un prisionero había alcanzado el estadio final de adaptación a la situación del campamento cuando cambiaba su personalidad hasta el punto de aceptar los valores de la GESTAPO. Copiaban sus insultos, sus juegos y trataban, con los miserables recursos y los harapos que podían robar, de vestirse como sus carceleros. Cuando se les preguntaba por qué lo hacían admitían que les gustaba parecer uno de los guardias. Esto constituye sin duda una muestra del poder del prestigio social. Al comienzo la conducta de la GESTAPO era odiosa y despreciable. Sus víctimas habituáronse después a una nueva vida. Volvieron a ser como niños, maltratados quizás; pero, ahora que habían perdido contacto con el mundo exterior para siempre, ésa era una nueva vida y como niños aceptaban las normas de sus despiadados “padres” (Sprott y Young, 1986) […]
[…] [En los campos de concentración de los alemanes existían los] «capos» −prisioneros que actuaban como especie de administradores y tenían privilegios especiales− o los prisioneros de renombre […] los «capos» no padecían nunca hambre; de hecho, muchos de estos «capos» lo pasaron mucho mejor en los campos que en toda su vida, y muy a menudo eran más duros con los prisioneros que los propios guardias, y les golpeaban con mayor crueldad que los hombres de la SS. Claro está que los «capos» se elegían de entre aquellos prisioneros cuyo carácter hacía suponer que serían los indicados para tales procedimientos, y si no cumplían con lo que se esperaba de ellos, inmediatamente se les degradaba. Pronto se fueron pareciendo tanto a los miembros de la SS y a los guardianes de los campos que se les podría juzgar desde una perspectiva psicológica similar […] el proceso para seleccionar a los «capos» era de tipo negativo; para este trabajo se elegía únicamente a los más brutales (aunque había algunas felices excepciones). Además de la selección de los «capos», que corría a cargo de las SS y que era de tipo activo, se daba una especie de proceso continuado de autoselección pasiva entre todos los prisioneros. Por lo general, sólo se mantenían vivos aquellos prisioneros que tras varios años de dar tumbos de campo en campo, habían perdido todos sus escrúpulos en la lucha por la existencia; los que estaban dispuestos a recurrir a cualquier medio, fuera honrado o de otro tipo, incluidos la fuerza bruta, el robo, la traición o lo que fuera con tal de salvarse […] (Victor E. Frankl, 1999) […]
[…] Como sociolingüista, y luego de los más de treinta años que llevo estudiando la conducta de grupos, desde perspectivas diferentes y en situaciones culturales diferentes, y en algunos casos totalmente opuestas, sé que para muchos latinoamericanos esto que acabo de relatar puede parecer “cuento” o una historia de terror manipulada o dudosa… No es de extrañar. ¡Hace tanto tiempo que los latinoamericanos vivimos de “cuentos”, de falsas expectativas y de abolengos inciertos! ¡Los latinoamericanos tenemos una memoria tan “especial” y una capacidad tan peculiar para “mirar” y no “ver”! ¡Ya no hablemos de “entender”! […]
[…] Aquí les recuerdo que una cosa es ser “latino” y otra cosa es ser “hispano” https://ruanofaxas.wordpress.com/2012/10/03/who-are-latinos-in-the-usa-who-are-hispanics-in-the-usa-quienes-son-los-latinos-en-estados-unidos-de-america-quienes-son-los-hispanos-en-estados-unidos-de-america/ […] No podemos olvidar que debido a múltiples factores: incultura, ignorancia, apatía, desinterés, atraso, subdesarrollo, tercermundismo, etc. […] pero sobre todo debido a todo esto relacionado con la educación, con la educación deficiente, con la educación mala, con la falta de educación, de instrucción, con la educación tercermundista y cuartomundista, con el analfabetismo y el analfabetismo funcional […] el latinoamericano promedio no solamente desconoce la historia universal antigua o moderna… ¡Peor aún! Con frecuencia el latinoamericano no tiene ni idea −y si la tiene, es muy vaga, y porque ha sufrido en carne propia, o entre sus seres cercanos, algún grave percance− de los problemas más concretos, decisivos y actuales de su mismo país o región o pueblo o grupo. ¡Cuánta tristeza! ¡Y cómo se paga este desconocimiento! ¡Muy caro! […] Miren la mala suerte que han corrido los latinoamericanos de Italia, los italianos, los latinoamericanos de España y Portugal, es decir todos los españoles y portugueses, los latinoamericanos rumanos, de Rumania […] “no salen de una mala para entrar inmediatamente en otra peor” […] a Francia y a la parte latina del Canadá, es decir el Canadá francófono, les ha tocado correr con mejor suerte gracias a los gobiernos “no tan defectuosos” que han seleccionado […] ¡Pero miren nada más a esta América Latina! ¿A dónde pueden llegar unos pueblos, unos países, como éstos, que seleccionan a presidentes y a gobiernos malandrines, corruptos, pervertidos y, encima de esto, estúpidos, ignorantes, rústicos educacionalmente hablando? […] Mírenme nada más el caso de México, miren la historia de esos presidentes de México […] Miren estos cuatro últimos presidentes de México, por ejemplo, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y ahora Enrique Peña Nieto, “¡ta’ cabrón…!”, es como si fuera un chisguete de diarrea, de “chorrillo”, de mierda líquida, con peste y todo, ¡y sin interrupción, seguidito…! Pero bueno, eso es lo que los mexicanos “de allá” saben (?) y pueden (?) y quieren (?) elegir […] porque a los 32 millones millones de mexicanos “de acá”, de Estados Unidos de América, eso ni les importa https://ruanofaxas.wordpress.com/2012/05/23/cual-es-el-pueblo-de-mexico-que-quiere-el-cambio-y-que-esta-muy-activo-en-las-redes-sociales-a-dias-de-las-elecciones-presidenciales-de-julio-2012-veamos-por/[…] ¡Cuántas veces, ante la desidia, ante el “valemadrismo”, de las comunidades hispanas, de la comunidades latinas, he tenido que mencionar en mi vida las fatídicas palabras: “El país se derrumba, y la gente de rumba”! […]
[…] Fidel Castro, con más de 50 años en Cuba, con su “estado ideal”, ¡y los cubanos se le siguen “escapando” todos los días!, se lanzan al mar aunque se los coman los tiburones o se ahoguen. ¡Pero qué es eso! ¿¡Y cuántos cubanos “han desaparecido” al intentar huir de Cuba!? ¡Nadie lo sabe!, pero la cifra es horrorosamente y trágicamente inmensa. ¿Y quién es culpable de esto, solamente Fidel Castro? Claro que no: el mundo entero ha visto lo que ha sucedido con los cubanos por más de 50 años, ¡Y NADIE HA HECHO NADA! […] ¡Y de este pueblo latino llamado Haití para qué hablar ya! ¡Caso perdido! […] https://ruanofaxas.wordpress.com/article/pobre-haiti-pobre-pueblo-haitiano-los-19j6x763f3uf8-161-2/
[…] No obstante, no es difícil entender la conducta de estos “capos”. Si consideramos, por ejemplo, la forma en que los “colonizadores” y “conquistadores” −que venían de “otro mundo”, que eran “extranjeros” invasores− esclavizaban, humillaban, explotaban, robaban, saqueaban y mataban a los indígenas, a los negros y a los mestizos en nuestros pueblos de América, podremos ver claramente una semejanza entre las conductas y los métodos de explotación, humillación y exterminio de aquellos “blancos conquistadores” y de muchos de nuestros dirigentes, jefes y líderes latinoamericanos “no blancos nacionales”, en estos tiempos en los que, supuestamente, somos libres e independientes de los “conquistadores extranjeros”. Los “capos” de los campos de concentración, por mucho que buscaran la semejanza con las tropas alemanas, nunca lograron la malllamada “pureza de la raza” y nunca pudieron gozar de la “elegancia” y “distinción” del déspota: a los ojos del mundo civilizado siempre fueron los “gatos traidores” de los grandes jefes. Se repite la historia. Otra vez, como los “marranos” o “chuetas” de la gran historia de la Humanidad: sin un grupo y sin el otro, sin un abolengo y sin el otro, asqueados por unos y por otros, o como se dice más popularmente, para que quede clara la idea, “sin guinda y sin gando”. Y sí, muchos de estos “capos” lograron sobrevivir; pero luego, terminada la guerra, o las guerras, o tuvieron que salir huyendo y vivir (?) escondidos, o fueron enjuiciados por sus crímenes. Estos capos provenían, en promedio, de lo más bajo de la cultura judía, venían del fango y en él se revolcaban a todo gusto, como en su casa, “en su mero mole”. Y en América Latina, nuestros “capos” y nuestras “capos”, ¡oh, sorpresa!: lo mismo, “el mismo perro, pero con diferente collar” o “la misma gata, pero revolcada”. Por mucho que estos capos latinoamericanos humillen a sus hermanos, connacionales de mismas raíces y de diferentes raíces, por mucho que les traicionen, por mucho que les roben, por mucho que les saqueen, por mucho que secuestren y asesinen, por más que entierren a nuestros pueblos en la ignorancia y la pobreza, ¡nunca obtendrán sus sueños! Solamente mirémoslos, veámoslos, evaluémoslos, ¿cuál es el perfil de esta gente, de estos capos latinoamericanos?… ¡Son también despreciables “gatos traidores”! a los ojos de todos los grupos civilizados: ni nunca serán parte “aceptada” de las élites europeas ni norteamericanas blancas y no blancas, todo lo contrario; ni nunca serán los “blancos puros” y “elegantes” de los grandes imperios, conocedores de los más exquisitos protocolos y etiquetas, por más que gasten dinero en cosméticos, cirugías, vestimenta y asesores de imagen, debido a que en promedio la rusticidad y el mal gusto son los denominadores de su imagen: ¡esta gente vive metiendo la pata, en todos los sentidos, dentro y fuera de sus países! ¡Son los payasos de su gran circo! Y, peor aún: llegado el momento, estos capos serán perseguidos y enjuiciados por sus actos, más tarde o más temprano, al estilo de las leyes aplicadas al chileno Augusto Pinochet, al mexicano Luis Echeverría Álvarez […] las leyes que persiguen por todo el mundo a individuos como los expresidentes de México Ernesto Zedillo, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y a muchos otros, “que estuvieron y que están” […] Algunos de nuestros “capos” y nuestras “capos” latinoamericanos −la minoría de ellos− todavía están a tiempo de reflexionar ¡sólo para salvar el pellejo; no para ser seres civilizados y con buen gusto!, ¡eso ni soñarlo!; otros −la mayoría−, deberían ir haciendo sus maletas para “el gran viaje”… ¡Parece que ha llegado su final! ¿Y a dónde podrán ir en estos días de civilidad y saturación de medios de comunicación masiva? ¿Quién los recibirá? ¿Quién se va a comprometer con estas piezas? ¿En dónde podrán estar seguros ellos y sus familias? ¡Tiempo al tiempo…! Hoy, con Internet y las redes sociales, todo se sabe al segundo, y a esto no hay quien escape, sea el lugar del mundo que sea, sea el continete que sea, ¡hasta el Vaticano y sus “curas rosas”, sus “sacerdotes rosas”, caen más tarde o más temprano! LOS ALCANCES DE INTERNET Y LAS REDES SOCIALES SON HOY EL TERROR DE POLÍTICOS, GOBERNANTES, LÍDERES, EMPRESARIOS, RELIGIOSOS CORRUPTOS, “TAPADOS” Y DE COMUNICADORES “CHAYOTEROS” Y “EMBUTEROS”. ¡YA NO PUEDEN ESCONDER SUS BARBARIDADES, MANIPULACIONES, COMPONENDAS, CRÍMENES Y MENTIRAS! TODOS SOMOS PERIODISTAS, COMUNICADORES, Y TODOS DIFUNDIMOS INFORMACIÓN PARA EL MUNDO ENTERO: “¡QUÉ TODO EL MUNDO SE ENTERE AL SEGUNDO!”https://ruanofaxas.wordpress.com/2012/08/26/los-alcances-de-internet-y-las-redes-sociales-son-hoy-el-terror-de-politicos-gobernantes-lideres-empresarios-religiosos-corruptos-tapados-y-de-comunicadores-chayoteros-y-embuteros/ […] En un final de cuentas, podríamos “intentar” entender “en contexto situacional” el comportamiento psico-social, la comunicación verbal y no verbal, de aquellos capos que “en situaciones de guerra” buscaban −y buscan− salvar la vida, sobrevivir a como diera lugar… ¿Pero es que acaso existe alguna psicología para el entendimiento de la conducta, del comportamiento, tanto en el plano verbal como en el plano no verbal, de estos capos latinoamericanos? ¡Claro que no! No son sus vidas las que están en riesgo… Estos capos latinoamericanos están motivados por su delirium de grandeza, por su desprecio al ser humano, por su amor al poder desmesurado, por el enriquecimiento y por sus múltiples traumas raciales, culturales y de personalidad y conducta. Como vemos, nuestros capos latinoamericanos son, en pocas y sarcásticas palabras, “¡un estuchito de monerías!” […] Para que se entienda más claramente, el estimulante principal de la conducta de estos capos y estas capos latinoamericanos, de estos delincuentes de talla mayor de América Latina, es la maldita herencia que traen ya de “la puta madre que los ha cagado”, que ni parido, ¡por supuesto! […] ¡Ya les llegará la hora de dar las explicaciones! […]